Donde la literatura y la maldad se toman un té

viernes, 24 de julio de 2015

Los Innombrables (14)

¡Volvemos a la carga! Décimo cuarta entrega de Los Innombrables.

Sólo son catorce y ya se me hacen como cuatrocientas. Ya quisierais vosotros, ¿verdad? Bueno: todo se andará.

Por lo pronto, vengo con esta entrada, que va a estar dedicada a un único libro. No es que esta obra de arte merezca una entrada particular, pero últimamente llevo un ritmo de lectura para el blog tan lento que puede pasar un tiempo hasta que encuentre una pareja para esta joyita. Así pues, prefiero ponerla ahora.

Hoy no estaba muy inspirada, pero espero que lo disfrutéis.




Panteras, de Lena Valenti

Al que me diga que se sorprende de esta víctima, me lo como [sin patatas, verás qué triste]. Estaba canicantao. Lena Valenti es ya una habitual de esta sección, podría decirse.

Y ¿qué decir de este libro? Nada. No me he molestado ni en terminarlo. De hecho, admitiré que esta vez no he sido capaz de aguantar siquiera un tercio. Una tiene sus límites, aunque la estupidez no los tenga. Si no me creéis, sois libres de intentarlo vosotros mismos, pero luego no me vengáis llorando.

Está bien, empezaré por poneros la sinopsis, para que nos enteremos todos de lo que estamos hablando.

«¿Qué le queda a una mujer cuando la acusan por un delito que no ha cometido? ¿En qué puede apoyarse una dama cuando los hombros que debían consolarla desaparecen? ¿Cómo recompone una joven enamorada su corazón hecho añicos? Muchos pensaréis que esa pobre desgraciada [Ortiga: ya está el narrador postulando juicios de valor por parte de hipotéticos lectores] que vivió en la época georgiana, pisoteada por los hombres, no tuvo un buen final. Pero de haber sido así, [Ortiga: no cierres un inciso que no has iniciado] no os podría contar esta historia [Ortiga: pues ya sabemos que la niña no muere, qué decepción], ni jamás conoceríais a las espléndidas mujeres que ocupan estas páginas, ni sabríais del club clandestino que se fundó en pleno corazón de Inglaterra [Ortiga: fíjate, no sabía yo que Constantinopla (y/o Chipre) era el corazón de Inglaterra], desafiando a todo y a todos. Una historia de amor jamás contada llena de erotismo [Ortiga: yo no he llegado a esta parte, Deo Gratias. A no ser que sea lo del principio, que sí lo leí y era una paletada], aventuras y emociones a flor de piel [Ortiga: received text. Por cierto, ¿qué demonios significará realmente «a flor de piel»?, ¿qué parte de la piel es eso? La piel no tiene flores.]. Un desafío en toda regla [Ortiga: sin duda, os desafío a que lo terminéis]. Quien esté libre de culpa, [Ortiga: coma entre sujeto y predicado… Toma ya] que tire la primera piedra. Uníos a las Panteras.»

Esta ha sido una recomendación que un tal anónimo M. hizo en el buzón hace ya tiempo [lo bueno se hace esperar, o… lo malo, en este caso]. Si vais a ir a tirarle piedras, avisadme, que me uno: le echo la culpa a otro y en un momentito estoy lista.

Como ya he declarado, nada que decir de este libro: es un Innombrable promedio, con todo el absurdo (literario y humano) que ello conlleva (y las cantidades ingentes de received text). Lo único que quiero hacer con él es reírme salvajemente e intentar no pensarlo demasiado, no sea que me termine deprimiendo.

La protagonista no solamente es una Mary Sue del quince («Era una mujer que lo tenía todo: belleza, inteligencia, un valiosísimo don para la música, dinero y poder.») y tiene los ojos amarillos (¡amarillos!), «felinos» y grandes; es además una Wannabe de estas que creen que ser inteligente consiste en saber leer (y hacerlo a menudo). También es uno de estos personajes femeninos cliché: feminista rebelde de ideas regurgitadas adelantadas a su tiempo [en serio, esta novela tiene un trillón de conversaciones más manidas que la palanca de una tragaperras sobre política, desigualdad de la mujer y ese tipo de cosas].


En esta ocasión, la primera descripción que se hace de nuestra originalísima e interesantísima protagonista no es un selfie literario frente al espejo (aunque más adelante otros personajes se entretendrán describiéndonosla y/o comparándola con una amazona [¿qué coño les da con las amazonas, macho?]). Lena Valenti ha optado en esta ocasión por ser más sutil: en lugar de un par de párrafos descriptivos, la autora se ha ido dedicando a adjetivar las partes del cuerpo que realizaban acciones (extendió sus «interminables piernas», levantó una «perfilada ceja», hizo un mohín con sus «voluptuosos labios»…).

-¿Estás listo, cariño?
-Espera, churri, que me tengo que peinar
las pestañas.
El personaje del pimpollo entra en escena con su ficha técnica pegada al cogote, por supuesto. Y la autora nos ofrece también una descripción a través de los ojos de la protagonista:
«La melena larga y ligeramente ondulada le llegaba tres dedos por debajo de la oreja, y cubría ese cuello que tanto adoraba adorar, valga la redundancia [Ortiga: no, que no valga]. Mandíbula prominente, ojos de largas y tupidas pestañas [Ortiga: podía abanicarte con las pestañas, ¿vale? He’s such a doll] que dotaban a su mirada esmeralda de una profundidad que ni el mar del Caribe podría poseer [Ortiga: tiene las pestañas tan largas que sus ojos parecen túneles]. Un surco dividía su barbilla [Ortiga: hoyuelos sessis] y los labios cincelados [Ortiga: qué bonito. Qué poético. Qué received text] se entreabrían para ella, para que saboreara los besos que solo él podía darle. Tenía los dientes blancos y rectos, y solo había un pequeño defecto en ellos: sus paletas estaban sutilmente separadas, lo suficiente para que no perdiera atractivo [Ortiga: Dios nos libre, sería el primer signo del apocalipsis]. Aquel era el rasgo más característico de él, uno que le daba un aire tierno y pícaro a la vez [Ortiga: qué de información contenida en el espacio entre los dientes]

El caso es que la parte que me he leído de este libro no tiene ni puto sentido: la prota es acusada de cometer un crimen que, aunque no ha cometido, está descrito en el libro de manera que yo como lectora no sabía si levantar una ceja o las dos. Llegué a plantearme (así, como idea peregrina) que la protagonista tuviese doble personalidad, porque era todo bastante absurdo y porque no tiene sentido que nadie quiera tenderle una trampa tan elaborada a esta niña que no es NADIE dentro del panorama político de su país [la acusan de hacer de espía para los franceses y de tirarse ¡a José Bonaparte! S-e-r-i-o-u-s-l-y].

En fin, voy a pasar directamente a proporcionaros algunas jugosas citas y otras lindezas:

Los enamorados se reúnen regularmente para darse el lote dentro de una capilla, hasta se traen cojines para que los bancos no estén tan duros. Y hablando de durezas: los dos pazguatos no paran de hablar de «la dureza» de «lo que él tiene entre las piernas» (así, tal cual, eufemismo incluido).

«Aquellos pechos se alzaban de manera insolente [Ortiga: jo-der, majo], tal y como a veces era ella, y lo volvían tan loco que le llevaban a preguntarse quién iba más duro: si Manchado (su caballo) o él. Por supuesto, él salía ganando en la comparación.» WHAT.THE.FUCK.

«—Creo que he vivido desde siempre enamorado de ti. Llevo cinco años levantando piedras y dándome golpes contra los árboles por temor a que la dureza que siento entre las piernas acabe por ganar a mi voluntad y decida al fin arrancarte el corsé y las ligas y hacerte mía.» I told you.

«Entonces, Matthew sonrió. Su mirada se iluminó, y bañó de luz el rostro de Kate. Los ojos rasgados del hombre se achicaron y por la mente de la joven cruzaron pensamientos nada pueriles.» Parece que tengan bombillas más que ojos, bombillas que no incitan a la puerilidad.

Además, nos cuentan que él, cuando tenía 17 años, tenía pensamientos «no tan inocentes» hacia ella, que entonces tenía 10 años. Diez.Putos.Años. Malditos enfermos.

«Kate no pudo negarse a tal petición. Se subió sobre sus botas y eso le hizo ganar unos centímetros de altura, no demasiada. Ella era de mediana estatura, ni muy alta ni muy baja. Pero Matthew era de los hombres más altos que conocía y a ella le encantaba sentirse femenina entre sus brazos.» Y esto después de haber estado dando la chapa sobre la igualdad de derechos y su santa madre. Ser femenina es ser pequeña y delicada. Con dos cojones. El señor Wright estaría muy orgulloso.

«La joven tenía miedos e inseguridades propias de las damas de la época, que no tenían educación sexual de ningún tipo, y acudían al lecho marital esperando que fuera el hombre quien las tratara bien: sin expectativas de gozar, ni siquiera imaginando que pudieran hacerlo, pues entonces el sexo con la esposa era un medio para tener descendencia, de ahí que el marido tuviera una mujer en su casa y amantes para su disfrute personal.» Gracias por la explicación.

También hay una escena de contenido sexual omitida, pero, por supuesto, la autora no puede pasarse sin hacer referencia a ella al comienzo del siguiente capítulo: «Kate visitó al día siguiente a su amiga Jane [Ortiga: ¡Jane Austen! Que alguien la mate, por Dios] para darle la buena nueva. En el carruaje se sentía pletórica, caliente y feliz; y caliente no solo por el par de ladrillos ardiendo que tenía bajo sus pies para cobijarla del frío inglés [Ortiga: wink wink], sino por todo lo que Matthew le había hecho la noche anterior.» Y continúa explayándose sobre ello, para que las lectoras puedan imaginárselo bien.

«—David —le pidió al cochero—, ¿puedes cargar mi equipaje? —Ella nunca mandaba. Siempre pedía las cosas con educación. Lo de ser imperativa con el servicio no lo llevaba bien [Ortiga: por supuesto, cómo no].
—Por supuesto, señorita —acató el cochero, que precedió el paso ligero y feliz de su señora, cargando sendas bolsas de viaje [Ortiga: sendas… ¡Y caminos! Mira, no uses palabras que no sabes cómo se usan]

«[L]ágrimas que caían como losas». Ya podía llorarle alguien en la cabeza. Y problema arreglado.

«[L]os ojos amarillos dilatados por el llanto». La pupilas se dilatan para dejar salir las lágrimas, ¿no lo sabíais?

«Oh, por el amor de Dios... ¡Tiene ojos de pantera! ¡Son amarillos!» Oh, por el amor de Dios, indeed.

Sure...
A la protagonista la degüellan, la tiran al Támesis, la encuentra un sirviente y se la lleva a ver a un médico. La mujer aguanta con vida durante el trayecto en carruaje hasta que pueden intervenirla y coserle el gaznate. Claro.

Más adelante, la prota no puede comer porque le duele la garganta: «tenía la zona local inflamada». Y ¿qué zona es esa, decías?

Otro personaje: «Nunca titubeaba al mirar a los ojos. Nunca pestañeaba, y a Kate aquello le parecía inquietante e incómodo.» Incómodo, sin duda, que se le tenían que estar cayendo los ojos a cachos.

«The Times era el periódico inglés por excelencia. Gozaba de gran predicamento entre el público, y los políticos y escritores más importantes publicaban sus artículos en él.» Gracias por la información.

Preguntan a la prota si sabe silbar: «Ella asintió feliz. Sí sabía. Y podía hacerlo, puesto que no utilizaba las cuerdas vocales para ello.» De nuevo, gracias por información.

Si va de tamaños... Freud was right.
«Algo rozó la palma de su mano izquierda. Sus dedos se hundieron en una superficie mullida y suave [Ortiga: pues entre rozar y hundirse hay una pequeña diferencia, no es por nada]. Kate, intrigada, abrió los ojos para ver qué era aquello que se rozaba contra su pierna izquierda y descubrir, estupefacta, el lomo de una pantera negra que le llegaba a la altura de la cintura.» Datos curiosos, por si a alguien le interesa. La altura de una pantera en la cruz es de 45 a 78 cm. La altura media de una persona es 1,65 m., con lo que la cadera quedaría a 88 cm. de altura. Para una pantera de 78 cm. en cruz, la persona tendría que medir 1,46 m.

«—Vaya —murmuró Ariel con sorpresa—. Has superado la prueba con muchísimo valor. Tienes a Jakal, el líder (la pantera), postrado a tus pies… Tess y Marian se desmayaron cuando…
¡Flas!
Kate se relamió los labios, sonrió nerviosamente, puso los ojos en blanco, se desequilibró y cayó en redondo, desmayada.» ¡¿Flas?! Ya sabía yo que el éxito de este libro tenía que ser una cámara oculta.

A la prota la bañan (entre varias, aparentemente), o se bañan en comuna (sólo Dios sabe):
«A Kate todavía le chocaba esa falta de pudor entre ellas [Ortiga: pues están todo el puñetero rato haciendo comentarios y referencias de índole sexual, así que no sé de qué te sorprendes]. La tocaban en sitios que nadie, ni siquiera Matthew, le había tocado jamás [Ortiga: aprende a puntuar]. Y lo hacían con naturalidad, de un modo que no le resultaba incómodo del todo [Ortiga: no del todo, o sea que sí algo].
—Todavía te sonrojas como un tomate, Kate —señaló Marian con una sonrisa radiante—. Somos mujeres. No tienes nada que no hayamos visto ya [Ortiga: ya, pero, fíjate, incluso entre mujeres existe una cosa llamada «violación de la intimidad» (además de la «violación» a secas)]

«Las dos se asombraron por la textura de su nueva voz.
No era ni fuerte ni suave [Ortiga: ¿desde cuándo «fuerte» es un tipo de textura?].
Tenía un deje desgarrado que estaba hecho para la seducción.
Era, para sorpresa de las dos, una voz ronca de mujer en un rostro afilado de auténtica felina [Ortiga: da fuq].
Ariel se llevó las manos a la boca, pues no sabía qué decir. La seducción tenía un nombre: Kate [Ortiga: ay, Señor]

«—Tengo voz de… de…
—¿De qué? —preguntó Ariel con una risita.
—De… mujer de mala vida. De… ¡conspiradora! ¡De… gata! [Ortiga: ¡miau!]
—De pantera, diría yo. Elegante… —Se levantó para tomarla de los hombros y ayudarla a que se relajase—… susurrante, de esas voces que se cuelan debajo de la piel de quien la escucha…
—Me pone la piel de gallina.
—Pondrás duro a más de uno. » ¡Qué bien!...

«[N]o importa lo que se lea; lo importante para nuestro cerebro es que se lea, sea lo que sea». Me permitiré discrepar.

A la prota le interesa aprender medicina. La doctora opina: «Solo la habían sorprendido dos veces, y aquella era la segunda vez. Si Kate era capaz de comprender lo que mostraban aquellos manuscritos y tomos originales de medicina, se encontraba, seguramente, ante una de las mentes femeninas más inquietas que había conocido». Si necesita especificar, a mí me eso dice que ha conocido a mentes masculinas más inquietas que la Mary Sue esta. Bueno es saber que la autora tiene claro el papel de la mujer promedio en el mundo.

Hay una comparación absurda y profunda de la vida con una «queimada», una bebida a la que se le prende fuego antes de beberla. La vida es como una queimada porque «produce heridas que queman», pero luego puedes «endulzar las heridas con el azúcar de la amistad y el amorr». Y siguen: «la queimada seguirá ardiendo hasta que consuma el alcohol y al final se apagará, pero el fuego interior de las panteras no se apagará nunca». ¡¡Fin de las similitudes!!


Podría seguir, pero creo que no es necesario.

Ale, ¡con Dios!

23 comentarios :

  1. Fan de follarse a José Bonaparte y acabar inculpada de un crimen que nos ha cometido por pura envidia de las vecinas.

    En fin, yo de esta mujer no espero nada, porque aún recuerdo que me contaron cosas que pasaba allá por su primer libro y que eran para ahorcarse, y desde entonces siempre he oído decir (a la gente de bien :P) que está a la altura de la muchacha de las 50 sombras... Las citas me lo confirman, con sus queimadas y sus durezas (entiendo que hacer referencia a una erección con elegancia es complicado, pero ser TAN vulgar debería tener premio, porque es difícil).

    ResponderEliminar
  2. Jajajajaa es que me reído mucho con tus comentarios.
    En todo caso no es mi tipo de lectura, así que la descarto de plano. Lo que me llama la atención es con el tema de la puntuación ¿que pasa con las editoriales y las correcciones?
    Saludos

    ResponderEliminar
  3. ¡Bien! Alguien se leyó esta...cosa y vino a contarlo, menos mal, porque me veía en la tesitura de hacerlo yo misma y no me iba a gustar nada el resultado (quiero aclarar, ante todo, que no soy ningún anónimo que mande cosas jajaja no vayáis a confundiros y perseguirme con antorchas y palos). ¿Las voces tienen textura? ¿Las queimadas huelen a poesía? Esas y muchas cosas más aprenderemos de la Valenti, la defensora de los violadores.
    Leí un par de libros suyos y no es nada sorprendente encontrarla en esta sección. Aunque por un momento la sinopsis de este libro me hizo dudar de si arriesgarme a leerlo pero, como siempre, veo que me hubiesen engañado vilmente y mi imaginación es mejor que el libro que corresponde a esa sinopsis. Gracias por leerlo ;) Saludos

    ResponderEliminar
  4. Aquellos pechos se alzaban de manera insolente

    http://i3.kym-cdn.com/photos/images/facebook/000/461/303/061.jpg

    ResponderEliminar
  5. ¿Puedo tirarle a la autora una enciclopedia y un diccionario? ¿Puedo, por favor?

    ResponderEliminar
  6. Antille, tienes mi beneplácito u.u Nadie te lo agradecerá más que yo.

    ResponderEliminar
  7. Entre lo del rabo del caballo y la lujuria a una niña de 10 años...bueno.
    Por otro lado, odio cuando los personajes se autodenominan tan maravillosos. Luego hacen alguna estupidez y se cae su dignidad al suelo. Es como si yo dijera que soy la mejor escritora del mundo i luego hos escriviera halgo mal. Ha sido a posta. No me arrepiento de nada. El ejemplo se ha entendido.

    Yo prefiero que el personaje sea de una manera y el lector saque su conclusión. Así puede pensar hasta qué grado es genial el personaje; si el personaje se harta de repetir lo inteligente que es y viene con un plan mediocre, el lector puede sentirse ofendido. Sin embargo, si el personaje tiene ideas más o menos buenas pero no hace inciso sobre lo guay que es haciendo planes, el lector verá el plan que realiza mejor o peor, pero no será como un empujón. Dicho de otra manera: es muy fácil decir que un personaje es así o asá, ¡pero luego es complicadísimo cumplir esas expectativas! Como si dices que "X personaje sabe hablar ruso, francés, español, inglés y chino con fluidez" (cof cof Saga Vanir cof) y luego diga cosas como "simbolitos chinos". Vamos, para colgarlos del pescuezo.

    En fin. C´est la vie. No nos reiríamos tanto sin esto.

    Un saludete!

    PD: Ortiga, me veo con la obligación de alertarte de que en el sexto párrafo se te ha colado una errata a mi parecer, el "e" con función de nexo aparece con "h" como si fuera del verbo haber :O Te aviso porque sabemos bien que luego se cuela cualquier troll en el jardín y usa esa cosita pequeña e indefensa para pasar el cortacésped a maldad!

    ResponderEliminar
  8. xDD Gracias por el chivatazo, Alex. Voy a arreglarlo.

    Con amorr,

    O.

    ResponderEliminar
  9. La descripción del principio, con las pestañas de abanico y el hoyuelo perfecto me hicieron pensar en el gif de "Calamardo hermoso", jaja. Y qué horrible Mary Sue, por favor. Con eso y la frase de que "para el cerebro es bueno leer cualquier cosa" yo prefiero ir y leer la etiqueta del champú. Me educa mejor.
    Hoy me he reído con ganas, espero que mi sugerencia al buzón no sea tan tortuosa :P Saludos.

    ResponderEliminar
  10. Hola!
    Hace poco que sigo el blog, pero ya leí un par de reseñas y me encantan. Con respecto a la novela en cuestión, tengo una duda: si se supone que las editoriales son tan estrictas al elegir los títulos, y en muchos artículos sobre escritura se aconseja evitar las Mary Sue y los Gary Stu como si fueran la peste, ¿en qué cuernos estaba pensando la editorial cuando decidió publicar un libro así? Conozco gente muy talentosa que merece publicar mucho más que ésta dama.

    Pobre el pibe que te recomendó el libro (si lo hizo en serio, porque ahora se me ocurre que quizá fue a propósito para tirarte de la lengua, jajajajaja).

    ResponderEliminar
  11. Una cosa: se me escapó una tilde en "esta dama", perdón!!
    Otra cosa: ¿por qué aparece Kant entre las etiquetas?

    XD

    ResponderEliminar
  12. No me atraen nada los libros de esta mujer y ahora, después de leerte, menos aún... Al menos lo has abandonado (hay gente que termina los libros aunque sean una patata, yo también los abandono y a otra cosa)
    Besos

    ResponderEliminar
  13. La que recomendó este libro fui yo. “M” es la inicial de mi verdadero nombre y es como firmaba antes de tener cuenta. Resulta que una amiga (o igual no es tan amiga después de todo) me regaló este libro hace ya tiempo porque se anunciaba como una lectura muy feminista y pensó que me gustaría, pero ya ya había leído algo de esta mujer y había acabado entre traumatizada y cabreada, así que no me animaba con esta. Si queréis apedrearme estáis en todo vuestro derecho porque lo recomendé aquí con toda la mala intención para que me dijerais lo que podía esperar, y si de paso lo destripabais salvajemente y me hacíais reír un rato mejor que mejor.

    Ya que estoy, os voy a contar el tronchante final de esta cosa, para que veáis lo que la autora considera ser feminista y tal. Por supuesto, la chica se reconcilia con el chico y se casan. Por supuestísimo, ella pierda la virginidad con él, porque mucho feminismo, pero los hombres está bien que tengan pochochientos amantes, pero las mujeres sólo se acuestan con el hombre de su vida. Tienes razón en eso de que el señor Wright estaría muy orgulloso.

    Pero atentas a la sorpresa final. ¿Sabéis esos tópicos que tan de moda estuvieron en los 70 de poner a mujeres ligeras de cascos despechadas y a homosexuales como malos y portadores de todos los defectos del mundo para contraponerlos a lo que, supuestamente, debían ser las mujeres y los hombres de verdad? Pues Valenti ha ido un paso más allá y los ha fusionado. Resulta que el malo maloso que planea todo e inculpa de la prota es su primo, que resulta que estaba enamorado del prometido de Kate y no soportaba que este no le correspondiera. Y, en el final, todo esto lo explica comportándose como lo haría una estereotípica mujer celosa y soltandole a la prota el discursito de: “es mi hombre, puta, y si yo no puede tenerlo tu tampoco; además, a mí no me rechaza nadie, así que he planeado todo esto para hundiros a ambos la vida muajajajajaja”. ¿Qué, cómo os quedáis?

    ResponderEliminar
  14. xDDDDDDDDDDDDDDD

    NO ME LO PUEDO DE CREER, que dirían en mi pueblo. En el .doc donde tengo apuntadas mis notas sobre la lectura, tengo una predicción sobre que el "mastermind" tras la intriga palaciega esta de inculpación de la petarda era precisamente el primo, solo que yo pensaba que estaría enamorado de la prota, no del pimpollo (no tenía sentido que intentase arruinarle la vida a la chica si estaba enamorado de ella, pero nada tenía sentido en realidad, así que...; me imaginé que igual su plan era ser el único que se ponía de su parte y la defendía hasta el final y así pretendía ganarse su favor, o algo así). Qué fuerte me parece todo u.u

    El comodín del gay malo... Estoy llorando de la risa (y de otras cosas).

    ResponderEliminar
  15. Me da la sensación de que a esta mujer no le gustan mucho los homosexuales, o como mínimo es incapaz de comprenderlos. Lo siguiente que voy a decir lo digo de oídas, así que si estoy equivocada que alguien me corrija, pero una amiga que tiene hasta el sexto libro de la “Saga Vanir” me dijo que en ese lo dejó porque salió algo que la ofendió muchísimo a nivel personal. Ese algo en cuestión fue que la protagonista era lesbiana debido a un trauma porque la habían violado de pequeña o algo así, pero que cuando apareció en escena el protagonista masculino esta se “cura”, descubre que en realidad es hétero y, obviamente, quedan como pareja.

    Insisto, eso no lo he comprobado personalmente porque no he leído el libro en cuestión, pero si es verdad y ya encima le unimos esto como que la autora da la sensación de ser abierta de mente sólo por postureo, porque en cuanto coge la pluma se le escapan todos los prejuicios.

    ResponderEliminar
  16. En el curtido del cuero, se denomina flor a la parte externa de la piel. Es la zona de mejor calidad. La parte interior se denomina descarne. Por lo tanto la piel, aunque no tenga flores (a menos que haya pasado por un estudio de tatuaje), tiene flor.

    ResponderEliminar
  17. Esa es TAN guay. Muchas gracias por la información =) Me encanta aprender este tipo de cosas.

    ResponderEliminar
  18. Además de las perlas que hay, vaya tela XD se llama Panteras porque están todas en celo ¿no? XD me ha matado mucho el "Pondrás duro a más de uno" vocabulario propio de época, seguro que sí *sarcasmo*

    ResponderEliminar
  19. "Un surco dividía su barbilla"

    Nunca pensé que volvería a ver a este personaje de nuevo...

    Es...Es...EL CAPITÁN QWARK http://cdn3-i.hitc-s.com/188/ratchet_and_clank_77398.jpg (la máscara le tapa sus preciosas pestañas, ¿vale?)

    ResponderEliminar
  20. Para los que se preguntan (Solita Jade y Denise L.) cómo puede ser que una editorial saque estos libros tan malos, y con faltas de ortografía y puntuación, puedo decir que esta señora tiene editorial propia (Vanir). Su primer libro, editado por Espasa-Casa del Libro (donde trabajaba ella), titulado "El libro de jade", que da comienzo a la saga de los vanirios, fue un éxito de ventas. A partir de ahí, junto con su pareja creó la editorial, y es con ella que lo edita todo. Pero hacen los libros como churros, plagados de faltas de todo tipo. Yo llegué a leer hasta el tercero de la saga de los vanirios, y tuve la "paciencia" de tomar nota de las faltas y enviárselas al director de la editorial, el señor Valentín Bailón (que era o sigue siendo su pareja), y me dio las gracias, pero el cuarto de la saga salió igual. Es decir, que la señora se los edita ella misma, y las faltas ortotipográficas se las pasa por el forro. Lo más chocante es que, al menos en los que yo leí, figuraba en los créditos el nombre de una ¡"correctora morfosintáctica"!

    ResponderEliminar
  21. Ana María, sólo tengo para decir: OMFG

    Gracias por la aclaración!

    ResponderEliminar
  22. No entiendo por qué está mal lo de sendas. Sendas/sendos son determinantes para establecer una relación.

    ResponderEliminar
  23. En esta ocasión, me permitiré simplemente citar a la RAE (que es muy rápido):

    sendos -das. 1. Adjetivo distributivo que significa ‘uno para cada una de las personas o cosas mencionadas’

    En el párrafo donde Lena Valenti usa esa palabra, si te fijas, no contamos con la parte del "cada una de las personas o cosas mencionadas".

    ResponderEliminar

A las malas hierbas no nos gusta la censura, así que eres muy libre de comentar lo que te apetezca. Eso sí, cuidado con faltar al respeto a otros usuarios: las malas hierbas sabemos cuidarnos solas, pero ojo con pisarnos las margaritas.

Por cierto, por cierto. Si te lanzas a poner un comentario en una entrada y luego lo borras (sin motivo justificado), volveremos a postearlo. Es una amenaza. ¡Muajajajajajjajajaj!

Free Pencil 2 Cursors at www.totallyfreecursors.com