Donde la literatura y la maldad se toman un té

jueves, 24 de abril de 2014

Y por eso rompimos, de Daniel Handler

Título: Y por eso rompimos
Autor: Daniel Handler
«Te entrego esta caja, Ed. Dentro está todo. La entrada de cine para ver la película en la que nos dimos nuestro primer beso, aquella nota tuya que tanto significó para mí, el peine del hotel donde perdimos el sentido… y algo más, el plano que dibujamos para intentar asistir a mi fiesta y a la tuya, tan incompatibles como nosotros, la goma con la que me recogí el pelo la primera vez que cocinamos juntos, todos estos pétalos, ya secos, el bolígrafo con el que escribo esta carta y el resto de cosas. Te devuelvo la caja y todos los recuerdos que contiene, Ed. Aquí la tienes. Toda nuestra historia. Toda la historia de por qué rompimos.»

En primer lugar, decir que esta crítica está dedicada a Mandyy Mooran, que fue quien nos recomendó este libro (hace ya bastante tiempo… lamento el terrible retraso).

En segundo lugar… Dime, Mandyy, ¿por qué me odias tanto? ¿Qué cosa tan espantosa y condenable he podido hacer para merecer tener que leerme este libro? Bien hecho, Mandyy, ¡ese es el espíritu de las malas hierbas!

Bueno, empiezo.
Y... bueno, quien dice una piedra, dice una caja :D

La sinopsis. La Virgen. Si algo puedo decir a favor de esta sinopsis, es que se ajusta perfectamente al tono del propio libro y te da una idea muy clara de en dónde diantres te estás metiendo (si te la lees, claro). Es decir, es una sinopsis social y antropológicamente escalofriante de un libro no menos escalofriante. Eso es todo lo que puedo decir al respecto. Ah, no. Miento. Puedo decir lo siguiente: es una sinopsis social y antropológicamente escalofriante que resulta increíblemente narrativa en sí misma. Es decir, si esto no fuera una sinopsis, sino un microrrelato, sería de hecho un buen microrrelato: con leer esas pocas líneas, una ya tiene claro cómo es la narradora, su opinión del chico, el tipo de relación que tuvieron, la duración de la misma, y por qué rompieron. Es fantástico, en serio. No necesitaba más (sin duda, no necesitaba un libro como de 200 páginas [he visto por internet que las ediciones en papel ocupan más de 300 páginas, Dioses, sé que solo es una diferencia de formato, no de contenido, pero aun así doy gracias porque la mía sólo tenía 200]).

De acuerdo, pasemos a la trama: ni pies ni cabeza. Zarza jura y perjura que este mismo autor tiene en su haber al menos una obra muy aclamada (Una serie de catastróficas desdichas, que no nos hemos leído, así que no puedo opinar), así que no sé qué le habrá sucedido a este pobre hombre de aquel tiempo a esta parte, pero debe de haber sido algo increíblemente traumático (nada por debajo del trauma inconfeso y profundo puede justificar un libro como este).




O sea, que tenemos a una chica escribiéndole a su exnovio una carta que va a darle junto con todas las cosas que quiere devolverle ahora que han roto. Y el libro se titula Y por eso rompimos. Yo con estas premisas, esperaba un relato narrado por una chica de (al menos) unos 20 años, y que había estado (al menos) un par de años saliendo con el ya mencionado novio, así que tendrían memorias en común y ese tipo de cosas que una pareja consigue con el tiempo. Esto hubiera sido lo mínimo indispensable para que pudiera tomarme en serio la historia (luego ya habría que ver si la prosa valía también la pena o no). Pero yo, como soy así, hice lo que hago siempre, y me lancé a la lectura sin haber leído críticas previas sobre el libro y sin haberme leído siquiera la información de la contraportada. Y así fue como me topé, en la primera o la segunda página, con la siguiente información: la pareja de tortolitos no solamente tiene 16 años, no, además han estado juntos un mes y una semana exactamente (tiempo más que de sobra, quién lo dudaba, para que la niña haya acumulado una montaña de porquerías relacionadas con su síndrome de Diógenes amor verdadero). What the fuck is this shit?


En otro orden de cosas, debo decir que la historia no está mal en sí misma. De hecho, hubiera dado para escribir un relato (insisto: relato; no novela) bastante bueno, o incluso una crítica brutal a la sociedad, si se hubiera sabido llevar con gracia. Por desgracia, no ha sido tal el caso. Tenemos simplemente a una adolescente contándonos el drama de su fallido amor adolescente, como si fuera un verdadero drama, uno de esos de «después de esto, se ha acabado el mundo». Por eso digo que hubiera sido una crítica brutal, porque esto es lo que hace mucha gente con su vida adolescente, dramatizar; y a mí me hubiera parecido francamente muy interesante leer una versión moderna de El Quijote protagonizada por una niña adolescente embarcada en su propia cruzada. Una decepción, en ese sentido.

Pasando ya al argumento: el amor y la ceguera que produce el estar enamorado (o eso quiero pensar). Si no es eso, entonces me inclino por decir que simplemente no hay núcleo. Gracias a Dios, al menos por esta vez el argumento no es «el amor puede superar todas las barreras». No sabéis lo feliz que me siento en ese sentido, y aliviada. Muy aliviada.

La autoridad racional de la voz narrativa está muy trabajada, de eso no hay la menor duda. La chica es una apasionada del cine, y no deja pasar ocasión de hacerlo notar, todo el rato acordándose de películas, o de escenas de películas, o de actores o actrices. Eso sí, quizá la cosa está un poco sobreactuada, porque realmente parece que la chica no puede enlazar tres frases sin meter al menos una referencia cinematográfica entre ellas. En ese sentido, se hace un poco pesado, en mi opinión.

Además, es una niña con un dramón adolescente encima, pero de los gordos, y eso también contribuye a establecer muy bien la autoridad emocional. Nada de lo que quejarme realmente en este caso.



Los personajes: la verdad es que están todos bastante bien trabajados. No son simplemente «buenos» o «malos», tienen sus días. Empezaré por los secundarios: en especial me han gustado las exnovias del chico, debo admitir, porque no se las presenta simplemente como las típicas bitch que sólo están ahí para ser putas con la nueva novia. La hermana del chico también está muy bien: es una chica simpática, pero no simplemente simpática, también tiene opiniones y se comporta como una persona. El amigo de Min es el que menos trabajado está: le dan un par de pinceladas, y ya de entrada está mejor de lo que suelen estar los personajes de la típica novela adolescente, pero comparado con los demás, como que tiene poca gracia.

Ahora, los dos protagonistas: el chico… está sorprendentemente bien trabajado; al menos hasta que llegas al final, entonces ya no hay por dónde cogerlo. Lo digo en serio, teniendo en cuenta todo lo que la prota nos cuenta de su comportamiento, sus conversaciones y demás, sencillamente no tiene ningún sentido cómo termina la cosa (como tampoco tiene sentido, a la luz de los nuevos acontecimientos, la forma en que habla de él, y lo que ella se imagina que estará haciendo o sintiendo después de la ruptura). Min es bastante Wannabe, y es un personaje un tanto sobreactuado, pero en general también está bien, muy en la línea de la novela (a mí personalmente me ha parecido una chica insufrible). Su evolución también es muy visible, aunque hay que decir que, al igual que el argumento de la historia, la evolución que sufre el personaje es bastante poco interesante.
Y así todo el rato.

Los objetivos del personaje de Min, bueno, el objetivo consciente sería toda la movida esta relacionada con la actriz a la que acosa, y el inconsciente… parece tener que ver con su amor adolescente y obsesivo. Digo lo mismo que respecto al cambio: nada especialmente interesante, la verdad, no parece que pretenda hacernos llegar ningún mensaje en particular.





Y en cuanto a la prosa… ¿cómo decir esto? Daniel Handler utiliza probablemente el peor formato posible para contar esta historia. O sea, vamos a ver si me aclaro: la niña le escribe una carta al novio para contarle «por qué rompieron», y la carta de los demonios tiene medio millón de pliegos. En serio, ¿quién demonios hace eso? Para empezar es una locura, para continuar nadie querría leer semejante biblia escrita por una exnovia (o un exnovio), y para continuar… por el amor de una madre, ¡medio millón de pliegos! Además, no contenta con escribir un libro por carta, la chica se dedica a relatarle a su ex todas las situaciones en las que estuvieron juntos, incluso llegando a transcribir conversaciones. Disculpa, pero creo que él también ha vivido todo eso, realmente no tienen ningún sentido que se lo cuentes: se lo sabe, insisto, él también estaba allí. Y, no contenta con eso (aún), la niña se dedica a humillarse a sí misma en cada página, contándole al chico con todo lujo de detalles cómo se sintió en cada maldito segundo de la relación, como si hiciera falta darle a alguien más munición para hacerle daño, dado que la relación no acabó precisamente bien. En serio, nada de esto tiene ningún sentido.

Aparte de eso, el autor se dedica a bombardearte con metáforas. En serio, una tras otra (este es el momento en el que vendría cuento una broma sobre Guernica... si Guernica no fuera un asunto tan serio —Y, ¡no!, no me estoy riendo de los muertos de Guernica, por el amor de una madre). Y, claro, con tal cantidad de metáforas, inevitablemente te encuentras de vez en cuando con alguna buena (y también con muchos terneros desperdigados por los prados). El texto es a ratos un tanto explicativo, y los espacios no están siempre muy bien trabajados, pero no me he encontrado con nada que me haya llamado realmente la atención en ese sentido.


Y en lo que a extensión y justificación del texto se refiere, como ya he dicho, completamente injustificado. Solo con la primera carta y, si acaso, con alguna de las del final, hubiera sido más que suficiente para contarnos todo lo que el autor nos ha contado en 200 páginas. Realmente no era necesario semejante gasto de papel.

En fin, termino con mi sección habitual de carcajadas (atención spoilers):

-La caja de cosas que le devuelve al chico es tan pesada que cuando la tira al suelo a la entrada de la casa, la puerta tiembla sobre sus goznes. Joder, la caja sin duda pesa una puta tonelada (y la tipa es una culturista, sin duda, porque es capaz ya no de levantarla, sino de transportarla hasta la puerta y tirarla).
Te entrego estea coche caja, Ed. Dentro esta todo.
Los vasos en los que bebimos aquel día en el McDonals,
la pelusa que tenías en el pelo cuando nos dimos el primer beso,
la revista en la que te sentaste cuando el césped estaba húmedo...

-Y, siguiendo con la caja. Después de semejante afirmación sobre el peso de la susodicha, me entró curiosidad por saber qué tipo de cosas habría metido nuestra querida protagonista ahí dentro, así que decidí ir apuntándolas y hacer una lista. Al final de la crítica os incluiré la lista entera, por si a alguien le interesa, pero para que os hagáis una idea: básicamente los recuerdos de la chica son papeles (tickets de películas, una foto, un mapa dibujado a lo jincho en una servilleta), un par de libros, un abrigo, una botella de agua vacía… Cosas, como veis, pesadas, muy pesadas. Intuyo que el papel estaría recubierto de titanio, y la caja, hecha de adamantium.

-La niña va escribiendo la carta encima de la tapa de la caja (que debe de ser mazo de rígida, lo dicho, adamantium —así que no sé cómo consiguió escribir en ella una cita, pero bueno), y todo esto en la furgoneta de su amigo, que no el coche, mientras van de camino a casa del ex para tirar la caja y hacer explotar la puerta. Todo esto da dos datos clave sobre lo que está pasando: la caja es inmensa, que hace falta una puta furgoneta para transportarla, y además es lo bastante grande como para servirle de mesa a la niña. Y el exnovio vive en el puñetero Madagascar, porque la cartita de los diablos me ocupa como cien páginas en pdf (sin márgenes, Dios), por fortuna las otras 100 páginas parece que son ilustraciones (muy feas, por cierto). [Más adelante te cuentan que han parado en una cafetería por el camino para que la niña termine su Biblia, pero madre mía.]



-La descripción del chico cuando entra en la habitación: «los brazos impulsándole a través de la habitación». Opciones que podrían justificar este comportamiento:
A) camina haciendo el pino,
B) es un jugador de baloncesto que no tiene piernas, así que camina sobre los brazos (¡tampoco de me estoy riendo de...! Bah, paso),
C) va en silla de ruedas,
D) ninguna de las anteriores es correcta, el autor debería fijarse en lo que está diciendo.

-En boca de la protagonista: «Sentí un hormigueo en el estómago y me volví estúpida.» Mentira obesa, ya lo eras de antes. Pero me alegro de que por fin lo veas claro.

-También en boca de la prota:
«Fíjate bien y verás un pelo o dos que quedaron enganchados en la goma cuando me la arrancaste. ¿Quién haría una cosa así? ¿Qué tipo de hombre, Ed? En aquel momento, no me importó.
Fue la primera vez que estuvimos en tu casa, donde leerás esto, desconsolado.»

Sí, desconsolado, porque no lleva aún leídas ni la mitad de las putas cartas que hay en la jodida caja. Por otro lado… ¿dos pelos, en serio?
Sé que no debería poner esta imagen en un
blog que permite el acceso a todos los
públicos, pero... ¿qué puedo decir?
Soy una mala hierba.

-Este ternero es precioso: «un pésimo rock tan grosero y aburrido como una patata gigante». Eh… sí, yo siempre he pensado que las patatas, cuando más grandes, más groseras.

-La niña está en la fiesta de victoria del partido, hay una hoguera en la que la peña tira cosas, y ella se acerca y tira la entrada del partido y la contempla arder. Se le acerca una chica:
«—Has estado a punto de acercarte demasiado —dijo Jillian Beach, tu maldita exnovia—. Es tu primera hoguera, ¿verdad?
—Algo así —respondí sintiendo que cruzaba los brazos.
—Lo sabíamos —comentó la chica que la acompañaba—. Siempre ocurre lo mismo cuando alguien nunca lo ha visto antes, lo de acercarse demasiado. Es como si el fuego atrajera a las vírgenes, ja, ja.
Las dos me miraron con disimulo. Me entraron ganas de una cerveza.
—Ja, ja —dije yo—. Es cierto, mi himen es extremadamente inflamable.
Se rieron, pero solo un poco.»

Eso es porque no tiene ni puta gracia. Sácame los ojos, Dios.

-Este libro es tan malo que mi mente no hace más que cambiar cosas, para que al menos pueda reírme. Ejemplo: «—Vaale —dijo Jillian con ese to(r)nillo desdeñoso […]». Si no puede ser peor… al menos, hagámoslo mejor.

-Alguien declaró: «tenía las entrañas alteradas a causa del café». Recordadme que nunca beba café, suena a efectos secundarios chungos (de los de Chungolandia).






Y ya termino, con la lista, por si a alguien le importa. En la caja hay: dos chapas de botella, una entrada de cine, un póster, una caja de cerillas vacía, una cámara estenopeica (de cartón), un carrete de fotos, un suriken de papel, un pedazo rasgado de cartel, una moneda, una goma de pelo (con pelos), un banderín triangular del instituto, una camioneta de juguete (que aparentemente es igual que la “camioneta” en la que Al la está llevando a la casa de Ed en Madagascar), libro de recetas, una semilla con vaina de castaña (o eso parece, ella no lo sabe), una… ¿gabardina?, un azucarero, un paño de cocina con manchas de aceite, la ausencia de su paraguas (como lo oís, un paraguas ausente, porque el paraguas en sí lo perdió estando con el chico), un… ¿bote de colonia? (ah, no, es un tipo de licor de ciruela o algo así), un… ¿espejito de bolsillo? (no, una especie de lata de plástico cuadrada de color rosa), otra entrada de cine, un mapa cutre dibujado en dos pliegos de papel, un transportador de ángulos (de plástico, creo), una lima de metal, una ficha roja (que ni siquiera es del ex: se la dio el amigo —a pesar de estar cabreado con la prota— por haber participado en el comité de organización de no sé qué fiesta), dos llaves muy feas unidas en una arandela, una etiqueta para un espectáculo, una botella de agua vacía, un cubicador de huevos, una fotografía de una comida, un papel de esos de los hoteles que cuelgas en el baño para pedir que te cambien las toallas, dos envoltorios de preservativo (ehh... da fuq), un peine de plástico, camiseta con el número veintisiete, unos pendientes, un fajo de postales, un montón de pétalos de ¿rosa?, nota de prensa que anuncia la muerte de la actriz, una entrada al partido de baloncesto del instituto (no la que quemó en la hoguera), un libro que le había prestado la hermana del chico, un bote de castañas.

Creo que lo que más me sorprende de todo esto (aparte del síndrome de Diógenes de la niña) es el hecho de que un buen porcentaje de los objetos de la caja ni siquiera son cosas de él, son sencillamente objetos completamente aleatorios que tuvieron la mala suerte de estar presentes en algún momento en el que ambos personajes pasaban por allí.


Chichómetro: el drama no alimenta.

Potabilidad: metales pesados en el agua.

Carcajadas: 6/10

Otras páginas que tienen publicadas críticas o reseñas de este libro, por si os interesa contrastar: El baúl de papel, Lector empedernido, Library of Dreams.

17 comentarios :

  1. Estoy de acuerdo contigo en algunas cosas sobre el libro. Por ejemplo, también me pareció un poco exagerado la reacción de Min y cómo hablaba de él cuando no habían salido apenas tiempo. Yo pensaba al empezar el libro que lo habían dejado estando a punto de casarse.
    En lo relativo a los objetos, había algunos que tampoco entendía por qué se los daba si él ni siquiera los había visto antes.
    Pero la historia en sí, los personajes y la forma en la que está narrada si que me gustó, me pareció original contar todo a través de la carta y los objetos y a mí al menos me resulto fácil identificarme con lo que sentía Min en determinados momentos.
    Igual es que lo leí en un momento adecuado de mi vida pero no sé, no me pareció tan malo.

    ResponderEliminar
  2. No, si yo tampoco he dicho que sea tan malo. En realidad me ha parecido que no estaba tan mal: la autoridad narrativa está bien establecida, los personajes son (en general) más o menos buenos, tiene algunas escenas bien construidas... Está bien, comparado con lo que ronda suelto por nuestras librerías, pero tiene mucho drama drama adolescente encima (un tanto exagerado), el formato me parece que no es el adecuado, y además a mí (personalmente como lectora) me ha parecido un bodrio, más que nada porque yo el drama adolescente, sobre todo si tiene que ver con parejitas... meh.

    Pero sí, no está mal.

    ResponderEliminar
  3. No fue un libro que me gustara especialmente, Min no me cayó del todo mal pero a veces me resultaba un poco cansina de una forma que no puedo explicar. Y, sin duda, lo que más me gustó fue la edición.

    ¡Saludos!

    ResponderEliminar
  4. No puedo creer que el autor de "Una serie de catastróficas desdichas" haya escrito esto. Polifacético es, desde luego. Eso se lo vamos a conceder.

    También le vamos a conceder la genialidad de colar, en la sección infantil de las librerías, inocentes libros para niños que empiezan con dedicatorias como:

    "Para Beatrice,
    querida, encantadora, muerta."

    "Para Beatrice,
    Siempre estarás en mi corazón,
    En mi mente,
    Y en tu tumba."

    "Para Beatrice,
    Cuando estábamos juntos me sentía sin aliento.
    Ahora tu lo estás."

    Una vez vi a un padre muy motivado que se disponía a leerlo con su hijo. Lo abrió por la primera página y, casi instantáneamente, lo volvió a cerrar musitando una triste excusa. Luego lo devolvió a su lugar mientras intentaba desviar la atención de su pobre y, lógicamente, muy interesado crío a la colección de Kika Superbruja.

    Impagable.

    ¿Seguro que estamos hablando del mismo D. Handler?

    ResponderEliminar
  5. jajajaja priceless, Cicuta.

    Pues... no sé, yo diría que sí, es el mismo... ^^'

    ResponderEliminar
  6. AWWWWWWWWWWWWW.
    Muchas muchas gracias, ¿por dónde empezar? yo realmente odio este libro, aunque ahora que lo pienso puede que no lo odie por él en sí, sino por todo el drama (sí, más drama) que ocasionó en mi ciudad, todo el mundo era Min, en serio, y vi una imagen que decía "nunca una historia de amor te llenará tanto" creo que eso fue, pero en realidad.. sí me parece un poco tonto, ya sabes, los objetos al azar, una carta de tu ex-novia que nadie quiere leer, aunque admito, sí, admito que si me gustaron las ilustraciones, jaja.

    ¡MUCHAS GRACIAS! en serio, hiciste mi día.

    ResponderEliminar
  7. Esta es mi crítica favorita también eh !

    ResponderEliminar
  8. -La descripción del chico cuando entra en la habitación: «los brazos impulsándole a través de la habitación».

    Opción E) Es un orangután subido a un monopatín.
    http://i.imgur.com/LlpBkxN.png?1

    Por cierto, me encanta el coche lleno de papelajos y el pie de página que lo acompaña XDD

    ResponderEliminar
  9. Yo creo que la verdadera historia de fondo es el acusado síndrome de Diógenes, que comentas, y que, por lo visto, presenta la muchacha xD. Yo es que, de todas formas, no tenía pensado leer este libro. Se que no me va a gustar.
    Buena reseña. Me encanta el tono cómico/irónico que ponéis en cada entrada.

    ResponderEliminar
  10. ¡Jajaja! Me ha encantado esta crítica, lo del Diógenes debería hacérselo mirar la muchacha, pero la verdad es que me has dejado con muchas ganas de leer el libro (sí, I know it).

    Quizá como lectura veraniega...

    Me sorprende el cambio del autor, por cierto, que los de Una serie de catastróficas desdichas son infantiles (un tanto oscuros, pero infantiles), y bastante buenos. ¿Qué le ha pasado a este hombre? Aparte de que era un puntazo la historia dentro de la historia (lo de Lemony Snicket como autor metiéndote cosas de su vida, entre ellas lo de Beatrice que comentaban más arriba).

    ¡¡Besines!!

    ResponderEliminar
  11. Descubrí su blog hace unas semanas, y hoy me animé a dejarles un comentario xD
    Hace tiempo que veía este libro hasta en la sopa, y tan poco interés tenía en él que ni siquiera carburé que el autor se trataba de Daniel Handler. Yo no lo eh leído, pero me dio cierta impresión mala con sólo leer la sinopsis. Y ahora que acabo de leer la reseña, me eh llevado una gran decepción. Hace años que vi la película de Una serie de Catastróficas desdichas, la cual me encantó, y hace dos meses aproximadamente comencé a leer los libros (actualmente ando leyendo el quinto) y sin duda son geniales. Me sorprende un poco lo contrastante que son la serie y este libro. Es decir, me gusta que los autores no se repitan, ni escriban libros de temas parecidos, pero algo me dice que el señor Handler se dejó llevar más por el dinero... necesitaba una historia que llegara más fácilmente a las masas y se vendiera como pan caliente para incrementar su montaña de dinero.

    Saludos

    ResponderEliminar
  12. La verdad es que cuando lo vi en el Consum de mi calle (sí, en el Consum también venden libros) no me llamó la atención absolutamente nada. Pensé: "vaya cursilada, seguro que es una tía que rompe con el novio después de varios años y se limita a contar la historia del objeto en relación con ellos".

    Yo también pensaba que sería la historia de una relación larga y de una chica de más de 20 años, pero eso de que según tú es sobre una niña (con 16 años se es una cría, sí) que no ha estado ni dos meses con el chico... ¿Es una maldita psicópata con problemas mentales o tiene el síndrome de Diógenes? ¿O quizás ambas cosas? La otra es que menos mal que solo estuvieron mes y medio o así, porque si ya con esos pocos días ha coleccionado tantas cosas, ¿con un año cuántas cosas habrá recogido? ¿Os lo imagináis, malas hierbas? Yo no puedo; demasiadas cosas me imagino.

    ResponderEliminar
  13. Con un año ya tendría material de sobra para abrir su propio museo. Se parecería mucho a esto:

    http://primiciadiario.com/wp-content/uploads/2013/03/dioge-1024x682.jpg

    ResponderEliminar
  14. Creo que os lo han dicho unas 7654329183743829 veces, pero aún así tengo que preguntároslo ¿qué le pasa a vuestro blog con el botón de responder? Desde el móvil creo que va, pero desde el ordenador creo que no. Aunque igual es cosa de mi ordenador, que es un poco viejo y lento.

    No me extrañaría, la verdad. Creo que a alguien así se le debería poner en tratamiento psiquiátrico, porque si con 16 años es así, con 30 será un clon de esta señora: http://1.bp.blogspot.com/-2Pq0Tc4N7ks/U7GvWhiqBTI/AAAAAAAAsnM/dgqeWxSzXsk/s1600/loca_gatos.png

    pd: Me ha gustado que me contestaras, Zarza :D ¿Puedo recomendaros libros que merecerían una reseña sangrante, sincera y dura? :S

    ResponderEliminar
  15. En efecto, el botón de responder sólo funciona con el móvil. Todo forma parte de nuestro plan malvado. Nos gusta romper expectativas. Qué pasa :D

    Por cierto, tenemos una sección dedicada a las maravillas que nos recomendáis: el buzón de sugerencias. Si te vas al sidebar, está por arriba (es una imagen de un buzón y una urraca). Recomienda sin miedo :D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No, si se ve que sois seres malignos... ;)

      Bueno, más que una crítica sangrante, lo que me gustaría es que explicarais qué demonios ve la gente en esos libros que tanto les han gustado, porque yo no lo entiendo. Algunos los leí hace tiempo, mientras que otros no (ni ganas), así que os diré cuáles he leído y cuáles no.

      Gracias por la explicación!! :D

      Eliminar
  16. Les recomiendo http://goo.gl/yvWGQ0 pueden encontrar el libro gratis

    ResponderEliminar

A las malas hierbas no nos gusta la censura, así que eres muy libre de comentar lo que te apetezca. Eso sí, cuidado con faltar al respeto a otros usuarios: las malas hierbas sabemos cuidarnos solas, pero ojo con pisarnos las margaritas.

Por cierto, por cierto. Si te lanzas a poner un comentario en una entrada y luego lo borras (sin motivo justificado), volveremos a postearlo. Es una amenaza. ¡Muajajajajajjajajaj!

Free Pencil 2 Cursors at www.totallyfreecursors.com