Autor: Arturo Padilla de Juan
«Adrián, Yaiza y Lola a duras penas han logrado superar las severas pruebas del concurso televisivo en el que participan; en él han tenido que sobrevivir en la selva amazónica, sometidos a rigurosas condiciones de vida. Pero cuando el concurso parece llegar a su fin, un acontecimiento inesperado obliga a prolongar la duración del programa televisivo. Los jóvenes concursantes se rebelan ante lo que consideran una injusticia e inician un largo periplo, lleno de peligros y de aventuras, que culmina en un emocionante desenlace.»
En fin, no vamos a romper ahora con la tradición de escribir sinopsis sin habernos leído el libro, ¿verdad? Ey, los de casa, ¡sí, vosotros! Deberíais probarlo. No sé si podríais hacerlo mejor, pero sin duda no podríais hacerlo peor.
Mi miedo más profundo es que aparezca algún espontáneo con el tema de las sinopsis. |
Con vuestro permiso, voy a destripar la sinopsis antes de ponerme con la crítica [por cierto, vaya título más anodino que tiene este libro, ¿no?]:
«Adrián, Yaiza y Lola a duras penas han logrado superar las severas pruebas del concurso televisivo en el que participan». Esto no se dice en el libro, porque tampoco es relevante para la trama. La historia empieza después de que todo eso haya sucedido.
«[U]n acontecimiento inesperado obliga a prolongar la duración del programa televisivo». Primero, de inesperado nada, monada, que todo el mundo sabe desde hace una semana que al niño le han pillado robando. Y no pongas ese «obliga» como si fuese una suerte de imperativo impersonal: no lo es.
What could possibly go wrong? |
«[C]ulmina en un emocionante desenlace». Creo que esta es la mentira más flagrante de todas. ¿Dónde está ese final? Que yo quiero leerlo.
Bueno, no me ensaño más.
¿Qué deciros, antes de empezar? Esta lectura ha sido una víctima voluntaria. Arturo Padilla, muchacho valiente donde los haya, osó dejar un mensaje de oferta en este nuestro jardín del mal. Y aquí estoy yo, humilde servidora, proveyendo esta crítica tan
Bien, he mentido: no puedo no ensañarme más. Necesito hacerlo. Y como me da no sé qué desquitarme con las pobres e incautas víctimas voluntarias, voy a intentar reencauzar mi perfidismo en otra dirección.
Os invito a continuación a echarle un vistazo a la reseña redactada por una tal Rocío Carrillo en El templo de las mil puertas:
Eufemismos... |
Los supervivientes, hartos de pasar penurias, no piensan permitirlo, por lo que se embarcan en una arriesgada aventura por el río Itaquaí [Ortiga: dice Yaiza: ¡estamos hartos de pasar penurias, así que nos fugamos a la selva a… pasarlas aún más putas! Y los otros dos corean: ¡Eso, eso!] con la «ayuda» [Ortiga: nótese el eufemismo. Y las comillas] de un joven indígena, cámara de televisión, llamado Lince [Ortiga: no se llama así. Ese es el mote que le ponen, sin consultar, por cierto]. La aventura no será fácil, pues en esa selva habitan algunas de las tribus más peligrosas del país. ¿Serán capaces Yaiza, Lola y Adrián de sobrevivir en plena selva sin la protección del programa? [Ortiga: uuuh, misterio. Sólo le faltan unos pocos puntos suspensivos…]
Arturo Padilla, quien ganó el premio Jordi Sierra i Fabra en 2006, vuelve con una novela realista y un tanto crítica [Ortiga: ah, ¿sí? ¿Dónde?]. Tiene una narración ágil y fresca [Ortiga: ¡pescado fresco!], que no se detiene en más descripciones de las necesarias [Ortiga: no, hija, no. Que no se detiene en descripciones. Punto] para que el lector pueda imaginarse el lugar donde transcurren los hechos. Aunque se echa en falta conocer más en profundidad a algunos personajes [Ortiga: ¿algunos?], esto queda en segundo plano debido a la acción y los finales de los últimos capítulos [Ortiga: los personajes no están construidos, pero ¡no importa! La acción sucede tan deprisa que ¡no te darás ni cuenta! ¿A que ahora te dan ganas de comprarte el libro? Esta chica es una vendedora nata. Zarza: mmm, naaata…].
Para aquellos a los que les gusten las novelas realistas y de aventura, este es su libro. Para quienes sean seguidores de este tipo de programas, también [Zarza: ¡pero si el programa no aparece! Muy de mala hierba, en realidad, esa recomendación]; pero ojo, la crítica que hace sobre ellos te hará reflexionar [Ortiga:te juro que yo no he visto crítica por ningún lado, sólo alguna rescenificación hollywoodiense remasticada de Fuenteovejuna]. No conocemos qué hay detrás de las cámaras y nunca sabemos lo que puede pasar… [Ortiga: ¡misterio, misterio!] sobre todo si te adentras en territorio de los flecheiros.
[Ortiga: no sé si os habéis fijado, pero dos de los cuatro párrafos de esta «reseña» son un resumen de la trama, no una opinión de ningún tipo.]
Por Rocío Carrillo (El Templo de las Mil Puertas)»
Mierda. Sigo queriendo destripar cosas…
Ahora tengo un problema.
Bueno, supongo que tampoco puedo seguir posponiendo esto, así que ¡agarraos, que vienen curvas!
[Ortiga: Arturo, te recomiendo que te lo tomes con chocolate, o con helado. A mí me funciona.
Zarza: no le mientas, Ortiga. Tu y yo nos lo tomamos con humor. ESO es lo que de verdad funciona.
Ortiga: mmm... No puedo quitarte la razón.]
De la trama no voy a seguir hablando. Creo que ya ha quedado clara la idea: tres adolescentillos muy inteligentes que deciden irse de excursión a lo profundo del Amazonas. Reality show de por medio. En realidad el libro es muy cortito y no llegas a ver apenas nada de ninguno de los dos lados de la historia, así que tampoco importa demasiado.
No parece que haya ningún núcleo discernible. La novela habla un poco de «decir la verdad, bueno; mentir, caca», «sigue siendo un adolescente inconsciente, te irá bien», «seamos todos americanos y levantémonos dramáticamente contra la injusticia, preferiblemente en presencia de cámaras» y «el amor puede atacarte en cualquier parte» [Zarza: ¡como las anacondas!]. Todo muy bonito y entrañable, por supuesto.
Autoridad de la voz narrativa. Si esto fuese un examen para la ESO, a la autoridad emocional le pondría un 10 [por Dios, qué ganas de matar a la protagonista, macho. Es una de esas niñas de «tengo un pavo encima, que no me aguanta ni mi madre». Y yo no tengo fama de tener paciencia de santa, eso se lo dejo a Cardo. Zarza: tengo un pavo encima que los americanos me andan persiguiendo para la cena de acción de gracias definitiva]. A la autoridad racional le pondría un -6, con agravantes y alevosía. Virgen santísima, qué cantidad de palos de ciego que da esta novela. A mí me duele ya todo el cuerpo [¿ahora entendéis el porqué de mi furia? No soy una maldita piñata].
[Ortiga: no sé si os habéis fijado, pero dos de los cuatro párrafos de esta «reseña» son un resumen de la trama, no una opinión de ningún tipo.]
Por Rocío Carrillo (El Templo de las Mil Puertas)»
Mierda. Sigo queriendo destripar cosas…
Ahora tengo un problema.
Bueno, supongo que tampoco puedo seguir posponiendo esto, así que ¡agarraos, que vienen curvas!
[Ortiga: Arturo, te recomiendo que te lo tomes con chocolate, o con helado. A mí me funciona.
Zarza: no le mientas, Ortiga. Tu y yo nos lo tomamos con humor. ESO es lo que de verdad funciona.
Ortiga: mmm... No puedo quitarte la razón.]
De la trama no voy a seguir hablando. Creo que ya ha quedado clara la idea: tres adolescentillos muy inteligentes que deciden irse de excursión a lo profundo del Amazonas. Reality show de por medio. En realidad el libro es muy cortito y no llegas a ver apenas nada de ninguno de los dos lados de la historia, así que tampoco importa demasiado.
No parece que haya ningún núcleo discernible. La novela habla un poco de «decir la verdad, bueno; mentir, caca», «sigue siendo un adolescente inconsciente, te irá bien», «seamos todos americanos y levantémonos dramáticamente contra la injusticia, preferiblemente en presencia de cámaras» y «el amor puede atacarte en cualquier parte» [Zarza: ¡como las anacondas!]. Todo muy bonito y entrañable, por supuesto.
Autoridad de la voz narrativa. Si esto fuese un examen para la ESO, a la autoridad emocional le pondría un 10 [por Dios, qué ganas de matar a la protagonista, macho. Es una de esas niñas de «tengo un pavo encima, que no me aguanta ni mi madre». Y yo no tengo fama de tener paciencia de santa, eso se lo dejo a Cardo. Zarza: tengo un pavo encima que los americanos me andan persiguiendo para la cena de acción de gracias definitiva]. A la autoridad racional le pondría un -6, con agravantes y alevosía. Virgen santísima, qué cantidad de palos de ciego que da esta novela. A mí me duele ya todo el cuerpo [¿ahora entendéis el porqué de mi furia? No soy una maldita piñata].
Los personajes. Muy adolescentes. Su caracterización se termina ahí. El autor nos asegura que cada cual posee ciertos rasgos distintivos de la personalidad, pero estos no hacen nunca acto de presencia durante la narración [por ejemplo, se afirma que la chica gaditana tiene mucho desparpajo y que es habladora, pero curiosamente pasa callada casi todo el tiempo (como el resto de sus compañeros)]. Además, la psicología del chico indígena no está trabajada en absoluto: ese tiene de indio del Amazonas lo que mi abuela de piloto espacial. Y la historia de amor entre el niño este y la prota, por cierto, es una broma, de las gordas [también lo es la preciosísima relación de amistad que mantienen Yaiza y Lola, que el autor nos asegura que existe siempre que puede, pero sin aportarnos pruebas empíricas de ello].
Yaiza tiene un único objetivo consciente: demostrar que es una niña grande y sabe contar hasta 10 sin usar los dedos; el tal Lince adquiere un objetivo hiperdébil y peregrino muy pasada la mitad del libro; el resto de personajes están ahí dejándose arrastrar por la loca peregrina de Yaiza y haciendo bulto. Y en cuanto a los trabajadores del programa: sólo se habla realmente de la presentadora y el director, y ambos son planos como una decorativa pareja de platos llanos de pared.
Paso a hablar de la prosa. Hay una cosa que puedo concederle a este libro, y es que la puntuación es prácticamente impecable. ¿Aparte de eso? Fallos de referente, algunos empleos irregulares de vocabulario, y faltan tildes a muchas interrogaciones indirectas. Texto completamente plano y explicativo, inexistente construcción de escenarios [la acción podría estar sucediendo en el aire, que nos daría lo mismo], pésimo empleo de recursos metafóricos [las pocas metáforas que hay se dividen principalmente en dos grupos: las que no tienen fuerza ninguna ni razón de ser, y las que pasan de hipérbole para convertirse en hipérbola, despegan, se salen del libro y empiezan a hacerte la danza de la lluvia en taparrabos por la habitación, con lo que tú te ves obligado a detener la lectura para mirarlas]. Así está el panorama. Oh, y además al narrador le encanta hacerse spoilers a sí mismo [de verdad, gente: puntos suspensivos y spoilers, pésimos recursos para construir tensión narrativa]. En fin, como ya he dicho por ahí arriba, al menos el libro es cortito.
Con gran dolor de mi corazón… paso a reírme. Atención spoilers:
Explicaciones, explicaciones:
Esta es la primera frase: «Lola y Yaiza agitaban una palmera con la ayuda de un tronco, intentando conseguir un racimo de aguajes, unos frutos rojizos de la selva muy nutritivos y refrescantes.» Explicativa y sin ningún tipo de tensión narrativa. Uno de los peores comienzos que he visto. Parece un anuncio de zumo.
«Sus palabras rasgaron el aire. Lola percibió en ellas una evidente manifestación de orgullo; Valverde, el capricho de una niña inconsciente; Lince, una férrea necesidad de libertad.» Pues, nada, nada, tú sigue explicando. Por mí no te cortes.
«El director debía reconocer que admiraba a las personas que salían en pantalla. Admiraba la determinación de Yaiza, Lola y Valverde, capaces de romper las reglas del concurso para demostrar su valía; admiraba el espíritu de supervivencia de Lince, un joven con ideas rápidas, efectivas y seguras; y especialmente, admiraba la calidad humana de Sonia Maruán (la presentadora), valerosa en la lucha contra las injusticias y coherente con sus ideas.» Jo-der, majo.
Narrador que se hace spoilers a sí mismo:
Como muestra, un botón. Esto aparece en el primer capítulo, nada menos, pero los hay a montones repartidos por la narración. «En aquel momento no se podían imaginar la repercusión que tendría aquella confesión.»
Esto no es poético:
«La selva era un territorio rebelde y voraz que había sido capaz de imponer sus condiciones al hombre. Sin embargo, poseía un encanto letalmente inofensivo.» Esto no es describir. Esto no es ser escritor. Esto no funciona.
Metáforas que bailan:
«Yaiza se puso en pie. Sus ojos condensaron un potencial de energía que fundió los focos del plató, y la fuerza de su mirada resquebrajó los objetivos de todas las cámaras que la enfocaban.» O…kay?
Co-ño: «Los nervios se esparcieron por sus cuerpos como pequeñas larvas que les devoraban por dentro.»
Luego también tira de la horrible imagen de poner a los dos tórtolos a electrocutarse como metáfora de la atracción física. Cliché.
Y este es el final del libro, que terminé de leer con una cara de horror en grado sumo:
«Lince rodeó a Yaiza con los brazos.
Los focos del plató producían zumbidos continuos y perdían cada vez más potencia.
Sus cuerpos emitían destellos de luz. Los objetivos de las cámaras se deslumbraban al enfocarlos y tan solo captaban un halo luminoso alrededor de sus figuras.
El plató quedó totalmente a oscuras. En el centro, brillaban dos estrellas del Amazonas.» Insisto: esto, queridos hierbajos y hierbajas, es el final. Tal cual.
Me escama :D |
«El tabatinguense era el único que preservaba sus fuerzas.» ¿¿Preservaba??
«En su interior bullían muchos sentimientos inflamables, pero la rabia ante las injusticias era la chispa que los hacía arder.» ¿Y esa adversativa?
That’s what she said:
Esto ni siquiera necesita el out of context para ser bastante awesome: «A sus dieciocho años (Yaiza) había contado con muchos pretendientes, pero nunca había tenido novio porque hasta ese momento ningún chico la había llenado del todo.»
Todo el asunto de la fuga del programa:
Yaiza está de la olla y tiene un pavo del quince. Así que, cuando el director del programa le dice que no es una «auténtica superviviente» [refiriéndose a que lo del programa es un entorno controlado, que sobrevivir en la selva de verdad es otro rollo], pues la niña se pilla un rebote que lo flipas. Y se le ocurre un «plan» [el narrador lo llama plan, aunque de plan tiene poco: apenas pasa de esbozo de idea desquiciada]: ella y sus dos compañeros finalistas van a secuestrar (lo dice literalmente) a uno de los cámaras y a escaparse con él del entorno controlado del programa para ir a merodear por la selva durante el mes extra que les han endilgado, simplemente para demostrar que pueden. ¡Un puto mes!
Bien, cuando Yaiza le cuenta el «plan» [lo que yo os he contado, nada más y nada menos] a Lola, esta tiene dudas razonables sobre la ejecución. No obstante, no entran dentro de esas dudas ni el cómo van a secuestrar al cámara, ni qué repercusiones puede tener eso para ellos una vez que les pongan las manos encima (por eso de que, ya sabéis, secuestrar peña es ilegal, y tal). Tampoco le supone el más mínimo conflicto a nivel moral; ni se lo plantea.
Los tres pichones se preparan para la huida: «Aparte de las mochilas, llevaban machetes y cuerdas para llevar a cabo el secuestro que tenían planeado.» ¡Ostris, Pedrín!
Y, con dos cojones, los muy desquiciados se lían a machetazo limpio con el cámara. Sigue sin haber ningún conflicto a nivel moral para ninguno de ellos, pese a las amenazas y las muestras de facto de violencia física.
En todo caso. Vamos a ver, alma de cántaro, tú le atizas a alguien con un machete en las muñecas y es sencillamente imposible que le cortes las ligaduras limpiamente (lo han maniatado) y sin hacerle un solo rasguño
Mientras navegan río arriba en la lancha que han birlado: «Yaiza siguió despierta, vigilando de cerca al cámara. Quería asegurarse de que podía confiar en él.» ¿Asegurarse? ¡¿Asegurarse de qué?! Claro que no puedes confiar en él. Ni él de vosotros, ¡panda de colgados! ¡Le habéis secuestrado! Lo contrario se llama síndrome de
Le dicen al cámara secuestrado: «–Creo que ayer no fuimos muy amables contigo –comentó la gaditana con un carraspeo–. ¿Cómo te llamas?». Define «amable». Amenazar con machete podría considerarse casi una pedida de mano en algunas culturas.
Lince (el cámara) es propenso a episodios epilépticos de ausencia:
«–Ya no tengo nombre –afirmó (Lince) cabizbajo.
Sus pensamientos lo llevaron ocho años atrás, cuando todos lo conocían y era un muchacho feliz. En aquel entonces valía la pena tener un nombre, una identidad.» Toma regreso al pasado en un momentito. El trauma va de regalo.
It's... flashback time!! |
Aventuras en la selva:
Yaiza es de un insoportable que lo flipas, y necesita demostrar todo el rato que puede hacer las cosas ella y que no quiere ni necesita la ayuda de nadie. Así que, cuando Lince ve que los otros tres se están muriendo de hambre y que no tienen ni pajolera de cómo conseguir comida, decide ir a cazar algo. Yaiza dice que va con él, porque le sale de ahí mismo y por sus ovarios. Total, salen a cazar y el chico encuentra un mono. Cuando va a dispararle, la niña petarda le quita la cerbatana, porque tiene que hacerlo todo ella, claro. Pues bien, tú dirías que Lince está muy comprometido con esto de ayudar a sus secuestradores y seguir profundizando en su síndrome de Estocolmo, pero yo opino que el más comprometido con la causa es el mono: el animal se queda ahí pacientemente esperando mientras Yaiza y el chico se pasan la cerbatana de mano a mano, hacen varios lanzamientos fallidos y cuchichean al respecto.
Por cierto, para envenenar los dardos de la cerbatana, Lince engancha una ranita de esas venenosas del Amazonas y… ¡la pone a sudar! Literalmente, la pone al calor del fuego para que «sude» y así sacarle el veneno. ¡Por el amor de Dios! Las ranas no sudan. De hecho, el único animal que suda es el ser humano (ha sido una inmensa ventaja evolutiva para nosotros). Si a una rana la pones al fuego, se seca. Esas ranas liberan la toxina a través de la piel cuando se sienten amenazadas, NO es sudor. Además, Zarza me obliga a añadir [entre gritos de desesperación], que si enchufan al mono con un dardo de esos, ya no se lo pueden comer. Se caza con curare para paralizar a la presa, el veneno de las ranitas se usa para matar (para armas de guerra, por ejemplo).
Más cosas. Los niños estúpidos que se jactan de saber sobrevivir en la selva se tiran al agua para no ser descubiertos en la lancha por un helicóptero de rescate que les está buscando [porque, claro, si el helicóptero ve una lancha vacía a la deriva no le va a intrigar]. Con dos cojones. Tú vete al Amazonas y tírate al agua, verás qué bien.
Por supuesto, por tirarse al agua, una de las chicas (la que no es Yaiza) es atacada por un bicho y termina herida: «Tenía un desgarro en el muslo de unos quince centímetros y un trozo de carne arrancada le colgaba junto con varios tendones.» Whaaat? Y a continuación añade: «Tenía la pierna prácticamente mutilada.» ¿Esta es tu definición de «prácticamente»? Pues, cómo será mutilada a secas, joder.
Después de este incidente, los niños consiguen ayuda de una tribu de hospitalarios indios del Amazonas que curan la pierna de Lola. A esta última la van a mandar de vuelta río abajo en canoa para que la vea un médico, pero el resto de los desquiciados estos se montan en un momentito una misión para ir a que los mate la tribu de los flecheiros, que (sorpresa, sorpresa) es la antigua tribu de Lince. Tal y como va la historia, y dado que Lince es un desertor y los indios estos son muy badasses, si le ven a él lo matarán; si se encuentran con forasteros (como Yaiza y el otro finalista), dispararán primero y preguntarán (en nativo) después; y si alguien de otra tribu invade su territorio, se lo cargarán también. Pues allá que van todos como buenos amigos, incluidos dos cazadores de la tribu hospitalaria que ni pinchan, ni cortan, ni se sabe a qué diantres se han ido a unir a la fiesta.
Más muestras de la profunda labor de documentación de esta novela, siempre aprovechando para hacer gala de su autoridad racional de -6: «La anaconda encorvaba el cuello en posición de ataque.» ¿¿¿Hola??? La anacondas no hacen eso, por el amor de una madre, ¡¡¡son constrictoras!!! [Y tampoco tienen cuello, por cierto]
Total, para que el bicho deje de matar a la niña que ha enganchado, le cortan la cabeza. Cosa que… no funcionaría, porque a pesar no tener cabeza, los anillos siguen apretando por acto reflejo.
Última de esta categoría. El narrador te cuenta cómo de mucho toda la tribu quiere y admira a Lince. Sí, ya sabes, la tribu de orgullosos indios guerreros que llevan décadas espantando a todos los colonos a base de matar peña indiscriminadamente. Pues adoran mazo al cobarde desertor que los abandonó hace años y se fue con el hombre blanco, y aún más ahora que les está diciendo adiós con la mano mientras se sube a un helicóptero que le llevará de vuelta a la civilización, pese a que ellos habían decidido volver a aceptarle en la tribu. Sí, ese.
Momentos Hollywood:
La presentadora del programa tiene un arranque de conciencia en directo y destapa el pastel de la desaparición de los niños (la cadena lo había estado encubriendo). Cortan el directo. El director la despide ahí mismo. Todos los compañeros se suben al carro al grito de «¡si ella se va, yo también!». Así que finalmente nadie pierde el puesto. Todos son felices.
El libro termina con lo siguiente. Delante de todo el mundo, en directo, Yaiza rechaza el premio del concurso y se marca un soliloquio de que los del concurso son muy malos y la acusaron injustamente, y que no se arrepiente lo más mínimo de haber roto las reglas (nadie tiene tampoco ningún problema con el asunto del secuestro y las amenazas). El discursito finaliza con ella acercándose a Lince (que por cierto, tiene nombre real, pero nadie se molesta en aprenderlo [muy comprometidos con preservar su herencia cultural indígena, y eso]) y declarando allí mismo que ella tiene «su propio premio de esa aventura» [porque, claro, el indio que lleva años deseando volver a su tierra decide que su lugar en el mundo está junto a la chica que conoce desde hace un par de semanas]. Y colorín colorado. He dicho.
Da fuq:
Arturo Padilla ha intentado incluir en su libro el último elemento indispensable de cualquier novela adolescente: el drama. Con catastróficos resultados. En una escena absolutamente desternillante, uno de los personajes muere dramáticamente mientras jura amistad eterna a su mejor amiga (vamos, que la niña a la que casi han dejado sin pierna la diña, mientras le dice a Yaiza lo maravillosa que ha sido para ella en tanto que amiga, y lo mucho, muchísimo que la quiere). La superviviente se queda clamándole al cielo su dolor en mitad de la noche, al grito de «¡no!, ¡debería haber sido yo!» [deberíais haber sido las dos, if you ask me].
Pero la cosa no termina ahí. El siguiente capítulo comienza con una escena completamente desligada de esta y continúa por ahí. Hacia el final de ese capítulo, los personajes hablan de la recién fenecida [:D] como si de hecho estuviese viva, lo cual deja al lector to’loco. Sorpresa, sorpresa, en un desquiciante giro argumental, te dejan caer, como de pasada y sin poner mucho empeño, que «ah, seh, fue una pesadilla… Don’t worry». Ah, ¿dis-culpa?
Pero aún. El trepidante final, ya de por sí poco trepidante, se ve arrastrado a un hoyo aun más profundo por la colosal metedura de pata anterior. Resulta que, ya en el poblado de los flecheiros [que les han recibido muy amablemente, pese a toda su fama: no se los han cargado], Lince sale de caza con su tribu y deja a Yaiza al cuidado de la hermanita pequeña de tres años. Bien, la petarda se duerme y la niña se escapa a la selva, así que Yaiza, ni corta ni perezosa, se interna también en la selva a buscarla [porque, ya sabes, es una idea brillante: seguro que sale bien]. Se encuentra a la pequeña jugando junto al río, a merced de una enorme anaconda, y lo cierto es que toda la escena es tan absurda, increíble y desternillante que yo estaba convencida a muerte de que era otro sueño. No lo es. Y aún no he decidido si eso lo hace mejor o peor.
Como soy asín de puta, os dejo la escena, para vuestro disfrute [por comodidad para la lectura, voy a evitar señalar los fallos de referente del fragmento, que son unos cuantos. De hecho, se me acaba de ocurrir que, como ejercicio interesante, os propondría que me señalaseis los referentes ambiguos o desplazados en los comentarios (si queréis) y yo os digo si habéis acertado. Os puede servir de práctica]:
«Mientras la niña jugaba distraída con el agua, una gigantesca anaconda se descolgaba de un árbol cercano, acechándola [Ortiga: las anacondas no se «descuelgan», no es un proceso gradual: si se han subido a un árbol, se dejan caer a plomo sobre su víctima. Que no es una culebra, coño, es un bicho inmenso y muy pesado].
Corrió.
Era cuestión de segundos.
La vida o la muerte de la niña dependían de su rapidez.
Sus piernas apenas tocaban el suelo. Tenía un objetivo en mente. Podía volar con tal de conseguirlo.
La serpiente se acercaba al cuello de la niña [Ortiga: ¿por qué al cuello? Insisto, estos bichos son constrictores. No va a intentar seccionarle la yugular precisamente].
Solo quedaban diez metros [Zarza: la serpiente se acercaba con parsimonia].
La niña la veía llegar y sonreía ajena al peligro.
Cinco metros.
Sentía que lo lograba. Un esfuerzo final.
Su pie se enredó en una zarza [Zarza: ¿qué coño hago yo en el Amazonas? ¡No hay zarzas en el Amazonas!]. La pierna se le torció bruscamente y notó como el fémur y la tibia [Zarza: pero no el peroné] se le desencajaban de la rodilla y le rompían los ligamentos.
–¡Noooo!
Cayó al suelo lanzando un grito desgarrador. Se llevó las manos a su rodilla [Ortiga: la suya y no la de otra] con un dolor atroz.
La anaconda estudiaba a su presa preparada para atacar.
Os presento a la |
[…]
No pensaba permitir que la hermana de Lince muriera a tres metros de ella.
Su firme determinación le dio un dominio sobre el cuerpo [Zarza: uno. Sólo uno]. El final aún no estaba escrito. Experimentó una explosión de fuerza y rompió las ataduras internas que la paralizaban [Ortiga: ¿?].
Sacó el machete del suelo [Ortiga: el suelo es muy majo y le guarda cosas] y empezó a arrastrarse dando machetazos a tierra [Ortiga: toma, como la niña esa de la leyenda urbana que no tiene piernas, pero sí las uñas muy largas].»
FIN :D
Eh... más o menos. |
Potabilidad: se puede beber; a menos que te guste el Amazonas tanto como a mí, en cuyo caso es probable que quieras potar.
Carcajadas: 6/10
Otras páginas que tienen publicadas críticas o reseñas de este libro, por si os interesa contrastar: Entre letras: Pluma y Pergamino, Arman Lourenço Trindade - Escritora, La Guarida del Libro.
Por cierto, Arturo y las Malas Hierbas tenemos una especie de… apuesta. Así que, ya que sabemos que hay algún profesor camuflado entre los usuarios, si alguien descubre el libro gracias a esta crítica y decide pedirlo para su cole/instituto, nos gustaría que nos lo hiciese saber… e.e
Con amorr,
O.
¿Se tiran al río y no hay caimanes? ¿No hay crossover con la historia de Mara? :C
ResponderEliminarMe ha gustado mucho esta entrada, no solo por la típica urticantez (me invento palabras porque puedo y punto) del blog, sino porque habéis hecho hincapié en lo que es el contexto de la historia, la selva y tal, y creo que es muy importante realizar una buena investigación. Cosas tales como el tema de las ranitas y su veneno, las diferentes toxinas, las anacondas y demás es un buen ejemplo de como convertir el escenario de un escrito en un escenario creíble : D ¡Si es que no se puede dejar de investigar!
Y bueno, lo único que...al leer las primeras líneas de la sinopsis he pensado en seguida en Los Juegos del Hambre.... xD
Lágrimas con la escena de la serpiente. Por dios, me ha encantado. La verdad es que creo que he muerto y revivido varias veces de la risa en esta reseña.
ResponderEliminarCreo que algunas cosas como lo de la rana o lo de la serpiente que me han matado más como bióloga que otra cosa, bueno, lo de meterme al río en el amazonas también. Además que después de 3 años viendo discovery max y el último superviviente creo que lo que más mata en la selva no son mordiscos de boa constrictor sino enfermedades del agua y cosas así. Y habría sido más lógico y gracioso que alguien se muriera de diarrea.
En fin, me ha encantado la reseña y esperemos que vuestra víctima voluntaria se lo tomara con humor.
¡Un besín!
Alex Xela, no testabas atenta con el libro de Mara, ¿eh? Se cargana todo los caimanes. Caput u.u No quedan.
ResponderEliminarGema Vallejo, aún estamos a la espera de una reacción. Aunque... es posible que tomarse esto con humor requiera algo más que buena voluntad xD
Morí con la danza de la lluvia y el asunto de la ranita, aunque esta última me dio pena :(.
ResponderEliminarComo siempre, muy educativa y divertida la crítica. Por cierto, es todo un problema eso de hacer que tus personajes sean súper revolucionarios o genialosos olvidándote del factor sentido común. A mí me ha pasado.
Mucho valor tiene el autor al presentarse voluntario, eso no cualquiera lo hace.
Un abrazo.
Qué arrojo (por no decir otra cosa) tiene el autor de este libro al recomendároslo, jajaja. ¿Zarzas en el Amazonas? ¿En plena selva amazónica? Hasta a mí, que soy una completa ignorante en lo que a biología se refiere, me ha chirriado bastante. Si fuera en una montaña aún, pero en plena selva... Para eso existe la documentación, ¿no?
ResponderEliminarVaya entrada más larga, y cuántas cosas dices del libro, Ortiga, pero es que era necesario, lo sé, no hay más que verlo.
Atte, E.
Pd: Estoy esperando la reacción del autor al ver esta entrada. No por nada, sino por curiosidad y por ver cómo reacciona un autor de un libro que habéis criticado.
Madre mia, mí me daría vergüenza publicar un libro en el que sea tan evidente que no me he molestado en investigar ni un poquito. Sin haberlo escrito yo ya ha sido como incómodo leer esta reseña D:
ResponderEliminarLa escena de la anaconda es mortal, mientras lo leía estaba pensando "no puede ser que esto esté escrito en serio˝ x_DDD
El caso, Nymphalideae, es que este chico asegura por ahí que sí llevó a cabo una labor de documentación para escribir esta novela [he estado investigando por la red, porque soy una mala hierba muy hacendosa... e.e]. Laia Soler, autora de Los días que nos separan, también afirmó haber realizado una exhaustiva labor de documentación antes de escribir su libro (si has leído mi crítica al respecto, sabrás por qué saco a colación este otro ejemplo).
ResponderEliminarLa verdad, esto me preocupa. Quiero decir, ¿a qué llama la gente "documentarse"? ¿Qué métodos emplean? Lo pregunto en serio. Algo gordo está fallando aquí y no sé qué es.
Wikipedia, Ortiga. Wikipedia. Seguro que es eso. Porque hablar cpn expertos en el tema, mirar enciclopedias, etc. no parece que sea algo a tener en cuenta. Para mí que mucha gente que pretende escribir historias así (ambientadas en otras épocas o en otros lugares) tuviera que documentarse bien, como toca, acabarían abandonando.
EliminarAtte, E.
Rectifico: mirar y buscar en enciclopedias. Lo que he puesto antes puede interpretarse perfectamente como pasearse por las estanterías o coger una enciclopedia y mirarla, cosa que a la hora de documentarse sobre un tema no sirve. Los conocimientos no se suelen adquirir por ósmosis.
EliminarAtte, E.
¡Hola!
ResponderEliminarJolín que bueno xD, sobretodo zarza con la serpiente (tócate un pie. Ah, no, que no puedes y Alargó la mano [Zarza: ¿la anaconda? Qué bien equipada]) xDDDD me desorino.
La verdad es que me sigo preguntando como podéis sacar tantas cosas de una novela, o lo que soléis leer es muy malo, o tenéis una mente muy buena JAJAJA.
Un abrazo :D
Me ha dejado medio flipando lo de encanto letalmente inofensivo. A ver, te aclaras. O es letal, o es inofensivo.
ResponderEliminarHe intentado averiguar los referentes que estaban mal, y estoy bastante segura de que me he equivocado en prácticamente todo, pero, meh, yo lo pongo igual.
"Corrió". La anaconda.
"Sus piernas apenas tocaba el suelo". Las de la vida o las de la muerte.
"Tenía un objetivo en mente". ¿Quién, la vida o la muerte? Uh, hasta rima.
"Podía volar". Repito, ¿quién?
El pie cae al suelo gritando y se lleva las manos a su rodilla. Creo que debería mirárselo. No es no es normal que un pie tenga manos y rodilla. A lo mejor es un salto en la evolución, como los X-Men.
No quiero ni pensar las burradas que habré dicho en esta entrada, pero lo he intentado, que es lo importante.
Ahora no se como terminar el comentario. Ole mi inteligencia.
Pues adiós (y ole mi originalidad).
¡Muy buen intento, Silvia Martínez! =)
ResponderEliminarUn par de apuntes, por si te interesa:
Muy bien para "corrió".
El referente para "sus piernas apenas tocaban el suelo" podría escogerse entre tres posibles referentes de la frase anterior. "La vida o la muerte" (el que tú muy bien señalas) sería el referente gramatical, pero yo creo que quedaría en principio desbancado por pragmática en favor del siguiente, "la niña". El referente que buscaba el autor, en todo caso, era el mismo que el de "su rapidez" (como todos podemos intuir), pero aparte de tener que competir con "la niña" (que tiene mucho peso), y con el referente gramatical, para colmo resulta que depende a su vez de otro referente no correctamente establecido, así que es un apaga y vámonos.
Los siguientes dos, como tú bien señalas, recuperarían el referente que hubiésemos seleccionado para la primera frase del párrafo.
El que no has cogido es el del pie, y te explico por qué. Hubiera sido como dices si no estuviese la línea de diálogo entre medias. Ese "¡Nooo!" recupera el referente adecuado (Yaiza), gracias a "su pie" (el de Yaiza), aunque no esté explicitado, por lo que el verbo caer por esta vez recupera el referente apropiado.
Muy bien, en serio =) Aunque hay unos cuantos más, si alguien más se anima a intentarlo. ¡Ánimo!
Eres (sois) perversa(s). Pero dentro de lo malo, y después de todo lo que se ha visto en este blog, el libro no pinta mal. Una aventura adolescente entretenida y cutrecilla como hay muchas. Al menos, de todo lo que habéis contado, nada me ha ofendido profundamente, como en algún otro "libro". Y ya que estamos, felicito al autor por su buen amor y su encaje, que hay que tener mucho de ambas cosas para solicitaros una reseña :P
ResponderEliminarA ver, voy a ver si pillo algunas cosas (que creo que sí).
ResponderEliminarLo de la serpiente acercándose al cuello de la niña lo veo raro, a menos que repte por el cuerpecito de la criatura.
Decidme una cosa, por favor. Cuando Yaiza (creo que es ella, ¿no?) se tuerce la pierna, ¿se siente lo mismo que describe en el fragmento que habéis puesto? Yo es que nunca me he lesionado la pierna, así que no tengo ni idea de si siento cómo el ligamento se separa del hueso (ughj) o lo que sea que se dice en esa parte.
"Se llevó las manos a su rodilla". Eso es redundante. Está claro que se lleva las manos a SU rodilla, porque se ha hecho daño en ella y porque es su cuerpo.
"Alargó la mano". Coincido contigo, Zarza; ¿la serpiente? ¿Las hay con manos? ¿Desde cuándo?
"Su firme determinación le dio un dominio sobre el cuerpo". A ver, lo que intenta decir es, básicamente, que sacó fuerzas de donde no tenía, le echó un par y encontró una forma de moverse, pero lo dice de una manera rara.
"Rompió las ataduras internas que la paralizaban". Pues eso; haciendo de tripas corazón, logró liberarse del miedo que la paralizaba.
"Sacó el machete del suelo". O bien es lo que apuntáis y el suelo se lo guardaba, o bien lo clavó en la tierra para más tarde (¿?). Aunque también pudo haberlo sacado del suelo en el que estaba clavado, cual rey Arturo extrayendo Excalibur de la roca.
"Empezó a arrastrarse dando machetazos en la tierra". Qué fuerza debía de tener, ¿no? ¿O soy yo, que tengo menos fuerza que un bebé?
Menos mal que el libro es finito, porque la entrada que te ha quedado es larga con ganas. Si hubiera tenido el doble de páginas, no quiero imaginarme cómo habría sido esta entrada.
Atte, E.
Lo que me he reído con esta entrada, le pregunté ha Arturo: "¿Estás seguro de que quieres que te destripen el libro?" A lo que él me contestó: "Será interesante"
ResponderEliminarEn mi Guarida del libro siempre pongo reseñas positivas, y me llama mucho la atención como analizáis vosotras toda novela que se os pone por delante. Eso sí, tenéis un humor maravilloso, pero yo no pondría mi novela en vuestras manos, miedo me da... Jajaja.
Muchos saludos.
Bueno, E., existen unas criaturas encantadoras, los eslizones. Son como serpientes con manitas, pero técnicamente se consideran lagartos. En cualquier caso, no vienen en tamaño anaconda :P
ResponderEliminarVaya, eso no lo sabía. De todos modos, siguen sin ser serpientes si tal y como dices se consideran lagartos, y con sus manitas tampoco es que puedan estrangular gran cosa, si son esto
Eliminarhttps://encrypted-tbn2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcSEL2TzBg4cpX0kj01Ghq-YD8jW1jMg86acwfKaObCSLJvNoWrO
Menos mal que no tienen el tamaño de una anaconda.
Atte, E.
E., a mí no me importaría que los tuvieran en tamaño anaconda. Son adorables *-*
ResponderEliminarA mí más me extraña de las escena es que la anaconda esté subida a un árbol. ¿No será más bien una boa constrictor? Porque las anacondas no suben a los árboles, al contrario que las boas, que sí son arbóreas. Las anacondas están sobre todo en los ríos esperando que una presa se acerque lo suficiente a la orilla o entre en el agua, por eso NO se debe uno tirar al agua en el Amazonas, las anacondas tienen mucha fuerza y son nadadoras rapidísimas, así que como te enganche una en el agua lo tienes muy mal. En cambio, en tierra son más bien lentas y tienen que contar con si sigilo, así que raramente se alejan del agua a menos que sea para buscar pareja en época de apareamiento, y, hasta donde yo sé (corregidme si me equivoco), no trepan porque son bichos muy pesados (como media tonelada pueden llegar a alcanzar las más grandes) y, repito, en tierra son lentas. Por eso viven y cazan en el agua, no tiene sentido que esté subida a un árbol, a mí me chirría bastante.
ResponderEliminarY, no es por meterme con el autor, de verdad que no, pero lo que yo sé sobre las anacondas lo he aprendido simplemente viendo documentales. No soy ninguna experta. Así que no sé cómo se ha documentado si dice que lo ha hecho, pero es evidente que no le ha dedicado tanto como debería y ha dado cosas por sabidas o supuestas. Así que concuerdo con otro comentario, documentarse, si se hace bien, es un trabajazo que requiere mucho tiempo y dedicación. Por eso cuesta tanto ser un buen escritor. Yo tengo un amigo que quiere escribir un libro ambientado en la Alta Edad Media y lleva como dos años y pico solamente leyendo al respecto para entender la mentalidad y las costumbres de la época. Así que cuando me viene un libro escrito en menos de un año ya desconfío desde el principio y tiendo a pensar que su información estará basada en rumores, tópicos y, como mucho, búsquedas rápidas por internet.
Atentamente, M.
Esto... no, el ser humano no es el único animal que suda, la transpiración es un método demasiado efectivo para regular temperatura como para que absolutamente el resto de especies lo desperdicie. Probar a poner a un caballo a galope durante un rato, ya veréis qué risas xD
ResponderEliminarSudoración, perdón, se me ha ido.
ResponderEliminarOhhh, los equinos. Cierto, Lady Boheme. Y los hipopótamos también sudan, de hecho (lo cual es gracioso por dos motivos: 1º no son realmente equinos, pero hipopótamo quiere decir "caballo de río" y 2º sudan rosa. True story).
ResponderEliminarPor cierto, Anónimo M., ¿las anacondas no suben a los árboles? No estoy demasiado puesta en serpientes, pero juraría haber visto al menos un documental en el que una anaconda se paseaba a sus anchas por un tronco. Y en google hay unas cuantas fotos. De todos modos, no me parece el principal (o al menos el único) motivo por el que alguien no debería tirarse al agua en el Amazonas. Es decir, no sé: pirañas, cocodrilos, sanguijuelas, candirús, anguilas... y demás. Me parece un abanico muy amplio de motivos :D El que más peso tiene, por supuesto, es el del delfín rosa. Qué miedo da ese bicho.
Ahora no sé si sentirme engañada o confusa. El dato de la sudoración es una de esas informaciones aleatorias que tengo en mi haber desde hace tiempo (de vez en cuando me aficiono a un tema y me paso una semana frenética de documentales y lecturas especializadas xD); y el caso es que recuerdo eso en concreto con bastante precisión. Entiendo que, o bien el programa del que salió este dato dijo algo (¿parcialmente?) incorrecto, o bien (esto no es nada descartable en mi caso) yo lo recuerdo de manera deficiente.
ResponderEliminarYa que me has planteado la duda, Lady Boheme, me he puesto a investigarlo por internet a ver qué encontraba. Lo que veo, a priori, es que la información que hay es poco precisa y/o contradictoria, lo cual no resulta de gran ayuda. En cualquiera de los casos, y como buena ignorante de Biología que soy, voy a sacar mis propias conclusiones apresuradas: entiendo que la termorregulación por sudoración es probablemente un rasgo compartido por otros mamíferos (¿quizá algún animal más?), pero ¿quizá menos eficiente que en humanos? No digo esto por echarnos una flor, en tanto que seres humanos, sino porque tengo entendido que hay ciertos tipos de caza que se basan precisamente en acosar/perseguir a una presa hasta que esta sufre un golpe de calor y debe detenerse a jadear para disminuir su temperatura (como hacen los perros, por ejemplo), en tanto que los cazados acaban muy sudados, pero aún capaces de terminar la tarea.
Ahora bien, independientemente de lo anterior... los anfibios tienen otro sistema de termorregulación diferente. ¿No?
Lady Boheme, ¿estudias Biología por algún casual? Tal vez tú puedas sacarnos de dudas =)
Pues es cierto que las anacondas se pueden subir a los árboles. Mira, ya he aprendido algo nuevo.
ResponderEliminarMe ha picado la curiosidad y he investigado un como, así que comparto lo que he descubierto, por si a alguien le importa:
Aunque es raro, las anacondas sí pueden estar sobre un árbol esperando para descolgarse sobre su presa. Eso sí, lo de acechar tanto en los árboles como en agua es más típico de las anacondas amarillas, que son más pequeñas (2-3 m), mientras que las verdes, las más grandes (8-10 m), es raro que cacen fuera del agua.
Me he equivocado con el peso en mi anterior comentario, las anacondas verdes, las más grandes, pueden llegar a pesar 200 kilos (pero lo normal es de 90 a 120, 200 sería una muuuy grande), lo de 500 era en libras.
Y es cierto Zarza, las anacondas no son el único motivo ni el principal para no meterse en el agua en el Amazonas, pero sí me parecen uno a tener en cuenta. De hecho con tantos peligros lo mejor es nunca tirarse a un río en en Amazonas y punto. Pero no estoy de acuerdo con que lo más aterrador sea el delfín rosa, los perezosos son mucho más feos: tienen enormes garras, son apestosos, pueden garrarse a ti y nadando me dan mucha grima. No subestimes a los perezosos.
Atentamente, M.
Hola a todos.
ResponderEliminarSoy Arturo, el autor del libro. Os felicito por vuestra crítica, de verdad, me ha parecido muy divertida. Cuando la leía, me estaba riendo tanto que mi madre ha entrado en la habitación pensando que me pasaba algo. No me arrepiento para nada de haberos enviado la novela y eso que mi prima “Lady Turquesa” (quien ha comentado antes) me advirtió que me pensara bien si os la enviaba porque me la podíais destrozar. Creo que un autor no debe tener miedo a las críticas, sobre todo cuando son críticas que demuestran un análisis minucioso y profundo del libro. Se nota que detrás de esta reseña hay mucho trabajo de lectura e investigación y agradezco que le hayáis dedicado vuestro tiempo a mi novela cuando podríais haber hecho otras muchas cosas. Me ha servido mucho lo que me comentáis, porque vuestras observaciones me ayudan a detectar incoherencias, fallos argumentales, problemas sintáctico-semánticos y algunos patinazos. Me gusta ese rollito de “malas” que os traéis y que debéis salvaguardar por encima de todo, pero en vuestra crítica percibo un tono constructivo que, al fin y al cabo, sirve para mejorar y aprender de los errores. ¡Un abrazo!
Arturo, quiero decirte que ¡nos sentimos profundamente indignadas de que pongas en duda nuestra maldad!
ResponderEliminarAparte de eso... admiro mucho tu actitud. Creo que muchos de esos autoproclamados escritores que rondan hoy en día por el mercado tendrían un par de cosas que aprender de ti.
Si te animas a repetir con la siguiente novela que saques en castellano, sabes dónde encontrarnos =P Personalmente, esta me ha resultado bastante entretenida, al margen de los fallos señalados.
¡Un saludo!
O.
¡Y tanto! En cuanto tenga otro libro publicado en castellano, os lo envío. Ya tenéis una entrada en mi blog sobre vosotras...
ResponderEliminar¡¡Un escritor que se toma bien la reseña!! ¡¡Rápido, todo el mundo, pedid un deseo!! O.O
ResponderEliminarLo cierto es que es admirable como ha dicho antes la hierbaja que haya gente en este oficio que se lo tome tan bien : D
Bueno, Alex Xela, en realidad todos los voluntarios que hemos tenido hasta ahora se lo han tomado muy bien xD Mara fue un amor, y Dios sabe que la pobre Scarlett tuvo paciencia conmigo.
ResponderEliminarCreo que tampoco es tan sorprendente: a fin de cuentas, ya saben a lo que se exponen antes de presentarse, ¿no?
Arturo además es que es un encanto de personaje. Todo hay que decirlo.
Indeed. Such a lovely creature.
ResponderEliminarAy, no, me temo que no nos puedo sacar de dudas, sé que los caballos sudan de primera mano, pero poco más, y también antes de dejar el comentario investigué un poco por internet (para no meter la pata estrepitosamente) y me encontré lo mismo: información poco precisa. Todos los seres vivos transpiran (hasta las plantas, según lo que encontré), pero la sudoración es, según leí, exclusiva de algunos mamíferos. Lo que sí averigüé es que somos el animal que más suda (¿yuju?).
ResponderEliminarHe estado preguntando a amigos que saben más del tema, y me han dicho que los mamíferos sudan (reptiles y aves no), pero que muchos sudan poco y no lo usan para regular temperatura como nosotros.
ResponderEliminarDe verdad, lo que está dando de sí la reseña xD
Es que estas cosas son muy interesante ^^
ResponderEliminarEs bueno que nos planteemos estas dudas. Piensa que luego, en el momento menos pensado, esta información puede terminar resultando útil. Seguro que tú ya no escribes un libro en el que pongas a un canario a sudar la gota gorda =P
Jo, que despistada estoy entre los caimanes y los comentarios, no doy ni una xD Es que en mi mente se han grabado a fuego los amables comentarios de trolls y otras criaturas de quemazón rápida...
ResponderEliminarJajajajajajajajaja, yo pensé igual que lo que dice Alex Xela ¿Qué es ese libro otra versión de Los Juegos del Hambre pero en el Amazonas ?
ResponderEliminarEsto demuestra que como la Literatura Juvenil es mala pero mala, mala
Bueno, yo no diría que esta historia se parece a Los Juegos del Hambre, la verdad. La parte del concurso no aparece siquiera.
ResponderEliminarEn todo caso, Anónimo, ¡pobre literatura juvenil! No es culpa suya. Hemos sido nosotros, entre autores y lectores, quienes nos hemos dedicado a desgraciarla.
Siiiii, pobre literatura juvenil, especialmente la romántica. En vez de mostrar temas interesantes como... Yo qué sé, a saber apreciar a la familia o a las amistades, por poner ejemplos algo chorras, van y te muestran amoríos de culebrón que aparecen y desaparecen en segundos, cursiladas romanticonas, tramas sin sentido y con giros argumentaales inverosímiles no, lo siguiente, personajes asquerosamente idealizados y perfectos,sin defectos, protagonistas con un físico perfefcto detrás de la cual van no uno ni dos, sino tres tíos, TRES.
ResponderEliminarAcabo de leer la tercera parte de Canciones para Paula (Cállame con un beso, si es que ya el título no avecina nada bueno...) y me ha parecido un culebrón y la cosa más sumamente cutre que he leído en mi vida. ¿Se nota mi indignación y mi odio?
Atte, E.
Pd: por lo menos no he gastado ni dinero (el libro es prestado) ni mucho tiempo (lo empecé el martes por la noche y lo he acabado hace... Una hora o así).
Ortiga ya que la Literatura Juvenil es tan mala me recomendarías Literatura que consideres buena, estoy buscando una estilo ensayo,pero no sé por dónde comenzar no soy mucho de leer ensayos sólo novelas.
ResponderEliminarPor cierto, recomiendo para que se lean Escribir de Marguerite Duras me parece un libro que vale la pena
Pues, chico, no sabría decirte. No es como si tuviese una lista de "buenos ensayos" en mi ordenador para darte. Para empezar, ni siquiera leo tanto ensayo (sólo cuando me da por ahí y me pongo on fire con algún tema que me guste), y de los que leo no suelo apuntarme los títulos. Y, además, será por temas...
ResponderEliminarTambién hay muchas otras cosas que no son ni literatura juvenil ni ensayo que se dejan leer. Y en todo caso, busca algo que te guste, independientemente de si es "bueno" o no.
Bueno, lo haré.
ResponderEliminarPosdata: soy una chica
¡Hola!
ResponderEliminarYa ha salido publicada mi novela "Nadar o morir". Me gustaría enviárosla para saber vuestra opinión. ¡Un abrazo!