Donde la literatura y la maldad se toman un té

viernes, 22 de diciembre de 2017

Oscuros, de Lauren Kate

Título: Oscuros, aka Los que se pelean se desean, aka El chico ese que se dedica a ser profundamente desagradable y abusivo contigo seguro que es tu alma gemela y deberías aguantar hasta que llegue vuestro final de cuento de hadas; no se lo tengas en cuenta si al final te dice que no te puede explicar por qué era un cabrón porque de todas formas eres demasiado tonta para entenderlo y semejante sobrecarga informativa podría matarte (literalmente).
Escrito por: Lauren Kate
[No me extraña que en la portada aparezca una niña llorando desconsoladamente.]
«Helstone, Inglaterra, 1854. Es noche cerrada y dos jóvenes conversan en una remota casa de campo. Se sienten irresistiblemente atraídos el uno por el otro, pero él insiste en que no pueden estar juntos. Ella obvia sus advertencias y se acerca a él, con paso lento y desafiante.
Cuando se besan, una furiosa llamarada lo inunda todo».

¡Ah! Si la cosa hubiese acabado ahí, esta historia hubiera sido tan deliciosamente corta.

En fin, hierbajos, esa sinopsis corresponde al prólogo de la historia. Como seguro que ya os podéis imaginar, aunque sea solo gracias a mis propuestas para título alternativo, la historia se enfanga más que eso. Tenemos a pipiolo y pipiola, tenemos un par de amigas de pipiola [de las cuales SPOILER una al final resulta ser amiga de pipiolo antes que de pipiola y la otra acaba muerta FIN DEL SPOILER], tenemos un par de bitches malintencionadas de instituto y/o rivales amorosas, y tenemos un tercero en discordia para poder formar el triángulo de rigor. El resto son básicamente gente que andaba de paso o padres ausentes. Añadimos el nombre, que no el ambiente, de reformatorio de régimen interno y voilà: otra historia paleta al canto.

Por supuesto, no hay núcleo. Y por supuesto, la voz narrativa carece de autoridad, tanto racional como emocional.

Querida Lauren, no pretendas que me crea que estamos hablando de verdad de un reformatorio mega estricto porque hayas puesto cámaras con pilotito rojo colgando de las esquinas y brazaletes que electrocutan a los alumnos. Si resulta que luego dichos alumnos pueden saltarse las clases como y cuando les viene en gana, pasearse por donde quieran sea la hora que sea y hasta salir de los terrenos vallados del colegio con chófer si les sale de las napias y sin que haya ningún tipo de repercusión ni que ningún profesor se dé por aludido.

Querida Lauren, tu autoridad emocional me da risa cuando resulta que la protagonista femenina accede a desplazarse en un coche que no es suyo hasta un destino que ella misma no conoce con el objetivo de dar calabazas a un admirador que le ha hecho avances sexuales. ¿Depender de medios ajenos y no disponer de vía de escape propia cuando vas a rechazar a un pretendiente?, me apuesto a que en muchas de vuestras cabezas se ha encendido una alarma roja de «encontraron su cuerpo medio enterrado en el desierto tres días después».




Los personajes no cambian, sus objetivos son pobres y la historia tira básicamente a base de esperar a ver cuál va a ser el siguiente desplante de pipiolo y la siguiente escena de tensión sexual no resuelta con el Sr. Tercer Vértice.

Por lo demás, el libro peca de todas las cosas que siempre señalo: texto plano, explicativo, resumen narrativo, received text

Ahora, queridos hierbajos, permitidme quejarme con algo más de saña. Puñetera mierda que me he leído, Señor.

Vamos a hablar de esos clichés tan presentes en literatura juvenil y que tanto daño hacen a la educación de las nuevas generaciones.

Seguimos enemistando a la protagonista con sus percibidas rivales amorosas. Porque, todo el mundo lo sabe, nuestro mundo, vida y obras en tanto que mujeres han de girar en torno al pene de turno. El resto de mujeres de ahí fuera son unas guarras ávidas de quitárnoslo en cuanto nos descuidemos, debemos protegernos de ellas y mantener a nuestro hombre también a distancia de sus avariciosos encantos, no sea que los pobres no vayan a poder resistirse. De hecho, en esta novela la protagonista no tiene, literalmente, ni una sola preocupación ni pensamiento que no esté dirigido hacia alguno de los dos penes pipiolos.

También, siguiendo con la idea de que los penes son el eje de nuestro universo, vamos a seguir alimentando esta idea tan destructiva que establece que le debemos deferencia, devoción a nuestra pareja (o potencial pareja) masculina: debemos responder ante él, justificar nuestras acciones, asegurarnos, en el fondo, de que su frágil ego no se ve amenazado por un exceso de libertad por nuestra parte.

Nuestra máxima prioridad en la vida, como venimos diciendo, es vivir por nuestro macho, así que faltar a citas previas con nuestras amigas o anteponer a nuestro hombre frente a ellas se consideran conductas perfectamente normales y deseables. Nuestras amigas comprenderán que no teníamos más opción que dejarlas tiradas en cuanto ha aparecido nuestro bomboncito a proponernos una actividad alternativa en su masculina e irresistible compañía. De todas formas, no es como si hablásemos tanto con nuestras amigas, claro: como la mayoría de historias que veo pulular por los estantes, esta novela se ceba en la idea de que pipiola no puede contar con el apoyo de sus amigas porque se encuentra en posesión de un secreto que no puede desvelarles, porque no es suyo (es de pipiolo) y/o porque además las amigas la iban a tachar de loca. Y así, estimados hierbajos, es cómo seguimos construyendo esa idea tan encantadora de que las mujeres somos unas desquiciadas y que no se puede confiar en nuestra palabra: donde en la mayoría de películas tenemos a un hombre diciéndole a su amorcito «confías en mí», en la mayoría de historias está también el momento en el que la palabra de una mujer es puesta socialmente en duda o, peor aun, puesta en duda por las mismas personas en las que ella confiaba, y eso si no directamente (como en este caso) la mujer ni siquiera llega a abrir la boca por el temor ya interiorizado a no ser tomada en serio. La narrativa machista que tenemos montada vive para, y esto es algo que ya he visto a Iria explicar muy bien y muchas veces, enseñarnos a las mujeres que estamos solas, la amistad entre mujeres en realidad no existe, que no podemos confiar en nadie salvo en un hombre (pero tampoco vayamos a esperar que el hombre confíe en nosotras de la misma manera, ¿eh?, no nos pasemos).

La exclusividad tóxica de la pareja tradicional tal y como nos la vienen vendiendo: «La imagen de Daniel con otra —Gabbe, Molly, un montaje de caras sonrientes, ojos grandes y larga melena— bastaba para que le entraran náuseas». Aquí la dulce parejita no están saliendo [de hecho él es un capullo con ella], y lo que pipiola se está imaginando no es ni siquiera algo que tal vez esté pasando en ese momento, sino que se está imaginando al pipiolo en el pasado, en una posible relación amorosa anterior a conocerla a ella. Vamos a ver si podemos entendernos: la gente sale con otra gente, la gente se enrolla con otra gente, la gente folla con otra gente; o no, según lo que le apetezca a cada cual y las oportunidades que se les presente. Pero sin duda lo que no tiene ningún puñetero sentido es que se nos enseñe a esperar/desear que nuestra pareja (sea cual sea el sexo/género de esta) sea un ente «inocente», «limpio», prístino y sin experiencia o deseo sexual al margen de nuestra persona, que «para algo es nuestra media naranja, coño». Tu amorcito seguramente ha tenido otras parejas antes que tú, big deal.

El pipiolo de esta historia no solamente se dedica a ser intermitentemente cabrón con pipiola [lo justo como para tenerla confundida, pero no tanto como para que se canse y se aleje de forma definitiva], además es el prototipo de salvador de la damisela en apuros, no podemos aspirar a sobrevivir en el mundo sin uno de estos porque claramente somos DEMASIADO IMBÉCILES como para no meternos en problemas. Como extra, pipiolo además se preocupará de dejarnos a cargo de algún otro hombre que nos cuide y proteja cuando a él se le necesite irremediablemente en otro lugar (un lugar demasiado peligroso para nosotras). Si no queremos escucharle o hacemos algo que a él no le gusta, pipiolo nos sermoneará sobre los idiotas que somos, nos culpará de los errores y propasamientos de terceros, golpeará cosas o nos retendrá haciendo uso de su masculina superioridad física; y, si todo lo anterior no funciona, siempre queda jugar la carta de la víctima y autoculparse para despertar nuestra simpatía y que le aseguremos que es en realidad bueno, nuestro angelito. En otras palabras: un maltratador de manual.

No falta la conversación del special snowflake donde tanto pipiola como pipiolo hablan de lo única y especial que es pipiola, no como «otras mujeres».

Pero el colofón de toda la espiral de maltrato al que pipiolo somete a pipiola culmina con el privilegio que tiene él de ser capaz de anteponer los propios deseos sexuales a la mismísima vida de su supuesto amor verdadero: él está internamente convencido de que un beso suyo la matará y, no obstante, no os penséis ni por un momento que va a renunciar a besarla (o que se lo va a contar a ella, para el caso, para que pueda tomar una decisión informada). Si esto no es privilegio masculino y cultura de la violación…

Queridos hierbajos, la de mierdas machistas que nos enseñan a través de la literatura no conoce límites.



Chichómetro: calla, loca.

Potabilidad: tranquila, potar, potarás seguro.

Carcajadas: 6/10

Otras páginas que tienen publicadas críticas o reseñas de este libro, por si os interesa contrastar: Sueños de papel, Programando libros, La vida en las páginas.

3 comentarios :

  1. Es terrible que haya tanta literatura juvenil que tenga tantos tópicos subestimando la inteligencia de los adolescentes. Más miedo me da también las "ideas" que dan con estas edades y mucho más miedo que sea una mujer quien las escribe. ¿Por qué hay tanto machismo en este tipo de literatura? Cada vez alucino más con la literatura juvenil con lo que me gusta. Me echo las manos a la cabeza porque es complicado encontrar algo decente. ¡Ni siquiera pido algo bueno!

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  2. Hola Ortiga.
    No has podido explicarlo mejor. Ya, voy a ser sincera. La primera vez que leí este libro me gustó y mucho. Cuando lo releí lo odie con todo mi ser. Y es que ahora estoy consciente de lo machista y toxico que es todo el asunto del "Amor eterno" entre el angelito bobo y la damisela de turno. Porque ni siquiera habla de amor, sino de dependencia emocional de esta chica hacia su chico/ángel. O que todo en nuestras vidas gira en torno a un hombre. Ademas que la prosa de Lauren kate es por completo explicativa y para mi todo ha sido relleno. Si tiene mas relleno que Naruto. Si sacáramos todo lo que sobra de los ¿Cuantos libros son? quedarían unas tres hojas de libro. Lucinda no tiene nada en la cabeza, si hasta los mismos personajes creen que es tonta. A mi me desesperó por completo. Y Daniel es un machito controlador de manual. Y si, eso no parece un reformatorio. Se supone que debería ser peligroso y los profesores estrictos y no se que mas, parece un colegio de niños mimados. Hay mucha gente en la vida que piensan que porque hablas con alguien del sexo opuesto ya es tu pareja, como le pasa a Lucinda con la chica rubia. Mi sobrina y Papá lo piensan, y varias veces he tenido que decirles que no es necesario ser pareja de alguien para poder hablarle. Y mucho mas estúpidos es pensar que una persona vive solo para ti. Osea, que no puedes haber besado a nadie antes, ni follado con nadie antes porque es tu alma gemela y no sé que mas. Muchos lo aplican en su vida Diaria, pero, es cosa de cada uno al final, solo que para mi es una idea muy toxica al fin y al cabo.
    Saludos.

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  3. ¡Hola, Ortiga!
    Ufff, este libro suena a que me iba a dar metástasis en el alma. Odio que en la literatura juvenil y en la romántica-erótica se siga tirando de esta basura estereotípica. Así, desde luego, no se avanza. ¿Y por qué vende tanto? ¿A la gente no le quedan neuronas? Al menos yo si los leo, los leo descargados, que me niego que para criticarlos tenga que gastar un duro ajajaja.
    ¡Un besito!

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