Estoy muy alterada, ¿de acuerdo? Esta novela me ha tenido leyendo una semana porque, incluso con mi lectura diagonal, es densa como ella sola, la condenada. Y ya finalmente ayer decidí que estaba harta y me obligué a terminarme las últimas 200 páginas del tirón. Me llevó toda la tarde (es lo que tiene cuando, aparte de las pausas para tomar notas, tienes que hacer otras pausas [muchas, muchas pausas] para poner los ojos en blanco y gritar y desahogarte y plantearte el alcoholismo). Ayer, además, estuve hablando con Zarza de esta historia porque ya no era capaz de llevar el trauma yo sola y, tras relatarle el último (y especialmente irritante) wtf de la historia, terminé riendo y llorando como una psicótica durante al menos quince minutos, sin interrupciones.
La vida es dura.
En fin, estimados hierbajos, el caso es que este libro que os traigo hoy es una víctima voluntaria (lo siento en el alma, estimada víctima [mentira, ¡sufre como yo he sufrido, maldito! O.O]). Y cae en la sección de Innombrables porque… Porque estoy siendo benévola, la verdad, porque lo cierto es que me planteé colgarle directamente la etiqueta de Ex Libris. Porque no recuerdo haber gritado tanto desde que leí El ejército negro.

Lo único que tiene esta novela es autoridad racional, todo lo demás es... para quemarlo y lanzar sus cenizas al mar en una bolsa permeable atada a un ladrillo [Zarza: ¿un ladrillo? ¡Un yunque! Ortiga: mejor que sean dos. No queremos correr riesgos].
Dice pertenecer al género negro, y lo cierto es que la definición que proporciona Wikipedia sobre novela negra le viene como auténtico anillo al dedo (cita textual): «tipo de novela policíaca en la que la resolución del misterio no es el objetivo principal [Ortiga: check] y los argumentos son habitualmente muy violentos [Ortiga: check]; la división entre buenos y malos de los personajes se difumina [Ortiga: eh… en realidad yo no diría que hay "buenos" en esta novela, pero vale, check] y la mayor parte de sus protagonistas son individuos derrotados [Ortiga: check] y en decadencia [Ortiga: check] en busca de la verdad o, cuando menos, algún atisbo de ella [Ortiga: en fin, discutible, pero bueno, que sí, check]». Como novela negra, parece ser que se ajusta al canon. Ahora bien, como Literatura… ya os he dicho qué es lo que habría que hacer con ella. Confío en haber sido lo suficientemente gráfica.
He batido todos mis records, hierbajos. Tengo ahora mismo más de treinta páginas de apuntes sobre esta novela. Treinta. Esto ya no es que vaya a tener que partir la entrada en dos entregas. ¡Es que tengo material para organizar todo un evento dedicado a este libro!
Y ¿sabéis qué? Que lo voy a hacer, ¡qué demonios! Bienvenidos seáis al evento «¡Muérete ya, coño!». A vuestra salud.
Sin más dilación, os dejo con la víctima en cuestión.