Donde la literatura y la maldad se toman un té

sábado, 5 de marzo de 2016

Muérete ya, coño - Los Innombrables (17) bis

Buenas, buenas, hierbajos. ¿Queréis que sigamos?

Qué tontería. No sé por qué me molesto en preguntar.

A ver, al grano. Vengo hoy con las citas y destripes diversos de la novela de la que os estuve hablando en mi anterior entrada: Nunca es tarde para morir, de Pablo Palazuelo Basaldua.

Atención spoilers:

La narración comienza con un prólogo que, si bien me parece una escena bien escogida para un comienzo y genera intriga en el lector, cuando avanza la historia nos damos cuenta de que es una de esas líneas adicionales que son por completo prescindibles para la trama. Resulta (creo haber entendido) que nos están contando la historia no ya de uno de los viejos verdes sino de los padres de uno de ellos (o algo así). ¿Te crees que esto me importa? No. Fíjate lo importante que debe de ser para la trama que me la he saltado muy alegremente y aún así no he tenido problemas para seguir la historia [mentira: he tenido unos cuantos problemas, pero no por culpa de haberme saltado esto en concreto].

Tras el prólogo y otro capítulo que también nos cuenta cosas del pasado del los personajes, comienza la narración en el presente más cercano. Los cinco viejos verdes vuelan desde sus respectivas residencias en diferentes puntos de Estados Unidos para arrejuntarse en un mismo sitio a jugar al póquer. Después de una larga partida de póquer con muchas notas a pie de página, que me he saltado (la partida, no solo las notas), uno de los viejos conoce por fin a la puta. Esta mujer más bien habría que decir que es una niña, porque los propios personajes afirman que no aparenta más de dieciocho años. El caso es que, en tanto que personaje, esta muchacha (en adelante, la puta niña) es una gigantesco cartel de neón que grita «SHHHH» muy intrigantemente. Quiero decir, desde el momento en que entra en escena, el lector puede darse perfecta cuenta de que solo hay dos posibles desenlaces para este personaje: o bien el autor no sabe construir un personaje y no se está dando cuenta de que las cosas que hace no tienen sentido (como lo de relatarle su trágica historia vital al primer viejo verde desconocido que se le cruza por delante y confiar en él alegremente, con varios de los viejos verdes en encuentros sucesivos) o bien el autor no sabe construir un personaje y además el personaje es de los malos (y además tiene la sutileza de un ladrillo que se te cuela en casa a través de una ventana cerrada).
En este caso, el personaje es de los malos. Y durante toda la historia hay un irritante tira y afloja por parte de los demás personajes para intentar decidir si creen que está metida en el ajo hasta las trancas o es simplemente alguien inocente de quien los malos se están sirviendo para lograr sus fines. El caso es que, al mismo tiempo en que narrador y personajes te están intentando convencer de que este personaje es incuantificablemente superdotado [ya pondré ejemplos concretos de su brillante inteligencia, no os va a decepcionar], también te están intentando convencer de que es una pobre subnormalita que no se da cuenta de que alguien la está utilizando y el trabajo para el que dice haber sido contratada apesta a tres kilómetros de distancia. Claro, makes sense. Ahora que, el colmo de los colmos para este personaje es cuando llega el final de la historia y resulta que no solamente estaba metida en el tinglado hasta las trancas, la puta niña está como una jodida regadera y sigue matando peña gratuitamente una vez que el misterio ya ha sido resuelto y el resto de los malos (incluido el cerebro «pensante» tras la operación) han sido abatidos o arrestados (más de lo primero que de lo segundo).


Aquí os dejo un fragmento de la primera conversación que tienen la puta niña y el viejo verde ligón, que es el primero en conocer a la puta niña:
«―Pues a lo mejor es verdad que estoy gafada porque a la falta de clientes tengo que sumarle que a veces he de vérmelas con cerdos sudorosos que se creen con derecho a maltratarme y que me hunden moralmente [Ortiga: mira, niña, no te me pongas estupendita, ¿eh?].
A Louis le dio la impresión de que el peso de los recuerdos estaba entristeciéndola [Ortiga: sad face].
―Luego no sé cómo recuperarme, inmersa en un mundo sofocante en el que las drogas que alivian la amargura fluyen como un río [Ortiga: está hecha toda una poetisa, como podéis ver].
Su voz empezaba a temblar, quizá por el frío, quizá por el miedo [Ortiga: gracias, narrador].
―Te puedes dar un baño relajante en él, pero, sin que te des cuenta, la corriente se transforma en un rápido, que te arrastra y te hunde hasta las cloacas de este mundo [Ortiga: eh… okay?].
―No tiene por qué ocurrirte a ti [Ortiga: no, claro, porque meterse en drogas tiene toda la pinta de acabar bien].
―No sé… Lo he visto tantas veces con otras chicas que….
Se tomó un respiro muy necesario [Ortiga: de nuevo, gracias, narrador].
―¿Es que no quedan hombres que sepan tratar a las mujeres? [Ortiga: ¿entre los que frecuentan prostitutas propiedad de mafias de tráfico de mujeres, quieres decir? Pues…]». What the fuck, really.

Total, que el viejo verde ligón va al resto de sus amigos viejos verdes y les cuenta que ha conocido a la puta niña y se ha encoñado con ella porque tiene unos ojazos de infarto. Y el hombre está muy emperrado en que tiene que encontrarla para follársela ayudarla con sus miserias, así que les pide ayuda a sus amigotes. Los viejos verdes (y más adelante la policía) fingen al principio escandalizarse con el hecho de que el viejo verde ligón se haya encoñado de una niña de dieciocho añitos, pero se les pasa rápido y le ayudan (y no desaprovechan ocasión de babear ellos también cuando se encuentran a la susodicha en un club de alterne). Tanto le ayudan, de hecho, que uno de los viejos verdes allana la casa de la puta niña para poder investigar sus hábitos y hasta le roba la basura para investigarla también. Otro de los viejos verdes contacta con una agencia de detectives. Otro de ellos es el que pide ayuda a la poli para que les proporcionen el expediente criminal de la puta niña (¡¡eso es ilegal!!). Ya veis, encantadores, todos ellos. ¿Quién no querría unos protectores así? A todo el mundo le parece todo muy normal.
Que no estoy diciendo que no se puedan construir personajes colgados y repugnantes en una narración, pero si vas a hacer este tipo de barrabasadas tiene que estar justificado, los personajes tienen que tener una mínima coherencia interna, el contexto tiene que ser coherente. No puede ser que me quieran vender a la poli como una persona de juicio moral recto y luego coja y haga estas cosas (por no hablar de las que hará más adelante). Y, por mucho que ciertos personajes crean que estos comportamientos son aceptables, la sociedad opina que no lo son (porque NO lo son), así que no tiene sentido que TODO el mundo esté okay con todo.

Esto es lo que el director de la agencia de detectives le dice al viejo verde de turno que han averiguado sobre la puta niña:
«―Creo que es porque tiene un carácter difícil ―explicó Robert―. Dulce y depresivo a la vez [Ortiga: da fuq are you talking about?]. Cuando confía en alguien, se entrega a él en cuerpo y alma, lo que la convierte en la candidata perfecta para que abuse emocionalmente de ella cualquier capullo que se cruce en su vida. Luego, claro, viene la depresión». Joder con el detective. Se habrá sacado un máster en psicoanálisis y todo antes de mirarse los archivos del instituto de aquí la amiga.

Y aquí tenemos una de esas descripciones que hunden los pies en ideas que me resultan francamente insultantes como mujer. Del otro personaje femenino (la poli) el narrador opina: «A sus treinta y cinco años, las facciones de su cara eran corrientes pero agradables, gracias a que sabía maquillarse y peinarse bien su corta melena estilo chico, de color negro azabache, que realzaba su largo cuello [Zarza: tan parecido al de un cisne] Era agradable solo porque, ¡menos mal!, sabía maquillarse y arreglarse un poco, que si no… Vaya, muchas gracias. Intentaré tenerlo en cuenta la próxima vez que me mire al espejo y NO me maquille y NO me moleste siquiera en pasarme un peine por el rapado de pelo que me he hecho.

Aquí tenemos otra conversación entre la puta niña y el viejo verde ligón:
«(él) ―¿Quieres saber mi opinión?
[Zarza: no.]
(ella) ―¿Merece la pena? [Ortiga: no, pero seguro que te la cuenta de todas formas.]
―No lo sabrás si no te la cuento.
―Está bien [Ortiga: craso error, querida].
―Volverías loco a cualquiera, pero si tu pareja no consigue lo que espera obtener de ti, te lo hará pagar [Ortiga: aquí está hablando de un personaje que en realidad él no puede saber si es pareja de la chica, podría ser solo el chulo. No sé de dónde se sacan esas conclusiones].
―No sabes lo que dices [Ortiga: no, no lo sabe. Pero esto va a seguir siendo así durante lo que queda de historia y no le va a impedir seguir hablando por los codos. Hasta que la diñe]. No conoces nada de mis relaciones.
―No sé nada de ti, es cierto, pero conozco muy bien a las mujeres. He sido un seductor toda mi vida, y desde mi adolescencia, no ha habido ninguna que se me resista». Menuda GILIPOLLEZ. Ahora que ya sé que tu opinión no merece la pena, ¿puedo darle a rebobinar y hacer como que esta parte nunca existió?

Y continúa:
«El semblante de Kayden (la puta niña) reflejó su incredulidad.
―Entonces, ¿qué puedo hacer para llevar una vida normal? [Ortiga: aquí la tenemos demostrando sus neuronas.]
―Quieres lo que cualquier chica de tu edad, pero no eres como las demás [Ortiga: eres un special snowflake. A ver si te fundes de una puta vez]. Así que debes explotar tu parte intelectual, no la física. Pareces inteligente [Ortiga: no, no lo parece, pero los de la agencia de detectives perjuran que lo es]. Aprovéchalo para mostrar con sutileza [Ortiga: ya hemos quedado en que la pobre carece de eso] que no eres un simple objeto de deseo, que en cambio eres una chica normal [Ortiga: ¿no decías que no era normal? ¿Te decides?] con inquietudes corrientes y que no puedes ofrecer nada excepcional. Y no caigas rendida en brazos del primero que te resulte simpático [Ortiga: ¿como… tú, baboso repugnante?]». Lo siento, pero tan lista la niña no puede ser si pretendes colarme esta escena. Tienes que elegir. Dios, es que esta historia es como el culmen de la fantasía húmeda de cualquier viejo verde: la linda jovencita a la que dar una lección de vida para que encamine sus pasos al mismo tiempo que él puede seguir fingiendo que no es un viejo verde y no se está fijando en lo buena y lozana que está la amiga… Pues así el resto de los viejos durante todo lo que queda de historia.

¿Queréis más pruebas?
«―Gracias por ayudarme ―añadió ella.
Le dio un beso en los labios, un beso que él percibió como el más maravilloso y emocionante que le habían dado jamás [Ortiga: faltaría más]. Y aunque tal vez su primer beso estuviera al mismo nivel, de ello hacía ya muchos años y no era más que un vago recuerdo [Ortiga: porque es VIEJO].
Junto con el beso, disfrutó de su olor. Era joven y fresco [Ortiga: creepy…]. Y sus ojos… Resultaban profundos y embriagadores.
―Y gracias por el desayuno.
Continuaron comiendo bombones hasta pasadas las once y media de la mañana, hora a la que la luna asomaba entre los rascacielos de la ciudad. Para entonces, Louis ya estaba enamorado [Ortiga: lo que está es enfermo, pero eso no es novedad, me temo]». Y todo esto tiene lugar después de que ella haga un comentario sobre si él estaría dispuesto a estar con una mujer que ha follado con tantos hombres (porque es prostituta), y varias insinuaciones en cuanto a la posibilidad de convertirse en pareja para los restos (la fantasía del viejo, una vez más [Zarza: para los restos... de él]). Que él haya dicho que él mismo ha estado con mil mujeres (muchas más que ella con hombres, dado que le saca unos añitos de ventaja) y que de hecho dice literalmente que para él las mujeres «son un vicio» no tiene mayor importancia. Para la mujer la promiscuidad ya sabemos todos que es una falta, para el hombre, una demostración de su incontenible virilidad. El señor Wright estaría orgulloso [Zarza: pero seguiría sin estar right].

Y ¿os acordáis del hacker ese del que os hablaba, que aparece por toda la historia a pesar de que ni pincha ni corta y podrías eliminarlo alegremente de raíz sin perjuicio ninguno para la trama? Pues este encanto de personaje es el prototipo de friki que tanto proliferaba antes en las series/películas americanas: un muchachillo enclenque y no muy especialmente agraciado, cuya supuesta inteligencia va a la par que su salidez. Este personaje trabaja también para uno de los viejos verdes (no sé cuál) y a sus manos llega información sobre la puta niña, porque tiene también el encargo de investigarla. ¿Que cómo avanza esta línea narrativa? Pues el hacker se obsesiona también con la puta niña y se convierte en su stalker particular, en un sentido incluso más creepy e invasivo que el de los viejos (sí, leer para creer): le pincha la cam y el micrófono del ordenador y se dedica a grabarla sin que ella lo sepa (desnuda, vestida, en el baño, en el salón…), también menciona un plan (que no sé si llega a poner en práctica) sobre pincharle el teléfono para tenerla localizada 24/7 y seguir espiándola on fire, e incluso llega a alquilar el apartamento contiguo al de la puta niña para estar más cerca e instalar escuchas en la pared que comparten y esas cosas encantadoras que hacen los colgados. Ahora bien, el colmo de la completa inutilidad de este personaje dentro de la narración es que incluso su faceta de puto stalker es un fail tamaño ballena y no sirve para nada, porque bien que a la puta niña la atacan a TODAS PUTAS HORAS en su casa (la intentan secuestrar, le disparan, se mete gente a darle palizas…) y el stalker no se entera o no se quiere enterar y nunca se hace mención alguna a que haya notado que, oye, en el apartamento de al lado se oyen GRITOS DE DOLOR, DISPAROS, SÚPLICAS, LLANTOS. Por descontado, la policía tampoco hace acto de presencia durante estos altercados. Todos los vecinos del inmueble son sordos o les parece una situación perfectamente normal.

Más cosas…

El primer viejo verde en morir muere porque le tienden una trampa tan absurda como innecesaria. Resulta que los malos montan un tinglado tope elaborado que consiste en que un tipo atropelle al viejo en cuestión sin querer queriendo: el conductor está en el ajo y lleva consigo en la cabina del vehículo a un perro entrenado para que le distraiga en el momento preciso y así parezca que todo ha sido un terrible accidente. Todo esto me parece estupendo. Ahora bien, la pregunta es: ¿para qué hace falta la puta niña en todo esto? Porque aparece: sale de ninguna parte y se pone a entablar dramática conversación con el viejo verde, contando un nuevo fascículo de la trágica historia de su vida al primer viandante que se cruza, porque sí. Y, ya que está lanzada, pues convence al viejo verde (que le gusta la fotografía) de que le tome unas cuantas fotos posando, y así tiene excusa para quedarse medio en bolas delante de él para que la fantasía masculina siga su curso (todo muy sutil, como podéis comprobar). Que, oye, podrías decir: mira, Ortiga, seguro que esta conversación es necesaria para la trama, porque la puta niña tiene que recabar información sobre los secretos del grupo de viejos verdes (se los están cargando por una historia de venganza chunga porque robaron mazo de pashta gansa a los rusos durante la guerra). Pues no, hierbajos, porque la conversación entre la puta niña y el viejo verde fotógrafo no toca ningún palo que pueda resultar de utilidad en tanto que input de inteligencia (y porque además el cerebro pensante detrás de esta esquizoide elaborada venganza ya sabe los detalles del dinero, dado que ¡se lo robaron a él y encima le colgaron el muerto! y además lleva mazo de años investigando todo el asunto).

En fin, lo importante es que el viejo verde fotógrafo la diña. Uno menos. El siguiente en morir es el viejo verde ligón, al que sí que se lo carga (pseudo)directamente la puta niña: le atiborra a viagra y le da una última alegría pa'l cuerpo, así que mientras el amigo está dale que te dale, le da un infarto y palma. Dos menos. Y entonces entra en escena un tercer viejo verde al que llamaré el viejo verde nazi, que es un alemán que tiene experiencia en torturar peña durante interrogatorios. Ni corto ni perezoso, este viejo se planta en el apartamento de la puta niña y le pega una paliza para interrogarla, porque los viejos verdes que aún quedan con vida empiezan a sospechar que la puta niña está involucrada activamente en las muertes de los dos compañeros caídos en faena [como ya os he explicado más arriba, este es uno de esos momentos en los que tener un stalker particular viviendo en el apartamento contiguo a la pobre desgraciada no se le sirve para nada bueno]. Durante la paliza, el personaje del viejo verde nazi y el propio narrador no hacen más que jurarnos y perjurarnos que el pobrecito personaje del viejo lo está pasando en realidad muy mal, porque la puta niña le recuerda dolorosamente a su sobrina muerta, pero todas estas acotaciones de mártir no detienen la paliza en ningún momento [yo no querría ser la sobrina de este colgado]. Entre puñetazo y patada, la puta niña aprovecha para contar un tercer fascículo de su trágica historia de orfandad, violaciones, drogas y prostitución.
Al final, el viejo verde nazi resuelve llevar a la puta niña a comisaría para que la interroguen oficialmente (o algo así [Zarza: ¡yo me la encontré como está!]), pero al salir del apartamento aparece un albino chungolandés salvaje y utiliza Cuchillo Jamonero. Escena de pelea mazo de sobrada que termina con el viejo verde medio muerto (pero no rematado) en el suelo y la puta niña siendo arrastrada escaleras abajo hacia el sótano del edificio. El viejo verde nazi recupera la conciencia, a pesar de que le han apalizado, le han hecho un agujero en un hombro y se está desangrando por un pedazo de tajo en el muslo, se pone valerosamente en pie y va en busca de la puta niña para salvarla porque, tal y como nos sigue repitiendo el narrador, este es un personaje mu', mu' bueno [«Sin embargo, los continuos gemidos de Kayden Fox resultaban irresistiblemente atrayentes para alguien con el espíritu de entrega de Johann»]. Total, el viejo verde nazi llega al sótano y tiene que tirar abajo una puerta trancada a embestida limpia, consigue salir afuera y ve que los malos han metido a la puta niña en una furgoneta y están que salen por ruedas. El hombre que va conduciendo intenta atropellar al viejo verde nazi y falla [¡joder!], así que vuelve a intentarlo y el viejo cae rodando por unas escaleras, la furgoneta rompe un eje y empieza a arder. El valeroso viejo vuelve a ponerse en pie:
«Johann (aka viejo verde nazi) se aproximó a la camioneta, barra en mano, y forzó la cerradura del portón trasero. En el interior descubrió un peligrosísimo panorama: bidones de gasolina repletos de combustible, a juzgar por el olor, y a Kayden Fox (aka puta niña) tumbada entre ellos.
Un repentino dolor en el brazo izquierdo le advirtió de su inminente muerte por infarto [Ortiga: os lo dije]. La extremidad se le paralizó, y la dolencia se extendió por la parte superior del tórax.
"¡Ahora no, ahora no!"
Antes del fatal desenlace, cogió a Kayden con el brazo que aún tenía movilidad y se alejó del vehículo [Ortiga: con dos cojones. Con dos, y con cuatro, y con todos los que hagan falta. Wright y su pitón estarían muy orgullosos]. Acto seguido, se produjo una explosión, y la gasolina almacenada en los bidones de cinco galones creó una llamarada que envolvió la furgoneta». Y finalmente el viejo verde nazi acaba en el hospital. ¡Vivo! Y al hospital viene a verle la poli amiga del grupo de viejos y le pregunta qué cojones hacía con la puta niña, y el viejo verde nazi se lo cuenta. «Me lo deberías haber contado» es toda la respuesta de ella. Nadie se escandaliza de que un colgado le haya dado una paliza-tortura a la puta niña. Todo está okay. Este puto libro tiene más agujeros morales que la cubierta de Memorias de Idhún.

Discusión de la policía con uno de los viejos que aún quedan en pie:
«―¿Echarme una mano? ¿Acaso tienes algo que contarme que no sepa? Porque, si es así, debiste hacerlo antes del numerito de la barbacoa de Johann.
―Ese comentario está fuera de lugar.
―Vosotros sí que estáis fuera de lugar. Sois unos bichos raros con aficiones raras. Ninguno se ha casado. Ninguno ha formalizado una relación con una mujer. Ni siquiera con una novia más o menos estable». Wtf?? ¿Qué coño de falacia es esa? Careces de autoridad porque nunca has tenido familia, bicho raro. Qué bien. Qué bonito.

La conversación sigue y añade el viejo:
«―Marian, mi intervención se limitará a darte una copia del expediente que tenemos de Kayden. Puede que ella no fuera quien nos pareció a todos y que arrastre consigo un pasado que ponga en peligro la vida de los que la rodean.
―Gracias ―soltó lacónicamente―, pero no quiero que suponga tenerte metido en el caso». Esa no es la respuesta. Menuda poli de mierda. La respuesta como policía es quedarte el puto fichero (confiscárselo, de hecho) y dejarles a ellos fuera de la investigación. No rechazas información así porque sí. Lo que está haciendo esta gente es obstrucción de la justicia (entre muchas otras cosas mucho más ilegales que tampoco te han hecho ni parpadear [menos mal que este personaje al principio decía que no iba a hacer nada ilegal para ayudarles. ¡Fiu!]).

Poco después, el viejo verde nazi se escapa del hospital (casi amenazando a las enfermeras y médicos que le piden que no sea GILIPOLLAS) porque está convencido de que va a morir. Así que, para hacer su predicción cierta, decide irse a visitar a su amante escondida una última vez y luego a subir un trillón de escaleras hasta su torre escondida (no es coña, las llama así). Evidentemente, el corazón le estalla y ya queda otro viejo menos. Los policías bajan de la torre donde han encontrado el cuerpo e informan a la amante (escondida) de lo sucedido:
«―Le ha fallado el corazón ―indicó Marian (la poli amiga de los viejos verdes) a la apesadumbrada anfitriona.
Ante su evidente estupor, Christian (el compañero de la poli) pasó a relatarle los detalles del asalto contra Johann, pero sin los pormenores más escabrosos y sin mencionar la belleza de Kayden». Porque las guapas no merecen que las salven. A la hoguera con todas. Tu hombre sólo debería salvar gente si son hombres o mujeres mu' feas (aka mujeres sin maquillar).

Así que… de cinco viejos que tenía uno lo mató un carro, ya no quedan, ya no quedan, que no quedan más que cuatro; de los cuatro que quedaban uno no folló tan bien, ya no quedan, ya no quedan, ya no quedan más que tres; de tres viejos que quedaban, uno se me infartó, ya no quedan, ya no quedan, ya no quedan más que dos…

Siguen páginas y páginas de árido desierto narrativo.

Y la poli le dice a los dos viejos verdes que quedan, hablando de la puta niña: «―Lo que debes hacer es pensar por qué atacaron a Kayden Fox. Seguro que se te ocurre algo. O a ti, Nick, porque vosotros la conocíais mejor que nadie». La conocen mejor que nadie… porque no han intercambiado palabra con ella en su puta vida. Uno de ellos le robó la basura y el otro directamente solo la ha visto bailar en un club de alterne.

El caso es que los viejos verdes están convencidos de que la puta niña está metida en el ajo de los asesinatos y quieren convencer a la policía:
«(la poli) ―¿Tienes alguna prueba, por pequeña que sea?
Harry le mostró un objeto de metal.
―Tu pequeña prueba: el pasador que rompió Johann.
Ella lo cogió y lo analizó con desdén.
―¿Por qué es una prueba?
―Porque los secuestradores conocían bien la puerta, ya que debían estar en posesión de una copia de la llave. Y porque el pasador tenía el tamaño y la dureza justos para que Johann pudiera romperlo en un último y letal esfuerzo». Wtf??? Los justos, ¿¿eh?? Cómo coño se calcula ese esfuerzo, si puede saberse. ¿Le estuvieron midiendo en el gimnasio a ver cuántas puertas reventaba en un entrenamiento medio? [Zarza: no, es un entrenamiento medio no: en uno en el que casi le habían cortado una pierna y estaba a punto de darle un ataque al corazón.]

Uno de esos detalles machistas que no hacen más que asomar la nariz por toda la novela y me ponen de los nervios: la «curiosidad femenina», con frases enmarcables como «La curiosidad femenina pudo más que sus obligaciones como policía». Sus obligaciones como policía ya ha quedado demostrado por activa y por pasiva que en realidad le importan una mierda. Hubiera dado lo mismo que fuese curiosidad o una mosca, la hubiese seguido igual.


En fin, hierbajos, llevo como otras siete páginas de esta bazofia. Creo que va siendo hora de cortar.

Tendréis que aguantar con lo puesto hasta la siguiente entrega.


Con mucho amorr (y bilis),

O.
Continuará...


11 comentarios :

  1. De todo esto, lo que más me ha fascinado es cómo un hombre que está sufriendo un infarto consigue entrar dentro de la furgoneta, sacar a la muchacha con un brazo y huir lo bastante lejos como para no ser alcanzados por las llamas de la explosión.
    Kayden Fox, como Meghan Fox, ¿tendrá algo que ver?, yo no puedo dejar de pensarlo.
    Me río muchísimo con vuestras críticas, pero sé que yo nunca, JAMÁS, me ofrecería como víctima voluntaria vuestra.

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  2. ¡Hola!
    No saben como me alegraron la clase de francés con mi maestra que odia a la juventud y nos dice que somos unos maleducados cada dos segundos. Y nos aburre. Y básicamente nos quita las ganas de vivir y cualquier cosa en el celular se vuelve buena, hasta una puta niña poeta (diálogos más forzados y no nace la puta niña) y unos viejos verdes stalkers y creepys.
    Las adoro, Malas Hierbas.

    Nea.

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  3. Deberías haber nombrado Ex Libris a esta cosa. Parece el sueño húmedo novelado de un viejo verde misógino y pederasta, que mal rollo todo. Eso de sexualizar a un personaje que se compara con una niña, como si el hecho de ser aniñada fuera muy sensual, hace que mi repugnancia llegue a niveles estratosféricos. ¿A ti no te ha golpeado una imagen de la cara de Humbert Humbert al leer?

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  4. ¡Hola, malas hierbas!

    Que asquerosidad, en serio, que horror.

    No sé muy bien quiénes son los buenos y quiénes los malos, porque esto me está empezando a dar mieditis...

    A ver, el hacker ese es un pedófilo, el viejo verde ligón un pederasta, el viejo verde nazi un... ¿nazi?, la niña esta una superdotada subnormaloide... no es normal. La poli esta es una idiota, por no decir otra cosa.

    Por no hablar del machismo. No me refiero a que no deba haber personajes machistas, pero es que "la curiosidad femenina" es demasiado.

    ¡Bueno, malas hierbas, en la próxima entrega más y mejor!

    A.

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  5. Chicas yo quiero saber vuestra opinión sobre Los Templis y sobre que Ni La chica del león negro (de la que aún no habéis hecho crítica y me parece fatal) ni sueños de piedra se hayan llevado el galardón de forma superinesperada.
    Un beso

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  6. ¡Hola, malas hierbas!
    Como me rió con sus criticas, sobre todo con esas imágenes con que decoran la pagina. Me encantaría que hicieran critica a libros populares como Hermoso desastre, oscuros o Hush Hush. Tendrían mucho material para una critica, aunque...se colarían mas trols al jardín.
    ¡Saludos!

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  7. Respeto tu opinión pero es un canteo que no quieres ser objetiva sino llamar la atención puteando el libro y diciendo las cosas de malas formas. Ser amable no cuesta nada mona.

    Otras cosas que dices son tambíen sacadas de contexto. Dices que los buenos no son buenos pero si se hace personajes planos y demasiado buenos en todo dices que son Mari Sue. La gente de verdad es así de machista, cabrona, violenta y manipuladora en la vida real, son matices que los hacen mas personas. Si no son hermanitas de la caridad y no te caen bien ya es otra cosa. Mas que si vas a una novela negra y has visto la definición como dices en la primera entrada que esperas? En novela negra los personajes son así es como si lees fantasía y dices que el mundo no es realista o rosa y dices que todo va de amor. ¿Te crees que las etiquetas son de adorno? Es para que sepas lo que lees. No veo lógico que sepas donde te metes y critiques lo que te encuentras mas que con el objetivo de llamar la atención siendo muy puta.

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    1. ¿Y qué estás haciendo tú?
      El nombre de «Las malas hierbas» debería haberte dado una pista del tipo de críticas que hacen.

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  8. ¿Os podéis creer que me he quedado con intriga de qué pasa después con los viejos y la niña?

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  9. Anónimo 1, ¿qué puedo decir?: putear es tan divertido e.e


    En todo caso, voy a intentar aclararte un par de puntos:

    -Los personajes planos son planos, da igual que sean buenos, malos o todo lo contrario. Los personajes planos no son interesantes a nivel narrativo. Y luego están los de este libro, que son sobradamente FTW, todo hay que decirlo. No me meto con el hecho de que el hacker sea un pervertido repugnante que me da asco (que lo es, y me lo da, pero eso es otro tema), me meto con el hecho de que es un estereotipo viejo, viejo y sin ningún tipo de profundidad narrativa. Las características que nos presentan de este personaje no lo hacen "más persona" lo hacen un estereotipo sobre el que todo el mundo se ha visto ya cochicientos libros y quinchicientas películas. Y así, los demás: el que no se contenta con el ser un sobrado indestructible resulta que encima el narrador nos intenta convencer verbalmente de su buen corazón y rectitud moral, y entre tanto el personaje se divierte jugando a los dados para tomar su siguiente decisión moral. Lo siento, pero esto no funciona así. Algo tendrá el agua de esa ciudad que les han salido TODOS así de colgados.

    -Dentro de una novela de fantasía el mundo sigue teniendo que ser coherente a nivel interno. Esta novela está situada supuestamente en un escenario pseudo realista: ¿cómo es que los viejos de 70 años con problemas cardíacos no caen redondos cuando le han metido un tajo en la pierna por el que se están desangrando, y todavía les sobran arrestos para rescatar y llevarse a cuestas a mujeres adultas y alejarlas de una explosión mientras ellos mismos están, ¡encima!, en proceso de sufrir un paro cardíaco? [¡Tira los dados! Tus dados de 10 marcan todos 20: la puerta cuya cerradura estabas intentando forzar entra en combustión espontánea con solo mirarla; cuando las llamas se apagan, del otro lado sale una Valquiria dispuesta a cumplir todas tus fantasías húmedas, así que te olvidas de la estúpida búsqueda del tesoro en la que estabas embarcado y os buscáis un hotel. Fin. Qué potito.]

    -Las etiquetas, en tanto que instrumentos de marketing... sí, yo diría que son adornos.


    Este libro no me gusta. Y además es malo, malo, malo en cuando a calidad narrativa se refiere. Ya puede ser novela negra, rosa o morada: no va a cambiar que es una sobrada muy poco original.

    I rest my case :D


    Con amorr,

    O.

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  10. Bueno... ¿qué puedo decir? Con todo lo que has compartido creo estar segura de que este libro no me gustaría si lo leyera, principalmente porque ese aire machista que se respira en los diálogos no me va, pero bueno, imagino que eso sería la punta del iceberg. Menudo trabajazo que te has dado, Ortiga. Se os podrá insultar por ser las malas pécoras que sois, pero no por ser vagas :-*

    PD: ¿Sabéis que vuestras entradas siempre las dejo para leerlas al final? Cuando hago mi ronda por los blogs las vuestras siempre son las últimas que leo, no sé por qué xD Sí, es un dato muy relevante sin el que no sé cómo habéis sobrevivido hasta ahora.

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