Donde la literatura y la maldad se toman un té

lunes, 8 de septiembre de 2014

La gruta de Melusina, de Mireille Calmel

Título: La gruta de Melusina
Autora: Mireille Calmel
«Francia, 1483. La joven Algonde, hija de la gobernanta del château de Sassenage, ha caído en las aguas de un impetuoso torrente. Cuando todos la dan por muerta, reaparece sobre una roca, pálida y exánime. Asegura haber visto a Melusina, el hada con cola de pez que habita en una gruta. ¿Qué le ha dicho Melusina y por qué la ha devuelto a la vida? La joven se niega a revelarlo. Ahora conoce su destino… y luchará contra él con todas sus fuerzas.»

Terminar este libro me ha llevado bastante más tiempo del que me gustaría admitir. Ha resultado ser una narración tan absolutamente caótica, que mi lectura diagonal se ha visto muy afectada. No obstante, se trata de un libro tan insufriblemente aburrido que, de no haber sido por la lectura diagonal, creo que hubiera muerto.

En serio, la mayor parte del tiempo la he pasado llorando de puro aburrimiento. Luego ha habido otra parte, aunque no tan grande, que la he pasado sencillamente llorando (y tratando de no vaciarme las cuencas con una cuchara sopera). En fin, qué le vamos a hacer, soy una persona que llora por muchos motivos: tristeza, risa, sueño, asco y, sí, también de aburrimiento. Y este libro me ha desgraciado los ojos, en tantos sentidos.

Tras tan penosa experiencia, me encuentro desprovista de fuerzas para proceder con esta crítica. Pero trataré de compensar lo que me falta de fuerzas con lo que me sobra de odio y mala sangre.

¿Empezamos?

Este libro fue una recomendación de Anny D Lee en nuestro humilde e insidioso jardín. Así que… ¡gracias! [Mente enferma y retorcida...]

Bien. Pues la sinopsis es una gigantesca mentira. La historia no va de cuando Algonde se cae al agua, sino de absolutamente todo lo que pasa después (de hecho, cuando comienza la narración, ese episodio ya ha quedado atrás, y la autora se contenta con resumírtelo brevemente en una suerte de flashback). En todo caso, cuando la niña cae al río nadie más que su noviete la da por muerta, básicamente porque no hay nadie más que ellos dos cuando sucede este episodio, así que como no sea que el resto de los habitantes del castillo tengan el don de la premonición… Difícil lo veo.

Más: cuando Algonde reaparece, no lo hace sobre ninguna roca; el mozalbete se tiene que tirar al agua para sacarla. Que ha visto a Melusina se lo cuenta a las dos únicas personas que son cercanas a ella: su madre y su noviete (¿hace falta irlo gritando a los cuatro vientos en la plaza de armas para que no se considere que es que «se niega a revelarlo»?). Que «conoce su destino», dices… ya. Y una mierda. Prueba otra vez. «Y luchará contra él con todas sus fuerzas», ajam, ajam, sigue probando. Va. Seguro que a la tercera va la vencida.

La sinopsis ha acertado con la fecha. Eso al menos se lo puedo conceder.

Bueno, pues como la sinopsis parece haber considerado su trabajo eso de no informar a nadie de nada, me tomaré la libertad de hacerlo yo.

¿Honestamente? No tengo ni la más puñetera idea. El libro era un coñazo insufrible y la historia iba dando tantos tumbos (de punto de vista, de cronología, de subtramas…) que no me he enterado de la misa la mitad.

Francamente, no me quita el sueño.


Os voy a decir de lo que sí me he enterado: Algonde es una muchachuela francesa que sirve en un castillo para un barón viejo libidinoso que está liado con la prima cascos ligeros de su difunta esposa, quien tiene además (la prima cascos ligeros, digo) una especie de ayuda de cámara con mucha bilis por sangre. Bueno, pues Algonde está enamorada del hijo del panetero, pero después de ser rescatada por Melusina, adquiere la certeza de que va a tener que renunciar a él por algo que el hada-serpiente ha dicho. Por en medio de todo esto hay una profecía que involucra a Algonde (entre otros) de una manera poco clara y cuyo contenido desconozco (básicamente porque me importa un carajo, y no me he molestado en prestar tanta atención), pero que termina con la salvación o condenación del maraviestupendo reino de Ávalon.
Me aburro.
¿Qué pasa?
Y luego mezcladas por ahí hay diversas historias paralelas cuyo contenido, una vez más, me ha importado tan poco, y me ha aburrido de tal mala manera, que me las he leído a lo saltamontes, es decir, escogiendo un total de unas veinte palabras desperdigadas por cada página (sé que hay peña de la orden de los Hospitalarios y turcos por ahí mezclados peleándose por un trono, o algo por el estilo).

En resumen, que mi impresión general de la historia es que morir de aburrimiento es un coñazo. Me parece mucho más tentadora la idea de matar de aburrimiento (o de cualquier otra cosa, con tal de que sea sangriento. No soy muy exigente). Las cosas como son.


Bien, pues continúo.

El núcleo. Claramente la intencionalidad comunicativa de esta novela es inducir al lector a un coma profundo. Y lo consigue. Sin duda, el objetivo más claro que he visto en mucho tiempo. Me quito el sombrero por esta señora.

¿Qué más cosas…?

¿La autoridad de la voz narrativa? Narrador omnisciente en tercera persona. Y, claramente, este narrador, al igual que mi lectura, es también un poco saltamontes: va aterrizando sobre la cabeza de cada personaje que se le acerca demasiado, así, sin previo aviso (todos sabemos que los saltamontes son un poco lerdos, los pobres, y tienen la molesta manía de saltar hacia ti, en lugar de huyendo de ti cuando plantas el pie cerca). Más de una vez (incluso cuando me estaba molestando en leer todas las palabras) he tenido que hacer un alto y volver atrás para ver dónde demonios me había perdido algo, porque de pronto me encontraba leyendo sobre la conciencia de un personaje completamente distinto, y nada tenía sentido [como si lo tuviera de antes, qué risa].

Sí. Casi.
En todo caso, la voz narrativa está apenas construida. Al margen de algún que otro palabro por ahí suelto, en realidad a mí nada me convence de que esta narración esté realmente ambientada en la Edad Media, qué queréis que os diga. Que el narrador es un poco cursi y rimbombante, que sí, pero “sonar medieval” no consiste en eso. Francamente. Trabajo de documentación: nulo (o extremadamente ineficiente, quién sabe. Quizá la pobre Mireille Calmel se lo curró a tope, pero no le dio para más).

Además, esta mujer demuestra sobradamente no ser más que otro de estos irritantes especímenes de alma «romántica» que creen que pueden escribir sobre la Edad Media y la relación siervo-señor borrando todas las líneas divisorias de estratificación social y haciendo que todos sean superamigos y guays del Paraguay y se traten con igual respeto y consideración.

Me hastían.

¿Qué más…?

Personajes, objetivos… Virgencita de la pata rastra, como diría mi abuela. No quiero hablar de esto. De verdad. No me obliguéis.

Puedo decir que los personajes se encuentran a la altura del absurdo de la propia historia, y me gustaría dejarlo ahí: no están lo que se dice muy construidos; tienen motivaciones, sí, pero ni siquiera eso les salva. El mundo es retrasado. Y yo les odio a todos.

La prosa.

A veces me pregunto por qué mi vida me odia.

¿Qué queréis que os diga? He sufrido. Esa es la cruel verdad. Y lo cierto es que no sé si echarle la culpa a la autora o al traductor. Y como no lo sé, se la echaré a los dos, porque ellos no se privan de nada, y yo, tampoco. Quiero pensar que ni siquiera el peor de los traductores sería capaz de sacarse algo así de la manga sin contar ya de entrada con un material original lo suficientemente jugoso.

No sé si en el francés original sonaría mejor, pero lo que es en castellano del duro… Desafina de mala manera. Como un gato al que alguien está pasando por la batidora. Hay frases que son tan enrevesadamente terneriles que resultan por completo incomprensibles: os juro que a veces no tenía ni idea de qué cosa estaba intentando hablar con la metáfora en cuestión. Y luego estaban las elecciones de vocabulario, claro. Lo mismo te habla de himeneo en lugar de boda que te suelta algún palabro técnico de anatomía, y se queda tan ancha, la chica. Impresionante.

Aparte de eso y de lo ya mencionado (cambios de narrador, saltos temporales), lo obvio y habitual: resumen narrativo en abundancia, mala división de párrafos, fallos de referente, texto explicativo, selección de elementos deficiente…

Está bien. Necesito reírme, o todo mi sufrimiento no habrá servido para nada (atención, spoilers):

[Tengo MUCHO material, así que voy a intentar hacer una selección, para que esto no me quede indecentemente largo.]

-Ya en las primeras páginas tenemos una descripción física pormenorizada de la protagonista que, por supuestísimo, es guapa guapísima y la reina del baile entre las criadas del palacio. Frase que se usa en la descripción, y que casi hace que me saque los ojos de la impresión (y del susto): «se echaba hacia adelante su larga trenza de color castaño sobre el corsé en el que despuntaban dos bellas turgencias.» La madre que lo… Así es como nuestro querido narrador quiere convencernos de que estamos en el Medievo. ¿Cuela?





-La hija mayor del barón del castillo está en un convento con monjitas, y durante su estancia se las apaña para seducir a un par de mozalbetes que estaban de visita y hacer que se batan en duelo por ella hasta quedar ambos tan malheridos que pasan unas cuantas semanas al cuidado de la monja médico/enfermera/whatever. Esto se dice de Philippine (la niña en cuestión): «Claro está que dormía (uno de los hombres), pero era un sueño inquieto, presa de pesadillas. Velar a Philibert de Montoison la turbaba. Y eso sin tener en cuenta aquella cosa deforme e inerte, fofa y apestosa. Asquerosa. […] Durante la noche estuvo dándole vueltas a la razón por la que su bajo vientre (el del hombre) era diferente, hasta llegar a la conclusión de que si tanto misterio existía acerca de un punto de la anatomía era porque estaba relacionado con la procreación. Evidentemente, aquello no le reportó respuesta alguna acerca de la manera de proceder, pero sólo la idea de que un día tuviera que vérselas con aquella excrecencia meona le revolvía el estómago». Ay, los hombres y sus excrecencias meonas.

-Por el amor de una madre: «Por primera vez fue consciente de que se había convertido en una belleza. Excesivamente bella. Sin duda incómoda por aquel escrutinio, ella (Algonde) bajó la mirada y pidió permiso para retirarse. El barón no la retuvo. El deseo que de repente había provocado en él le había perturbado [Ortiga: mentira. Ya lo estabas de antes, desquiciado]. No era justamente un hombre que rehusara satisfacer sus pulsiones [Ortiga: lo que quiera que sea eso] cuando estas se veían refrenadas por la abstinencia [Ortiga: esto es un sinsentido. Así que ¿cuando está pillando cacho es justo cuando no se molesta en reprimir sus instintos de violador? What?], aunque con el paso de los años, esas pulsiones se hubieran embotado, pero le desagradó la idea de forzar a la jovenzuela [Ortiga: vaya, gracias a Dios, solo faltaba encima que le hubiera parecido una idea brillante, no te jode]


-Advertencia que Melusina le hace a Algonde contra la arpía (sí, arpía, luego os lo explico) y sus dotes de control mental: «Si de repente ves que sus ventanas nasales se le pegan al hueso de la nariz, ándate con ojo y tápate las orejas antes de salir corriendo.» Wait, sus qué hacen ¿¿qué?? O.o? ¿Te importaría hacerme una demostración? Es que no lo tengo nada claro, no sé si voy a saber reconocer los síntomas.

-Y la última. Esta es larga de contar, pero merece la pena. Mucho. Atentos.

Resulta que Algonde es descendiente de las hadas (WTF?), y está emparentada con Melusina (es descendiente de una de las hermanas de esta última). Es por todo este embrollo que la niña está metida en la profecía esa misteriosa cuyo contenido ignoro.

El caso. Melusina engatusa a Algonde para atraerla de nuevo a su cueva subacuática, hace que su serpiente la muerda, la tira al agua (a Algonde, no a la serpiente) y la arrastra por medio río subterráneo sin que la pobre niña se ahogue. Y a continuación (Melusina) explica lo siguiente:

«—Al salvarte de morir ahogada el otro día te insuflé con qué sobrevivir provisionalmente al veneno de la serpiente [Ortiga: según ella misma «Su mordedura es mortal para quien no está inmunizado»], pero acabará contigo si no preparas el antídoto, y sólo hay una manera de conseguirlo. Hacerte fecundar esta noche por uno de mi descendencia, Jacques por ejemplo.» WHAAAAAT? Por ejemplo, oye.

[Pooooor cierto: la puñetera serpiente la muerde en el pecho, concretamente «entre los senos», o sea que sobre el esternón. Eso ya es otro nivel de desencajar la mandíbula, no es por nada.]

Pero bueno, el caso es que Algonde no está como muy dispuesta al trato, y hay una discusión y explicaciones muy largas de las que no me entero muy bien, y que terminan con la niña diciendo que de este trato ella no gana nada (lo cual es cierto) y que a lo mejor resulta que prefiere morir antes que tirarse al viejo, a lo que Melusina le contesta:

«—Te equivocas conmigo acerca de mis intenciones, pero comprendo tu desconfianza y la respeto. Haz lo que creas mejor. No puedo evitarlo. Sin embargo, debes saber que si eliges morir, morirás con sufrimientos espantosos.» ¡Ahí queda eso! Pero, espera, espera, que sigue. A renglón seguido:
«Algonde se encogió de hombros y dirigió su mirada a Melusina con mayor determinación.
—Peores que las caricias del barón —insistió el hada.»
¿¿Eh, eh?? ¿Todavía no quieres ayudarme en mi proyecto? ¿Eh? ¿Todavía no te dan ganas de follarte al viejo? ¿Necesitas más persuasión? Morirte te va a doler un huevo, ¿¿eh??

Y… sí, Melusina sigue dale que te pego, intentando convencer a Algonde de que acepte el trato. Pero ojito con sus métodos de persuasión:

«—No quiero llevar un hijo suyo.
—¿Y quién habla de eso, Algonde?
[Ortiga: ah… ¿tú?, ¿cuando hablaste de fecundaciones? O.o?]
—Aunque parezca inocente, sé perfectamente qué quiere decir «hacerse fecundar».
—Una noche de luna llena cuando ya no eres del todo humana… [Ortiga: por un oído le entra…]
—Con más motivo —respondió Algonde, terca, que ni siquiera querría imaginar qué cosa podría dar la luz.
—Muy bien —concedió Melusina—. Creía que era mejor no decirte nada todavía, pero puesto que me obligas a ello, será mejor que decidas con pleno conocimiento de causa [Ortiga: ah, que pensabas básicamente obligarla a dejarse violar sin tan siquiera contarle la historia completa. Qué considerada]. Si aceptas meterte en el lecho del barón guardarás su semilla durante sólo seis meses [Ortiga: como digo, muy considerada. Seguro que ya se siente mejor].
—¡Sólo! Por lo que veo, no tenemos la misma noción del tiempo…
—Pasado ese tiempo, perderás algo que se asemeja a un huevo [Ortiga: lo perderás. Y no volverás a encontrarlo] —prosiguió Melusina, que se negaba a escuchar—. Deberás dejarlo secar durante tres lunas más antes de convertirlo en polvo [Ortiga: pero, ¿no lo había perdido?]. Deberás ingerirlo para que los efectos del veneno sean permanentes en ti sin condenarte, pero procurarás conservar una medida como una uña que deberás ponerle en la boca al niño antes de darle el pecho [Ortiga: ¿niño? ¿Qué niño? ¿No teníamos un huevo, perdido, por cierto? Un huevo que ya hemos reducido previamente a polvo, todo sea dicho. No habíamos hablado de ningún niño]. Es esencial para protegerle. Tráeme a ese recién nacido, Algonde, él es la llave de la profecía. Él concentrará los poderes de las tres. Tráemelo y tu papel habrá llegado a su fin, te lo prometo. Serás libre, libre de amar a Mathieu (el noviete), de casarte con él y de darle tantos hijos como te plazca.»

Everybody wins
No entiendo por qué Algonde no queda convencida después de estas explicaciones, francamente. Yo lo veo. Todos salen ganando: el barón se la puede cepillar, que ya le tiene ganas, el hombre; Melusina consigue su bebé profético, y la serpiente tiene un nuevo mordedor al que poder hincarle el diente tantas veces como quiera sin matarlo. ¡Un trato redondo! :D

En fin, el hada, como yo, queda muy sorprendida de que sus razonamientos no convenzan a Algonde, y se da cuenta de que va a tener que ser más lista si quiere engañarla para que consienta. Así que juega la siguiente baza: insinuar que la vida del noviete podría estar en peligro si Algonde no cumple con su parte de la profecía. No porque Melusina se lo vaya a cargar, no os creáis. Es que por lo visto hay por ahí sueltas unas arpías muy feas y malvadas que están a la espera de que la profecía se ponga en marcha para sacar su tajada, y tienen ganas de matar peña. Porque son malas, y eso.

¿La decisión de Algonde?

«—[…] ¡No contéis conmigo, Melusina! No le daré aún más argumentos a Marthe (arpía número uno) para acabar conmigo. Al contrario. Que se lleve a la criatura (el bebé) y haga con ella lo que le plazca, ¡me lleva sin cuidado! Olvidaré esta pesadilla con Mathieu, tal como decidí y de la manera más discreta. Si para ello debo sacrificar mi virginidad en la cama del barón, sea, estoy dispuesta a ello, ¡pero eso es lo único que le concederé a esa profecía! Lo único, ¿me habéis entendido? Por lo demás, os habéis equivocado. ¡No soy aquella que necesitáis!
[…]
Unos minutos más tarde, Algonde salía del pozo
[Ortiga: mi gozo en un pozo] y atravesaba la cripta sin apercibir a la serpiente, segura de ser de nuevo la única dueña y señora de su destino.»

What. The. Fuck?? O sea que al final la niña coge todo el plan y decide quedarse única y exclusivamente con todo lo malo: tiene que pasar por el mal trago de tirarse al viejo, quedarse embarazada, seis meses de embarazo más tres meses de secar un huevo, preparar un pócima y entregar a un recién nacido inocente al que ella misma ha dado a luz para que lo maten. Y luego rezar para que la arpía le dé las gracias por su colaboración desinteresada y les deje vivir en paz a ella y al noviete (porque, ya sabéis, no es como si la arpía fuese la mala de la película, ni nada). Nice. Plan impecable. Dónde va a parar.

Y, por supuesto, a partir de aquí las escenas de sexo de todos los diversos personajes se suceden una detrás de otra. Magreo matutino diario entre Algonde y el viejo (y esto incluye una conversación MUY incómoda sobre sexo, en la que el hombre explica a la muchacha que el acto sexual debiera proporcionarle un placer «fulminante» en diversas partes de su anatomía que él, muy amablemente, no se corta un pelo en indicarle). Después, el viejo con la que va a ser su esposa (con descripción de las diversas posturas), un caballero random con una concubina random (mientras él se corre pensando en la hija del barón), Algonde con su noviete en diversos parajes locales (incluyendo la iglesia, durante la boda del señor del castillo, true story), la arpía y sus prácticas lésbicas de sadismo con aldeanas (a las que controla con su vudú mental de arpía para que la obedezcan, pero dejando convenientemente despierta y operativa su conciencia: así tiene más morbillo eso de que las pobres quieran resistirse, pero su cuerpo las traicione).

[¿¿¿En serio, EN SERIO, me tienes que contar cómo la arpía se pone y babea (¡BABEA! ¡Literalmente!) porque está oyendo al barón follarse a la amante, y se pone en plan voyeur a mirarles entre las cortinas mientras SE TOCA??? ¿¿¿¿¿De verdad ME LO TIENES QUE CONTAR?????]

Por los clavos de Cristo. Aquí fue cuando abandoné la cuchara y agarré un cucharon, en mi empeño por sacarme los ojos y terminar con todo.

No. Va en serio. Estoy hasta la polla de leer sobre gente follando. Que sí, que será muy natural y dará mucho gustito y todo lo que vosotros queráis, pero, coño. También dicen que cagar es un placer y todavía no he leído que nadie se dedique a describirme cómo pasan las heces por el ano, ni la liberación que siente el personaje mientras caga. No me malinterpretéis, vivo más feliz sin haber tenido que leer algo así, pero vamos, también viviría más feliz sin tener que leer sobre escenas de sexo gratuitas en libros juveniles sencillamente porque a la autora le apetece irse un ratito al baño. Eso que lo escriba, pero que no lo publique, gracias. Máxime si me van a venir con la justificación pordiosera de que «el sexo es una cosa natural». Insisto, cagar también lo es. Pero no necesito leer sobre ello. Gracias.

Y para colmo, en algún punto entre el primer tercio y la mitad de la novela, Mireille Calmel descubre la cultísima palabra “verga” y a partir de ese momento ya no para de hablar de vergas hasta que se le acaba la novela. En serio.


Y acabo. Dos fragmentos, para vuestro disfrute:

1) De Mathieu para Algonde: «—Menos que tú (menos guapa). Por la sangre de Cristo, ese vestido te sienta tan bien que te lo arrancaría aquí mismo —le susurró al oído mientras se revolvía con la insensata esperanza de ofrecerle cierta comodidad a aquella verga [Ortiga: ejemplo de verga] que, en su entusiasmo, ocupaba más espacio del que disponía.»

2) La arpía le hace una visita a Mathieu y le hechiza para que se la folle: «Atolondrado, el joven soltó de inmediato la tenaza (había intentado asfixiarla hacía un momento, o arañarle el cuello o… no sé. Algo), le arremangó las enaguas con impaciencia y, sin saber cómo ni por qué, clavó su verga [Ortiga: otro ejemplo de verga] brutalmente erecta entre los muslos de la infame.»
Bueno, pues el caso es que, obviamente, esto está pensado para que justo aparezca Algonde y les pille infraganti. En fin, que sí, la niña les ve, suelta un grito y sale corriendo y llorando. Mathieu se despierta del hechizo y se aparta de la arpía («se arrancó de aquel vientre mentiroso» o.o?), y se va en pos de Algonde para intentar explicarle que… no sabe qué ha pasado (así que no sé qué es lo que piensa explicar, pero bueno). El caso, que sale corriendo tras la chica y la encuentra a la orilla del río, y es entonces y sólo entonces cuando se da cuenta de que lleva la polla colgando [Zarza: verga, Ortiga, se dice verga. Habla con propiedad]: «Al bajar la mirada vio su verga deshinchada que le pendía de la bragueta».


Conclusión: las enaguas de las damas están diseñadas para facilitar la faena, y se llevan como quien lleva una falda sin bragas, con todo el asunto al fresquito; y los pantalones de los hombres, pese a ser del medievo, eran muy modernos y tenían bragueta. Vamos, que está todo pensado para mayor confort y comodidad de las numerosas vergas que pueblan la narración.


FIN


Chichómetro: chicha, chicha por todas partes, desnuda y sudorosa.

Potabilidad: se puede potar. Mucho.

Carcajadas: 4/10

Otras páginas que tienen publicadas críticas o reseñas de este libro, por si os interesa contrastar: Devoradores de mundos, Un rincón para soñar, Book Eater.
[Veo que por una vez en la historia todo el mundo coincide en que este libro es insufrible... Interesante.]

9 comentarios :

  1. Madre mia de mi corazón ¡Que risa! Nunca me lo habia pasado tan bien leyendo una reseña. ¡Cuanta razón tienes! Es horrible, dan ganas de destruirlo. Y pensar que yo tengo los 3 libros... Que horror. (Aunque el tercero no lo he acabado de leer jajaja)

    En fin que me has conquistado con esta reseña, asi que aquí tienes una nueva seguidora xD

    Un beso

    ResponderEliminar
  2. ¡Lo que me he reído con tu reseña! en serio, buenísima XD No te has cortado ni un pelo a la hora de sacar a relucir todas las desgracias de este libro, porque madre mía...mira que tiene cosas para inducir a los lectores al suicidio..pufff

    En fin, que nadie debería de sufrir el tormento de leer estos libros, porque la cosa además va de mal en peor y al final solo quieres salir a la calle a quemar contenedores, que horror.

    Saludos!!!!

    ResponderEliminar
  3. ... y esto es lo que pasa cuando dejan que los malos fanfiction se publiquen aunque por lo menos sirve para despotricar y reírse un rato xD
    Además he de decir que meter sexo por que esta de moda me parece un insulto a la literatura y un ataque a la palabra verga que no ha hecho nada malo

    ResponderEliminar
  4. Yo también te quiero Ortiga, me alegra saber que no he sido la única torturada por ese "libro", además de poder leer como se le disecciona sin piedad es un gustazo.

    Besos!!!

    ResponderEliminar
  5. Con esa portada mas fea que pegarle a un padre, noe extraña que el contenido fuera horrible. Desde luego, a cualquier cosa llaman libro y cualquier cosa es digna de publicar.
    Con respecto a la palabra verga, la criaturita que lo escribio deberia escuchar la cancion de leonardo dantes, para que sopa que el miembro viril tiene nombres mil.
    Un saludo y gracias por el rato que me habeis hecho pasar, me he partido la caja xDD

    ResponderEliminar
  6. Ya viendo la portada uno se puede imaginar la clase de truño que va a leerse, aunque eso no tiene por qué ser así, que ya sabemos que no hay que juzgar a un libro por su portada y bla, bla, bla... Pero en este caso parece que es así. Dios, qué cosa más horrenda de libro, por qué alguien lo escribió? Es que no lo entiendo, parece aburrido, caótico, sin objetivo alguno.... No lo entiendo, no entiendo si quiera que sea de interés para la persona que lo hizo, pero bueno, ahí está, ocupando espacio en alguna estantería de este mundo -___-

    ResponderEliminar
  7. xDDD Me ha encantado la reseña. Siempre le dais ese toque de humor que me gusta.

    Besos :)

    ResponderEliminar
  8. No lo dije en su momento, pero lo comento ahora. A mí el trato de Melusina me parece muy apropiado, porque de esa forma la protagonista no sólo conoce varón, sino que también conoce barón.

    :D

    ResponderEliminar

A las malas hierbas no nos gusta la censura, así que eres muy libre de comentar lo que te apetezca. Eso sí, cuidado con faltar al respeto a otros usuarios: las malas hierbas sabemos cuidarnos solas, pero ojo con pisarnos las margaritas.

Por cierto, por cierto. Si te lanzas a poner un comentario en una entrada y luego lo borras (sin motivo justificado), volveremos a postearlo. Es una amenaza. ¡Muajajajajajjajajaj!

Free Pencil 2 Cursors at www.totallyfreecursors.com