Hoy, por fin, ha llegado el día.
Voy a presentaros a uno de mis escritores favoritos de todos los
tiempos: Javier Marías.
¿Creíais que nosotras sólo destripábamos la literatura no-literatura juvenil? ¡Error! Aquí os traigo un sacrificio de primerísima categoría.
Este señor es un miembro respetado de la Real Academia Española. Escribe artículos bastante decentes para el País (o al menos lo eran en mis tiempos mozos, cuando me daba por leerlos) y está en las quinielas para ganar el Nobel de Literatura.
Este señor es un miembro respetado de la Real Academia Española. Escribe artículos bastante decentes para el País (o al menos lo eran en mis tiempos mozos, cuando me daba por leerlos) y está en las quinielas para ganar el Nobel de Literatura.
Todo el mundo se deshace en alabanzas hacia su persona (yo me
deshago y punto…o quizá sería más
preciso decir que me descompongo…) Googlearlo. Leed las críticas.
Aparentemente, todos piensan que Marías es el escritor del siglo y yo…
yo… yo estoy escribiendo esta entrada.
No me queda otra que resignarme a los hechos.
Hola, me llamo Cicuta y no tengo gusto literario.
Así que no me escuchéis. Dejad de leer esto. Este tío es material del
bueno, bueno. Lo dice vuestra profesora de literatura, lo decía mi profesora de
literatura, lo dice su colega Pérez Reverte, lo dice Lázaro Carreter. Hay gente
que compra sus libros y afirma que ha disfrutado con ellos (¡leyéndolos!). Yo
sigo pensando que todo es un complot minuciosamente organizado para sembrar la
confusión en el mundo literario o una especie de experimento psicológico de
enormes proporciones.
Huid. Huid, insensatos. No me escuchéis.
Bien, ahora que tengo vuestra atención… dentro sinopsis de Los enamoramientos:
“La última vez que vi a Miguel
Desvern o Deverne fue también la última que lo vio su mujer, Luisa, lo cual no
dejó de ser extraño y quizá injusto, ya que ella era eso, su mujer, y yo era en
cambio una desconocida…”
Still a better love story than... "Los enamoramientos" |
Con una prosa profunda y
cautivadora, esta novela reflexiona sobre el estado de enamoramiento
considerado casi universalmente como algo positivo e incluso redentor a veces,
tanto que parece justificar casi todas las cosas: las acciones nobles y
desinteresadas, pero también los mayores desmanes y ruindades.
¿Veis? Calidad literaria de la buena. Lo pone en la contraportada
(“prosa profunda”, cuidao). Y aparece la palabra "desmanes". No sé qué más podéis pedir, la verdad.
¿Es una sinopsis? ¡No! Es una rosquilla O un estroboscopio. O un porífero... Porque si eso es una sinopsis... puede ser cualquier cosa, en realidad. |
Por cierto, estoy convencida de que los que ponen fragmentos del
libro en la sinopsis tienen reservado un círculo en el infierno para ellos
solitos. Aunque no sé qué estoy diciendo: esto está tan cerca de ser una
sinopsis como de ser un mono malabarista en patinete. O una rosquilla.
Pero voy a dejar de enrollarme. Vamos al ajo.
ADVERTENCIA: esto NO es una reseña sofisticada como las de Ortiga. De
hecho, no voy a comentar el libro en profundidad porque lo leí hace un par de
años y no recuerdo los detalles. Y me niego, ME NIEGO a releerme eso. Así que,
la novela no es más que una excusa para cachondearme de este hombre. Dicho
queda. Si queréis rigor literario, éste no es el lugar.
El núcleo (si es que así puede llamarse) de la novela (si es que así
puede llamarse, y aquí, creedme, estamos estirando la terminología hasta un
punto que roza la obscenidad) es, efectivamente, surprise!, lo tonto que se pone uno cuando se
enamora. Tan tonto, tan tonto, que te da por asesinar al marido de la tipa que
te gusta o perdonar al tipo que ha asesinado al marido de la tipa que le
gustaba y conformarte con los restos de su amor. De eso va la novela: de que la
gente es tonta cuando se enamora. O eso pretendía. Pero lo cierto es que “los
personajes” son tontos todo el rato, así que la idea que transmite (por otra
parte, mucho más próxima a la realidad) es que la gente es estúpida. Invariablemente.
La voz narrativa. Bien, resulta que Javier Marías escribe todos sus
libros con el mismo narrador masculino narcisista en primera persona (esto es,
el propio Marías). De hecho, los “personajes” no son tales, precisamente porque
todos hablan exactamente igual (igual que la voz narrativa) porque Javier
Marías parece incapaz de construir una voz que no sea la suya (y yo que pensaba
que en esto consistía escribir…)
Sin embargo, en un giro inesperado de los acontecimientos, en esta “novela”
decidió cambiar de registro y arriesgarse e innovar, por lo que el narrador
habitual ha digievolucionado en… ¡narradora!
¿Javier Marías? ¡No! Yo soy MARÍA. Sólo María. Muy femenina: doy descripciones de cinco páginas de la indumentaria de la peña. PD: Te quiero, Freddie, siento haberte metido en esto. |
Oh, wait… no. No. Eso es... mentira.
El narrador habitual sigue ahí, pero se llama (nunca lo adivinaríais):
MARÍA. Que, efectivamente, sigue siendo el pedante de Javier contándonos sus
pajas pseudointelectuoides en primera persona. Lo único que cambia es que nos deleita con descripciones pormenorizadas del vestuario, bisutería y maquillaje de to' quisqui (porque, ya sabéis, en eso consiste ser mujer) y que de vez en cuando nos
recuerda que tiene tetas sostén.
Argh. Bueno, yo respeto la libertad de cada cual para tener las
fantasías raras que guste pero…. En fin, vamos a dejarlo.
Dado que la “sinopsis” (vale también decir “cacahuete”, “conífera”, “áptero”)
probablemente no os haya solucionado
nada, ya estoy yo aquí para resumiros la novela entera (obviamente, spoilers ahead, aunque los spoilers sean
la menor de vuestras preocupaciones).
Resulta que nuestra narradora, la tal María(s) es una stalker de primer nivel y se dedica a
espiar a una entrañable pareja que desayuna en la misma cafetería que ella.
Tiene un trabajo de jefecilla en una editorial que odia porque, dicho sea de
paso, odia a los escritores...(Aquí iba a hacer un comentario sobre lo inadecuado de su elección profesional, pero entonces he caído en la cuenta de que los editores de nuestro mundo no-ficcional también deben de odiar a los escritores, visto el tipo de material que publican. Así que, fidelidad absoluta a los hechos en este punto.) Sin embargo, ella es feliz, porque toda su felicidad depende de
ver a un par de desconocidos en la distancia a la hora del desayuno.
¿He dicho distancia? No estoy tan segura. Ella no lo menciona en ningún momento, pero yo estoy convencida de que se llevaba unos binoculares, como en el ballet ruso, para observar a gusto a la inocente pareja. Si no, decidme cómo justificáis esta descripción:
“Desvern tenía el pelo corto,
tupido y muy oscuro, con canas solamente en las sienes, que se le adivinaban
más crespas que el resto (si se hubiera dejado crecer las patillas, quién sabe
si no le habrían aparecido unos caracolillos incongruentes) [caracolillos
incongruentes, sí. Luego veremos que la adjetivación es uno de los puntos
fuertes de Marías]. Su mirada era viva,
sosegada y alegre, con un destello de ingenuidad o puerilidad cuando escuchaba,
la de un individuo al que la vida en general divierte (…) incluso en medio de las dificultades (...) Bien es verdad que él habría sufrido muy pocas (...) Siempre iba muy bien
afeitado, el hoyuelo incluido.
Supuestamente, ésta es la descripción de un tío al que sólo conoce de
vista y de lejos. Puede verle hasta las canas y “adivinarlas” más crespas que
el resto (es que los prismáticos hacen milagros). Puestos a adivinar,
adivina también su pasado y sus pensamientos (no es que le haya hackeado el
móvil ni nada parecido) Explicádmelo.
A continuación, la tía, qué cachonda ella, dice como ofendida: “Ellos
se fijaron en mí mucho menos, infinitamente menos que yo en ellos”. Ya. PORQUE
ELLOS NO ESTÁN ENFERMOS, PEDAZO DE LOCA.
Pues así como unas treinta páginas de stalkeamiento puro y duro. La
tía puntualiza:“Él no me miró nunca de manera insinuante, castigadora [Whaaaaat???] o presumida, eso habría sido un chasco, y ella tampoco me mostró nunca
recelo, superioridad o displicencia, eso me habría supuesto un disgusto.”[Yo también me disgustaría si una perfecta desconocida me mirara "con displicencia". Hasta ahí podíamos llegar. Y ya de manera castigadora, ni te cuento. Qué pena que el libro no venga con ilustraciones: me habría encantado ver cómo sería esa hipotética mirada castigadora.]
Adjunta informes detallados sobre sus vestimentas, accesorios, hábitos
alimenticios… incluso clasifica sus tipos de sonrisa… Una vez se dispone a
saludarles levemente en plan “Ey, reconozco vuestra presencia, nos vemos todos
los días en la cafetería” (bueno, yo a veces os veo también en el coche, y
en el trabajo y en la ducha…) y ellos no le hacen mucho caso, a lo que ella
comenta: “Tan rápidos fueron, o tan prudentes.” Prudentes, sí, por una vez ha
dado en el clavo con la palabra. Ay, pobres.
Creo que la idea queda clara.
El caso es que el pobre hombre es asesinado feamente, una cosa lleva a
la otra, y la stalker, esto es
Marías, quiero decir, María, se hace amiga de la viuda Luisa. Esta mujer parece
tener un magnetismo especial para los zumbados: también es “amiga” (eso cree la
muy inocente) de un carroñero (que se llama Javier) que está esperando a que
pase el luto para tirársela. Mientras tanto, María se enamora del amigo
carroñero (esto es, Javier… Javier y María, ¿lo pilláis? ¿A que es sutil?) y, a
sabiendas de que éste no corresponde sus sentimientos, se embarca con él en una
relación puramente sexual mientras el tío intenta conquistar a la pobre Luisa.
Por el camino, aparece en escena un maleante llamado Ruibérriz, ex-íntimo de
Presley (Elvis. Elvis Presley. No es coña. ¿De verdad alguien pretende que me
tome esta “novela” en serio?), citan a Balzac y a Dumas un par de veces (¿se
referirán a estos fragmentos con aquello de la “prosa profunda”?) y María
descubre que el carroñero pagó para quitar de en medio al marido de Luisa, lo
que no le impide seguir tirándoselo tan tranquilamente. Aunque luego éste se
inventa la excusa de que el muerto se lo pidió porque tenía una enfermedad
terminal y no quería acabar así (mucho mejor desangrado en un callejón, dónde
va a parar). Pero a estas alturas, semejante tontería no termina de colar porque
nada en esta novela puede terminar de colar ni, para el caso, siquiera empezar
a colar.
Por si os interesa: al final el carroñero se casa con Luisa, ésta
nunca se entera de que, con motivo o sin él, su actual marido fue el responsable
de la muerte del anterior, básicamente porque María(s) decide que es mejor no
decírselo y prefiere limitarse a ser feliz porque hay una nueva pareja a la que
stalkear.
Y ya está. Esa es toda la historia, que ocuparía, en sí misma, 25
páginas. Filosófica, ¿verdad? Pues las otras 376 están llenas de gilipolleces
increíbles digresiones y pensamientos “profundos” salidos de la mente enferma
de María(s).
Aquí empieza lo bueno de verdad. He aquí algunos fragmentos:
Javier, haciendo realidad sus sueños de la infancia. |
María(s) está dándole al coco, figurándose qué pensó el pobre Miguel
cuando fue consciente de que iba a morir
y nos regala un párrafo de tres páginas (no es una hipérbole), todo comas y ni un punto, con los
hipotéticos pensamientos del difunto. Vamos, cosas típicas que se le pasarían a
uno por la cabeza cuando se está muriendo, nada del otro mundo (no pun intended), como por ejemplo: “esto no puede estar sucediendo porque es
demasiado absurdo y una mala suerte inconcebible, y encima no voy a poder contárselo a nadie.”
Las prioridades claras. Si el problema no es que me estén apuñalando,
no, el problema es que no me ha dado tiempo a sacar el smartphone para hacerme
una foto y escribir un tuit al respecto:
Creo
que me han matado. =(
Aunque supongo yo que si fueras a escribir el último tuit de tu vida
te decantarías quizá por algo un poco más profundo, algo profundo de verdad
(como la prosa de Marías), ya sabéis, algo como (mismo párrafo infinito, siguiente
página): “huele mal todo este hombre,
está tan cerca, hará siglos que no se lava, no tendrá dónde, metido siempre en
su automóvil abandonado, no me quiero
morir con este olor…”
Poneos en la situación y no me digáis que no es una desfachatez. O
sea, yo por eso recomiendo llevar siempre un frasquito de Chanel número 5 en el
bolso en lugar de un spray de pimienta. A ver, es que si te van a atracar o a
violar o a asesinar, pues sí, es una putada, pero al menos será una
experiencia perfumada. Por tus narices.
De todas formas, aquí hay que darle un pequeño tirón de orejas al
delincuente por semejante planificación. ¿Qué es eso de ir por ahí apuñalando a
la gente sin haberse duchado antes? Joder, tío, un poco de respeto, ¿no?
Además, nótese la puntualización
“todo este hombre”. Entero, ¿eh? Ni una parte se salva. Qué
guarro.
Pues así es el libro. Todo el rato. Algo sucede y a continuación
tenemos cincuenta páginas de pajas mentales divagando estúpidamente en torno al
asunto.
Sé lo que estáis pensando. Es que es un libro de HUMOR. Habéis leído
lo de “no me quiero morir con este olor” y habéis dicho: “esto es de coña” (si
es que no os lo habías planteado ya con la stalker
o el asunto de twitear la propia muerte. O Elvis. En serio. Elvis!).
No nos vaciles, Cicuta.
Es que es mondante. |
A ver, igual soy yo que estoy seleccionando los fragmentos más
bochornosos. Hay verdaderas perlas filosóficas, por supuesto. Por ejemplo,
Luisa reflexionando sobre su pérdida: "Si
soy la que soy a raíz de su muerte, para él he sido siempre otra distinta, y
habría seguido siendo la que ya no soy, indefinidamente, de haber continuado él
con vida. No sé si me entiendes.”
Con dificultad, pero sí. Traducción: mi yo viuda es distinta de mi yo
casada y mi marido nunca habría podido conocer (por definición) a mi yo viuda
(y, si no se hubiera muerto, yo seguiría siendo una no-viuda). ¿Sí, no? ¿Es
eso? ¿Le damos el premio a la tautología del año?
Por cierto, esto se lo dice Luisa a María. Primero de todo, no sé por
qué ***** invita a su casa a una desconocida, sólo porque, casualmente, la veía
todo los días a la hora del desayuno. (¿Casualmente? ¡Ja! ¡Huye
mujer!) Segundo: ¿qué clase de persona piensa en estas cosas cuando se le muere
el marido? Tercero: y, aún pensando estas tonterías, ¿quién las verbalizaría
así: “habría seguido siendo la que ya no soy”? Sí señor, un castellano oral
post-traumático impecable.
Pues si os gustan este tipo de pensamientos elevados y filosóficos,
leed a Marías. De éstos, a puñados, insisto.
Otro ejemplo:
“Todo puede acontecer, todo
puede tener lugar, y quien más quien menos está al tanto de ello, por eso son
pocos los que cejan en su gran empeño –aunque sea sesteante y venga y vaya-,
entre los que tienen algún gran empeño, claro está, y esos nunca son tantos
como para saturar el mundo de incesantes denuedo y confrontación.”
¿Habéis visto? Marías en estado puro. Por lo demás, qué os voy a
contar que no diga el texto: redacción chapucera e incomprensibilidad filosófica de máximo nivel. Ni
Kant, señoras y señores. Ni Kant.
¡Ah! Y muy importante la repetición “todo puede acontecer, todo puede tener lugar”, especialidad de la
casa. No sé en qué foro, blog o crítica literaria leí una vez algo así como que
“todos sabemos lo que es ser reiterativo, pero habría que inventarse un nuevo
término para definir lo que es Marías.”
Conforme. Se levanta la sesión.
María(s) describiendo a la viuda y cómo lleva el asunto: Era indudable que estaba muy desesperada,
pero no lograba imaginármela en pleno abandono de ningún tipo: ni
emborrachándose bestialmente ni descuidando a los niños ni dándose a la droga
ni faltando al trabajo ni entregándose a un hombre tras otro (eso más
adelante).
Me encanta la progresión: emborracharse (bestialmente) < descuidar
a los niños < darse a la droga <faltar al trabajo (el deber es el deber, eso lo primero, a
los niños que les ****). Y luego, en otro nivel, tenemos la promiscuidad, pero, ya
si eso, más adelante. Cuando las drogas hagan hecho su efecto, quizás.
Atención: el colega de Elvis está hablando con Javier del asesinato
que entre los dos planearon. María, que se ha quedado a dormir en la casa del
segundo, se despierta a media noche y los oye hablando en el salón (consejo: si alguna vez matáis a alguien, no discutáis los detalles cuando haya una persona ajena al asunto por los alrededores. Y, si no tenéis otro remedio, por lo menos escondeos en una habitación, un despacho o algo, no os pongáis a hablar en pleno salón, justo al lado de donde se encuentra la susodicha individua. Y, ya que estamos dando consejos, cuchichead o, mejor, escribid en una pizarra lo que tengáis que decir e id borrándolo o, mejor aprended lengua de signos). Cuando
se da cuenta de qué va el asunto, decide que no le conviene que su novio el
psicópata sepa que se ha coscado de todo. Así que la tía razona (a su oligofrénica
manera) y, en lugar de hacerse la dormida, decide salir medio desnuda al salón (“en sostén”) y hacerse la
sorprendida al ver al extraño: “¿Y este señor? ¿Qué si os he oído a través de
la puerta no-sé-qué de un asesinato? ¡Por favor! ¿Crees que habría salido así
si hubiera sabido que había un extraño en casa?” (aunque, bueno, si hubiera
sabido que trabajó con Elvis en una película…).
Así que, ni corta ni perezosa, sale al salón y, al ver al desconocido,
finge su mejor cara de sorpresa, se tapa “el busto” con una mano y sale
corriendo, preguntándose si su gesto no habrá sido “pudibundo en exceso”. “Pudibundo”,
una palabra muy normal que todos utilizamos en nuestros monólogos internos.
Claro que, también utiliza la palabra “sostén”, que no creo yo que sea un
término muy extendido entre las jóvenes treintañeras del Madrid contemporáneo, donde se supone que se
desarrolla la acción. Me temo que el señor Javier (Marías, el escritor, quiero
decir, ese señor al que le publican libros, quiero decir, fajos encuadernados
de hojas con letras impresas) no está muy actualizado en lo que se refiere a
estos menesteres.
“Todos los objetos que hablaban
se quedan mudos y sin sentido, es como si les cayera un manto que los aquieta y
acalla haciéndoles creer que la noche ha llegado, o como si también ellos
lamentaran la pérdida de su dueño y se retrajeran instantáneamente con una
extraña conciencia de su desempleo o inutilidad, y se preguntaran a coro: “¿Y
ahora qué? (…) Luisa no era una cosa. Luisa, por tanto, no.”
Muy importante la aclaración, gracias. También, mención especial para
los objetos antropomórficos que sufren mucho con la pérdida de su amo,
perdiendo la voz y el sentido (¡!).
Aprovecho la ocasión para decir que siempre he sido muy fan de Toy Story y la tostadora
valiente.
We miss you! *Nótese que no hay ninguna Luisa por aquí porque Luisa NO es una cosa (aunque no haya nada de malo en ser un cosa pues las cosas también tienen sentimientos)* |
“Soy un hombre muy grave”
(no es que se refiera a que es un hombre muy serio: quiere decir que le acaban
de apuñalar y está muy grave. ¿A que se expresa bien el académico de la
lengua?)
Describiendo a un tipo: “había cumplido ya los cincuenta, sin
embargo todo en él aspiraba al juvenilismo
(…) aunque tiene un pelo
"ortodoxo", mechones o bloques de canas que no le daban
respetabilidad porque semejaban artificiales, como de mercurio (…) también tiene “una dentadura relampagueante” y “el
labio superior se le doblaba hacia arriba, mostrando su parte interior más
húmeda y acentuando con ello la salacidad del conjunto”. Ah, y por su nariz
"parecía más romano que
madrileño".
Los comentarios sobran, creo. Bueno, no, yo quiero decir que para la
próxima novela exijo un anexo con una tabla que recopile todos los tipos de
narices, para poder seguir mejor la narración. ¿Cómo es una nariz romana? ¿Y
una madrileña? Este súperpoder de adivinar la procedencia de los individuos por
su nariz me parece francamente impresionante. Exijo que Marías comparta sus
conocimientos con el vulgo ignorante.
Otra
tontería más (ésta es María hablando de los
escritores): "hay que ser anormal para ponerse a trabajar en algo sin que nadie se lo mande a uno". ¿Por qué no te aplicas el cuento, Marías (Javier)?
Y voy a dejarlo ya. Iba a poner una lista de frases estelares de
Marías procedentes de varias "novelas" (de hecho, la entrada en principio iba a consistir en la susodicha
lista), pero lo siento, me he emocionado con Los
enamoramientos… Ya os deleitaré con ella en otro momento. Como muestra del
poderío Marías, he aquí un adelanto:
Habla de una "chaqueta pervertida". Round
1: El ataque de las vestimentas lujuriosas.
También tenemos por ahí un "lecho abusado". Y el
pobre lecho se fue al llorar en silencio a una esquina. (La culpable,
obviamente, fue la chaqueta)
(...) si aquel hombre o médico. Por favor, indique su sexo
marcando la casilla correspondiente. A. Masculino. B. Femenino. C. Médico.
Era muy joven y por tanto no elegante. Deducción
irrebatible donde las haya.
Se
murió en seguida, sin aviso, de golpe, a lo mejor para no despertarme. Eso
sería. No veas lo desconsiderados que son algunos, me alegra que todavía queden moribundos comprometidos con tu descanso.
Clare
Bayes me veía a contraluz. Con la otra mano fumaba. Es decir,
que la tal Clare tiene la mano de ver y la mano de fumar.
Hola, Clare. |
Clare
encendió un cigarrillo nuevo. No un nuevo cigarrillo, no. Un cigarrillo
nuevo. Es decir, lo contrario a un cigarrillo de segunda mano. Una tía de posibles
la Clare esta.
Etc.
Conclusiones del informe.
El señor Marías tienes tres puntos fuertes muy claros:
-La adjetivación: “muerte chillona”, “calles humilladas” (por no hablar de“chaqueta
pervertida”, cómo olvidarlo).
-Su empeño por dejar las cosas claras, rozando la tautología: “mi madre murió hace veinticinco años, y yo soy sin madre desde aquel momento.” “Estaba inmóvil, luego no cojeaba.” "Se mira transcurrir el transcurrido tiempo”, “Al hacer este recorrido que hizo”, “(...) al fijarme en la mano, le vi la alianza en el dedo anular de esa mano”(aclaración, por supuesto, necesaria: sería mucho más lógico que al fijarse en la mano, viera la alianza en el dedo anular de la OTRA mano.)
-Su empeño por no dejar las cosas claras en absoluto: “la mente se le
iba a otros sitios, o siempre al mismo”; “acaso no se habría sincerado de la
misma forma con cualquier, no con cualquiera.” Esta última frase no tiene
sentido, lo sé. El contexto no ayuda, creedme, pero lo comparto igualmente
porque es brillante:
“Yo no era más que un oído sobre el que verter
su desgracia y sus pensamientos tenaces, un oído virgen pero intercambiable, o
quizá no del todo, esto último: al igual que a la niña, le debía de inspirar
confianza y familiaridad, y acaso no se habría sincerado de la misma forma con
cualquier, no con cualquiera.”
El oído virgen pero intercambiable, por cierto, me mata.
¿Intercambiable? ¿Algo que ver con Mr. Potato? Y lo de virgen no sé si quiero comentarlo. Dije al principio que respetaba las fantasías raras de cada uno pero pensándolo mejor... creo que todo tiene sus límites. Hay ciertas cosas para las que el oído humano no está preparado. Ni la mente humana, señor Marías, por favor, deje de meterme estas imágenes de pesadilla en la cabeza... y, ya que estamos, deje de meter cosas raras en los oídos de la gente.
Cuando Marías dice algo, en general hay dos posibilidades y solo dos:
o dice algo y luego lo repite o dice algo y luego su contrario. Javier Marías: entre
la redundancia redundante y la contradicción (o no contradicción).
Luego está el comodín del "pensamiento filosófico", léase: decir una tontería como una catedral con paráfrasis elaboradas y palabras chungas pero inapropiadas, metidas con calzador para que todos veamos el sofisticado vocabulario que maneja el académico de la lengua (no, si manejarlo lo maneja, lo que pasa es que no demasiado bien).
He aquí un ejemplo cutre concentrado de escritura a lo Marías, cortesía de una servidora:
“La gente está viva y, de repente, al momento siguiente, se muere y ya no
está aquí, porque está muerta, difunta, fenecida, son un no-ser o, por mejor decir, un ser-pero-no-aquí, sino en otra parte, en otro lugar, inverosímiles, lejos de nosotros, los vivos, porque ellos están muertos y
nada se puede hacer al respecto o quizá sí, sólo que no sabemos qué o
no queremos saberlo o no podemos adivinarlo en los pliegues consuetudinarios que
construyen el día a día.
La ciudad era todo nocturnidad cuando llegué llegando
a mi hogar o quizá no era mi hogar, sino solo la casa en la que vivía, es
difícil decirlo, al fin y al cabo, era otoño.”
[Para escribir esto último, me he inspirado en una de las frases de Marías que más me llegó al alma en su día: “...vi una franja de piel muy blanca, demasiado blanca para mi gusto, era otoño”.
Así, tal cual, sin anestesia: "era otoño." Yo creo que como no-poema contemporáneo suena bien
"Una franja de piel muy blanca
demasiado blanca para
mi gusto.
Era otoño."
¿Fácil, no? Sólo hay que empezar a escribir una frase y terminar sorpresivamente con algo que no tenga nada que estreptococos.
Fui a buscar
una chocolatina
pero no quedaban.
Los manatíes son divertidos]
Y así, pequeños hierbajos, es como se llega a ser aspirante al Nobel
de Literatura. Recordad: contradicciones + redundancias + vocabulario "sofisticado" que no viene a cuento + reflexiones "filosóficas".
No lo intentéis en casa. O sí. Ya no sé.
No lo intentéis en casa. O sí. Ya no sé.
PD: No, en serio. Quien lo entienda que me lo explique.
PPD. En serio, en serio, en serio: me preocupa que haya quien piense que "escribir bien" consiste en "ser rompedor" (no, si romper, rompe: a mí por lo menos me deja devastada) haciendo frases-párrafo sin consideraciones sintácticas de ningún tipo, utilizando cultismos que no vienen al caso y presentando unos "pensamientos filosóficos" que no son más que clichés (en el mejor de los casos) o memeces del tamaño de un mamut con soprepeso. Si alguien fuera tan amable de mostrarme la luz y explicarme qué hay de elevada filosofía en lamentarse porque tu asesino huela mal o en decir que los enamoramientos le vuelven a uno tonto... le estaría eternamente agradecida.
¿Conocéis el cuento del Traje del Emperador? Pues tengo una noticia para vosotros:
¡Marías está desnudo!
PPD. En serio, en serio, en serio: me preocupa que haya quien piense que "escribir bien" consiste en "ser rompedor" (no, si romper, rompe: a mí por lo menos me deja devastada) haciendo frases-párrafo sin consideraciones sintácticas de ningún tipo, utilizando cultismos que no vienen al caso y presentando unos "pensamientos filosóficos" que no son más que clichés (en el mejor de los casos) o memeces del tamaño de un mamut con soprepeso. Si alguien fuera tan amable de mostrarme la luz y explicarme qué hay de elevada filosofía en lamentarse porque tu asesino huela mal o en decir que los enamoramientos le vuelven a uno tonto... le estaría eternamente agradecida.
¿Conocéis el cuento del Traje del Emperador? Pues tengo una noticia para vosotros:
¡Marías está desnudo!
Un momento, déjame que asimile esto.....¡no puedo! ¿y a este hombre le han publicado libros? ¿en serio? si es una broma no hace gracia, así que venga va, dínoslo.....Vale, en serio, me sorprende que con los fragmentos que he leído esta hombre sea considerado un catedrático de la lengua y que, encima, sea candidato al Nobel de Literatura, ¡en qué mierda de país vivimos! No es por criticar (que también) pero mi sobrino de año y medio tiene más vocabulario que este señor, os lo juro. No lo conocía ni había tenido la suerte (menos mal) de leer obras suyas, pero es que después de leer lo que he leído, tengo claro que mi dinero no va a hacer que engrose su ego.
ResponderEliminarBesitos a todas las malas hierbas ^^
Cada vez que releo tu entrada, Cicuta, hay una pequeña parte de mí que muere un poquito. El resto de mí está demasiado ocupada intentando no descoyuntarse de la risa xDD
ResponderEliminarY este señor es el catedrático que ocupa la letra R en la Real Academia Española.
¿La R? Oh, estoy gratamente sorprendida. La R le va muy bien. Hay palabras con R que definen muy bien a este señor. Como Retrasado.
ResponderEliminarO Redundante. También me vale.
Por cierto, Cicuta, déjame decirte que adoro cuando hablas de manatíes y estreptococos.
ResponderEliminarVoy a dejar que este vídeo resuma mi opinión sobre la obra de arte descrita aquí.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=ZqY-bkdA64w
Vale, una vez expresada mi ansia de morir, por supuesto, entre olores agradables, me gustaría puntualizar en lo escalofriante de que la protagonista se llame como el apellido del autor y se acueste con un tipo que se llama como el autor........
A ver, what the fuck is that? ¿Este hombre qué intenta? ¿qué persigue? ¿qué pretende? Hace dos personajes con su nombre y los pone a fornicar sobre lechos abusados..... ¿POR QUÉ? ¿Qué sentido tiene eso? ¿Es una especie de masturbación literaria encubierta? No lo entiendo.... mucho amor propio tiene este hombre, mucho y muy perturbador....
En fin..., pudibunda me hallo, signifique lo que signifique esa horrible palabra (fusión de pudin y vagabundo). Yo hay cosas que no entiendo, de verdad que no, y que este hombre pueda ser un nobel es algo que no me cabe en la cabeza, es decir, que no entiendo porque no lo comprendo, que si lo entendiera pues lo entendería, pero es un pensamiento que está más allá de mi comprensión, fuera, inalcanzable, difuso, difícilmente abarcable por mi entendimiento.... No sé si me entendéis.
PD: Ahora procederé a arrancarme los ojos :D
¿Masturbación literaria encubierta? ¿Qué demonios? No creo que eso de que los protagonistas se llamen como él sea algo bueno... Si es que hasta cuando le están dando al asunto está como "pseudofilosofando"; más arriba se puede ver.
EliminarBueno, ahora voy a proceder a hacer algo más productivo que leer a este señor; dormir la siesta :D
Oh, por Dios, ya ha sido exasperante leer sólo los fragmentos que has puesto… No quiero imaginar leer un libro suyo entero…
ResponderEliminarNo puedo creer que este hombre sea aspirante a conseguir un Nobel. Creo que vivía mejor en mi ignorancia.
*Tarda unos minutos en recuperarse del shock*
…
*Quizás no se recupere nunca*
Cuando encuentro un escritor al que tienen en un altar y a mí no podría desagradarme más siempre entro en una espiral de sufrimiento, porque nunca sé si el problema lo tengo yo o el resto del universo… Y no sé qué opción es peor.
Sufro.
Ya me lo decía a mi la intuición que era un pedante. No creo que lea nunca nada. Que los protas se llamen Javier y María es de psiquiatra
ResponderEliminarDemasiado enreversado para mi gusto... Aunque "Los enamoramientos" lo tenía por ahí en la lista de "debo leerlo", sin duda lo borraré de ahí.
ResponderEliminarYo que soy de leer de noche, es decir, bien de noche seguro y me quedo frita a las 3 páginas xD.
PD: No quiero ni imaginarme cómo sería la acción para que un lecho quede abusado, *·*, vaya con el tío, mataor donde los haya xDD.
Rouge-Lu, pásate por mis liebsters, que hay un mensaje para ti e.e
ResponderEliminarHuelo mucho odio... ¿fue una lectura obligatoria de la carrera o del instituto? XD (me preocuparía que te hubiesen mandado el libro en el instituto, la verdad).
ResponderEliminarTú pones fragmentos y yo empiezo a roncar como Homero Simpson, o sea, despierta.
ResponderEliminarSolo me he pasado para deciros que os habéis metido en mi mente, malditas. Os juro que desde que he empezado a escribir (después de terminar varios proyectos y estar unos meses sin teclear nada) no puedo sacarme de la cabeza vuestras críticas.
ResponderEliminarEn serio, hoy por ejemplo he escrito algo así como: "cogió la tabla que había usado para cortar el pan", y pensé que si vosotras hubieseis leído eso habríais dicho algo en plan: "vaya, pues sí que tuvo que darle fuerte al pan con la tabla para cortarlo" o "esta chica no tiene cuchillos en su casa"........................
Al final lo he tenido que modificar y he puesto "la tabla sobre la que cortó el pan esta mañana". Vuestra malevolencia está mejorando mi escritura.
GRACIAS.
XDDDDDDD
ResponderEliminarAwesome.
Soy nueva en el blog. La verdad me he destornillado de risa. Tu fragmento simil marias te ha quedado estupendo, incluso has superado al "maestro".
ResponderEliminarOh, joder. No puedo parar de reír (me repito, I know, pero es que es cierto). ¿En serio este tipo es un catedrático de la Real Academia? Pero por dios, qué asquito de país si personas que "escriben" así pueden llegar a catedráticos...
ResponderEliminarAy, pero qué bien me lo he pasado leyendo esta crítica. Es que es todo tan nonsense... Un Javier psicópata y una María stalker fornicando juntos en medio de una "prosa profunda", que digo yo que será profunda porque hay que rebuscar mucho para encontrarle el sentido, con objetos que pueden quedarse mudos, lechos violados y muertos que no te despiertan para avisarte de que han muerto... Si es que es una obra de arte donde las haya, dónde va a parar (nótese la ironía).
Muchas gracias por haberos tomado la molestia de redactar todo esto; así ahora estamos todos prevenidos acerca de lo que se considera "prosa profunda" en este país, al menos lo bastante profunda para llegar a ser catedrático de la RAE. Qué bien valorada está la cultura en España :_D
¡Un saludo!
Diox mío, gracias, Cicuta. Llevo un día horrible, y, como suelo hacer en estos casos, he acudido a este jardín del mal para despejarme un poquito. ¡Y no veas qué alegría cuando descubrí que, por alguna razón, esta joyita no lo había leído aún!
ResponderEliminar¡GRACIAS! Te juro que hacía muuucho tiempo que no me reía en voz alta delante de la pantalla del ordenador. Sois todas geniales.
A este Marías me lo quisieron encajar en la facultad (estudio literatura)escape muy lejos. la verdad es que hay algunos autores modernos - vanguardistas que son un plomo. Uno de los aclamados infumable (por mi, por lo menos) es José Saer. Algunas de sus obras me gustaron, no lo voy a negar, pero La Mayor era una tortura, por favor lean ese cuento. Quizas sea yo que no tengo el "paladar literario" bien desarollado para esa piecita de caviar.
ResponderEliminarSaludos