¿A cuento de qué el laberinto? |
Autor: Dan Brown[ies]
«¿Puede existir un código indescifrable? En un mundo en el que la información lo es todo, una simple palabra se convierte en el arma más poderosa. Susan Fletcher, la criptógrafa estrella [Ortiga: eres una estrella del pop, una diva sin nombre, un montón de ilusión...] de la ultrasecreta Agencia de Seguridad Nacional ([Zarza: la NASA, digo la NBA, digo la] NSA) no puede dar crédito a sus oídos cuando su jefe, el subdirector de la Agencia, le informa de que han interceptado un código que ni siquiera la mayor supercomputadora conocida puede descifrar [Zarza: todo aquí es super, ultra, hiper... esto parece la digievolución]. La única pista para romper el letal código parece estar oculta en el cadáver de un hombre que ha fallecido en España, donde ha sido enviado David, el prometido de Susan. Mientras éste intenta hallar la clave y sobrevivir a la persecución de un metódico e implacable asesino a sueldo en las calles de Sevilla, Susan se enfrentará a su propio drama en las instalaciones de máxima seguridad de la NSA, durante una larga noche en la que la mentira y el asesinato acechan tras cada puerta.»
Bien. Esta recomendación nos llegó de la mano de Selenita, que tiene muy mala idea (todo hay que decirlo), porque vaya libro más coñazo.
En fin, no mucho que decir de la sinopsis. Este libro es lo que promete: un abuelo Simpson con mucha acción (un tanto injustificada) y mucho misterio (estirado de manera artificial por los propios personajes). Si acaso me quejaría de lo del «letal código»: eso es una pista mal disimulada. Pero bueno, vale.
¡Nasamon digievoluciona en...! |
Núcleo no hay, como era de esperar (y como ya he dicho [esto es Dan Brown, gente, espabilad]).
Autoridad de la voz narrativa… Pff, supongo de depende de en qué aspecto nos fijemos. El autor se dedica a darnos muchas explicaciones (bastante largas, innecesarias y coñazas) sobre códigos y otras cosas, así que podría decirse que la autoridad racional tiene un cierto pase [si sabes del tema, te das cuenta de que el tío se inventa la mitad de las cosas (optimismo al poder), pero si eres una inculta del tema como yo pues como que cuela]. Sin embargo, la situación en conjunto tiene demasiados disparates y cosas que resultan forzadas a nivel de coherencia de la trama (de las justificaciones de ciertos comportamientos y decisiones de los personajes). Luego también está esa manía tan irritante de intentar construir tensión narrativa a base de estirar innecesariamente el misterio, lo cual queda forzado y muy cantoso en general. Al final, estos pequeños detalles se acumulan y juegan en contra de la autoridad racional, porque no invitan a seguir confiando en un autor que parece que quiere tomarnos por tontos. Y de la autoridad emocional ni hablamos: yo le pongo un cero patatero; la chica lista es más corta que el rabo de un conejo, la pobre (por mucho que nos juren que tiene un 170 de CI [en sus sueños. Zarza: y en nuestras pesadillas]), y la única psicología construida para la pareja de tórtolos es que se ponen mazo mutuamente porque ambos están cañón [eso es amorr, me diréis que no].
Los personajes. No hay mucho que decir de ellos. Son planos, no tienen contradicciones internas, apenas tienen personalidad en realidad, no hay evolución, sus objetivos son sencillos y en general explícitos (salvo uno de los objetivos del comandante, que pretende ser un plot twist [se queda en you-gotta-be-kidding-me, pero eso es otro tema]). El único que realmente destaca, y no en el buen sentido, es el asesino a sueldo, que es un malo con la cara picada de viruela (porque es malo, y los malos son muy propensos a esa enfermedad en concreto) y se llama Hulohot, que a mí me suena a Hula-Hoop [Zarza: también hay un Pokemon que se llama Hoot-Hoot].
Creo que podría afirmarse que los personajes son, con toda seguridad, lo peor de esta novela (y mira que la novela es mala en general). Carecen de interés por completo. La única razón para leer este libro es que (por algún obscuro e incomprensible motivo) te interese la trama [para colores los gustos].
Y termino con la prosa: extensión excesiva, falta de justificación en general, resumen narrativo contándote los antecedentes de los personajes, interrupción de la acción a veces durante capítulos enteros para meter explicaciones y más resumen, tensión narrativa basada exclusivamente en cliffhangers bastante chorra y (si ya conoces al escritor [y, si no, también]) predecibles. Creo que lo mejor que se puede decir de esta obra es que al menos la traducción no es demasiado mala [aunque me gustaría que los traductores aprendiesen a solucionar fallos de referente que surgen al cambiar el idioma, ¿es tanto pedir?].
En fin, hasta aquí la crítica. No os hagáis demasiadas ilusiones, pero voy a ver si hay algo de lo que pueda reírme (atención spoilers):
Toma selfie literario, Mary Sue:
«El guarda miró con admiración a Susan cuando ésta se alejaba por el pasadizo de cemento. Había reparado en que la mirada de sus ojos color avellana parecía distante hoy, pero sus mejillas exhibían una frescura rubicunda, y el pelo castaño rojizo, largo hasta los hombros, parecía recién secado. Detrás de ella flotaba en el aire la fragancia de jabón Johnson para bebés [Ortiga: toma product pacement. Y añado que Zarza opina que esto es siniestro de narices: le pones un olor que recuerda visceralmente a un bebé, y te pone]. La mirada del guarda se regodeó en su esbelto torso, la blusa blanca que transparentaba el sujetador, la falda caqui larga hasta las rodillas, y por fin sus piernas... Las piernas de Susan Fletcher.
Cuesta imaginar que sostienen un Cociente de Inteligencia de 170, pensó para sí.» A mí también me cuesta. Me cuesta tanto que no me lo creo, de hecho.
El prometido de la Mary Sue tiene «memoria fotográfica innata» ( precisiones necesarias, claro). Y él también es listo Y guapo (tiene «facciones marmóreas»), que sus alumnas se lo comen con los ojos. Y nos lo cuentan también para que quede claro y conste en acta.
Mí no procesa:
«Su ralo pelo gris estaba descomputado». Pelos que han de ser procesados por ordenador, y eso.
«El piloto sacó un sobre grueso de un bolsillo del traje de vuelo.
—Me han computado que le dé esto.» Me pregunto si es que, cada vez que aparece una palabra que el traductor no conoce, la traduce como computar y Santas Pascuas [Zarza: tú si que eres una comPUTAdora].
Sutil, ¿eh? |
Errata recurrente: «Un asunto de segundad nacional.» Ya sabéis: segundad, tercedad, cuartedad (que no cortedad [aunque se queda cerca]).
¿Quién dices que se vuelve confusa?... «Cuando Susan se liberó de la presa del criptógrafo se volvió confusa [Zarza: y entonces se atacó a sí misma].»
Espera, que ahora voy yo y me lo creo:
Uno. Ni puto sentido tiene enviar a un civil así, alegremente, a realizar la misión que le endilgan al prometido. Nos la quieren colar diciendo que es que es la única persona de la que se fía el jefe de la pipiola (lo cual no deja de tener su gracia, porque no parece que tengan ningún tipo de relación), pero bien que el jefe envía a gente a buscarle a casa y a llevarle a España en jet privado: ¿qué le dice a esta gente para que les parezca normal todo esto? Y luego encima las cosas se empiezan a complicar y siguen sin mandar a alguien con preparación para este tipo de situaciones. Canta a la legua desde el primer momento que una de dos: o no hay justificación posible y simplemente el autor necesitaba hacerlo así por huevos, o aquí hay gato encerrado (que es finalmente lo que pasa). No obstante, la pipiola con el supuesto 170 de CI se lo traga todo y le parece muy normal.
Dos. En un momento dado, la pipiola se cree que un compañero de trabajo que está con ella en la oficina es el compinche del japo que ha creado el «código indescifrable», y tiene miedo de que el compañero en cuestión pueda intentar matarla. Pero a decir verdad no parece tan preocupada, porque bien que se le presenta la oportunidad de ir a contárselo al jefe y alejarse así del supuesto chalado y no la aprovecha: justo en ese momento llaman por teléfono al jefe y este dice que tiene que cogerlo, que hablan cuando termine la llamada, y ella se va mansamente de vuelta a encerrarse en la oficina con el otro. Coño, yo creo que mi vida está en peligro y como que le pongo un poco más de énfasis al decirle a mi jefe que «necesito» hablar con él y que «es urgente» [Zarza: es de primeridad nacional].
Tres. El compañero este de trabajo en realidad no es el malo de la peli, y hay un momento en el que empieza a ver peligrar su vida y toma de rehén a la pipiola para usarla de escudo contra el jefe (que sí es el malo). A estas alturas de la historia, al edificio se le han fundido los plomos, así que los personajes están jugando de oídas porque no ven un pimiento. Pues bien, al pobre desgraciado este le hacen creer que el malo está detrás de él. ¿Cómo? El malo se quita los zapatos y los tira en la dirección de donde quiere que llegue un sonido de «pasos»; sí, tanto el compañero de trabajo como la pipiola describen el sonido como «ruido de pasos». Wtf? Un par de zapatos cayendo a peso muerto no suena como los pasos de una persona que está intentando acercarse sigilosamente [Zarza: no suena como pasos, a secas. Ni siquiera suena como una persona cayendo]. ¡Y esta gente se supone que son los cerebros del país [así les fue]!
Cuatro. También tenemos una persecución con el prometido y el asesino a sueldo escaleras abajo por una escalera de caracol de estas antiquísimas de piedra: «Conforme la escalera giraba ante sus ojos, le parecía (al asesino) que Becker (el prometido) siempre estaba ciento ochenta grados por delante de él, fuera de su campo de visión. Becker se mantenía pegado a la pared interior, donde su perseguidor no podía verlo y bajaba de cinco en cinco los escalones.» Pero ¿tú has subido una de estas escaleras en tu vida? Pegado a la pared interior te digo que no bajas, salvo que lo tuyo sea el puenting sin cuerda.
Cinco. Y el final al completo parece una broma, francamente. No solamente resulta que, plot twist!, la motivación del malo es que la pipiola le hace tilín y por eso ha querido cargarse al prometido por el camino. Es que además le confiesa de palabra a la pipiola que ha sido él quien ha metido el virus en el chupi-ordenador y toda la pesca solo para que, cinco minutos después, la pipiola se encuentre el cadáver del compañero de trabajo con un tiro en la cabeza y una nota de suicidio adjudicándose todos los pecados (incluidos los ya confesados por el director) y todo el parezca maravilloso y muy creíble (porque tendrá 170 de CI, pero claramente tiene una memoria de pez [Zarza: ella tenerlos los tiene, lo que pasa es que luego no los usa]). Todo esto sin contar con que, después de que el superordenador haya estado funcionando durante horas y horas sin que nada grave haya pasado a nivel informático [el ordenador en sí se ha recalentado y ha estallado, pero el código famoso (que resulta que es un virus) parece que no ha hecho una puta mierda en todas esas horas], en las últimas páginas entramos en un frenesí de 30 minutos que resultan ser los decisivos para poder salvarlo TODO o que se vaya todo a la mierda [y ahora que lo pienso… cómo cojones es posible que el virus siga ahí en ninguna parte ¡si el ordenador ha estallado!].
Seis. Ahora, que lo que me mató muerta fue cuando llega uno y te dice que tienen la muerte del japo grabada en vídeo. Vamos a ver: ¿me estás diciendo que, pese a que el jefe chungo de chungolandia había contratado de estrangis y a espaldas de todos a un asesino a sueldo para matar al japo discretamente, por algún motivo había una furgoneta de vigilancia estadounidense convenientemente situada en la escena de crimen ¡en España! para grabarlo todo? ¿Y no hicisteis nada cuando visteis que al pobre hombre le daba un infarto en mitad de la calle y salía un hombre de unos matorrales a registrar el cadáver, hijos de puta? What.The.FUCK?? ¿Me juráis que la gente se para a pensar en las cosas que escribe?
De estupidez patológica y otros menesteres:
Hay una conversación absolutamente ridícula entre la pipiola y el jefe en la que están discutiendo sobre por qué el jefe ha mandado al prometido a España. La pipiola está muy ofendida porque el jefe ha jugado sucio: pretende pagar al prometido por sus servicios [¡oh, osadía donde las haya!]. ¡Sucio dinero! ¡Cuánto daño hace el dinero! ¡El dinero es Satanás! Al propio prometido el dinero le ha jodido la vida, porque ha tenido que aceptar un ascenso para ganar más dinero a costa de renunciar a dar cierto número de horas de clase, que es lo que a él le gusta [y pensaréis, será que alguien le puso una pistola en la sien al pobre desgraciado: acepta el ascenso o muere, cucaracha. No, no. Es que ella ganaba más que él, así que a él no le quedaba más opción, por supuesto]. Bien, pues todo esto cuando hace solo unos minutos ella había estado hablando de intentar sobornar al japo para les dijese la clave del código (con dinero o con lo que se terciase) o asesinarlo (si se terciase). Coherencia ante todo.
Pero vengo aquí con la muestra definitiva de la inteligencia de la pipiola. Atentos:
«—Tarde o temprano —continuó Susan— la gente de esta nación ha de depositar su confianza en algún sitio. El bien abunda, pero hay mucho mal suelto. Alguien ha de tener acceso a todo y separar el trigo de la cizaña. Ése es nuestro trabajo. Nuestro deber. Nos guste o no, hay una frágil puerta que separa la democracia de la anarquía. La NSA custodia esa puerta.
Hale asintió con aire pensativo.
—Quis custodiet ipsos custodes?
Susan le miró perpleja.
—Es latín —aclaró Hale—. De las Sátiras de Juvenal. Significa "¿Quién vigilará a los vigilantes?"
—No lo entiendo —dijo Susan—.» Me estás tomando el pelo. Y ¿dices que esta es la del 170 de CI? Los cojones.
Además está el momento en el que la pipiola y el jefe se pispan de que el japo les ha tongado a lo grande. Resulta que el japo se llama Tankado, y tiene un supuesto compinche cuyo alias es NDakota. Bien, «NDakota» es un anagrama de «Tankado». Y todo el mundo empieza a tirarse de los pelos y a preguntarse cómo han podido ser tan lelos. Yo estaba un poco dividida, lo admito. No sé quién es más tonto: ellos por no pillarlo (con ese muy decorativo 170 de CI) o el japo por arriesgarse a ponérselo tan a huevo, que ya hay que tenerlos bien puestos [a menos que él tampoco se hubiese dado cuenta de que «NDakota» era una anagrama de su propio nombre. Plot twist!!].
En fin, ¿qué puedo decir?, ¡si es que se lo dicen ellos solos!:
«—Fortaleza digital no existe —dijo con voz estrangulada. Poco a poco, sin fuerzas, se apoyó contra su terminal. Tankado había ido a pescar idiotas... y la NSA había mordido el anzuelo.» Amén.
Y termino ya hablando de España:
«Un pulmón perforado era mortal; quizá no en países donde la medicina estaba más avanzada. Pero en España era fatal.» Pero este hombre ¿dónde coño se cree que vivimos? En España tenemos hospitales, señor Brown, ¡y hasta ascensores!
«Los escalones eran sumamente empinados. Más de un turista había muerto aquí. Esto no era Estados Unidos. Las señales de advertencia y los pasamanos brillaban por su ausencia.» Puedes apostar que no es EE.UU. Cuando alguien se cae por una escalera en España no denuncia al que construyó la puta escalera. Porque no estamos tan jodidamente enfermos. Bueno, no solíamos estarlo, al menos. Por desgracia, todo se pega menos la hermosura. «Tampoco había a quién pedir responsabilidades. Esto era España. Si eras lo bastante estúpido como para precipitarte al vacío, el único responsable eras tú, independientemente de quién había construido las escaleras.» Exactly my point. Retrasado. Vamos, si quieres denunciamos también al que fabricó los zapatos, que resbalaban.
Chichómetro: keep looking [Zarza: chicha no hay, pero he oído que Dan Brownies].
Potabilidad: supongo que se puede beber.
Carcajadas: 2/10
Otras páginas que tienen publicadas críticas o reseñas de este libro, por si os interesa contrastar: El fondo del asunto, El borrador permanente, Mirar, leer, saber.
Hola. Fue el segundo libro que leí de este hombre y... bueno en fin que es una de las peores cosas que he leído en este mundo. Creo que fue por el bum de El código DaVinci que salió también este libro que es malo de cojones. Aparte de estos dos he leído Ángeles y demonios (malísimo) y desde entonces huyo cuando se trata de el "nuevo" éxito de Brown. La fortaleza digital es para pasar el rato, de esos libros que cuando te quieres reír de las burradas que salen lo coges y después recuerdas por qué está en el rincón más oscuro de la estantería o cajón. Me gusta vuestra forma de destripar sin piedad las novelas cutres, que sigáis por mucho tiempo. Saludos.
ResponderEliminarComo siempre geniales vuestras críticas. Sois muy malvadas. Por cierto ¿Qué ha sido de este hombre? Creo que no ha perpetrado más novelas
ResponderEliminarMmmh... si no hubiera sido por este libro no habría leído esta reseña ni conocido este blog. Algo bueno tenía que tener.
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
Jajajajaja eres tan malvada como graciosa.
ResponderEliminarSupongo que habéis visto más de una vez esos gifs de explosiones y/o cosas explotando, ¿verdad? Pues así es como se me quedó la cabeza al leer esta crítica. Vamos, vendría a ser algo así: http://giphy.com/gifs/explosion-nuclear-12KiGLydHEdak8
ResponderEliminarEs que tanta tontería y cosa rara junta ha podido conmigo. Además, respecto a lo de los hospitales y la sanidad, ¿qué demonios se cree este tipo que es la sanidad española? Ya sabemos todos que perfecta no es, pero es que la pinta como si fuera todo tercermundista. Cuando lo leí yo iba pasando páginas sin interés, saltándome partes hasta que decidí dejarlo en un rincón cogiendo polvo. Ahí se quedó.
Ahora que lo comentan más arriba, ya hace tiempo que no se sabe nada de él, ¿se ha retirado de la escritura? ¿Ya no vende como antes?
Atte, E.
Pd: "Creo que no ha perpetrado más novelas" MUERO. La ha clavado con el "perpetrado"
Madre mía lo que me he reído leyendo esta reseña...
ResponderEliminarLeí este libro hace mucho tiempo y ya no me acordaba ni de qué iba. Mientras te leía pensaba: "Dios,¿de verdad era tan malo? ¿Cómo no me daba cuenta?" Jajaja.
Dan Brown tiene malísima prensa, pero he de confesar que en ocasiones sus libros me han entretenido mucho.
Aún así, me encanta leer estas críticas constructivas con mucho humor y mala leche.
Simplemente genial
Pues este libro no lo recomendé a maldad sino pensando en la risa. Me lo leí con un amigo hace años y nos lo pasamos chachi pistachi con esa cantidad de sinsentidos, falta de documentación y situaciones increíbles. Los libros que quieren ir en serio y luego son ridículos siempre me resultan deliciosas parodias involuntarias. Para mí Dan Brown es la versión literaria de las películas que echan los Domingos por las tarde, no son buenas, pero ¿y lo que me río con ellas?
ResponderEliminarParece que no tenemos los mismos gustos.
Por cierto, una curiosidad que me ha surgido. ¿Qué forma de describir físicamente a un personaje a la hora de presentarlo sería correcta? Si bien queda muy poco natural que alguien se mire al espejo y se describa con detalle, no veo tanto problema en que alguien mire al personaje y se fije en rasgos característicos de su físico o detalles que le llamen la atención. Eso sí pasa en la vida real. Hasta podría ser también una manera de caracterizar a ese otro personaje en cuya cabeza estamos, ¿no? Porque si, por ejemplo, se fija en que tiene los dientes torcidos y el pelo, aunque de un color bonito, despeinado y por esos detalles le parece una persona fea y dejada, podríamos pensar que el que está mirando es perfeccionista y superficial.
Dios, que yo este libro no lo toco ni con un palo de tres metros en llamas. Ya tuve bastante con Ángeles y Demonios y El Código Da Vinci (Da Vinci se revuelca en su tumba) y otro libro raro que tenía algo que ver con la NASA (ahora sí la NASA). Pero el resumen de aquí ya es suficiente. xDDD
ResponderEliminarYo, bueno, seguiré partiéndome de risa con sus reseñas (que una de Todas las hadas del reino no vendría mal, eh, ese libro tiene absurdos por todas partes e___é)
Nea.
Selenita, las descripciones de personajes están bien si vienen a cuento. ¿Para qué necesitas describir al personaje? Si va haber una selección de elementos adecuada (como la que propones) y eso va a contar cosas subtext, perfecto; describir un personaje simplemente para decir que es muy guapo y que tiene los ojos verdes, pues no tiene interés narrativo. La cuestión no es tanto *quién* haga la descripción, sino lo que *cuente* con ella =)
ResponderEliminarPero Ortiga, recuerda que se trata de Dan Brown. En sus novelas la descripción física de los personajes es fundamental, porque así sabemos enseguida si son los buenos (él siempre es guapo y musculoso, ella siempre es guapa y de hermosas piernas), el asesino (que siempre tiene la cara marcada con la viruela, es albino, jorobado...) o el que parece bueno pero en realidad es el malo (y que siempre es paralítico, ciego...).
ResponderEliminarEn el caso de los buenos, además, hay otro detalle que hace que la descripción sea crucial: si Brown no nos aclarara que son inteligentísimos y nos tuviésemos que guiar solo por sus acciones llegaríamos a la conclusión de que son unos auténticos besugos, y eso desluciría bastante su papel, ¿no te parece? ;-)
Mirad que cosas, que hace 10 años cuando estaba en Secundaria yo aún leía lo que podía de este señor (traducción: me leí El Código da Vinci), y aunque a esa tierna edad de 13 años cualquier cosa puede gustarte, ya había cosas que me tirriaban. Ángeles y Demonios, aunque me regalaron una edición especial, no la leí (leer todo eso de que si las partículas de Dios y el túnel suizo de aceleración de partículas y cosas cuando tienes 14 años y eres tan lela como yo es un suplicio).
ResponderEliminarAunque sí me leí Inferno, me dejó muy amargá. Es la clase de novela que te lees para pasar el rato, no lo niego, no espereis encontrar gran belleza ni profundidad literaria, pero había cosas que te dejaban...¿en serio esta gente es coeficientemente intelectual? Entonces yo soy la Emperatriz de todas las Rusias. Ese último libro era una guía turística de Florencia, a mí que no me engañen.
Ya de lo que cuenta de España no opino, con lo que nos gusta aquí denunciar cosas.
En fin...
A dan Brown le gusta mucho un fanfiction sobre él siendo un James Bond (con su chica Bond incluida obviamente) superdotado y salvando al mundo.
ResponderEliminarLo de los hospitales me ha ofendido vale que la sanidad este ahora por los suelos pero tampoco es que vivamos en el siglo XV.
Pero si algo he aprendido hoy es que cada vez que me caía por las escaleras voy a denunciar a alguien de Estados Unidos, y si no me hacen caso a Dan Brown por crearme falsas expectativas.
@Mery RodVar, ¡ese es el espíritu! :D
ResponderEliminarLo peor es que este señor asegura haber vivido años en Sevilla... ¡Y PONE QUE DENTRO DE LA GIRALDA HAY ESCALERAS!
ResponderEliminar(Para los que no lo sepan, en el interior de la Giralda hay 140 rampas, más o menos. Antiguamente se subía hasta arriba a caballo, con escaleras creo que sería bastante difícil)
*40 rampas. Maldito dedazo xDD
ResponderEliminarAy, cuando iba a la secundaria me leí con una amiga El Código Da Vinci como si fuera la cosa más transgresora y genial del mundo. Nunca volví a tocar un libro suyo, y cuando quise bajarme de internet la película de Ángeles y demonios me salió una porno terrible (ni la probé antes de querer verla con mi vieja) así que por siempre me quedará la anécdota horrible relacionada a este autor T_T Me he reído a lo loco con la Mary Sue del CI de adorno. Y esa descripción de fanfiction es terrible.
ResponderEliminarSigo camino, que ya tengo mucho para leer xD
A mí este señor nunca me ha inspirado confianza, los best-sellers en general no me la suelen inspirar con excepciones como Neil Gaiman o Joe Abrecrombie :P
ResponderEliminarHolaaaaaaaaaa Ortiga
ResponderEliminarMe ha encantado tu reseña. Eres la mejor. Me he dado cuenta de que ahora veo tus reseñas sin leer los libros, así que no tengo derecho a opinar sobre el libro así. Bueno, las faltas de vocabulario y todo lo de la prosa sí que está mal.
Respecto a lo que ha hablado de España, ¡¿quién se cree que es!? No voy a leer ningún libro suyo sólo por lo que ha dicho de España. Parece algo así cómo si fuésemos subdesarrollados o algo así. ¡Como si en Estados Unidos no pasasen cosas peores! Por cierto, estoy muy de acuerdo contigo, Fernando Frías. Brown es muy superficial y tiene muy claro que los buenos son los angelitos de Dios y los malos los satanases del infierno. La tía guapa, rubia, cuerpazo y el tío cañón y con tableta. La mala la típica bruja con aparato que da grima y el malo con viruela, ébola o lo que sea. Recordemos: la belleza está en el exterior.
Gracias por la reseña. Nos has enseñado que porquería hay en todas partes.
Un beso
Adri