Cinder, de Marissa Meyer

Título: Cinder
Autora: Marissa Meyer
«Cuando Cinder conoce a Kai, el príncipe de Nueva Pekín, el mundo está patas arriba. Una plaga mortal está causando estragos entre la población del reino, y los científicos trabajan contrarreloj para encontrar una posible vacuna. Tras la infección de Peony, la hermanastra y única amiga de Cinder, esta se ve obligada a trasladarse al hospital para participar como voluntaria en las pruebas médicas que está llevando a cabo el misterioso doctor Erland, unas pruebas a las que ningún otro participante ha sobrevivido. Pero, para sorpresa de todos, Cinder saldrá con vida. Y no solo eso: en el hospital se descubrirá un secreto de su pasado que podría cambiar el futuro del mundo y unir a Cinder y Kai de forma inesperada. La primera parte de la serie Crónicas Lunares, Cinder, es un remake futurista del cuento de La Cenicienta.»

Muy bien, punto número uno (en algún momento tendré que cansarme de repetir esto, pero… en fin): si alguna vez alguien os pide que hagáis una sinopsis de un libro (y queréis hacerlo serio), recordad que no debéis poner cosas como «el misterioso doctor Erland». Como que descubre un poco el pastel; pero, vaya, vosotros mismos.

Punto número dos con respecto a la sinopsis: por favor, si los redactores fueran tan amables, la próxima vez, de no desvelarme todos los secretos del libro en la contraportada, lo leería con algo más de intriga. Lo de que la hermana se enferma es una decisión sorprendentemente útil a nivel narrativo, pero si ya nos lo han contado, como que pierde la gracia, no sé cómo deciros (por citar el ejemplo menos importante).

En fin, en mi opinión, para escribir esta historia hace falta, una de dos, una escritora con los ovarios bien puestos o una ignorante de la vida. El motivo es sencillo: todos conocemos perfectamente el cuento de La Cenicienta, por lo que ya sabemos por dónde va a avanzar la historia y cómo va a terminar; con lo cual, la autora va a tener que currárselo un poco más si pretende tener enganchado al lector. En términos generales, tengo que admitir que con esta historia me he llevado una grata sorpresa, porque me esperaba algo francamente mucho peor. Mini-punto para Meyer versión 2.0. Sin duda alguna, versión mejorada.


No obstante, todo hay que decirlo: en las primeras cincuenta páginas, la autora ya te ha desvelado absolutamente todos (y cuando digo todos, digo TODOS) los pormenores de la trama (para los pocos que no se hubieran leído aún la contraportada, vaya).

Por otro lado, en lo que al núcleo se refiere… aún sigo buscando. La historia toca de pasada muchos palos, pero no parece centrarse en ninguno. La niña está un pelín obsesionada con el hecho de que la sociedad considera que los cibogs no son humanos, pero ella no parece estar de acuerdo y tampoco parece crearle ningún conflicto, así que no serviría como núcleo. Bueno, la niña se las pelea y se las desea para ocultarse frente al príncipe, pero tampoco os creáis que hace mucha reflexión al respecto, a pesar de ello, así que seguiría sin valerme.

El arte de esquivar.

En tanto que historia de aventuras y peripecias de un personaje llamado Cinder, me parece que a esta novela le falta un poco de profundidad. Tantos, tantos temas controvertidos y de cuestionable moralidad para debatir, y la autora no se moja con uno solo, macho. Ya se lo ha tenido que currar para conseguir evitar tan magistralmente todos y cada uno de los temas espinosos.

La autoridad, en todo caso, debo decir que es bastante aceptable: toda la jerga sobre mecánica y demás. Nice. Voz narrativa en tercera persona centrada en el personaje de Cinder… bien, se agradece no tener a otra Wanna be Lizzie Benet llorándote continuamente al oído.

Los temibles lunares O.O

Los personajes: vale el personaje de Cinder, vale Iko, pasen la hermanastra buena y la hermanastra mala, y la madrastra; pero ¿el príncipe? La madre que lo… Lo siento, pero este sí que no tiene por dónde agarrarlo. Es el hijo heredero del Emperador, criado toda su vida en palacio e, imagino, educado a tal fin. Muy bien, entonces ¿por qué da la sensación de que sea más bien una Princesa por sorpresa? Francamente, el niño se las pasa comportándose de manera inapropiada toda (TODA) la historia, faltando al respeto a dignatarios políticos de otros países, tirando de sarcasmo e ironías (cuando no burlas sin ningún disimulo) hacia la reina Levana. Disculpa, Einstein, pero ¿no es esa la peligrosísima reina del «planeta Luna» (seh, inteligentes, estos lunares), que lleva años amenazando con destruir la Tierra, que tiene un ejército chungo, chungo (de Chungolandia) y que, por si todo eso fuera poco, es una psicópata y puede controlarte mentalmente? Ah, sí, esa: pues nada, hijo, tú sigue jodiendo [Zarza: es como ver a Harry tirándole miguitas de pan al basilisco, ahí, ¡¡en todo el ojo!! Y el pobre bicho, con sus quince metros de largo, su mirada matadora, sus colmillos gigantes y venosos… pensando WTF? Con cara de mosqueo y un ojo pipa. Si es que… Hay quien no tiene instinto de supervivencia].

Mi cagada preferida con el príncipe, sin embargo, es el momento en el que el tipo se pone a hacerle confidencias en materia de Estado a la mecánica a la que ha conocido hace dos días, en mitad de un pasillo bien concurrido del palacio, al alcance de los oídos de todos. Mejor aún: cinco minutos después, Cinder, ni corta ni perezosa, se muestra merecedora de la confianza pasando el cotilleo al «misterioso doctor Erland». Sólo tengo una palabra: awesome [Zarza: Shhhhh *-* Es un secreto *-*].

Los objetivos del personaje principal, Cinder, están muy claros y son muy fuertes, lo cual ayuda muchísimo a que la historia tire hacia adelante (y le hacía falta, teniendo en cuenta el paupérrimo núcleo, si es que existe siquiera, con el que cuenta la novela). El cambio del personaje, por otra parte, deja bastante que desear: todos lo veíamos venir, ella lo veía venir, lo único que pasa es que estaba esperando el momento oportuno para encararse con la madrastra, pero ya lo tenía decidido de tiempo ha.

La prosa: hay unas cuantas escenas relativamente bien construidas (también hay otras pocas que, sencillamente, sobran: no aportan nada a la trama, y al núcleo ni te cuento, dado que no hay). El empleo de received text no es tan abusivo como para resultar ofensivo, así que eso también se agradece. En general es una historia escrita de una manera sencilla, pero bastante aceptable (máxime si la comparamos con otras cosas que pululan por ahí).

Y ya por acabar, tengo dos quejas, un Fuck yeah, y dos WTF para esta historia (atención spoilers):

-Queja nº1: me cago en la manía sensacionalista que tiene la peña de poner a sus personajes femeninos en situaciones en las que se sienten «violadas», y además te lo describen con todo lujo de detalles. En este caso, tenemos a Cinder tumbada en la camilla de operaciones, antes de inocularle el virus, y un robot tiene que abrirle la tapa del cráneo y explorar su base de datos, o una chuminada por el estilo. En serio, ¿puede ser más explícito? Además, esa escena en concreto es una de las que no tiene absolutamente ningún valor a nivel narrativo: está puesta única y exclusivamente por el morbo. Patético.

-Queja nº2: el Doctor Erland sabe desde el primer momento que Cinder es en realidad la princesa lunar Selene (lo siento, doctor, pero ahí le gané yo: página 44). Se supone que este hombre (lunar él también: ¡sorpresa!) lleva años buscando a su princesa y quiere ayudarla a recuperar el trono, o no sé qué demonios quiere. El caso: el tío tiene toda la información en su poder y la posibilidad de sacarla de la ciudad en todo momento y ponerla a salvo de Levana. ¿Lo hace? No, padre. El tío, con dos cojones, espera a que Levana haya descubierto la verdadera identidad de Cinder y la haya encarcelado (al final de la novela); y entonces llega y le dice a la prota que, oye, es una princesa, que la reina psicópata la ha descubierto y que… bueno, igual sería buena idea huir ahora que aún está a tiempo. Brilliant, really. Me asombro de tanta inteligencia.

-Fuck yeah: prácticamente al final del libro, Levana (muy perversa ella) ofrece a Kai la posibilidad de salvar la vida de la mujer a la que ama a cambio de declarar la guerra a la Tierra; y el príncipe, fucking yeah, antepone la seguridad de millones de personas a sus deseos personales. Gracias, Meyer, de verdad: ya era hora de que alguien lo hiciera.

-WTF: en mitad del baile y delante de, literalmente, toda la población como testigos, la reina Levana se sincera con Kai y admite que su intención no es otra que hacerse con el control mundial, sea cual sea el método que deba emplear para ello. En serio, delante de TODO el mundo y como si tal cosa. Y mi pregunta es… What. The. Fuck? En serio, perversísima e inteligente mastermind, ¿en qué se supone que este tipo de comportamiento puede beneficiarte? ¿Todos los súbditos se alzarán en albas a favor del nuevo orden de dominación mundial? Seriously…

Chichómetro: sin chicha; carne había, pero está claro que la autora no está acostumbrada a comer costillas y acabó toda en la basura.

Potabilidad: se puede beber, supongo.

Carcajadas: 3/10

Otras páginas que tienen publicadas críticas o reseñas de este libro, por si os interesa contrastar: El rincón de la lectura, Leyendo entre sueños, Books and Coffee.