Hoy he tenido una epifanía. Bueno, mentira: la tuve hace dos noches.
Pero no estamos aquí para hablar de mí, y de todas formas mis revelaciones personales no suelen tener que ver con la escritura.
Me gusta irme por las ramas. ¿Tenéis algún problema?
El caso es que vengo hoy con una nueva entrada de esta sección. Porque ya sabéis que estas las escribo con la inspiración del momento.
En esta ocasión, he encontrado la sinopsis en el blog de Estantería compartida. Y este es el desafortunado candidato:
martes, 29 de diciembre de 2015
sábado, 26 de diciembre de 2015
El bosque de los corazones dormidos, de Esther Sanz
Título: El bosque de los corazones dormidos
Autora: Esther Sanz
«A punto de cumplir los diecisiete, el mundo de Clara se desmorona. Tras la muerte de todos sus seres queridos se verá obligada a reunirse con un tío lejano, un hosco apicultor a quien convence para instalarse sola en un caserón aislado. En mitad del bosque, Clara huirá de sus recuerdos dolorosos mientras recolecta frutos del bosque, desafía a la muerte y presencia sucesos extraños sin explicación aparente. A pesar de la crudeza del lugar y del frío otoño, el corazón de Clara empezará a templarse con las cariñosas atenciones de Braulio, un joven veterinario. Sin embargo, no tardará en cruzarse en su camino un ángel misterioso y solitario que, como ella, huye de un pasado atormentado y se refugia en las profundidades del bosque.»
Esta recomendación también nos llegó al buzón hace ya tiempo de parte del tal anónimo Esmeralda.
La verdad, esta novela tendría todas las papeletas de pasar a engrosar las filas de Innombrables, justo como el otro libro de esta misma autora que he leído. El único motivo por el que no me he tomado la molestia de ponerle la etiqueta es porque, si le quitas las escenas de sexo (la historia de amor al completo, en realidad), la cosa no es para tanto.
¿Qué me decís de esa sinopsis? Las «cariñosas atenciones» me han dado hasta escalofríos. Ugh, y el «ángel», el ángel también me da escalofríos. Al margen de eso, la sinopsis es perfectamente anodina. Nada más que comentar.
¿De qué va esta historia? Básicamente de lo que ya nos han contado: una niña adolescente que se muda a Soria con un tío al que ni conoce. Allí, se le mete entre ceja y ceja quedarse a vivir sola en una casa-torreón en mitad de la montaña (porque es una adolescente). Y, mientras está ahí fingiendo haberse independizado y viviendo del cuento, hay gente que le allana la casa y por poco se mata ella sola un par de veces (pero al final sale virtualmente ilesa por algún motivo incomprensible). Por el camino, aparece Edward Cullen un pipiolo, se duermen arrejuntados para darse calor una noche y con eso ya tienen para enamorarse. Porque el amorr es así: no necesitas hablar con la otra persona, solo arrimarle el culo mientras los dos estáis en pelota picada.
Huelga decir que la historia es un abuelo Simpson obeso y con mucho drama, por lo que carece de núcleo. Esto es, salvo que queramos contar como núcleo el ejército de premisas sociales y conductuales absolutamente repugnantes que la trama apoya (os hablaré de algunas de ellas en la sección de quejas y carcajadas).
Autora: Esther Sanz
«A punto de cumplir los diecisiete, el mundo de Clara se desmorona. Tras la muerte de todos sus seres queridos se verá obligada a reunirse con un tío lejano, un hosco apicultor a quien convence para instalarse sola en un caserón aislado. En mitad del bosque, Clara huirá de sus recuerdos dolorosos mientras recolecta frutos del bosque, desafía a la muerte y presencia sucesos extraños sin explicación aparente. A pesar de la crudeza del lugar y del frío otoño, el corazón de Clara empezará a templarse con las cariñosas atenciones de Braulio, un joven veterinario. Sin embargo, no tardará en cruzarse en su camino un ángel misterioso y solitario que, como ella, huye de un pasado atormentado y se refugia en las profundidades del bosque.»
Esta recomendación también nos llegó al buzón hace ya tiempo de parte del tal anónimo Esmeralda.
La verdad, esta novela tendría todas las papeletas de pasar a engrosar las filas de Innombrables, justo como el otro libro de esta misma autora que he leído. El único motivo por el que no me he tomado la molestia de ponerle la etiqueta es porque, si le quitas las escenas de sexo (la historia de amor al completo, en realidad), la cosa no es para tanto.
¿Qué me decís de esa sinopsis? Las «cariñosas atenciones» me han dado hasta escalofríos. Ugh, y el «ángel», el ángel también me da escalofríos. Al margen de eso, la sinopsis es perfectamente anodina. Nada más que comentar.
Creo que ya he encontrado tema para las imágenes de esta entrada e.e |
Huelga decir que la historia es un abuelo Simpson obeso y con mucho drama, por lo que carece de núcleo. Esto es, salvo que queramos contar como núcleo el ejército de premisas sociales y conductuales absolutamente repugnantes que la trama apoya (os hablaré de algunas de ellas en la sección de quejas y carcajadas).
martes, 22 de diciembre de 2015
Los Innombrables (15) bis
Acabo de decidir que este va a ser el tema de las imágenes de esta entrada: gatos. |
Pues yo sigo celebrando estos días cumpleañeros en el Jardín, riéndome de esta pobre chiquilla desprevenida, por supuesto. Continúo directamente desde donde lo dejé en la otra mitad de la entrada.
Paso a hablaros de la chica. La chica no tiene desperdicio.
Un gato salido de ninguna parte se cuela en la habitación de la prota y le roba la cofia del uniforme. Ella lo persigue por los pasillos vestida sólo con la toalla que se ha enrollado al salir de la ducha. Siguiendo al gato termina, cómo no, en la zona de la casa privada del señor del castillo hotel [el gato en realidad es una madame]. La tía ya sabe que está prohibido entrar en esa zona, pero se la suda ampliamente y sigue a hurtadillas en pos del gato. ¿Perder la cofia y tener que pagarla de su sueldo (que tampoco puede ser tan cara) o entrar en una zona prohibida y arriesgarse a que la despidan? Como podéis ver, no parece que a la chica le importe tanto pagar las facturas médicas.
Total, que sigue al gato y termina en una habitación:
«Desde el umbral pude ver a un hombre joven tumbado sobre un diván acolchado. Estaba de espaldas y tenía una almohada sobre la cabeza [Ortiga: gente que duerme con la almohada sobre la cabeza. Muy conveniente].
Era Patrick Groen [Ortiga: ¿cómo lo sabes?].
Estaba dormido.
Y desnudo [Ortiga: wtf].
El sentido común me decía que no entrara allí y regresara en seguida a mi cuarto. Era consciente de que la sanción por perder la cofia no sería nada en comparación con ser pillada in fraganti por el dueño del hotel en su zona privada [Ortiga: pero no va a hacer caso al sentido común, porque ella estaba en la ducha cuando repartieron de eso. Y de todas formas tampoco es que le importe no poder pagar los tratamientos de su padre, como ya he dicho].
Sin embargo, me había quedado petrificada. No podía despegar los pies del suelo... Ni la vista de aquel cuerpo largo y musculoso que descansaba de forma grácil sobre aquel diván victoriano [Ortiga: la Virgen].
Su respiración regular delataba un sueño profundo.
Admiré sus hombros anchos y su amplia espalda que acababa en un trasero perfecto, seguido de unas largas y torneadas piernas [Ortiga: déjate algo de received text para luego, anda, guapa].» Después de esto, el gato maúlla, el amigo se da la vuelta en sueños y la autora no duda en hacernos una descripción de su magnífico cuerpo por el otro lado y de lo «bien dotado» que está el colega, por no hablar de que la tiene empalmada mientras duerme. Y ahí que se queda la muchacha babeando un rato.
Pero en realidad lo más sorprendente de toda esta escena es que ese día la prota se ha levantado a las cinco de la mañana para poder ducharse y arreglarse antes de ir a trabajar (empieza a las seis). Pues bien, después de la ducha, lavarse el pelo, salir corriendo por los pasillos en pelotas en pos de un gato, babear un rato frente a la picha del otro, coger la cofia, volver a su cuarto, desenredarse el pelo (rizado) que ella misma nos ha asegurado antes que es IMPOSIBLE de peinar sin acondicionador (cosa que no le está permitido usar en el hotel, así que no se lo ha echado), hacerse un peinado chungo con dos trenzas de raíz terminadas en un moño, vestirse con el disfraz de doncella victoriana… ¡todavía le sobran más de diez minutos para que sean las seis en punto! ¿En qué agujero de gusano se ha metido esta chica, me lo podéis explicar?
sábado, 19 de diciembre de 2015
Los Innombrables (15)
Título: Si el amor es una isla [bombardeémosla hasta que se la trague el mar :D]
Autora: Esther Sanz
«Luisa viaja a una pequeña isla del canal de la Mancha donde el tiempo se detuvo hace siglos. Allí trabajará en un exquisito hotel regentado por un hombre misterioso que lo dirige con mano firme y estrictas reglas. Desobedecerlas tiene castigo, sin embargo, Luisa no puede controlar su curiosidad y se verá envuelta en situaciones límite y juegos oscuros ideados por el jefe. Su osadía será castigada, pero resolver el misterio que envuelve al amo tendrá recompensa. Él, exigente y distante, y ella, curiosa y de espíritu intrépido, chocan estrepitosamente. O de forma espectacular, depende de cómo se mire. Secretos, aventuras y enfrentamientos dan paso a un tórrido romance que bebe directamente de las grandes novelas románticas de siglo XIX.»
Ajam. Ajam.
Queda claro, ¿verdad?
Esta lectura fue petición de un anónimo que quiso ser identificado bajo el nombre de Esmeralda. Yo le agradezco esta lectura, la verdad, porque llevaba una temporada que no me encontraba más que bodrios inacabables. Esta historia ha sido muy divertida.
¡Y esa sinopsis! ¿Por dónde empezar?…
La sinopsis se la han inventado. Íntegra. Así de claro. Bueno, salvo el nombre de la chica, que es verdad que es Luisa [increíble pero cierto].
Está bien, estoy exagerando. Un poco. También es cierto que la piba termina en un islote del canal de la Mancha y «trabaja» [discutible, pero vale] en un hotel. Las reglas del hotel existen, que desobedecerlas tenga castigo ya es otra historia: salvo la primera ocasión, en lo demás la niña se va de rositas y tan pancha (una de las normas, por ejemplo, es que la chica no tiene permiso para salir del recinto del hotel salvo que sea su día libre, pero conforme avanza la trama vemos que la niña sale a pasearse por ahí en mitad de la noche día sí y día también). Y lo de los «juegos oscuros» no sé a qué libro pertenece, porque os puedo asegurar que el personaje de este no tiene tanta imaginación. Otra cosa que es verdad es que la niña «no puede controlar su curiosidad»; de verdad, no puede: la pobre tiene un serio problema de control de los impulsos, qué le vamos a hacer. Lo del «amor tórrido», por otra parte, se me ha clavado bajo las uñas; pero no tanto como la última parte: «bebe directamente de las grandes novelas románticas del siglo XIX». Disculpa, pero cualquiera que se lea esta sinopsis puede ver perfectamente que de lo que bebe esta cosa es de 50 sombras de Grey, no hace falta ser muy avispado. A la autora como que se le va escurriendo la leche por las comisuras, así que beber, lo que se dice beber, no bebe mucho, pero el intento está ahí. Vale que las novelas románticas, sean del siglo que sean, no son siempre el mejor ejemplo de buena Literatura, pero tampoco hace falta insultarlas de esta manera. Esto ya es ensañamiento.
¿De qué va esta historia? Lo voy a hacer muy sencillo: este libro es el resultado de coger a Christian Grey, pasarlo por agua, ponerlo en los zapatos de El fantasma de la Ópera, cambiar la ópera por un hotel, a la cantante por una Mary Sue cualquiera, y situar la acción en un microcosmos victoriano (interior del hotel) dentro de un contexto social (exterior) de corte actual [lo que viene siendo un «chocojamón»: la autora quiere poder tirar de las reglas e indumentaria de una época u otra según le convenga para darle más morbo a la historia, y además que no haga falta documentarse ni esforzarse demasiado en general]. Y a todo esto hay que ponerle la guinda de los guiños a El diario de Aroha, de Francesc Miralles. Creo que todos nos hacemos una idea de cómo ha salido el pastel.
El núcleo de esta historia es… a nadie le importa. Vamos a follar [a ser posible, con bondage].
Autora: Esther Sanz
«Luisa viaja a una pequeña isla del canal de la Mancha donde el tiempo se detuvo hace siglos. Allí trabajará en un exquisito hotel regentado por un hombre misterioso que lo dirige con mano firme y estrictas reglas. Desobedecerlas tiene castigo, sin embargo, Luisa no puede controlar su curiosidad y se verá envuelta en situaciones límite y juegos oscuros ideados por el jefe. Su osadía será castigada, pero resolver el misterio que envuelve al amo tendrá recompensa. Él, exigente y distante, y ella, curiosa y de espíritu intrépido, chocan estrepitosamente. O de forma espectacular, depende de cómo se mire. Secretos, aventuras y enfrentamientos dan paso a un tórrido romance que bebe directamente de las grandes novelas románticas de siglo XIX.»
Ajam. Ajam.
Queda claro, ¿verdad?
Esta lectura fue petición de un anónimo que quiso ser identificado bajo el nombre de Esmeralda. Yo le agradezco esta lectura, la verdad, porque llevaba una temporada que no me encontraba más que bodrios inacabables. Esta historia ha sido muy divertida.
¡Y esa sinopsis! ¿Por dónde empezar?…
La sinopsis se la han inventado. Íntegra. Así de claro. Bueno, salvo el nombre de la chica, que es verdad que es Luisa [increíble pero cierto].
Está bien, estoy exagerando. Un poco. También es cierto que la piba termina en un islote del canal de la Mancha y «trabaja» [discutible, pero vale] en un hotel. Las reglas del hotel existen, que desobedecerlas tenga castigo ya es otra historia: salvo la primera ocasión, en lo demás la niña se va de rositas y tan pancha (una de las normas, por ejemplo, es que la chica no tiene permiso para salir del recinto del hotel salvo que sea su día libre, pero conforme avanza la trama vemos que la niña sale a pasearse por ahí en mitad de la noche día sí y día también). Y lo de los «juegos oscuros» no sé a qué libro pertenece, porque os puedo asegurar que el personaje de este no tiene tanta imaginación. Otra cosa que es verdad es que la niña «no puede controlar su curiosidad»; de verdad, no puede: la pobre tiene un serio problema de control de los impulsos, qué le vamos a hacer. Lo del «amor tórrido», por otra parte, se me ha clavado bajo las uñas; pero no tanto como la última parte: «bebe directamente de las grandes novelas románticas del siglo XIX». Disculpa, pero cualquiera que se lea esta sinopsis puede ver perfectamente que de lo que bebe esta cosa es de 50 sombras de Grey, no hace falta ser muy avispado. A la autora como que se le va escurriendo la leche por las comisuras, así que beber, lo que se dice beber, no bebe mucho, pero el intento está ahí. Vale que las novelas románticas, sean del siglo que sean, no son siempre el mejor ejemplo de buena Literatura, pero tampoco hace falta insultarlas de esta manera. Esto ya es ensañamiento.
Mira: no es el único. |
El núcleo de esta historia es… a nadie le importa. Vamos a follar [a ser posible, con bondage].
jueves, 17 de diciembre de 2015
Segundo sorteo de cumpleaños
Bu.
Queridas malas hierbas, no me lo creo. Llevamos dos años en la blogosfera y aún no nos han echado (algo habrá que hacer al respecto: se me ocurre que seguimos teniendo pendientes las Jornadas Rowling). Como sabéis, no tenemos una fecha de cumpleaños en concreto porque nadie se molestó en apuntar qué día abrimos el blog, así que proclamo lo que queda del mes de diciembre Mes de las Malas Hierbas. Y venimos a celebrarlo con un sorteo, que durará hasta el día de Reyes.
Tenía pensado preparar otro pack lector para este año, pero qué se le va a hacer: la vida me trata muy mal, yo la trato muy mal a ella... Es una relación complicada que no me deja mucho tiempo libre. Así que este año vamos a sortear algo diferente, dedicado con mucho amor a todas las wannabes y a todas las fans de Lizzy Bennet:
lunes, 14 de diciembre de 2015
Los Innombrables (16)
Sí, si, soy consciente de que me he saltado el número (15). Que no cunda el pánico. Lo que pasa es que necesito sacar esta entrada cuanto antes, pero resulta que la víctima de la edición número quince de innombrables está destinada a una celebración concreta, así que tengo que alterar el orden. Not big deal.
En fin, como iba diciendo... dieciséis van ya, malditos.
Lo primero que voy a hacer en esta ocasión es advertiros de que esta entrada no va a ser especialmente sangrienta. Al contrario que la víctima de la edición anterior (que publicaré la semana que viene, no me os impacientéis), los dos libros de los que vengo a hablar hoy no me han inspirado demasiado. En fin, me lo tomaré como un respiro.
Las víctimas de hoy han sido agrupadas por pura coincidencia temporal. No tienen nada en común: una es una especie de distopía futurista (o un intento de) y la otra es una novela de fantasía-ciencia-ficción raruna (o un intento de) [Zarza: sospecho que lo de raruno lo consigue].
Tengo hambre y no me apetece enrollarme con preámbulos, así pues, sin más dilación, aquí os las dejo.
En fin, como iba diciendo... dieciséis van ya, malditos.
Lo primero que voy a hacer en esta ocasión es advertiros de que esta entrada no va a ser especialmente sangrienta. Al contrario que la víctima de la edición anterior (que publicaré la semana que viene, no me os impacientéis), los dos libros de los que vengo a hablar hoy no me han inspirado demasiado. En fin, me lo tomaré como un respiro.
Las víctimas de hoy han sido agrupadas por pura coincidencia temporal. No tienen nada en común: una es una especie de distopía futurista (o un intento de) y la otra es una novela de fantasía-ciencia-ficción raruna (o un intento de) [Zarza: sospecho que lo de raruno lo consigue].
Tengo hambre y no me apetece enrollarme con preámbulos, así pues, sin más dilación, aquí os las dejo.
jueves, 10 de diciembre de 2015
Nadar o morir, de Arturo Padilla de Juan
Queridas encantadoras terribles malas hierbas, hoy os traigo
un reincidente.
Se trata de Arturo Padilla, que ya debutó en este blog con Supervivientes detrás de las cámaras (podéis leer la crítica que hizo Ortiga aquí). Esta vez la novela afortunada se
llama Nadar o morir y Arturo nos ha enviado un ejemplar por correo, dedicada y
todo. Reconozco que me hace más ilusión de la que debería.
La sinopsis que aparece en la contraportada del libro es más
bien parca, pero la incluiré aquí para que os situéis.
“Parece que nada en
una piscina de fuego. A cada brazada, Bruno le gana segundos al reloj,
mejorando su marca. No está entrenando para ninguna competición, sólo quiere
alejarse: de quienes le hacen la vida imposible, de sí mismo, de su pasado y de
aquello que ocurrió… por su culpa.
NADAR O MORIR es una
novela realista sobre cómo aceptar las consecuencias de nuestros actos”.
sábado, 5 de diciembre de 2015
De perros y otros animales persistentes (2)
Estaba yo pensando… ¿cómo es posible que los ebooks sean tan caros?
Hola, soy la furcia de Ortiga (otra vez). Quizá me recuerden de otras entradas con esta temática como En el nombre del ebook y El silencio de los correos.
He venido hoy a retomar el tema que dejé abierto con mi última entrada. ¿Recordáis que había decidido interrogar a Plataforma Neo sobre su criterio a la hora de fijar el precio de los ebooks? Pues, en vista de mi insistencia, terminaron respondiendo. Y, si bien al principio el diálogo fue sin duda frustrante y sin propósito, al final dieron una respuesta con la que por el momento me daré por satisfecha.
Como el proceso por el que he llegado hasta esta información es bastante poco interesante, una conversación un tanto de besugo que no les hace ningún favor, lo omitiré. Os proporcionaré solo las conclusiones [si alguien está aburrido y quiere entrar a Twitter a buscar mis mensajes, se lo pondré fácil: van firmados con «Atte. una Mala Hierba», podéis usarlo como criterio de búsqueda en el cajetín del buscador].
Hola, soy la furcia de Ortiga (otra vez). Quizá me recuerden de otras entradas con esta temática como En el nombre del ebook y El silencio de los correos.
He venido hoy a retomar el tema que dejé abierto con mi última entrada. ¿Recordáis que había decidido interrogar a Plataforma Neo sobre su criterio a la hora de fijar el precio de los ebooks? Pues, en vista de mi insistencia, terminaron respondiendo. Y, si bien al principio el diálogo fue sin duda frustrante y sin propósito, al final dieron una respuesta con la que por el momento me daré por satisfecha.
Como el proceso por el que he llegado hasta esta información es bastante poco interesante, una conversación un tanto de besugo que no les hace ningún favor, lo omitiré. Os proporcionaré solo las conclusiones [si alguien está aburrido y quiere entrar a Twitter a buscar mis mensajes, se lo pondré fácil: van firmados con «Atte. una Mala Hierba», podéis usarlo como criterio de búsqueda en el cajetín del buscador].
martes, 1 de diciembre de 2015
De perros y otros animales persistentes
Me-lo-llevo, ¡melollevo! |
Sí, queridos hierbajos, hoy vengo a rajar. Os jodéis.
El caso es que llevo tanto tiempo, estos últimos meses, leyendo casi exclusivamente libros de autopublicados, libros que los propios autores me enviaban y algún que otro libro pasado de moda que me había acostumbrado a la buena vida. ¿Siete y ocho ¡y once! euros por, en el fondo, descargarme un mísero documento? ¿Estamos locos? Eso es lo que pagas por un libro de bolsillo en papel, dependiendo de según qué editorial.
No soy editora, no sé cómo funciona esto de los precios más que lo que se puede encontrar por internet (y todo el mundo sabe que la información de internet hay que leerla siempre con un ojo entornado, por si las moscas). No obstante, esto no me parece lógico. No me parece lógico que pagues lo mismo por dos formatos de libro entre los que hay diferencias tan de fosa abisal: el ebook, al contrario que el formato papel, por barato que ese papel sea, no precisa de un costoso soporte físico por que el tengas que pagar; el ebook no hace falta transportarlo físicamente hasta las librerías, por lo que no se requieren los servicios de una distribuidora; el ebook no hay que almacenarlo físicamente en un almacén o en la trastienda del librero, es de almacenaje electrónico, ocupa menos, cuesta menos; el ebook lo puedes vender desde cualquier plataforma virtual, incluyendo tu propia página web privada, por lo que el porcentaje que se queda el intermediario se reducen drásticamente.
Nadie ha visto nada... |
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