Autora: Melanie Rostock
«Bambi sabe lo que es ser diferente [Zarza: perdió a su madre cuando era muy pe... digoo], hasta su nombre lo es [Zarza: no, no es diferente, es exactamente igual al de un ciervo de Disney], sabe lo que es sentirse despreciada cada día por sus compañeros de clase [Zarza: all of the other reindeer... ah, no, espera, que hablamos de ciervos] y no poder hacer nada para cambiarlo.
La escritura le da el aliento que necesita para seguir adelante, la certeza de que es buena en algo. Y en este escenario aparece Liam, un chico de barrio que conoce en un taller de escritura. Liam no sabe lo que es tener una familia normal, un padre que no beba y maltrate, o una madre que no tome pastillas para protegerse de lo que la rodea. Bambi y Liam comparten lo que les salva de caer al vacío y eso los une, aunque ella sea una niña bien del centro y él un macarra malhablado del extrarradio. Pero cuando se trata de amor, pertenecer a mundos opuestos a veces es un obstáculo insuperable [Zarza: no, seamos realistas, el único obstáculo insuperable es el nombre de ella].»
Menuda. Paletada.
A Dios gracias que no me leí la sinopsis antes de leerme las primeras páginas de la novela, porque dudo que hubiera sido capaz soportarlo de haber invertido el orden [¡el orden de los factores sí que altera el producto después de todo! :D].
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¡Pá-jro! |
En fin, pues tenemos a una niña a la que la escritura le echa el aliento, y que se enamora de un macarra con mucho drama al que también la literatura le respira en la cara. Una Wannabe como tantas otras, vamos.