Catorce para una

Bueno, el resto de malas hierbas y yo estamos intentando meter en vereda a Zarza para que escriba una entrada en condiciones. Por desgracia, su ordenador no se está mostrando en absoluto colaborador, y ha decidido que esta vida no merecía la pena. Así pues, la cosa llevará algo más de tiempo de lo previsto.

También conviene tener en cuenta que es agosto, mes de vacaciones para mucha gente, incluidas nosotras, y en ciertos lugares no es tan sencillo tener acceso a internet. Las cosas de palacio van despacio.

Pero aquí estoy yo para obsequiaros con una mini-entrada simpática para amenizar estas Jornadas Arcoíris.

De nada.

Estos días he estado leyendo una de las recomendaciones que alguien hizo en el jardín, concretamente un libro titulado La gruta de Melusina. Un libro tan condenadamente insufrible maravilloso que he tenido que ir haciendo paradas cada pocas páginas y alegrarme el ánimo con alguna que otra serie que fuera de mi agrado. Y, de entre todas las que he encontrado, quiero hablaros de una en particular.

Brothers conflict

Este anime ha sido mi tabla de salvación durante la lectura. Con ella he podido obtener la sana ración de carcajadas diarias que me ha permitido terminar el susodicho espécimen de libro sin perder por completo la cordura.

Es una auténtica joya.

La serie nos cuenta la tierna y conmovedora historia de una niña cuyo padre se casa de nuevo (nada se sabe de la madre, yo la doy por muerta [afortunada]). El caso es que la nueva mujer de este hombre tiene nada menos que catorce hijos (y un cuerpo 10 de supermodelo, para demostrar que ser madre no está en absoluto reñido con mantener nuestra esencia como mujeres: nuestra sensualidad).

Bueno, pues nuestra querida protagonista tiene que irse a vivir al bloque de apartamentos donde viven sus hermanos (sí, tienen un bloque para ellos solos, porque son catorce, ya sabéis; también tienen su propia moneda, una bandera, una mascota de la legión y un parque de atracciones con su nombre, probablemente). En fin, se muda. Y está supercontenta, porque ella es hija única, y su padre estaba todo el rato de viaje, y nunca ha sabido lo que es tener una familia. Y todo es chupi guay y ella no se cree su suerte. Ah, y tiene un conejo mascota que habla (pero solo ella le entiende).

Bien, pues todos los hermanastros top model de la niña se enamoran perdidamente de su hermanita, porque, ya sabéis, eso es lo que cualquier miembro del sexo opuesto perturbado respetable de tu familia haría: placarte por las esquinas para meterte mano y acosarte sexualmente de variadas e imaginativas maneras. Y la niña se deja, porque evidentemente eso es lo que tú harías si fueras tan irremediablemente retrasada inocente como ella: quedarte quieta mientras ellos se turnan para sobetearte mientras tú te sonrojas adorablemente.

Sé que ya estáis impacientes por ir a Youtube y empezar a ver esta maravilla de anime, pero aguantad un poco más: aún me queda lo mejor (que es en realidad el motivo por el que quise escribir esta entrada en primer lugar).

El detalle que finalmente logró conquistar mi corazón fue la canción del final: tú imagínate que tus catorce hermanastros se ponen de acuerdo para dedicarte una canción, con baile incluido (el baile es lo que más me enamora).

Disfrutad: