Donde la literatura y la maldad se toman un té

miércoles, 11 de febrero de 2015

La oscura verdad de Mara Dyer, de Michelle Hodkin

Título: La oscura verdad de Mara Dyer
Autora: Michelle Hodkin
«Mara Dyer está convencida de que lo más extraño que le puede suceder es despertar en un hospital sin acordarse de por qué ni cómo ha llegado hasta allí.
Está equivocada.
Sospecha que la Policía en realidad no sabe nada del accidente en el que murieron sus amigos y que ella no puede recordar.
Está en lo cierto.
Mara Dyer cree que después de todo lo que le ha pasado es imposible que se vuelva a enamorar.
Se equivoca de nuevo.»

[Zarza:
Creía que hoy iba a llover.
Estaba equivocada.
Creía que Ruescas no era muy avispado.
Estaba en lo cierto.
Después de todo esto, pensé que nunca volvería a comer tortitas.
Me equivocaba de nuevo.]

Ah… creo que esta es la peor sinopsis de un libro que he leído hasta ahora [Zarza: ¿ya no te acuerdas de «Quién escribe las sinopsis»?]. En serio, no tengo ni la más remota idea de qué tiene qué ver esto con la historia. Para este par de narices, los editores podrían haber usado mi sinopsis: mueren muchos caimanes [ey, puede que tampoco nos diga de qué va el libro, pero al menos sí que es fiel a los acontecimientos en él descritos. Zarza: ¡oh, no! ¡Es una tragedia!].

En fin, esta es una recomendación de Kitty Litter y, la verdad, debo admitir que en un primer momento no le di a esta novela toda la credibilidad que debería haberle concedido. Durante las 30 o 40 primeras páginas pensé que era una cosa normalita, bebible. Hasta que todo empezó a perder el sentido por completo. [Kitty, tendrás que permitirme una pregunta indiscreta: ¿han tenido que empezar a medicarte después de esta lectura?]

Bueno, no me voy a acelerar. Empezaré por el principio, como siempre.

Al margen de la mala suerte que tuvieron los pobres caimanes [Zarza: oooh], me temo que no puedo deciros de qué va este libro. Hablo en serio: no tengo ni idea. Va sobre una niña muy loca que flipa peces de colores, y en la primera página te dice que Mara Dyer no es su nombre real y que ha matado gente. A partir de la página 30-40, los peces toman el control, y el lector deja de tener ni la más puñetera idea de qué cojones está pasando [esta es la parte sin spoilers, así que no puedo compartir con vosotros hasta qué nivel de despropósito llega esta cosa, pero todo llegará. Tened paciencia].

Y eso.

A otra cosa, mariposa.

El núcleo. Ah… No. El lema de esta obra parece ser: la locura no requiere justificación [y así le va].

La autoridad de la voz narrativa. Pues… Aún sigo preguntándome desde qué momento temporal nos está contando la prota su historia que justifique el absoluto despropósito de su narración [en fin, me pregunto muchas cosas sobre este libro. De dónde ha salido esa portada, por ejemplo, y cuál es su relación con la historia (yo hubiera puesto un caimán más que un chico abrazándola :D)]. La niña cuela como adolescente, pero en lo que respecta a su desbarajuste mental, el personaje hace aguas; es decir, toda la locura del personaje se sustenta (narrativamente hablando) en crearle agujeros en la memoria y ponerla de vez en cuando a describir su entorno alucinatorio (pero diciéndote al mismo tiempo que ella sabe que es una alucinación [lo cual no tiene sentido, pero bueno]).



Los personajes. Los únicos que aparecen de manera asidua y tienen algún tipo de intento de caracterización son Mara (la prota), Daniel (su hermano) y Noah (el tórtolo). Mara ya hemos dicho que es una adolescente tirando a normalita y que alucina peces de colores, su hermano es un chico así como majete y que la cuida, y el tórtolo es el ideal de caballero soñado por su autora (es rico [pero no te lo restriega], es listo [saca buenas notas], es sensible [le gustan los animales], es caballeroso [te abre la puerta para salir del coche, te lleva la mochila del colegio], es valiente [cruzará un río infestado de caimanes si hace falta para ayudarte. True story], está bueno [cuando se estira, se le queda a la vista la tableta por debajo de la camiseta y eso basta para desconcentrarte], habla con acento británico [cosa irresistible para las americanas] y además tiene un pasado trágico [vio morir a su madre cuando tenía cinco años] y mucha experiencia sexual [es el terror de las nenas en el insti, pero sólo porque ha estado pasándoselo bien mientras esperaba a que apareciera su alma gemela, Mara]).

Oh, se me olvidaba, luego también hay por ahí un amigo que se echa Mara en el instituto y que no tiene ninguna utilidad para la narración más allá de añadir (aun) más confusión y despiste [está puesto, básicamente, para que entre él y el tórtolo se dediquen a acusarse mutuamente de cosas chungas y así la protagonista no pueda tener nunca claro quién es el bueno de la historia. Pero al final la cosa queda en que ninguno de los despistes tiene la más mínima relevancia para la trama]. Además, Mara tiene también una madre cuya única caracterización es ser madre de una adolescente, un padre que se asoma un par de veces a lo largo de la historia y un hermano pequeño que tres tantos de lo mismo. También tenemos malos de instituto, cuya función es ser malos y populares.

El objetivo de Mara es recordar el episodio traumático de la muerte de sus amigos, del cual fue testigo, pero que ha borrado de su memoria. Y la verdad es que no tengo muy claro si contarlo como objetivo consciente o inconsciente, porque es su subconsciente el que se dedica a hacérselas pasar putas mientras va sacando cosas a la luz, ella realmente no hace gran cosa por recordar la mayor parte de tiempo [en la segunda mitad de la obra se toma un mejunje chamánico, pero aparte de eso…]. El resto de personajes tienen objetivos sencillos: cuidar de Mara (los buenos), o putearla (los malos). Y el tórtolo… no sé cuál es su objetivo, si os soy sincera: seguir siendo el más guay del Paraguay, supongo (luego hacia el final, en un increíble [literalmente] giro argumental, el chico se gana un motivación profunda que le confiere su propia relevancia oculta para la trama [chan chan chaaaan]).

Incluso cuando es un libro entero.
En serio.
Por último. La prosa. La traducción no me convence, pero al margen de eso, la prosa es pasable en este caso. Es decir, de vez en cuando te cuenta cosas en lugar de explicártelas (aunque también tiene muchas explicaciones), de vez en cuando la selección de elementos es interesante… Muchos de vez en cuando, vamos. Y muchos flashback y pa’lante y pa’tras en la línea cronológica de la historia.

A grandes rasgos, y teniendo en cuenta que el libro en su conjunto es una fumada mental de las gordas, habría que meterle tijera por todas partes. Muchas escenas sin interés narrativo, muchos peces de colores, un par de tramas paralelas sin ninguna importancia durante toda la novela hasta que, de pronto, al final todo se enmaraña (aún más [increíble, sí]), y mucho jugar a despistar al lector [obviando toda lógica y coherencia internas: la autora se saca de la manga problemas y soluciones adicionales a la trama que a mí personalmente me han dejado alucinada].

En fin, tengo algunas citas apuntadas de esta historia, pero sobre todo lo que quiero ahora mismo es destriparla un poco para vosotros, para que podáis atisbar siquiera remotamente la fumada que resulta este libro. Atención spoilers:

Os voy a resumir a grandes rasgos la cadena de acontecimientos que conforman este libro.

Resulta que la historia comienza con Mara y sus amigos jugando a la ouija. Rachel, la mejor amiga de Mara, le pregunta a los espíritus que cómo va a morir, y éstos (muy majos, ellos) le contestan «Mara». La escena de la ouija queda ahí. Lo siguiente que sabemos es que Mara ha sobrevivido al derrumbamiento del viejo edificio abandonado de un hospital psiquiátrico al que, Dios sabrá por qué (porque ella no se acuerda), había ido a zanganear con sus amigos por la noche. Vamos, que los tres amigos de Mara la han diñado y ella se pasa varios días en coma en el hospital, y al despertar no se acuerda de nada. Eso es todo lo que sabemos del hospital.

La historia retoma como mes y medio después de este incidente, cuando Mara se muda con su familia a un sitio nuevo para empezar de cero, con un diagnóstico de síndrome postraumático bajo el brazo (o algo por el estilo). La niña va a clase su primer día y tiene un episodio alucinatorio en el que cree que el aula se está derrumbando (todo ello narrado de la manera más confusa y absurda posible), seguido de una visión en el espejo de una de sus amigas muertas y creo que varias apariciones de su exnovio (también muerto en el derrumbe). Mara se asusta, claro, pero nada más que lo justo y necesario frente a este tipo de episodios paranormales; quiero decir, aparte del susto, no parece que este tipo de sucesos la sorprendan, lo cual hace pensar al lector que esta no es la primera vez (pese a que no hay ninguna mención a que esto ya le haya pasado [y de hecho más adelante se confirma que es la primera vez que le sucede]). Este episodio alucinatorio es donde la historia comienza a hundirse cual Titanic: lenta, pero inexorablemente.

El juego del plot twist.
A eso juegan dos.
Durante varios cientos de páginas más, se suceden más episodios alucinatorios y momentos típicos de películas de ouija: muertos reflejándose en los espejos, la niña que se siente observaba, muertes gore e inexplicables en torno a la protagonista, ataque paranormal en la bañera… Creo que todo el mundo se hace una idea.

Bien, pues podréis imaginar cuál fue mi sorpresa cuando me entero de que finalmente la ouija no tiene NADA que ver con la historia (fue una casualidad sin importancia [por eso el libro comienza con esa escena, claro]). Resulta que la niña tiene el poder de matar peña: si ella desea que alguien muera, la desafortunada persona aparece muerta. Además, este poder chungo de Chungolandia se desarrolla en nuestra protagonista de manera espontánea e inexplicada: no hay mención a que este tipo de sucesos hayan tenido lugar previamente al derrumbe del psiquiátrico abandonado. Aunque, de todas formas, ni a ella ni a nadie parecen importarles los motivos, porque no se hacen ninguna pregunta al respecto.

Por el camino, el hermano pequeño de la prota es secuestrado [totally unrelated] y ella y el tórtolo tienen que ir a rescatarlo [aquí hay que darle un poco de crédito a la muchacha y decir que ella tiene el buen juicio de querer llamar a la policía, pero él (muy críptico) le dice que no, que tienen que hacerlo ellos solos]. Así que, con dos cojones, se van a un pantano a la una de la madrugada y lo cruzan a pie y luego a nado [ahí es cuando les atacan los caimanes, y Mara les desea la muerte a todos (y así fue como se extinguieron los caimanes en Norteamérica :D). Zarza: maldito monstruo]. En fin, encuentran al niño, y lo rescatan y escapan del malo (de identidad desconocida).

Al final de todo el tinglado, Mara piensa que el que secuestró al hermano (y probablemente lo hubiese matado) es un supuesto asesino violador y descuartizador de jovencitas al que el padre de Mara está representando como abogado [esto también es totally unrelated, pero ahí está]. Bueno, pues como el padre de Mara es un súper-abogado, gana el juicio, y el supuesto asesino es declarado inocente, pero Mara no está dispuesta a permitir que este hombre se vaya de rositas, claro, así que decide tomarse la justicia por su mano. Ahora bien, el poder de Mara consiste en algo así como imaginarse la muerte de la persona que quiere ver muerta y entonces el desafortunado muere de la manera elegida por nuestra intrépida protagonista. Para el asesino-secuestrador, Mara, que es un encanto de niña, se imagina a alguien disparando al hombre en cuestión (la madre de la chica asesinada, en este caso); porque, ya sabéis, matar a alguien de manera intencionada no supone el suficiente conflicto moral (no para nuestra intrépida protagonista), además hace falta que alguien haga el trabajo sucio por ti (esto es algo que de todas formas no parece molestar a ningún personaje [ni a Mara ni al tórtolo, que son los únicos al tanto, vaya], no se hace ni siquiera una mención de pasada al respecto de joderle la vida a la pobre mujer).

El caso es que el numerito a la niña le sale por la culata, y la bala no solamente le da al supuesto asesino, sino también al padre de la propia Mara, que termina en el hospital [o algo así, no me quedó muy claro]. Así que Mara entra en una de sus espirales de angst adolescentes y llega a la conclusión de que es una delincuente y que debe pagar por sus crímenes, y piensa en la solución «más autodestructiva» que se le ocurre (palabras de ella): ¿el suicidio? No, hombre, no, la chica por lo visto no tiene tanta imaginación: se monta un plan chapucero ahí en un momento para confesarse culpable de las muertes gore que tuvieron lugar a lo largo del resto del libro y que así la metan en un correccional [el plan se le ocurre, pero al final no le da tiempo a ponerlo en funcionamiento, en todo caso].

Pero bueno, no os acomodéis demasiado, pequeños hierbajos, porque ¡a esta historia todavía le quedan varias revelaciones impactantes por ofrecernos!

Resulta que Mara no es la única que tiene un poder especial, el tórtolo también tiene uno: el de curar mágicamente de manera acelerada (a sí mismo y a la gente a su alrededor [él es el que evita que el padre de Mara muera, por cierto]). Y además resulta que lo que sucedió en el psiquiátrico abandonado es que el exnovio de Mara intentó violar a esta mientras las amigas investigaban por ahí, y por eso ella le desea la muerte y por eso el edificio se viene abajo y palman todos. Pero es que además… ¡el exnovio no está muerto! Y ¡fue él quien secuestró al hermano de Mara con intenciones de matarlo! [Y por algún motivo (también injustificado) el poder de Noah está conectado al colgado pervertido, por lo que el bueno resulta ser capaz de presenciar los horribles crímenes del hombrecillo este mientras los comete.]

Y así termina el libro.


No. No es broma. Termina así. No se sabe cómo sobrevivió el zumbado, ni por qué el poder de Mara no funcionó con él… [Zarza: uy, fallo de puntería. Practicaré matando caimanes...] En realidad, para ser sinceros, ni siquiera sabemos si de verdad está vivo o es otra de las alucinaciones de Mara, porque como de todas formas la niña se ha pasado todo el puñetero libro dando tumbos e hilando escenas sin sentido ni relación aparente, pues… En fin, estrictamente hablando, todo el libro podría ser una fumada mental que ella tiene dentro de su celda acolchada del psiquiátrico: nunca llegó a cargarse a nadie, nunca llegó a jugar a la ouija; nació en el psiquiátrico y allí se quedó hasta que murió de vieja (o de loca).

Y, sí. Esto es lo que pasa cuando escribes algo que simplemente no tiene ni puto sentido, pero tú te crees la más guay del Paraguay y muy original y alternativa y piensas que despistar al lector te convierte en una persona tan inteligente.

Las pajas mentales siguen siendo pajas mentales aunque las pongas por escrito [probablemente, aun más si las pones por escrito].

Bueno, por acabar, os dejo también las citas:

«el chirrido inquietante de un pájaro rasgó el aire sin brisa». Sin duda, si los pájaros chirriasen yo lo consideraría muy inquietante. Por cierto, ¿soy la única a la que, al leer ese frase, se le va la lengua cada vez y lee «prisa» en lugar de «brisa»? ¿Sí? Qué pena. Me gusta más mi versión.

El tórtolo: «—Tú no eres como las demás chicas.» ¡Ta-da!

«Jude (el ex) me rodeó con su brazo y puso música de Death Cab.» Me pregunto cuánta gente habrá por ahí suelta que utilice partes de cuerpos ajenos para realizar acciones; quiero decir, hasta el punto en que se hacen necesarias este tipo de especificaciones posesivas.

«Alargué la mano hacia la puerta y Jude hizo lo propio con mi cintura.» ¿Alargó tu cintura hacia la puerta, también?

El amigo: «—¿Además de que por prestarte atención (el tórtolo) ha provocado que Anna (la bitch popular) esté dispuesta a lanzarte toda su artillería pesada, quieres decir?» La artillería pesada, por el momento, ha sido pegarle a la prota en la espalda un papelito con la palabra PUTÓN. Hiroshima, una rabieta de parvulario.

ka-BOOM

«El olor a desinfectante invadía mis fosas nasales, el aire del hospital se filtraba bajo mi piel». No sé qué me llama más la atención: el amor al término «fosas nasales» (que aparece como medio millar de veces a lo largo de la narración) o la piel con filtro para el aire.

El tórtolo pasa a recogerla por su casa para ir juntos al instituto:
«Esto era lo que lucía Noah aquella mañana, de abajo a arriba:
Zapatos: Converse grises.
Pantalones: color gris marengo.
Camisa: de vestir, ajustada, por fuera de los pantalones, con unas rayitas finísimas. Corbata superestrecha, sin ceñirse al cuello abierto que dejaba entrever una camiseta serigrafiada.
Días sin afeitar: entre tres y cinco.
Sonrisa: pícara.
Ojos: azules e infinitos.
Pelo: un precioso, precioso revoltijo.» ¿Y esto me lo cuentas porque…? No, en serio: estoy esperando.

«Noah se giró como un tornado, y oí el impacto inconfundible de unos nudillos al golpear una cara.» Seriously? Yo no tengo ese sonido identificado, la verdad. Y mucho menos como «inconfundible». ¿Suena diferente a si le pegas en otra parte del cuerpo?

La última. Una queja sobre los malos traductores:
«Aún íbamos de la mano cuando llegamos a la cafetería. Solo cuando Noah abrió la puerta para dejarme pasar, comprendí por qué lo llamaba el comedor. Los techos eran altos como los de una iglesia, y había arcos que ocupaban toda la pared y que servían de marco a unos enormes ventanales. El sobrio color blanco de las paredes contrastaba con el brillante suelo de madera de nogal. Nada podía parecerse menos a la primera imagen que nos viene a la cabeza cuando uno oye la palabra "cafetería".» Y por esto, queridos hierbajos y hierbajas, es por lo que tampoco cualquiera puede ser un buen traductor. Porque no es tan sencillo. Aunque a nadie parezca importarle una mierda hacer un buen trabajo.


Chichómetro: mueren muchos caimanes.

Potabilidad: quizá si los caimanes se hubieran hecho esa pregunta aún estarían entre nosotros.

Carcajadas: 3/10

Otras páginas que tienen publicadas críticas o reseñas de este libro, por si os interesa contrastar: Viviendo más de mil vidas, La sabiduría de los libros, Yo leo.

13 comentarios :

  1. Noah... ya sabemos que diario se vió la autora antes de escribir...

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  2. Yo lo leí en inglés porque las traducciones de Maeva normalmente son para llorar. Pero da igual, eso no impidió que llorara igualmente, del asco XD
    Pues da la casualidad que medicada estoy bastante, y creo que eso me ayudó a no cortarme las venas con el cuchillo de cortar pan después de leer esta cosa X'D si que es verdad que al principio no parece tan horrible, pero pasan las páginas y hasta luego XD la verdad es queme recordó muchísimo a Crepúsculo pero peor, y mira que es decir eh... aunque sea a Crepúsculo le guardo cariño por esa adolescencia turbulenta que todos pasamos en mayor o menor medida, pero esto ya me ha pillado con pelos en el coño y no XD
    "El tórtolo: «—Tú no eres como las demás chicas.» ¡Ta-da!" juro que estaba contando las páginas para ver cuanto tardaba en soltar eso, es que AMAZING INCREIBLE ME ENCANTA SOY FAN XD
    En fin un saludo <33 Y pobres caimanes :(

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  3. Lo único que quiero saber es cómo la prota supo cuántos días llevaba sin afeitar el tórtolo ¿Aparte de su poder tiene un ojo así como de ciencia ficción, que le da la información mientras mira a la otra persona?
    Leí montones de veces su sinopsis pero no me llamaba nada la atención, me parecía más bien una novela detectivesca que una "sobrenatural" (creo que en las librerías le dan esa clasificación, en lugar de "fumada con hongos fermentados")

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  4. Muchas gracias por enlazar mi blog ^^
    Saludos
    http://yoleouruguay.blogspot.com

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  5. Me he pasado media película preguntando lo de los caimanes y en serio, gracias por explicarlo, temia tener que leerme el libro para entenderlo xD
    En fin, parece algo así como una historia completamente infumable en la que lo que más me ha llamado es el nombre de Mara, porque tengo un personaje que se llama así... pero ella es más lista (Creo)
    En fin, al menos espero que os lo hayais pasado bien leyendo eso, aunque solo fuera preparándoos para esta reseña.
    ¡Un besín!

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  6. No me gustó demasiado el libro pero has dicho cosas en la reseña que siquiera recordaba ._.

    ¡Un saludo!

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  7. Pues me llama mucho pero eso de que no vayan a publicar, por ahora , la continuación me tira pa atrás <3

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  8. ajjajaja no me reí nunca tanto con una reseña como con la tuya ! jajajaja :P honestamente no leí este libro, lo empece pero lo deje cuando dejo de gustarme (sip, yo hago eso bastante) y la verdad no estaba en mis planes retomarlo :P
    Aun así, excelente reseña ;)
    Besos !

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  9. Ahora mismo estoy en mi casa esperando a ver si paro de reírme. De verdad, me he echado unas risas y he alucinado más con esta entrada...������ No sé qué es lo que más gracia me ha hecho: si la pregunta a la que te recpmendó el libro sobre si se había tenido que empezar a medicar o tu definición del libro como gran paja mental y fumada.

    Vale, ahora imagínate que hicieran película de ese libro. ¿Qué crees que saldría?

    Atte, E.

    Pd: Ya que tenía el poder de matar a vente según le diera, ¿no podría haberse imaginado muertes mas raras, para así rematar este, al parecer, absurdo libro? Por ejemplo, cianuro en el agua o que le caiga un saxo en la cabeza a quien se quisiera cargar, ya que estamos, ¿no?

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  10. Bueno, la caracterización de Mara es correcta, solo una loca tendría la brillante idea de cruzar un maldito lago a nado (que quitando los caimanes, puede pasar cualquier cosa. Un calambrazo, agotamiendo y posterior ahogamiento, y quizás hasta hipotermia).

    Madre mía. De los creadores de "escribimos una novela de magia y fantasía y así justificamos cualquier parida" llega "hagamos que la prota esté loca que sirve máh o menoh iguáh".

    Interesante.....

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  11. Es que es una trilogía, por eso no aclara nada al final.

    Una pena, la teoría del psiquiátrico sonaba interesante...

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  12. jaajajaj no puedo parar de reirme!!! :')

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  13. La novela más absurda que he visto reseñar en mis largas tardes de navegación por la web.

    "Tú no eres como las demás chicas" -no, eres una fumada XD (además es received text [si no me equivoco]).

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