Donde la literatura y la maldad se toman un té

domingo, 21 de febrero de 2016

Hablemos de sexo, o... mejor ahorrémonoslo (4)

Queridos hierbajos míos… os odio.


Sinceramente,

O.



Es tentador dejar la entrada así, pero seré buena y os torturaré un poco más. En el fondo es divertido.

El caso es que hoy no vengo a hablar yo. Soy perfectamente consciente de que tengo esta sección abandonada: no he estado muy motivada estos últimos meses, entre unas cosas y otras. Así pues, y para que el tema no quede en el olvido entre que me surge algún tema del que me apetezca hablar… he decidido endilgarle el muerto a otro pedirle a alguien que escriba un poco desde su perspectiva.

Aquí os lo dejo, hierbajos:




Hola, mi nombre es Calena y soy asexual.

Ortiga me ha dejado a mí hoy para que esta sección no se llene de polvo. Y hierbajos, tengo que reconocer que me hace mucha ilusión.

Hace poco menos de cinco meses yo tenía más bien poca idea de lo que significa ser asexual, el descubrimiento fue a raíz de ver un documental sobre el tema que precisamente Ortiga colgó en Twitter. No es que no hubiese escuchado antes la palabra, pero siempre la había asociado a estrellas de mar o a personas con algún tipo de enfermedad o trauma. Ver a personas normales (completamente sanas y sin ningún parecido con alguna criatura marina) describir cómo me sentía fue tremendamente tranquilizador. La ansiedad latente que llevaba intentando ignorar desde hacía tiempo desapareció sin más *pof* Así que me parece más que importante darle visibilidad a la asexualidad en Internet, ya que en la “vida real” directamente parece que no existe.


Sí, estoy enfadada, hierbajos. Me siento afortunada también porque sé que muchas personas no lo descubren hasta bien entrada su vida adulta, pero no puedo evitar pensar en esos momentos en los que alguien debería haber nombrado el termino, haberlo explicado. Momentos en los que teóricamente tendría que hablarse de ello.

Oh, sí, hablo de las charlas de educación sexual en los institutos *chan, chan, chaaan*

Creo que no es un secreto que la educación sexual deja mucho que desear. Lo normal es que estas charlas (cuando las hay) suelan reducirse a una hora en la que alguien reparte condones y describe con detalle algunas enfermedades de transmisión sexual. A ver si con asustar un poquillo ya basta para que se reduzcan los casos de relaciones abusivas en parejas jóvenes, embarazos adolescentes y otros problemas de ese tipo que aparentemente preocupan a todo el mundo. En fin, lo que viene siendo una charla estilo clase de Biología. Sí, es instructivo, pero no creo que sea suficiente lo mires como lo mires.


Viendo el panorama, puedo decir que en mi instituto se hicieron las cosas un poco mejor, que no bien. Durante casi dos meses tuvimos una hora semanal dedicada a hablar sobre sexualidad. En principio parecía que iba a estar muy bien, pero la verdad es que para mí fue bastante horrible. Fue insuficiente como las charlas estilo clase de Biología y además fue enfocado todo de forma que empecé a preguntarme seriamente si es que me pasaba algo malo.

La primera clase consistió en la presentación de la mujer que iba a darnos las charlas, que entró con un pene de látex que usó para golpear la mesa y poner orden (por favor, imaginad la escena… Bueno, mejor no, yo todavía me estoy recuperando. A lo largo de esas semanas se aseguró de golpear con él a cualquiera que hablase de más. Creo que nunca me había sentado más al fondo de la clase). Después nos dio un discurso sobre que el sexo se encontraba en absolutamente todas nuestras relaciones diarias con todo el mundo. Además, se aseguró de dejar bien claro que si alguien no se sentía cómodo con el sexo sólo podía ser porque:

1. Había crecido en un ambiente en el que era un tema tabú, o

2. tenía algún tipo de trauma al respecto.

Está claro que el sexo no debería ser un tema tabú y que todos deberíamos tratarlo con normalidad, pero muy a menudo con la excusa de normalizarlo lo que se hace realmente es sexualizarlo TODO. Y en ese momento, la verdad es que esa visión del mundo me resultó bastante angustiosa.

Últimamente pensando sobre el tema me da la sensación de que esta manía social de sexualizarlo todo nos ha vuelto un poco inútiles a la hora de darnos cuenta de la complejidad de las relaciones humanas afectivas y de sus variantes no necesariamente relacionadas con el sexo. Al final parece siempre que no somos capaces de ver más allá. (Esto ya es más bien anecdótico, pero he conocido a gente que se ha puesto realmente violenta y me ha acusado de “cerrada de mente idiota” por no ver como “claramente Anna y Elsa de Frozen son lesbianas y están enamoradas”. Perturbador, lo sé).

Recuerdo que en una de las clases esta mujer habló sobre la necesidad de aprender también a negarse a mantener relaciones sexuales con alguien. Ella decía muy convencida, por ejemplo, que de ninguna manera podíamos permitir que nuestra pareja nos chantajease para tener sexo. Y obviamente es cierto, pero en mi cabeza seguían repitiéndose las frases que había dicho esta mujer una y mil veces durante las últimas semanas: “el sexo es uno de los pilares esenciales de una relación” o “sin sexo no podríamos conectar igual que la gente y el mundo sería un lugar espantoso y aburrido” (esta era su preferida). Así que, en realidad, se espera que te puedas negar sólo hasta cierto punto, no demasiado porque si no acabarás solo.

Para mí el principal problema de estas charlas fue que se dio por sentado que prácticamente hay una única forma de comportamiento sexual–romántico que es saludable y puede hacer feliz a una persona. Eso no está bien. Cada uno tiene sus necesidades físicas y emocionales, y aunque es algo en lo que aparentemente todo el mundo está de acuerdo no creo que en realidad la mayoría sea consciente de hasta que punto pueden variar dependiendo de la persona. Y me parece normal, ¿cómo vamos a ser conscientes si no hablamos de ello? Recuerdo bien que durante esas seis semanas sólo se nombraron dos sexualidades diferentes a la heterosexualidad: la homosexualidad y la bisexualidad. Y digo nombrar porque realmente no llegamos ni a hablar de ello, la mujer que se encargaba de las charlas simplemente comentó su existencia y pasó a otra cosa. (Por lo que sé, en otros institutos normalmente ni eso). Sobra decir que la asexualidad ni siquiera se nombró.

No se trataba de que yo no aceptase mi condición o algo así, simplemente no podía pensar en ello porque para mí no era algo que existiese. Forzosamente tenía que pertenecer a alguna de las sexualidades que conocía aunque no me terminase de encajar, porque eran las únicas “reales”. Resulta muy frustrante no tener palabras para pensar en uno mismo. Es algo parecido a cuando de repente olvidas el nombre de algo y no eres capaz de recordarlo. Sólo que también olvidas a qué exactamente querías referirte. Y lo que estás intentando decir no es que quieres una cuchara, sino que tu nombre es Antonia y eres carpintera. (Ah, y todo el mundo insiste en que te estás complicando porque seguro que te llamas María o Paca).

No para todo el mundo es igual la necesidad de autodefinirse, pero para mí sí que ha sido siempre algo muy necesario de hacer en detalle, así que imaginad el agobio importante que tenía. Lo que más eché yo en falta en las charlas fue que estuviesen enfocadas de tal forma que sirviesen de verdad para dar a conocer las diferentes orientaciones sexuales y ayudasen en el proceso de autodescubrimiento de cada uno.

Y vosotros, ¿qué pensáis que habría que cambiar? ¿Cómo recordáis que eran estas charlas en vuestros institutos?

Yo me despido ya, espero que os haya gustado esta entrada robada y que nunca tengáis que esquivar estocadas de penes de látex :’D


14 comentarios :

  1. Jajajaj, estocadas de penes de latex, eso sí es un trauma. Felicitaciones Calena y bienvenida, no sé si seguirás escribiendo por aquí pero me pareció muy interesante tu experiencia. Mis charlas de sexualidad en el colegio también fueron raras, digo en plural porque tuve varias. La primera, cuando todavía no terminaba la primaria, fue exclusivamente del estilo clase de biología, con un video de lo más confuso que me dejó pensando en las proporciones de mi cuerpo y las medidas de la cabeza de un bebé con mucho miedo. La segunda, en una clase de catequesis, en la que la profesora nos dijo que las ETS eran castigos de Dios para los homosexuales y los promiscuos en general y que, si usábamos condones, se nos iba a infectar ahí abajo. Otra vez, la confusión. La última, y la más divertida, fue con un profe que se las daba de moderno y decía eso mismo de que el sexo está en todas nuestras relaciones interpersonales. Yo no entendí nada, pero después pasó a las típicas preguntas y respuestas con nosotros, que lo único que hicimos fue decir asquerosidades para ver qué cara ponía. Y el tipo pasó la prueba riéndose con nosotros. Pero tampoco saqué mucho en limpio. Conclusión, que debo ser grisexual y apenas hace unos años que lo sé, pero he debido pasar terribles problemas con los hombres hasta darme cuenta de que tenía que hacer respetar mis deseos (y la falta de éstos). Así que estoy de acuerdo, deberían enseñarnos a no temerle al sexo, pero también a no temerle a estar solos, o a disfrutar de otras cosas en la vida además de eso. Que uno no se muere de esas cosas. Y me encantó el gif de "I think I´m the one".
    ¡Saludos! (siento que debería comentar en anónimo, pero ma sí, ya está xD)

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  2. Buenas :D

    Yo tengo una pregunta, no sé si absurda; pero, en cualquier caso: una persona asexual es aquella que no se siente atraída ni por hombres ni por mujeres. Bien. Pero ¿es posible que en algún momento se produzca atracción? Quiero decir: ¿la asexualidad es algo permanente, o puede haber deseos esporádicos dirigidos a alguien en concreto?

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  3. ¡¡Holaa!!

    En fin, no, yo jamás he tenido que esquivar un pene de látex porque en nuestro instituto no hubo charlas de sexualidad. Así de simple y penoso, no sé qué es peor xD

    De todas formas, telita la gente que suelen traer para dar estas charla. A mi prima le había venido una señora hace unos años que les decía que sólo existían dos sexualidades: homo y hetero. Que había que decidir pronto si a uno le gustan los hombres o las mujeres y que todo la bisexualidad y otras posibles sexualidades eran mera confusión, o algo así.

    Y claro, luego sí que hay confusión, pero es que la generan muchas veces los mismos educadores y entonces... :/

    En fin, me alegro de que hayan más entradas de este tipo porque yo, por ejemplo, no tenía ni idea de la mayoría de las cosas que mencionáis.

    Besoos

    Iry

    PD: Me he quedado flipando con el comentario de Cyn. Pobrecita >.<

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  4. Muy interesante tu experiencia, Calena. Y me alegro de que hayas encontrado por fin un concepto que te ayude a formar tu identidad, cosa que es importante para todo el mundo, aunque la mayoría no se da cuenta.

    No voy a explayarme escribiendo, por lo que voy a comentar una sola cosa: me trauma mucho más la interpretación que hace alguna gente de la relación de las hermanas de Frozen que la imagen de la profesora revoleando el pene de goma para todos lados, jajajajaja!!!

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  5. Anónimo, la sexualidad de una persona puede cambiar a lo largo de los años. No todo el mundo experimenta la misma atracción (y mucho menos con la misma intensidad) durante toda su vida.

    En todo caso, también existen los términos demisexual (que experimenta atracción sexual una vez que se ha establecido un vínculo emocional) y gris-sexual (que experimenta atracción sexual con una frecuencia tan baja que resulta casi anecdótica).

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  6. Ahora que lo mencionas en la escuela aprendí un montón sobre métodos anticonceptivos y enfermedades de transmisión sexual pero más nada, lo más cercano a una charla fue una ronda de preguntas que vimos una vez donde nosotros preguntábamos algo y la profesora nos respondía. En fin, que ni de orientación sexual nos decían algo, de paso en uno de los libros permitidos decía que la homosexualidad era una enfermedad o algo así (era un libro muy católico).

    Es triste que la escuela no sirva de nada en estos casos, y como ahora todo se busca en google los profesores se esfuerzan todavía menos...

    PD: Ok, acepto que Elsa sea lesbiana pero ya de ahí a que tenga una relación incestuosa con Anna es completamente ridículo, ¿es que esa gente no sabe lo que es una relación normal entre hermanos?.

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  7. Cyn, no sé si volveré a aparecer por aquí o no, quién sabe, si algún día me parece que puedo aportar algo interesante a la sección lo mismo me cuelo otra vez ;D

    Siento que hayas tenido que pasar experiencias tan malas D: , me alegro de que ahora estés feliz contigo misma ^^

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  8. Denise L. y Scarlett, yo creo que hay gente que lleva pegadas con loctite las shipping goggles y por eso todo lo que ven son parejas D: A mí me traumatizan a menudo T.T

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  9. Yo siempre me dormía en las charlas de sexualidad. Menos en la primera, pero a partir de allí decidí que echarme jna cabezadita era mucho maa util que escuchar aquellas charlas.
    En la unica que estuve atenta, la verdad es que solo hablaron de metodos anticonceptivos clasicos, de lo que sientes cuando te mola "ese chico", y de lo importante que es el sexo y el amor en nuestras relaciones a diario. A partir de ahí decidí sudar de las clases. Para empezar, yo soy aromantica, y en cuanto a preferencias sexuales me van mas las tias (siendo yo mujer), asi que los metodos anticonceptivos poco me interesaban; y cuando hablaba del amor me hacía sentir cual monstruo pues decia que el romance es lo que nos hace humanos y oh, sorpresa! Yo no podia senirlo, ergo no soy humana. Con el tiempo eso me lo he tomado con filosofia pero mi yo de 14 años era muy fragil emocionalmente.
    Y las otras 4 que tuvimos me las pasé duermiendo; como ya he dicho: tiempo mejor invertido.

    Yo me encuentro feliz y acorde con mi identidad actual, así que creo que eso es todo lo que importa; pero si que mirandolo en retrospectiva pienso que deberian haber hablado de las sexualidades e identidades romanticas en aquella(s) chala(s), si lo hubieran hecho tal vez no me hubiera dormido.

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  10. ¡Holi!

    ¡Muy buena entrada, Calena! Me alegro mucho de que hayas descubierto todos los tipos de sexualidad que, aunque en la escuela digan que es una enfermedad, no es verdad (yo no sabía que existían hasta que descubrí este blog y, como tú, lo relacionaba con estrellas de mar y cosas parecidas). La verdad que esas charlas que dan en los institutos no son muy efectivas. Primero, porque la gente sigue haciendo lo que le da la gana y, después, porque no se dan todos los tipos de sexualidad. Vamos, que si van a hablar de algo, que no tengan reparos ni que se dejen cosas por mencionar.

    Por cierto. YO creo que la gente que shippea a Anna y Elsa está un poco... no encuentro una palabra apropiada para manifestar mi frustración :D. Vamos, que son hermanas, y que la peli es para niños. Yo no conozco a nadie que crea que estén juntas, pero como lo oiga, me echaré las manos a la cabeza gritáré "¿¡WTF?! No es muy normal.

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  11. PD: espero verte por aquí más veces. Y perdonad mis faltas de ortografía.

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  12. Lo de Elsa y Anna es una consecuencia más del mundo hipersexualizado en el que vivimos. Hoy en día parece que mucha gente piensa que es único amor “de verdad” es el que implica atracción sexual. Ojalá Disney hiciera una historia con personajes no heterosexuales, pero eso de pensar que su amor tiene que ser romántico y no fraternal porque se quieren mucho me parece una burrada y un insulto al amor que no tiene por qué incluir deseo y a las personas que lo sienten, así que entiendo tu horror.

    Yo eso de Frozen no lo había oído, pero personalmente me toca mucho las narices que series, películas y el imaginario colectivo intenten volver a Sherlock Holmes alosexual emparejándolo con Watson, Adler, Moriarty o quien sea cuando en los libros queda muy claro que Holmes no tiene ningún interés en mujeres ni hombres como no sea a nivel intelectual. ¡Para un personaje asexual que hay y que encima es conocido y puede hacer que el colectivo se sienta representado que no me lo toquen! ¡Qué rabia que tengan que darle intereses amorosos supuestamente para “hacerlo más interesante y completo”!

    Y sí, ojalá las charlas de educación sexual estuvieran mejor documentadas y controladas. Yo no tuve que aguantar estocadas de penes de látex, pero lo preferiría. A mí me tocó una fanática pirada que estuvo lanzando menjases de odio descarados y dando consejos muy dañinos. Ahora lo pienso y me pregunto cómo es posible que permitieran que a niñas y niños de 14-15 años les dijeran que la única sexualidad es la heterosexualidad y que lo demás son enfermedades, que si nos sentíamos así o sabíamos que alguien lo hacía lo mejor que podíamos hacer era intentar hablar con esa persona y su familia para que recibiera terapia y se curara; o que no usáramos preservativos porque era pecado, que si acaso no podíamos resistir que hiciéramos cosas como lavarnos con agua helada después del sexo porque el cambio de temperatura mataba los espermatozoides. ¿Las ETS? Naaa, eso era cosa sólo de homo o bi porque eran muy promíscuos.

    ¿Aterrador, verdad? A un amigo lo hizo sentirse como un enfermo degenerado que incluso le pidió ayuda llorando a sus padres porque estaba convencido de estar enfermo. Por suerte estos eran comprensivos y abiertos de mente y, aunque no les hizo gracia, lo aceptaron y le dijeron que él no tenía nada de malo. Pero a saber a cuanta gente más le hundió la vida esa mujer o los hizo sentirse mal sólo por ser como eran.

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  13. A veces... mi fe en la humanidad se esconde en la alacena.

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  14. ¡Hola, gentuza!
    Yo hace relativamente poco descubrí que soy demisexual (una variante dentro del espectro asexual). Antes no sabía lo que era, me tenía por casi-asexual o por hetero con muy poco interés en el sexo. Me topé con el término por casualidad.
    Recuerdo lo mucho que me indigné cuando vi que la OMS aún considera que la asexualidad es una enfermedad o trastorno. Echo mucho de menos que haya información al respecto de lo que significa ser asexual/aromantico -asi que ya no digamos las diferentes gradaciones del espectro-.
    Se dice que los demis "salimos del armario con una lección de vocabulario" porque en caso de salir, siempre tenemos que explicar el término. (Y entonces corremos el riesgo de que se nos acuse de inventárnoslo, de querer llamar la atención, de que nos pasa porque habremos tenido una mala experiencia, de estar trastornados, de que es una obsesión por querer etiquetarse demasiado, etc.)
    Os doy todo mi apoyo.

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