Queridas, queridas malas hierbas.
Zarza al habla.
Tengo, espero, buenas noticias. Esta va a ser la última vez que vista este personaje.
No sé si queda alguien leyéndonos a estas alturas, así que lo mismo esto es un grito (uno muy largo) al vacío. En fin. Para los que no lo sepáis, la andadura del blog empezó hace muchísimos años ya, a raíz de un curso de escritura creativa y mucha prepotencia juvenil. La idea detrás del Jardín era hacer reseñas de libros para que futuros escritores pudieran mejorar leyendo (y ejem, riéndose malvadamente) y para que el lector medio de literatura juvenil exigiera libros de lo que entonces considerábamos mejor calidad. Es decir, queríamos influir en el catálogo de lo que se publicaba cambiando las preferencias del consumidor.
Muy flipadillo todo.
Y también queríamos reírnos, no os voy a mentir. Reírnos mucho. Reírnos aprendiendo y siendo, no ya malas, sino pérfidas hierbas.
Confieso que la idea se me ocurrió a mí, y como suele ocurrir con estas cosas, en mi cabeza sonaba espectacular. Para empezar nos fijaríamos en autores grandes, preferiblemente de habla angloparlante, y habría mucho humor tonto y quisquilloso. Por supuesto, nos crearíamos personajes de la talla de tan malvadas intenciones, villanas de cómic de superhéroes en versión silvestre y literata. ¡Y no solo nos centraríamos en libros "malos"! ¡Ni siquiera sólo en libros! Íbamos a reseñar el mundo uwu (sí, eso es un uwu. QUÉ PASA).
Hay que decir que en parte sí se cumplieron mis expectativas. Y, como con toda en esta vida, en parte no.
Lo que intento decir es que empecé a sentirme incómoda con cómo estábamos haciendo las cosas desde los primeros meses, pero éramos cuatro malas hierbas y yo en ese momento no tenía desbloqueada la esquiva habilidad de poner un bendito límite a mis amigues. Por temas de salud mental, además, tampoco tenía la capacidad de sentir mucho sobre nada en general. Era un corcho.
¿Es esto excusa para haberme comportado de una forma que moralmente no me gusta? NO. No lo puedo decir más enfáticamente. Buenos, esperad, sí que puedo: NO. Es más, el mejor consejo que os puedo dar es que, por mucho que alguien esté mal psicológicamente, no permitáis que eso se traduzca en trataros mal (me refiero en términos generales de la relación, no lo excuséis). Está bien esforzarse y estar ahí para la gente que os necesita y que tiene la salud mental delicada, pero no a costa de vuestra salud mental. No sois el saco de boxeo de nadie, así que conoced vuestros límites y quereos lo suficiente como para respetarlos. Es decir, que si una relación de pronto se ha vuelto dañina para vosotros y no os aporta un mínimo de seguridad y bienestar emocional es mejor aparcarla.
Bien, una vez terminada la sección de autoayuda de esta entrada, volvamos a lo que decía. No hay excusa para haber participado de la forma en la que lo hice en las actividades del blog que me parecían cuestionables (cierto nivel de crueldad y arrogancia, reseñar a autores jóvenes/recién publicados...). En mi defensa, lo único que puedo decir es que intenté centrarme en lo que yo quería hacer (libros/películas que me habían gustado o de autores grandes/angloparlantes, por ejemplo) y que en aquel entonces no tenía las herramientas para hacerlo mejor. Ahora sí las tengo. Y estoy muy contenta. Solo me da pena no haber luchado por obtenerlas antes.
Sobre mis comentarios en las reseñas de Ortiga... mi responsabilidad en ellos estaba lo suficientemente diluida como para que tuviera aún menos arranque para oponerme a ellos (Ortiga iba apuntando mientras yo leía en voz alta la reseña), pero me seguía, y sigo, sintiendo mal por haber participado.
Por supuesto, estas son las cosas de las que he sido consciente. Habrá mil temas de los que no me he dado cuenta en casi diez años de blog, entre ellos misoginia y lgtbfobia interiorizada, capacitismo, racismo... Siento la parte que he tenido en hacer del mundo un lugar un poco más oscuro para algunas personas, fuera de forma consciente o no. He caminado mucho, y lo que hice como Zarza, aunque fuera en parte performático, ya no me representa y a duras penas me representaba entonces.
Obviamente no puedo borrar lo que ha sucedido. De ahí esta entrada.
La he pifiado. Durante mucho tiempo. Y lo siento.
El resto de malas hierbas son de la opinión de que es mejor dejar el blog en abierto como testimonio de cómo nos comportamos entonces, para que no sea un "tirar la piedra y esconder la mano". Por mi parte, no quiero borrar el error, pero tampoco quiero que mis palabras sirvan para alimentar ideologías turbias, ni para animar a nadie a tratar con crueldad y discriminación a la gente de su alrededor.
[Y sí, este es el motivo por el que el Jardín de las Malas Hierbas lleva unos años cerrado al público. Como podéis ver, me he tomado mi tiempo ^^']
En fin. Tanto rollo para deciros esto: voy a borrar mis comentarios en las críticas de Ortiga y voy a borrar muchas de mis reseñas. El resto de contenido del blog seguirá estando disponible para vosotres siempre que Cardo, Ortiga y Cicuta lo consideren oportuno.
Por favor, si os quedáis con algo de este Jardín, espero que sea algo positivo, algo que os haga mejorar el mundo que os rodea sin que sea a costa del mundo que os rodea.
Queridas malas hierbas, zarcillos de todas las edades, cuidaos mucho. Ha sido un placer leeros. [Errr... excepto si eres de los que nos insultaba o nos amenazaba de muerte de vez en cuando. Por favor, si es el caso no te des por aludido. A ti no ha sido ningún placer leerte].
A todos los demás, un abrazo menos espinoso que de costumbre y, hopefully, con unas cuantas y relucientes moras,
Z.