Angelfall, de Susan Ee

Título: Angelfall
Autora: Susan Ee
«Han pasado seis semanas desde que los ángeles del apocalipsis descendieron para demoler el mundo moderno. Las pandillas callejeras gobiernan el día mientras que el miedo y la superstición gobiernan la noche. Cuando los ángeles guerreros se llevan a una niña indefensa, su hermana de diecisiete años Penryn, hará cualquier cosa para traerla de vuelta.
Cualquier cosa, incluyendo hacer un trato con un ángel enemigo. Raffe, es un guerrero al que se encuentra herido y sin alas en la calle. Después de eones de luchar sus propias batallas, se encuentra siendo rescatado de una situación desesperada por una adolescente medio muerta de hambre.
Viajando a través de un oscuro y retorcido norte de California, dependen uno del otro para su supervivencia. Juntos viajan hacia la fortaleza de los ángeles, en san Francisco, donde ella lo arriesgará todo para rescatar a su hermana y él se pondrá a sí mismo a merced de sus enemigos más grandes por la oportunidad de estar completo nuevamente.»

De acuerdo. Pues esta recomendación vino de la mano de K. S. López. ¿Veredicto? Normalito. Creo que esta crítica va a ser corta.

No hay gran cosa que decir de la sinopsis [aparte de que hay una coma entre sujeto y predicado que por poco me salta un ojo]. No es exactamente mentira, pero yo diría que tergiversa un poco las cosas, como que estira el argumento para hacerlo más apetecible de lo que realmente es la historia por sí misma. Por ejemplo: leyendo la sinopsis te imaginas a los dos tórtolos viajando solitos por un peligroso mundo desolado; cosa que sucede, claro (no necesitamos mencionar a la madre que se pasea de vez en cuando por la narración [como que le quitaría intimidad al asunto, ¿no?]).

Tampoco hay mucho que decir de la trama. Esto es un refrito de muchas otras cosas que ya he leído durante este boom de novela distópica que aún coletea (o coleteaba hace bien poco, se diría que la marea ha cambiado). Para que nos entendamos, este libro es como si cogemos La quinta ola (sólo que peor escrito y con ángeles en lugar de alienígenas) y cambiamos el final hollywoodiense de esta última por un crossover de película gore de serie B.

Tenemos a una niña básicamente viajando sola por un mundo desolado en busca de su hermana pequeña, que ha sido (injustificadamente) secuestrada por los plumíferos invasores [se supone que la niña tiene una madre loca (loca de verdad, de las diagnosticadas), pero la buena mujer sólo hace apariciones esporádicas por la narración, viajando más por su cuenta que con su hija y encontrándosela aquí y allá]. En la misión de rescate (suicida), la prota recluta la ayuda forzosa de uno de sus enemigos y tienen una especie de roadtrip muy accidentado y bastante improbable. Pero vamos, a mí me ha parecido una historia muy amena [me lo he leído del tirón y he continuado con el siguiente, de hecho, porque me apetecía].

No parece que haya un núcleo, aunque si te paras a analizar la historia pensando en dos personajes en particular [bueno, son un personaje doble, en realidad: unos gemelos locos que danzan por ahí] como una metáfora de Dios, la verdad es que la narración gana un puntillo de lo más interesante. Ignoro si esto ha sido algo intencionado por parte de la autora, quizá no. Si lo fue, quizá es que el libro merece algo más de crédito del que voy a concederle en esta crítica. Aparte de lo dicho, esta novela toca los palos habituales de las distopías en las que una raza asesina aparece para borrarnos de la faz de la Tierra: derrotismo, esperanza, sentimientos americanos de lucha y gloria de la raza humana…

La autoridad de la voz narrativa… En cuanto a la emocional: hombre, la chica (narradora en primera persona) es adolescente. No es que sea una maravilla, no está particularmente trabajada, pero supongo que podríamos decir que «va tirando». Ahora bien, en cuando a la racional: a mí la autora no me convence para nada de la situación apocalíptica (no parece que tenga mucha idea de supervivencia, y la niña necesitaría saber de eso para haber sobrevivido, aparte de saber sobre defensa personal). Es todo como muy sencillo y cotidiano, no es que me haya parecido particularmente ofensivo, pero tampoco se hace el esfuerzo de presentarte una buena fotografía del nuevo paradigma. La mujer como que lo intenta, no te digo yo que no, pero creo que se queda muy en la superficie.

Los personajes. Penryn, la prota, no es una maravilla, como ya he dicho, pero podría pasar. Su objetivo es rescatar a su hermana de las garras de los malvados ángeles, que la han secuestrado sin venir a cuento, y la prota, contra toda lógica, cree firmemente que la mantendrán con vida. El que no se salva es el tórtolo ángel bueno: estoy francamente hasta las napias de leer sobre personajes centenarios/milenarios que tienen la personalidad de chavales adolescentes [en este libro lo disimula un pelín más, pero porque apenas abre la boca; ahora, en el segundo… es una caída en picado (quizá por eso esto se llama «angelfall» :D)]. El bicho este tiene no-sé-cuántos-mil-años y yo fui el modelo para pintar la Mona Lisa. Su objetivo es conseguir que le vuelvan a coser las alas amputadas a la espalda. Ninguno de los personajes parece tener objetivos inconscientes. Además (por supuestísimo), los dos palomos se traen un instant-love, aunque sea uno muy casto.

Aparte de esos dos, los demás personajes no son nada mencionable. Tenemos a una hermana pequeña que no está muy construida (y que no aparece más que un cachito diminuto de la historia), y cuyos únicos rasgos distintivos es que va en silla de ruedas, que es muy maja y es vegetariana. Una madre muy loca que, desde que empiezas a leer, tú como lector ya sabes que no está tan loca como su hija cree (lo único bueno de este personaje es que su locura sí está un poco presentada, no te dicen simplemente «está loca» y se quedan tan anchos). Un malo chungo de los de Chungolandia con un esbirro de la misma nacionalidad. Un tipo como heroico que hay por ahí de la Resistencia y que no llega ni a personaje cuaternario. Y a los gemelos que mencioné por ahí arriba, con los que se intenta hacer una especie de guiño a Alicia en el País de las Maravillas, pero que claramente son Dios (o, más concretamente, un par de deus ex machina con patas [en serio, alucinas: siempre están a mano para sacarle las castañas del fuego a la chica]).

Paso a la prosa. No puedo decir mucho, porque me he leído una traducción hecha por fans, pero tiene lo típico: texto plano y explicativo, resumen narrativo, mala selección de elementos en las descripciones, algunas escenas sin justificación… No sé si habrá terneros, debido a la traducción, pero en mi opinión su ausencia tampoco supondría una diferencia tan notoria. Bueno, por lo menos no es un libro demasiado largo.

En fin. Termino. A ver de lo que puedo reírme (atención spoilers):

Lógica básica en la historia: proving a point.

El libro comienza con la prota, su hermana y la madre de ambas escapando de un edificio en mitad de la noche. No sé por qué ni a dónde piensan ir, pero el caso es que la idea es hacerlo todo lo más sigilosamente posible: no ser vistas, no ser oídas, no ser interceptadas (porque hay mucho loco y mucho monstruo suelto). Bien, es a tal efecto, precisamente, que hacen su fuga en mitad de la noche, porque la gente tiene miedo de salir una vez puesto el sol; y van haciendo cosas como ir escondiéndose detrás de coches y demás. Vale, yo tengo una duda (razonable): suponiendo que el hecho de esconderse detrás de los coches sirviera para algo [ya ves, defectos de las calles: tienen dos aceras desde las que te pueden ver, y un coche sólo tiene la habilidad para ocultarte de una de ellas], ¿llevar un ruidosísimo carro lleno de botellas vacías no se carga un poco todo el esfuerzo? Si el objetivo es el sigilo, sed un poco consecuentes; si el ruido es inevitable, adoptad otra estrategia, por el amor de Dios.

En una conversación con el ángel en la que la niña está intentando convencerle de que le permita viajar con ella y la lleve al nido para rescatar a su hermana, nuestra intrépida protagonista esgrime el siguiente argumento: es más fácil hacer guardia durante la noche cuando hay dos personas en el grupo. Acto seguido, ambos se van a dormir.

Ya viajando con el ángel, son interceptados por un grupo humano rebelde que se lleva al ángel cautivo (aunque, como tiene las alas cortadas y va vestido, ellos no saben que es un ángel). La niña va a rescatarle, para lo cual decide que lo más sensato es dejar la espada del ángel escondida en el bosque. Ojo, no me meto con que sea más o menos sensato el hecho de llevarse la espada o esconderla, pero atentos al razonamiento de la niña: si los rebeldes la ven con la espada, sabrán automáticamente que está viajando con un ángel; porque, ya sabéis, esa es la conclusión lógica más normal, no tiene más sentido que se la haya chingado a un ángel muerto, o la haya encontrado, o la haya comprado en el mercado negro de partes de ángeles que prolifera por ahí… No, la niña es una traidora a su raza que viaja con ángeles.

Damsel in distress

La niña se pelea con un colgado tres veces su tamaño. Mientras está en mitad de la trifulca, está pensando que tiene que demostrarle a todo el mundo que ella no es presa fácil (sabe de defensa personal), para que no vuelvan a meterse con ella. Al mismo tiempo, no deja de escanear la multitud con la mirada, buscando al ángel y preguntándose cuándo va a venir a rescatarla.

La niña decide que su mejor opción para rescatar a su hermana es internarse sola en el bosque, en mitad de la noche (no sé si es invierno, pero por lo visto hace frío), empapada hasta los huesos, sin provisiones (sin armas, sin ropa de recambio… literalmente con lo puesto), y con una bestia asesina y sanguinaria no identificada corriendo libre por ahí. Ya.

Los ángeles consideran a los seres humanos como monos, pero a las monas guapas las dejan entrar en su nido para amenizarles los cócteles. A la niña, antes de entrar al nido, no se le ocurre sorprenderse ni hacerse ninguna pregunta acerca de por qué los ángeles dejan entrar a las monas (siempre y cuando sean guapas [dos conceptos mutuamente excluyentes en mi cabeza, por otra parte, pero vale]), pero no les interesan ni los monos ni los monitos y los dejan muriéndose de hambre al otro lado de su vaya electrificada. No sé vosotros, pero si yo me viera en esas, mi primera pregunta sería «WTF?»: hola, zoofilia :D

A todo esto, Raffe (el ángel) hace su entrada en el nido dentro del coche que va conduciendo la prota: va tapado con una manta para fingir que no existe. Los guardias de la entrada, los que dejan entrar a las monas guapas, no registran el vehículo. ¿Justificación de la autora? La niña dice que, claro, como les consideran monos, pues no se sienten amenazados. Y yo digo: tus cojones. A) Los monos podrían llevar escondidos objetos punzantes y hacerte pasar un mal rato, que no resulte mortal no quiere decir que no sea preferible evitarlo; B) los monos podrían llevar de polizontes a otros monos que no sean monas guapas, como de hecho es el caso aquí.

Los ángeles supuestamente tienen súper oído, lo bastante bueno como para saber si la peña de un edificio está durmiendo o velando (tócate un pie: miden el sueño REM con el oído). Sin embargo, luego tú puedes hacer cosas como susurrar bajito en su presencia y que no te oigan.

La niña se disfraza de sirvienta para poder pasar desapercibida en el hotel donde se han metido. Con el claro objetivo de hacer su disfraz absolutamente inútil, decide agarrar también la espada del ángel y colgársela a la cintura. Ya sabes: blending in.

Oh, my God, not again:

Los ángeles son adonis cincelados, altos, musculosos, descamisados… y tienen alas de colores bonitos, como unas que son a rayas de tigre. ¡Miau!

Odio cuando la gente hace cosas como detectar una mínima fracción de tono esperanzado en la voz de otra persona, por encima del enfado, la tristeza o cualquier otra emoción. Vamos a ver, ¿tú puedes hacer eso en la vida real? Sí, ya, tu abuela en bicicleta.

Entrar y salir sin ser vistos de sitios donde hay guardias armados es sorprendentemente sencillo en esta historia.

La madre es uno de esos personajes cuyas apariciones esporádicas parecen pensadas simple y llanamente para hacer que el lector no se olvide de que existe. La prota, por otra parte, no se puede decir que se acuerde demasiado de ella.

El malo malísimo es el ángel Uriel. Y sus amigos lo llaman «Uri» *-*

El final: gore serie B.

Dejando aparte que las escenas escritas resultan planas, explicativas y que carecen de una adecuada selección de elementos para aportar la carga emocional necesaria para la acción, todo el final parece un concurso de de WTFs.

Se supone que, en su ansia por rescatar a la hermana, la prota termina en una especie de sótano, bajo un parking o no sé qué demonios, siguiendo un rumor sobre que allí guardan niños. Lo que se encuentra es una especie de laboratorio clandestino en el que tienen un montón de bichos ángel-escorpión metidos en probetas, alimentándose de seres humanos vivos que les han metido en los tanques.

La niña camina por la sala y se encuentra una montaña de cadáveres de niños mutilados, allí amontonados en el suelo de manera muy casual.

¡Hermanita!

La prota, evidentemente, se acojona y empieza a buscar frenéticamente y con miedo a su hermana por entre los cuerpos, llamándola por su nombre. Y entonces vemos cómo, fuck!!!, la hermana sale literalmente arrastrándose de debajo de los otros cadáveres. Además, tal y como te la describen, está recosida por todas partes (sobre la columna, en las piernas, incluso la cara) pero milagrosamente viva. Y la prota la coge en brazos llorando desconsolada.

Aparece un ángel y ordena a la prota que vuelva a poner al «espécimen» de vuelta donde estaba (es decir, bajo la montaña de cuerpos arrojados sin ton ni son por el suelo). Deben de ser especímenes muy útiles para almacenarlos de manera tan cuidadosa.

La hermana pequeña mutilada ataca al ángel y lo destroza a dentelladas. Plot twist!!

Me emociono con estas cosas.

Si todos esos niños mutilados son monstruitos asesinos [anteriormente en la historia ya hemos entrado en contacto con estos monstruitos que nadie sabe lo que son y se dedican a matar gente y comérsela (o, al menos, masticarla un poquito)], la siguiente pregunta es: ¿por qué cojones los tienen ahí apilados en mitad de ninguna parte, que podrían ponerse en pie en cualquier momento y atacar a quien quisieran (como de hecho acaba de suceder)?

Como si todo esto no fuese suficiente, la prota agarra su espada angélica y se carga definitivamente al ángel, sin que ello le haga ni cosquillas a nivel moral. A continuación, antes de que te dé tiempo a decir «WTF», aparecen otros dos ángeles dispuestos a terminar la partida, pero (casualidades fortuitas) la resistencia inicia su ataque en ese mismo instante y los ángeles salen corriendo. Salvados por la campana.

Podría seguir, porque quedan como unas 30 páginas de WTFs [el ángel co-prota con alas de murciélago, monstruos escorpión saliendo de sus tanques y atacando a la prota, muertes que no son muertes para darle una chispa de drama dramático al ángel y que las fans puedan tener su momento moe…], pero creo que os hacéis una idea, así que me lo ahorro.

Chichómetro: regurgitada.

Potabilidad: se puede potar (mami ya lo hizo).

Carcajadas: 4/10

Otras páginas que tienen publicadas críticas o reseñas de este libro, por si os interesa contrastar: La saga de los espíritus, Incendio de nieve, Books and deliriums.