Título: El libro de Ivo
Autor: Juán Cuadra Pérez
«En una ciudad sin nombre, un hombre anónimo sueña noche tras noche que es un asesino cruel y despiadado, y cada mañana despierta temeroso de que un día la pesadilla se haga realidad. El miedo y el deseo de proteger a la mujer que ama lo llevan a descubrir que la reina Mab, dueña y señora del Reino, es la responsable de que sus noches sean cada vez más aterradoras. Si acaba con ella, los espantosos sueños por fin cesarán.
Cuando duermen, los humanos llegan hasta el Reino y crean allí sus sueños forjando las pesadillas con los miedos y deseos más ocultos. Una vez que los humanos han protagonizado sus fantasías más perversas e inconfesables, despiertan dejando tras de sí la parte más oscura.
Pero la muerte de Mab a manos de un durmiente ha puesto en peligro al Reino y ha desencadenado unos acontecimientos que nadie podría haber previsto. ¿O sí? Mientras los humanos pierden la capacidad de liberar las pesadillas lejos de sus vidas, cuatro de los Señores del Reino —Bestia, Oscuridad, Laberinto y Cazadora— deberán decidir cuál de ellos bajará a la Ciudad en busca del asesino de la Reina y así restaurar el equilibrio entre los mundos antes de que unas terribles y oscuras fuerzas transformen todo lo que conocemos.»
Aviso para navegantes: esto NO va a ser una crítica. No me he terminado de leer el libro (ni voy a hacerlo), así que aquí sólo voy a hablaros un poco de las aproximadamente 40-50 páginas que me he leído
[bueno, eso es la numeración de la versión que he leído, pero teniendo en cuenta el formato… serán en torno al doble en la versión maquetada].
Esta ha sido una recomendación de Emma F. M., y lo cierto es que me pregunto con qué intenciones oscuras me recomendó este espécimen en concreto. Este libro es una cosa rarísima. Ni siquiera sé por dónde empezar a contaros, ya que ni siquiera voy a poder hacer una crítica como tal.
Bueno, seré práctica y trataré de ir a lo «malo conocido».
Lo único que puedo deciros de la sinopsis es que no tengo ni idea de qué relación tiene exactamente con el libro. Es decir, todo eso que te cuentan ahí es algo de lo que se habla en el prólogo, y que luego ya no vuelve a mencionarse en toda la parte que yo me he leído. De hecho, terminado el prólogo, la historia empieza a saltar de trama en trama y de personaje en personaje sin que el lector tenga ni la más remota idea de qué demonios está pasando, ni de por qué el narrador nos está contando lo que nos está contando.
La narración no está ambientada: no sabemos dónde sucede. No se sabe si es el mundo real, un mundo completamente inventado, una mezclada de ambos, o todo lo contrario, por lo que cuesta mucho sacarle algo de sentido a los acontecimientos.
No tenemos ni idea de cuál es la realidad compartida por los personajes, no sabemos qué cosas son «extrañas» y cuáles «normales», así que resulta prácticamente imposible ubicarse.
No ayuda en nada, tampoco, el hecho de que los personajes sigan el mismo patrón de no-presentación: aparecen de repente, cambiando radicalmente el punto de vista de manera aleatoria, y al lector no se le cuenta cómo, dónde, cuándo ni por qué. Así pues, sin saber dónde tiene lugar la acción ni quién nos la cuenta (ni por qué motivo),
el lector tiene dos opciones: darse por vencido y mandar el tocho a la mierda, o intentar mostrarse paciente y confiar en que, «en algún momento», la cosa comenzará a cobrar sentido. Como podéis ver, yo me mostré paciente durante unas ochenta páginas del libro físico, luego me cansé.
La verdad, tengo que decir que es una lástima lo que el autor ha hecho con esta historia, porque es bastante original, tenía potencial. El texto es muy inconstante: con esto quiero decir que, de vez en cuando, hace gala de una selección de elementos muy interesante, pero en un momento o en otro se lo carga; además, la narración tiende a ser plana y excesivamente explicativa la mayor parte del tiempo, lo cual es un fastidio, pero las ideas abstractas que hay por detrás del texto real son en general muy chulas. Por otro lado, Juan Cuadra se las ha ingeniado para construir de una manera bastante decente personajes originales y llamativos (aunque les haría falta una buena mano de pintura aún), pero, al igual que sucede con la narración, empiezan a cojear de un pie o de otro en cuanto el autor se despista.