Autora: Esther Sanz
«Luisa viaja a una pequeña isla del canal de la Mancha donde el tiempo se detuvo hace siglos. Allí trabajará en un exquisito hotel regentado por un hombre misterioso que lo dirige con mano firme y estrictas reglas. Desobedecerlas tiene castigo, sin embargo, Luisa no puede controlar su curiosidad y se verá envuelta en situaciones límite y juegos oscuros ideados por el jefe. Su osadía será castigada, pero resolver el misterio que envuelve al amo tendrá recompensa. Él, exigente y distante, y ella, curiosa y de espíritu intrépido, chocan estrepitosamente. O de forma espectacular, depende de cómo se mire. Secretos, aventuras y enfrentamientos dan paso a un tórrido romance que bebe directamente de las grandes novelas románticas de siglo XIX.»
Ajam. Ajam.
Queda claro, ¿verdad?
Esta lectura fue petición de un anónimo que quiso ser identificado bajo el nombre de Esmeralda. Yo le agradezco esta lectura, la verdad, porque llevaba una temporada que no me encontraba más que bodrios inacabables. Esta historia ha sido muy divertida.
¡Y esa sinopsis! ¿Por dónde empezar?…
La sinopsis se la han inventado. Íntegra. Así de claro. Bueno, salvo el nombre de la chica, que es verdad que es Luisa [increíble pero cierto].
Está bien, estoy exagerando. Un poco. También es cierto que la piba termina en un islote del canal de la Mancha y «trabaja» [discutible, pero vale] en un hotel. Las reglas del hotel existen, que desobedecerlas tenga castigo ya es otra historia: salvo la primera ocasión, en lo demás la niña se va de rositas y tan pancha (una de las normas, por ejemplo, es que la chica no tiene permiso para salir del recinto del hotel salvo que sea su día libre, pero conforme avanza la trama vemos que la niña sale a pasearse por ahí en mitad de la noche día sí y día también). Y lo de los «juegos oscuros» no sé a qué libro pertenece, porque os puedo asegurar que el personaje de este no tiene tanta imaginación. Otra cosa que es verdad es que la niña «no puede controlar su curiosidad»; de verdad, no puede: la pobre tiene un serio problema de control de los impulsos, qué le vamos a hacer. Lo del «amor tórrido», por otra parte, se me ha clavado bajo las uñas; pero no tanto como la última parte: «bebe directamente de las grandes novelas románticas del siglo XIX». Disculpa, pero cualquiera que se lea esta sinopsis puede ver perfectamente que de lo que bebe esta cosa es de 50 sombras de Grey, no hace falta ser muy avispado. A la autora como que se le va escurriendo la leche por las comisuras, así que beber, lo que se dice beber, no bebe mucho, pero el intento está ahí. Vale que las novelas románticas, sean del siglo que sean, no son siempre el mejor ejemplo de buena Literatura, pero tampoco hace falta insultarlas de esta manera. Esto ya es ensañamiento.
Mira: no es el único. |
El núcleo de esta historia es… a nadie le importa. Vamos a follar [a ser posible, con bondage].
Autoridad narrativa prácticamente no se gasta. Se utiliza algo de vocabulario específico, lo cual le da un punto de pasabilidad a la autoridad racional [yo también uso vocabulario específico, ¿qué pasa? (específicamente inventado)], pero para todo lo demás… La autoridad emocional es un despropósito de tal calibre que no le da ni para tener patas. Se supone que
Los personajes son simplemente ridículos. El ama de llaves del hotel es mu' mala, solo está puesta ahí de espantapájaros borde. El resto de empleados del hotel son sombras con personalidades más o menos facultativas: la otra doncella el primer día es una alma en pena, al día siguiente es la alegría de la huerta, luego es una cascos ligeros, unos días se puede confiar en ella pero no, de pronto resulta que tiene una historia de abuso, otros días no se puede confiar en ella pero sí, después de pronto está enamorada;
Aquí vive Luisa. |
Al margen del resto, y en lo que concierne a la prota, yo tengo una pregunta. A esa chica… la entrenan, ¿no? Quiero decir: no es posible que ese nivel de estupidez se alcance simplemente paseándose por la calle. Es una Mary Sue: todo el mundo le tira los trastos (lo cual no es tan sorprendente, dado el tamaño de la isla) porque es muy dulce, amable con todos y especial (cosa que no demuestra, pero nos lo tendremos que creer); es huérfana de madre y tiene un trauma traumoso al respecto porque, antes de morir, la madre y ella habían discutido; su padre está muy enfermito y la pobre (como es tan buena y responsable) renuncia a ir a la universidad para buscarse un trabajo con el que poder pagar las facturas médicas. Hasta tiene un selfie literario frente al espejo. Y además es corta (requisito indispensable de cualquier Mary Sue), y se monta un triángulo amoroso con el cochero y el jefe: con el primero desde el principio siente que «puede confiar en él» y con el segundo simplemente se pone burraca (por el morbo de la máscara, y porque está potente, ya sabéis, y porque se las gasta de puto lunático y la peña está colgada).
Los personajes que evolucionan lo hacen solo de manera superficial y típica: gente que se enamora y amor que cambia y mejora a las personas. Pero incluso con esas, se trata de una evolución que no se ve: nos la tenemos que creer porque alguien así nos lo dice.
La prosa no es especialmente ofensiva: solo plana [uso de received text, como ropa que se ajusta «como una segunda piel» y otra que «no deja ninguna curva a la imaginación»], explicativa y con resumen narrativo [nos cuentan toda la historia que no nos interesa sobre la trágica muerte de la madre en un accidente de coche, luego también la historia de cómo pierde la virginidad la zagala…]. Muy anodina en ese sentido.
Quiero aprovechar también para decir que esto de jugar al despiste e intentar aparentar que el libro es más chungo de lo que es en realidad es algo que la autora hace CONTINUAMENTE. En serio, todo el puto rato. Sobre todo al principio. Os pongo un par de ejemplos:
Se insinúa repetidamente que las «doncellas» del hotel son también «damas de compañía» para el dueño y que podría pasarle a la prota:
«—Muy versátil —dije siguiéndoles la broma.
—En este hotel hay que saber hacer de todo —añadió Gaspard encogiéndose de hombros—. Si no que le pregunten a Ingrid...
Ambos miraron a la pelirroja antes de bajar la vista avergonzados.
Quise preguntar qué habían querido decir con aquello, pero el silencio incómodo de los dos chicos y los ojos brillantes de mi compañera me disuadieron de hacerlo.» Luego es mentira. El dueño anterior estaba muy loco, pero se murió ya, coño.
¿Qué hay en el ala oeste? |
—Siguiendo el pasillo a la derecha encontrarás un pequeño aseo en esta misma planta. Está medio escondido y nadie lo usa... —Enmudeció un instante, preocupada—. Pero ni se te ocurra pasar más allá. Es el ala oeste. Y está...» [Zarza: ¡no vayas al ala oeste!. ¡Está PROHIBIDOOOO!] ¡Uuuuuh! Un baño que nadie usa, qué chungo. Pues no: ni tiene fantasmas, ni tiene nada de nada. Es un puto baño normal y corriente que lo único que le pasa es que en algún punto de ese mismo pasillo hay una puerta que da a la parte prohibida (pero que no está ni cerrada con llave, así que no parece que sea tan importante después de todo [y al final se demuestra que efectivamente no es tan importante, porque aquí la amiga se pasea por la «zona prohibida» como Pedro por su casa]).
Hasta aquí la crítica. Con vuestro permiso, paso a reírme, porque os aseguro que tengo cuerda para un rato largo (atención spoilers):
Quiero hablaros del contrato de trabajo:
Las condiciones son ridículas y esclavistas [bueno, estrictamente hablando, no sabemos si estas son las condiciones del contrato, porque el contrato en sí no aparece: toda esta información sale en una carta que le envían a la niña, pero todo el mundo hace referencia a esta carta como si se tratase del contrato, así que (una vez más) nos lo tenemos que creer]. La chica trabaja 12h al día (de seis de la mañana a seis de la tarde), pero es como si trabajase 24h, en realidad, porque las otras doce está obligada a estar de guardia en caso de que la necesiten y no puede abandonar el recinto del hotel NUNCA, bajo ninguna circunstancia, salvo que sea su día libre (tiene uno a la semana). Tampoco tiene derecho a vacaciones. Luego, si quiere terminar el contrato antes de lo estipulado (ha firmado por un año), tiene que avisar con ¡seis meses de antelación!, de lo contrario hay una penalización que la obligaría a pagar el equivalente a cuatro mensualidades de su sueldo [wtf?].
¡Te elijo a ti! |
«Apreciada Srta. Luisa:
Me place comunicarle que ha sido admitida como parte de nuestro equipo, [Ortiga: y esta coma ¿de dónde se ha escapado?] en el Silence Hill Resort de la isla de Sark.
Más de dos siglos de tradición avalan el buen funcionamiento de este hotel, para el que sólo contratamos al mejor personal. No en vano, en sus doscientos años de historia, la compañía se enorgullece de no haber despedido jamás a nadie.
Tras visionar las entrevistas enviadas por la empresa de selección, el Sr. Patrick Groen la ha elegido personalmente a usted entre más de cien candidatas.
El dueño del hotel valora muy positivamente su sinceridad al reconocer su inexperiencia, y la humildad de no esgrimir titulación alguna ni mencionar su brillante expediente académico. También le ha conmovido su situación personal. No es muy habitual que alguien tan joven renuncie a sus estudios, en la mejor universidad del país, para financiar el costoso tratamiento de su padre enfermo. Eso demuestra que es usted una persona responsable, entregada y con voluntad de servicio, atributos que buscamos en nuestros empleados.» Si prestáis atención al último párrafo que os he copiado, se puede ver un claro ejemplo de información para el lector: se aprovecha para describir la personalidad de la Mary Sue, lo inteligentísima que es y su dificilísima situación personal sin que venga a cuento. Al margen de eso, a mí esta carta lo que me dice es: la hemos elegido a usted porque vemos que no tiene dónde caerse muerta ni nadie a quien pedir opinión o ayuda en caso de necesidad (porque tenemos pensado explotarla y nos vendría mal que alguien se lo chivase [usted es claramente demasiado tonta para darse cuenta sola si ha firmado esto]), y tampoco está permitido que introduzca en el hotel a nadie ajeno al mismo [no queremos que vean las condiciones en las que trabajamos]; nos enorgullecemos de no haber despedido nunca a nadie porque sabemos escoger muy cuidadosamente a nuestros empleados [wink wink].
Y, para probar mi teoría, os dejo también el siguiente fragmento. El cochero hablando del jefe:
«—Altivo. —Apretó los dientes al pronunciar la palabra—. Jamás se mezcla con los empleados ni con los habitantes de Sark. No los considera dignos de su posición. Es un hombre muy mezquino.
—A mí me eligió personalmente entre más de cien candidatas. Y lo hizo por mi situación personal... —Me sorprendió la vehemencia con que defendía a alguien que ni siquiera conocía—. Mi padre está enfermo y necesito el dinero para su tratamiento. Si el señor Groen fuera un hombre mezquino no me habría contratado. Ni siquiera tengo experiencia.
—Piensa lo que quieras... Pero te apuesto cualquier cosa a que dentro de una semana habrás cambiado de opinión y estaremos haciendo el camino inverso de regreso al muelle.» Varias cosas que decir de esto. La piba realmente se pone a hablar de la situación con su padre con el primero que se le cruza por delante; esto no parece muy natural: normalmente la gente no va por ahí aireando asuntos tan serios. Y, aparte, esto añade una nueva dimensión a todo el asunto de la carta y las condiciones del contrato: nunca han tenido que despedir a nadie porque todo el mundo se larga voluntariamente a la semana de llegar; como no han podido avisar con seis meses de antelación (por imposibilidad temporal evidente), todos los empleados tienen que pagarles cuatro mensualidades sin haber llegado a cobrar una sola libra [esto es un negocio, señores, ¡y lo demás es tontería! :D].
¿Necesitáis más pruebas?
«—Este trabajo no te gusta —afirmé arrugando de nuevo la nariz.
—Si me gustara peinar cabezas, me habría hecho peluquera.
—Me refería a Silence Hill. Se nota a leguas.
—Pagan bien —suspiró.
—¿Cuánto tiempo llevas aquí?
—Cinco años —dijo sacando una foto de su bolsillo y mostrándomela sin soltarla—. Los mismos que tiene Marie Kate.
Reconocí en la niña del retrato sus mismos ojos grises.
—Es tu hija.
—Vive con mis padres. No tienen muchos recursos, así que...» Como los experimentos esos en los que engañaban (o directamente secuestraban) a gente sin hogar para utilizarles de conejillos de indias forzosos. Lovely.
«Hacía días que ningún ferry atracaba en el muelle debido al mal tiempo y, excepto una misteriosa dama a la que esperaban esa misma semana, no había reservas hasta dentro de varios meses.» No tienen clientes. I rest my case.
«No estaba segura de que aquello fuera muy legal, pero el sueldo compensaba esas duras condiciones que, en cualquier caso, yo había aceptado.» ¿No lo tienes claro? No hace falta ser demasiado espabilada, criatura. Sería mucho más fácil pagar las facturas médicas de tu padre con lo que sacases de denunciar a esta gente por explotar a sus empleados [o podrías denunciarles por espiar a sus empleados (porque hay instaladas cámaras secretas, cosa que hasta donde yo sé es ilegal), o por acoso en el lugar de trabajo (que el tío coge y le mete mano a la prota así por todo el morro), o… podrías denunciarles por todo ello al mismo tiempo y dedicarte a vivir de las rentas el resto de tu vida].
Bueno, ya basta del contrato.
Ahora hablemos del jefe.
Es un fantasmón que, por si la falta de imaginación de la autora no fuese suficiente (que en lugar de escribir una historia original se dedica al remake), resulta que dentro de la ficción él mismo está escribiendo un libro que se llama El fantasma de Silence Hill. Pues esta historia dentro de la historia es hasta más triste que el libro de Esther Sanz (increíble pero cierto), porque el pobre hombre carece de imaginación hasta el punto de que su libro consiste en reproducir fielmente sus encuentros con la prota, transcribiendo diálogos enteros. Queridos hierbajos, eso no es ficción, eso es ser un cronista (y uno muy malo, ya que nos ponemos a ello, que se dedica a inmortalizar acontecimientos que a nadie le importan).
I'd rather run away, you psycho. |
«(la prota) —¿A quién esperabas?
(el cochero) —A tu amo. El señor Groen.
—Querrás decir a mi jefe... —le corregí. Jim no respondió pero una sonrisa maliciosa curvó sus labios.» Eh… hola, Sr. Grey [y adiós].
«—Cuéntame más cosas de él —le rogué (al cochero).
—¿De quién? ¿Del señor Groen[landia]? Alguien capaz de poner unas normas tan rígidas y retrógradas llevaría a pensar en un anciano de noventa años que dirige su negocio agarrado al puño de plata de su bastón, ¿verdad?
Asentí sin saber muy bien adónde quería llegar [Ortiga: ¿necesitas un croquis, ricura?].
—Pero ahora viene lo más gracioso [Ortiga: a ver, que me voy a reír]: tu amo —repitió la palabra de forma intencionada— sólo tiene veintitrés años [Ortiga: pezqueñines no, gracias. ¡Hay que dejarles crecer].
—¿Qué aspecto tiene?» Ahora que hemos establecido que no es un vejestorio, vamos a lo que importa: ¿¿está potente??
Pues resulta que nadie sabe qué aspecto tiene el tipo este: apenas sale del hotel y cuando lo hace es de noche, y además se rumorea que se tapa la cara con una máscara (porque
Ahora quiero hablar del cochero, un tal Jim.
El tipo se toma unas confianzas…
«Un súbito temblor me sacudió por dentro.
Jim soltó una mano de las riendas y tocó mi frente antes de mover la cabeza de un lado a otro contrariado. Aquel roce me produjo un escalofrío.
Tenía los dedos helados y la palma extrañamente suave.» La gente que yo me cruzo por la calle no se toma estas confianzas, ¿eh? ¿Irle tocando la frente a una persona que no conoces de nada? Eso solo está permitido en el caso de que seas mujer y tengas más de 65 (o médico, que gracias al señor Marías todos sabemos que es un sexo aparte).
Total, que el Jim este se supone que ha venido a la isla a escribir una novela: el tío nos larga un rollo de que tuvo un sueño con la isla así que la buscó y se mudó y se quedó ahí esperando a ver si iban pasando las cosas que habían pasado en su sueño, para escribirlas. Y dice la prota:
«—Pero a tu relato le falta algo. No hay novela que se aguante sin una buena historia de amor —bromeé mirando a Elisabeth con una sonrisa—. Has dicho que salía una chica... ¿Cómo era?
Enmudeció un instante y me miró fijamente a los ojos antes de decir:
—Exactamente como tú.» Kill me?? No hay novela que se aguante sin una historia de amor. Pues fíjate que esta, ni por esas.
Entre el cochero y la prota no deja de haber situaciones absurdas o que no tienen sentido dentro de la ficción, por ejemplo: hay un momento en el que ella supuestamente está castigada (le han quitado su día libre), así que no puede salir del hotel; sin embargo, el cochero y ella se van a hacer unos recados que les encarga el ama de llaves y, ya de paso, se van de picnic a la playa un rato. Por si el simple hecho de tomarse tanto tiempo para el encargo no fuese lo bastante cantoso, además se llevan el encargo mismo consigo de picnic, claro: ¿me estás diciendo que se van a caballo y cruzan un desfiladero con una remesa de cupcakes y los pastelitos aguantan intactos de vuelta al hotel por la noche? Tú no has comprado un cupcake para llevar en tu puta vida, amiga [Zarza: Ortiga sabe de lo que habla cuando habla de cupcakes].
El documento de Word para esta crítica me ocupa la friolera de 17 páginas. Me da pena recortar en carcajadas (que es de donde iba a poder quitar), así que he decidido dividirlo en dos entradas. De nada.
Pincha AQUÍ para ir a la segunda parte. |
Holaaaa
ResponderEliminarLo que me he podido reír con esta novela. No me la voy a leer jamás de los jamases.
La trama y el núcleo me han parecido de los más aburridos. ¿No os parece que sieeempre hablan de lo mismo? ¿De los jefes misteriosos que les molan a las guapas que vienen al hotel por una razón aparentemente casual?
Además, me parece que la niña no sabe elegir bien su trabajo. ¿En serio? ¿En un hotel? y todo eso para pagar la enfermedad del padre, porque me parece que trabajando así no cobran mucho.
Además, si está ingresada en la mejor uni del país, es porque es una familia pudiente (a no ser que le hayan dado una beca, que no creo).
Y ya que esto va de plagiar libros, ¿no os parece que esto va un poco de La bella y la bestia? No entres en el ala oeste...
NO me he leído el libro, así que no me veo con derecho a criticar más allá de lo que he visto en la entrada. Ya me podéis perdonar si mi opinión no se basa en nada y empiezo a hablar sobre temas que no tienen la menor importancia.
XD,
A.
Sigo aquí que se me ha olvidado poner una última cosa (¡lo siento si recibís correos cada vez que pulso en publicar!).
ResponderEliminarMeNo me ha gustado nada lo de las "doncellas" y los "amos". Así queda eso, no me he leído el libro.
Y la parte que nadie se la cree (por lo menos yo) es la siguiente: que el jefe la haya contratado por su situación personal, la terrible enfermedad de su padre y blah, blah, blah. Al hombre este solo le convenía salir un poco del hotel para divertirse y jugar un rato. Pobre Huanabe (perdón, no sé cómo se excribe).
A.
Silence Hill... uuuh, qué terrorífico y siniestroso... qué original
ResponderEliminarhttp://www.puentes.me/wp-content/uploads/2015/03/sh_the_movie_art_01.jpg
Yo sólo quiero expresar mi más rotunda indignación porque, por culpa de Anastasia, ahora todo el mundo se cree que las licenciadas en Letras / filólogas somos unas boludas.
ResponderEliminarAdmito que soy medio boluda, pero no tiene nada que ver con el título :P
Holaaa!
ResponderEliminarYo leí este libro hace bastante, pero me pareció tan malo que ni lo acabé, salté al final directamente para ver si acababa como yo creía, y efectivamente. >.<
El otro día me metí en vuestro twitter y vi que pedíais recomendaciones de novedades, y como yo no tengo twitter os quería recomendar una por aquí, si es que aún sigue en pie: Los Fragmentos del Destino I: Hermandad de la Nueva Era, de María Viqueira. A mí me gustó bastante, pero me gustaría ver qué os parece a vosotras.
Besos!
Silence Hill.... Si me decís que en la segunda parte de la entrega de este innombrable no salen Cabezas de Pirámide o cultos a Samael voy a pillar un mosqueo bueno xDD
ResponderEliminarAY SEÑOR DEL PAÑO
Nunca entenderé las novelas románticas.
Anónimo, creo que para recomendar libros tienes que entrar en el buzón de sugerencias y dejar un comentario. Creo, ¿eh? Por si a, no me hagas mucho caso, porque soy a veces un completo desastre. ¡Suerte!
ResponderEliminarMe encantan estos innombrables, me los leería todos.
ResponderEliminarMoraleja: cuidado con los hoteles :P
ResponderEliminar¿que le da a la gente con romantizar el fantasma de la ópera? Se supone que es una historia de miedo sobre un deforme que secuestra a una pobre chica porque se obsesiona con ella. ¿qué coño tiene eso de romántico?
ResponderEliminarA este paso veremos la versión Frankenstein donde el doctor se enamora de la criatura y tienen que luchar por su amor contra la sociedad que no comprende que una ser creado pueda amar, y con triángulo Victor-Elizabeth-Criatura para dar emoción.
Hasta estoy pensando escribirla yo porque si esto y 50 sombras han colado y tienen exito igual me hago rico.
Anónimo, ¡las Malas Hierbas te apoyamos! ¡Haz dinero! ¡Hazte famosa! :D La (mala) publi te la regalamos aquí :D
ResponderEliminarEl dia que descubra la identidad secreta de ortiga (y de paso vea lo que ha escrito, ya que estamos en estas) le daré un abrazo. Esta mujer me saca demasiadas carcajadas
ResponderEliminarA Ortiga no le entusiasman los abrazos o.o Y además pincho, ¡muajajaja!
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