Donde la literatura y la maldad se toman un té

martes, 19 de agosto de 2014

Innombrables (5) II Spoilers

¿Sabéis?

Las malas hierbas opinan que lo que subí el otro día no es una crítica constructiva. Que, de hecho, ni siquiera es una crítica. Lo cierto es que pensaba ignorarlas, porque creo que en determinadas ocasiones es mejor decir más con menos y porque lo que escribe esta terrorista literaria (aka Megan Maxwell) me supera. Pero, tal y como os dije el otro día, lo prometido es deuda. Entendedme, no es que no me guste decepcionaros (me encanta, eso de reventar expectativas es como consumir droga), pero mi estricto código moral ha estado presionándome estos días. Y, además, sería una pena no compartir con vosotros ciertas perlas de sabiduría con las que Megan Maxwell ilustra sus libros.

Así que he vuelto. He leído en vuestros comentarios que había algún aficionado a la lectura que consideraba que mi anterior entrada era muy breve. Hm. Espero que de verdad os guste tanto leer.
De verdad lo espero.

Título: Te lo dije.

Autora: Mega Maxwell.

Sinopsis: “Si regalaran un diamante por cada disgusto que da la vida, sería multimillonaria”, pensó Victoria cuando encontró a su novio liado con su mejor amiga el día antes de su boda. Y tenía razón, porque a pesar de sus gafas de Prada, de sus bolsos de Chanel, de sus zapatos de Gucci y de todos los Carolina Herrera del mundo colgados en su armario, Victoria solo era una mujer amargada que vive en la mejor zona de Madrid. En medio de este caos emocional, su empresa le ha dado dos meses para ir a Escocia, localizar a un conde de nombre impronunciable y convencerle de que debe firmar un contrato de cesión del castillo de Eilean Donan para rodar un spot publicitario de una marca de relojes. Dos meses o estará de patitas en la calle y perderá su flamante estilo de vida. Con un fracaso amoroso a cuestas, una maleta llena de ropa de marca, y una misión empresarial, Victoria, acompañada por su hermana Bárbara la alternativa, se encamina a las Highland en busca del conde McKenna. Allí solo ve un lugar lleno de lluvia, de paletos y de vacas. Ni rastro del conde. Y lo peor de todo; Niall, el que se considera la mano derecha del invisible aristócrata y al que Victoria se refiere con los apelativos de cromañón, paleto y bestia, tiene un plan muy bien trazado sobre cómo tratar a una española gruñona. Te lo dije es una novela divertida, carcajeante a veces, salpicada de escenas emotivas capaces de hacer suspirar. Una novela con muchas posibilidades de provocar un nudo en el corazón.


No, en serio. Gracias
Empecemos con la sinopsis. ¿Habéis visto ese Y tenía razón? Pues bien, sé que muchos de vosotros estaréis pensando que ahí puesto no tiene ningún sentido (la protagonista no es multimillonaria, y los disgustos de su vida no le han reportado ningún dinero, mucho menos diamantes. De hecho, aunque de verdad le dieran un diamante no le daría para ser multimillonaria). Queridos incultos, dejad que os ilustre: lo que está haciendo aquí con una técnica impecable la persona que ha escrito la sinopsis no es inventarse las cosas, es crear tensión narrativa. También hay un par de mentirijillas por ahí desperdigadas que cumplen la misma función. ¿Y habéis leído la última frase de la sinopsis? Suena a amenaza peligrosa, ¿verdad? En mi caso estuvo cerca de cumplirse, pero al final quedó todo en un inofensivo reclamo publicitario, por lo que puedo afirmar con criterio que se trata de una sinopsis y una novela buenísimas: te dejan el infarto a punto de caramelo para no frustrar tus expectativas, pero luego te permiten seguir con vida para que puedas acabar la novela. Eso es calidad.

No obstante, con esta sinopsis no vais a poder entender por qué he tardado varios días en leer este libro cuando en vacaciones leo a razón de seiscientas páginas diarias. En fin, ya sabéis lo que opino sobre ciertas novelas, que hay que leerlas en pequeñas dosis, como se bebe el buen vino.

Hablando del tema. Me estoy planteando abrir una botella para poder seguir adelante. Aún me queda una botella de un reserva de hace seis años que no está nada mal. Rioja, aromático, algo áspero en el paladar, con carácter...

Pero dejad, dejad que os deleite con un resumen casero de esta deliciosa novela. De verdad que quiero que entendáis hasta qué punto esta historia es como el buen vino.

Victoria es la típica pija de palo (expresión cortesía de Cardo) de familia barriobajera que se avergüenza de sus orígenes humildes. Es la clásica ejecutiva agresiva del mundo de la publicidad, cruel, organizada, fiel consumidora de la comida sana y baja en calorías y la ropa de marca. Tiene una amiga que le ha enseñado todo lo que sabe, tanto en gusto como en negocios. Se va a casar con un niño bien, cuyo padre es dueño de un hotel y cuya madre les ha organizado una boda de mil cien invitados.

El día antes de la boda se reúnen las dos familias para cenar en el hotel del padre de él y para ultimar detalles (porque, como todo el mundo sabe, la moda entre la flor y nata de la sociedad es dejar estas cosas para el último día). Para acompañar a Victoria acuden su madre ex alcohólica, su hermana Bárbara y su mejor amigo, Víctor (Víctor y Victoria. Apuesto a que nadie se metía con ellos en el recreo). Son estos dos últimos personajes los que descubren en mitad de la cena que el futuro marido está en el baño del hotel disfrutando de un ménage à trois con la mejor amiga de Victoria y un tipo que no sé quién es (ni tiene ningún tipo de relevancia para la trama).

La familia de Victoria se indigna, sacan todos su chulería de barrio y se dedican a lanzar refranes y expresiones soeces como quien dispara una metralleta. Después de vapulear verbalmente a los implicados y a la familia del novio (menos al padre de él, dueño del hotel), roban unos cuantos ceniceros y se van todos muy ofendidos. Victoria se da cuenta entonces de lo mal que se ha comportado avergonzándose de la gente que la quiere. Por supuesto, eso no modifica en nada su comportamiento y sigue tratándolos exactamente igual.

Por una serie de circunstancias que a nadie le interesan, nuestra protagonista acaba en Edimburgo con su hermana. Allí trata a patadas a dos hombres que ella toma por empleados del hotel de lujo donde se alojan (uno de ellos es claramente el conde con el que tiene que reunirse, y el otro resulta ser su primo), y coincide con ellos varias veces más. En todos esos encuentros queda más que patente que se lleva fatal con el conde encubierto (porque, como todo el mundo sabe, tensión sexual es sólo la forma culta de decir los que se pelean se desean). Después de unos cuantos sorprendentes giros argumentales, Victoria acaba en la granja de los abuelos del conde encubierto, donde tendrá que trabajar arreglando vallas y alimentando vacas si quiere conseguir una entrevista con el conde, que supuestamente está fuera del país. La familia del conde alarga el engaño durante meses.

Ya. Soy yo la que se está alargando. Lo sé. Permitidme que acelere un poco las cosas: la protagonista se liga al conde; su hermana, al primo. Por el camino le hacen un cambio de look a la hermana fea del conde, la hermana de Victoria descubre que su ligue le ha ocultado que estuvo casado y que tiene una hija, y se les muere el abuelo del conde. Después de una emotiva escena en la que una vaca debe debatirse entre la vida y la muerte para dar a luz a un ternerillo que viene de costado, Victoria descubre que el conde (y toda su familia) le ha estado ocultando su verdadera identidad. Nuestra protagonista se vuelve muy ofendida a España, donde dimite y decide montar su propia empresa.

Por desgracia, no acaba ahí la cosa. Victoria vuelve a Escocia para darle al conde de su propia medicina y hacerle creer que va a casarse con otro hombre en su castillo (el del conde). Por supuesto, acaban juntos y son asquerosamente ricos y felices. Ah, por cierto, y la madre de Victoria se liga al ex suegro de su hija (sí, el dueño del hotel).

¿Qué os decía? Como el buen vino.

Antes de que me ponga a despotricar sutilmente alabar las virtudes de esta gran novela, dejadme deciros que estoy gratamente sorprendida por dos motivos: hay un intento de caracterización en las voces de los personajes barriobajeros y hay un intento de evolución en el personaje principal. Me diréis que sólo son intentos. Yo os responderé que sí, y además os miraré con desprecio. Estúpidos. Desconsiderados. Lo que cuenta es la intención.

¿Me notáis un poco violenta? Oh. Pues no tiene nada que ver con haber pasado la última semana golpeando cojines mientras leía. No sé de qué me estáis hablando. Todo es maravilloso. Es decir, no es como si mi ordenador se hubiera suicidado mientras yo intentaba hacer una crítica de esta gran obra de la literatura.

Cielos. Me estoy poniendo passive-agressive. Traed los arcoíris. Y el algodón de azúcar. Ahora.

Ya estoy mejor.

En realidad, creo que con este resumen toda crítica posible está hecha (positiva, por supuesto: se trata, después de todo, de un libro maravilloso. ¿O es que acaso no veis todos los arcoíris que hay en esta entrada? Una imagen vale más que mil palabras).

No obstante, no quiero que penséis que quiero escaquearme. De nuevo. Así que vamos con el análisis.

¿Núcleo?

¡Núcleo!

Dejad que me ría, porque no me gusta llorar.

Supongo que podríamos utilizar mucho nuestra imaginación y decir que Megan Maxwell intenta transmitir con esta novela que el dinero no es lo más importante, y que hay que centrarse en conceptos tan entrañables como la familia (ya veréis lo entrañables que son estos conceptos. No os hacéis idea), el amor sincero y el trabajo por las cosas que importan. Y el fútbol.

Pero no nos engañemos (no más de lo necesario, en cualquier caso: después de todo, estas son las Jornadas Arcoíris). Te lo dije no tiene núcleo, porque no le hace ninguna falta. ¿Por qué iba nadie (y menos Megan Maxwell) a querer decirle algo al mundo? No, de verdad. Es perfecto que esta historia no tenga núcleo. Visto lo visto, me atreveré a decir que es mucho mejor así.

Sobre los personajes, ya os he comentado que lo que cuenta es la intención. Pero, creedme, no, no lo hagáis, insensatos son unos personajes buenísimos, no sabéis la cantidad de sabiduría popular que he adquirido gracias a estas pintorescas criaturas (no lo sabéis... aún. Dadme tiempo).

¡Hola, Victoria!
¿Has visto a Kirtash?
Victoria es un personaje fascinante, muy complejo y torturado, porque, sin motivo ni justificación alguna, se dedica a ser una borde patológica con todo el mundo (sobre todo si, según cree ella, las personas con las que trata son de bajo estrato social). Megan Maxwell explica en su libro que esto se debe a que Victoria ha sufrido mucho porque tiene una madre ex alcohólica. Pobre criatura. Es enteramente comprensible que trate a todo el mundo a patadas.

Victoria también es maleducada y se pasa los diálogos discutiendo por todo con su hermana y con el conde encubierto. Este detalle es de gran calidad, porque así es el carácter de toda española que se precie, y esto le da más realismo a la historia (esto y la afición al fútbol, otro rasgo distintivo de las españolas. Así que ya sabéis: los gatos esfinge son orejotas y calvos y las mujeres españolas tienen mala leche y veneran el fútbol a morir. Así es como funciona el mundo). Además este personaje tiene un objetivo muy claro: conseguir una entrevista con el conde. Evidentemente está muy bien construido, porque todo el mundo sabe que para crear un personaje complejo hay que ponerle traumas, no objetivos contradictorios. Preguntadle a Frozen.

El siguiente personaje del que voy a hablar es el conde encubierto, que es un hombre muy romántico, pero de forma tierna y auténtica. Para que os hagáis una idea de lo que digo: un poco a lo Edward Cullen mezclado con un hombre de las cavernas. El tipo se tira la primera mitad del libro persiguiendo a Victoria y controlando sus movimientos con la ayuda de su familia y del personal del hotel, y la otra mitad echándosela al hombro cada vez que discuten. Como detalle curioso, mencionaré que él al principio no practicaba el levantamiento de saco de patatas con la protagonista, pero ella empieza a llamarle cromañón y él comienza a actuar en consecuencia. ¿Habéis visto? En esta novela se tratan temas profundos como las expectativas de los demás y el efecto Pigmalión. Me diréis que no hay calidad en esta historia.

No podía faltar un personaje gay en una crítica arcoíris.
Ya. Ya sé que tengo mucha chispa.
Otro personaje que me encanta por su papel relevante en el libro es el amigo gay, un imprescindible de las novelas de hoy en día. Su función es marujear, fangirlear sobre el interés romántico de la protagonista, utilizar apelativos como cariño todo el rato, ser estilista y transmitir una imagen progre y liberal de la novela.

En fin, os hacéis una idea.

Ahora voy a hablaros de la prosa. Destacan principalmente las preciosas frases hechas (como las que vais a ver al final de esta entrada), muy poéticas, un ejemplo más de la calidad literaria que gasta esta autora. También se nota que el libro es muy bueno porque Megan Maxwell es incapaz de poner un signo de puntuación a derechas, como los grandes autores, que se ponen experimentales con la ortografía. Y además, confesemos, ¿a quién no le repatean las comas de vocativo? Yo sé que a todos, así que alegraos, porque en este libro no vais a ver ni una.

Pero sobre todo quería destacar que este libro es increíblemente cómodo, porque el narrador es claramente una vocación frustrada de guía turístico, y eso le da una gran autoridad a la hora de contarnos la historia. No es broma. El narrador nos da información a párrafo aparte sobre cualquier cosa que aparezca en el libro, ya sea la historia del Retiro en Madrid, la composición arquitectónica de la fachada de un hotel, o cualquier sentimiento/idea que pase por la cabeza de los personajes. Todo. Evidentemente, esto es muy considerado por parte de la autora, porque así nadie se pierde. Nunca. Ni aunque quiera. Leer Te lo dije es hacer una visita guiada al hospital. Alguien tiene que deshacer el nudo en el corazón a una tierra mágica de romanticismo, paisajes de leyenda y buen gusto. En serio. De verdad de la buena.

Y con esto llegamos a la parte donde todos catáis de primera mano la calidad de la novela y yo me río. Ehm. Me río de gozo. Porque la calidad es mucha. Sí. En serio.

El realismo poético de la prosa.

-La hermana de Victoria llama a la mejor amiga de la protagonista sanguijuela recauchutada. Un insulto original, como veis. ¿No notáis la bella naturalidad con la que fluye la prosa? Esto es autenticidad.

Hay quien dice que en el estreno de Braveheart
estos dos tipos no daban abasto.
-Atentos al siguiente diálogo:
—¡Qué fuerte, hermanita! —sonrió Bárbara acercándosele. 
—¿El qué? —preguntó Victoria agotada. 
—La mirada laxante que te ha echado tu highlander. 
—¿Laxante? —repitió Victoria divertida. 
—Sí chica. Laxante, porque cuando te mira te cagas. 
¿Supositorios de farmacia? ¿Tragar siete granos de pimienta con un vaso de agua? Nada, nada. Tú deja que este highlander te haga una caída de ojos.

-Antes de que la vaca se ponga de parto, uno de los hombres que trabajan en la granja comenta esto:
—Ona —indicó Doug a la anciana—. Acabo de visitar a Geraldina, y he visto que  tiene el abdomen en forma de pera. Para mi juicio está en fase prodrómica.
Sé que muchos de vosotros no estáis familiarizados con la vida en el campo, pero yo sí (mi familia decidió hace unos años construirse un par de casas en un pueblecito muy rústico en el bosque), y os aseguro que es justo así como se expresan los granjeros sobre estas cuestiones. Anda que no habré oído yo veces lo de la fase prodrómica. Es la palabra que más usan mis vecinos cuando se ponen a hablar de vacas. O de cualquier otro tema.

-Reconozco que mis conocimientos sobre los problemas que afectan a  las personas con movilidad reducida no son muchos (aparte de los obvios), así que me temo que para mí el siguiente diálogo no tiene ningún sentido.
—Son para las personas que sufren de movilidad reducida —indicó Niall apoyado  en  el  quicio  de  la  puerta—.  Debido  a  los  tramos  de  escaleras  algunas  zonas  del  castillo son de difícil acceso para ellas, Por eso pusimos los terminales informáticos.  No queremos que nadie se quede sin ver o conocer la historia de nuestro castillo.
Si alguien tuviera la bondad de resolverme esta duda existencial... Porque para ponerse a buscar información en Wikipedia de Eilean Donan, digo yo que no hace falta traer a las personas de movilidad reducida hasta el castillo.

-Esta metáfora me ha llegado al alma, pero es sólo un ejemplo entre tantas:
—Pero bueno, ¿quién es ese chulazo con más fibra que el kiwi? —señaló Bárbara  refiriéndose a un enorme nórdico que no se separaba de Víctor. 

-Poneos en situación. Victoria acaba de salir de la ducha cuando el abuelo del conde irrumpe por segunda vez en el baño. Esto es lo que sucede:
—Uissss, perdón —susurró Tom, cerrando la puerta. 
—Tom ¿qué pasa? —preguntó Victoria a gritos. 
—Necesito cambiar el agua al piquituerto, muchacha. [¡Oh! ¡Hola, coma de vocativo! ¿Qué se siente al estar en peligro de extinción?]
Por otro lado, qué metáfora tan poderosa. 

Yo no quería conocer esta expresión. No quería.

La importancia de la familia y el amor.

-Como ya hemos observado, nadie se hace ningún problema con aquello de entrar al baño mientras lo está usando Victoria. El abuelo del conde, la hermana fea, Bárbara. Todo la familia. Excepto, sorprendentemente, el conde (¡ajajá! ¡Plot twist!). Porque hay confianza, ¿sabéis? Y donde hay confianza, hay... Hogar, dulce hogar. Eso es lo que hay. Qué bonito, qué precioso. En una de estas entrañables escenas, el abuelo se cuela en el baño a vomitar mientras la protagonista está duchándose, y le jura por San Fergus que no va a mirarla. Ella, ni corta ni perezosa, se pone un albornoz (que afortunadamente estaba dentro de la ducha, con ella), se sale y acompaña al viejo a su cuarto. En ese momento no le conoce de nada y tampoco le pregunta, pero lo mismo da. Estamos en familia. 

-La siguiente cita es un intento a mala uva de alargar lo máximo posible esta entrada. Pero, por favor, no dejéis de admirar el empleo de las mayúsculas:


—Lo tendré en cuenta, Ona. Te lo prometo —asintió Victoria tragando un nudo de  emociones, mientras abrazaba a aquella anciana, que lloraba emocionada por aquella  peligrosa palabra llamada AMOR.
No era el amor como tal lo que tenía llorando a la anciana, sino la palabra, que es peligrosa como darle una bomba a un simio. Recordad, incautos: es peligrosa porque te pone un nudo en el corazón. No os confiéis.


El romanticismo de los hombres.

-Otra escena que merece ser apreciada por personas delicadas y con criterio (me diréis que no):
Viéndola allí, tan guapa, tan etérea, deseó tocarla. Se moría por pasar sus dedos  por aquella piel sedosa y enredar sus manos en aquel salvaje y oscuro pelo negro. De  pronto  Victoria  se  movió,  soltando  un  pequeño  ronquido  que  le  hizo  sonreír.  Al  ladear la cabeza, Niall observó divertido cómo por la comisura de sus labios una  pequeña gota brillante comenzaba a resbalar hacia la barbilla. 
—Princesa  —susurró  atontado  por  el  momento—.  Si  te  digo  que  babeas  estoy  seguro de que me matas. 
Al  escuchar  aquella  ronca  voz  Victoria  abrió  los  ojos  de  golpe.  A  pocos  centímetros de su cara, Niall la observaba con una de sus tontas sonrisas. 
—¿Qué pasa? —preguntó Victoria tiritando—. ¿Por qué me miras así? 
—Estaba observando algo curioso. 
—¿El qué? 
—Miraba cómo lentamente la baba te caía por aquí —dijo limpiando con su mano  la comisura ahora seca de su boca. 
Al notar el calor de aquellos dedos sobre su piel, Victoria no pudo ni protestar. Se  limitó a mirarlo extasiada por aquella caricia que ahora le perfilaba los labios, con  una delicadeza tan exquisita que la hizo temblar. 
¿Tu chico te lleva como un saco de patatas como principal método de persuasión? ¿Piensa que eres preciosa y sexy cuando te ve babear como un chucho mientras duermes? No sólo eso, ¿sino que además te guarrindonguea con el dedo? [Ortiga: Sólo le ha faltado chupárselo, ugh >.<] Eso es amor. A la auténtica. Como debe ser. De hecho, hay otra escena en la que ella se emborracha y vomita. Él la persigue, ella le pega, él le dice que parece una gata (es todo precioso). Y sucede esto:
Seppuku,
¿dónde estás cuando te necesito?
Niall, sorprendido por la fuerza que ella mostraba y por sus palabras, bajó su boca  hasta la de ella, y la besó. Victoria al sentir aquellos dulces labios, abrió los suyos,  ofreciéndole entrar e investigar como quisiera. Lo deseaba. Deseaba que le hiciera el  amor. Necesitaba sentirse deseada. 
—No me beses —suspiró avergonzada—. Acabo de... y debo de saber horrible.
—Adoro tu sabor —susurró Niall mirándola—. Te he echado de menos. 

Os lo suplico, que alguien me preste una katana. No tengo un nudo en el corazón, sino en el estómago, y sospecho que la única solución posible es el suicidio ritual. 

-¿Aún no os tiene convencidos el encanto viril del conde? Por favor, permitidme.
Con una sonrisa de lobo hambriento en su boca, la separó de él. Le apetecía seguir  seduciéndola, pero aquello sólo le traería más quebraderos de cabeza. Su propósito  no era aquel. Por lo que recuperando su autocontrol a pesar de tenerla ante él cómo  una gatita mansa, se preparó para un nuevo ataque. 
Evidentemente, esto no acaba aquí: el narrador es muy solícito y cada dos por tres ofrece visitas guiadas a la mente del conde. De verdad que es fantástico ver las cosas que piensa este caballero, además de las que hace (como cargarse a la protagonista... [ja, ya quisiéramos todos] a la espalda).
Pero, desde luego, ha sido leer esto y convencerme de que Megan Maxwell es una guerrera (y por supuesto, también sus fieras y leales lectoras). ¿Veis qué encanto de hombres? ¿Veis cómo las mujeres les meten en cintura? Este libro no es machista en absoluto, aunque os lo pueda parecer por los apelativos condescendientes que usa el protagonista masculino. Para nada. El highlander se echa a Victoria al hombro, y aunque no lo veáis, ella lo está domando. ¡Mano firme, Victoria!

... ¿De verdad que no lo veis? Estáis ciegos. No sabéis lo que significa ser una guerrera. Yo, según leía este libro, daba puñetazos a diestro y siniestro, patadas giratorias a lo Chuck Norris, golpes de cinturón negro de karate. A muerte con lo que pillaba. Porque yo también soy una guerrera. Me sale natural.

-Sé que el conde sigue sin convenceros, me lo dice mi sentido arácnido. Pero de verdad que es una criatura fascinante, y además posee una creatividad que muchos escritores quisieran. Mirad qué buena mano tiene para la literatura:
—El cromañón y la princesita —se mofó—. Buen título para una novela.
Precioso. No tengo palabras.


No, en serio. Gracias
-Como os he adelantado antes, Victoria y su hermana le hacen un cambio de look a la hermana fea del conde para que ligue con un muchachito que le gusta. La depilan, la maquillan, le alisan el pelo, y cuando la familia la ve, todos se echan a llorar, la abrazan, le dan las gracias a la protagonista por aparecer en sus vidas, y el abuelo le dedica a niña estas conmovedoras palabras (más o menos):
—¡Cariño! ¡Pero si resulta que eras guapa y no lo sabíamos!

Pero dejad que os ponga en antecedentes. Victoria se empeña en ir a trabajar al campo vestida con su ropa de marca, y evidentemente todo acaba destrozado. La hermana fea se ofrece a dejarle su ropa, y esto es lo que sucede:
«Antes muerta que con tu pinta», pensó Victoria, pero se guardó mucho de decirlo. 
[...]
—¡No! No quiero dejarte sin ajuar —casi gritó Victoria—. Con mi propia ropa me  vale. 
Qué encanto de criatura, ¿verdad? Se guarda mucho de darle al pobre animalillo que va a tener por cuñada la primera opinión borde que se le pasa por la cabeza... Pero de la segunda no se priva. No, señor.

No obstante, Victoria acaba resarciendo a la hermana fea del conde, porque le hace el cambio de look y le compra ropa bonita. Y todo el mundo, incluida Katniss Everdeen, sabe que eso siempre te hace sentir bien. Lo de la tarrina gigante de helado es sólo un mito.

—Tú también eres guapa —dijo Victoria pasándole la mano por aquel tosco pelo. 
—Eso es mentira —sonrió entre lágrimas—. Soy fea. Lo sé. Aunque Tom dice todo  lo contrario porque me quiere, no hace falta que tú mientas para alegrarme. Sólo con  mirarme en el espejo cada mañana me doy cuenta de cómo soy. 
—Vamos a ver, Rous —Victoria la agarró por la barbilla—. No creo que seas fea.  Lo que pasa es que no sabes sacarle partido a tu belleza. Tienes unos ojos azules  maravillosos que pocas veces enseñas. [Ehmm... Porque... ¿va con gafas oscuras? O... ¿con los ojos cerrados? ¿O sin ojos? No, no. Dejadme adivinar: esta cría es como la del libro de Lena Valentí y tiene tirabuzones en las pestañas]
—Mis ojos son como los de mamá y Johny —asintió sonriendo. 
—¡Eso es perfecto! [A quién no le gustan unas pestañas largas hasta los pómulos] —sonrió Victoria al sentir la calidez de Rous—. ¿Cuántos años  tienes? [Esta pregunta es muy relevante para la conversación que están manteniendo]
—Veinticinco, tres meses y dos días. [Segundo arriba, segundo abajo]
—Una  edad  ideal  [Ya veis, la edad ideal existe, y es justo esa. Apuntadla en la agenda]—continuó  escrutando  su  cara—.  Tu  pelo  necesita  un  buen  saneado. ¿Desde cuándo no te lo cortas? 
—Me lo corto yo. [¿Que desde cuándo? Yo. Esa es la respuesta]

Por supuesto, el truco funciona y ella se liga al chico, que es un buen amigo/trabajador/algo que no me importa del conde. A todo el mundo le parece estupendo que este tipo lleve toda su vida ignorando a Betty la fea, y que sea tras el cambio de look cuando él se enamora perdidamente de ella. 

Sé que algunos estaréis gritando blasfemias, y me espetaréis indignados que la belleza está en el interior. Yo os miraré sospechosamente y os responderé que eso es justo lo que diría un feo. No me hagáis sacar las pinzas.

Los pensamientos profundos de la protagonista. Orgullo español

-Como podréis imaginar, Victoria tiene pensamientos muy complejos y profundos. Tanto, que piensa sobre sí misma en tercera persona y en pasado. ¿No me creéis? En aquella cena antes de la boda con aquel tipo que la engaña a dos bandas, nuestra protagonista nota que la gente intenta distraerla, y una amiga de su suegra la coge de la cintura y se la lleva por ahí. Esto es lo que le pasa por la cabeza:
«¿Por qué todos se la llevaban?» pensó con frustración Victoria. 

Por otro lado, hay cierta escena maravillosa en la que el conde lleva a la protagonista, que aún no conoce su verdadera identidad, a ver el castillo y le propone quedarse allí a pasar la noche. Él se dedica todo el rato a hacer ingeniosísimas referencias veladas de la talla de No te preocupes, no nos van a decir nada. Aquí el conde y yo somos como la misma persona. Ella, por otro lado, se plantea cuestiones filosóficas muy importantes:
—Creo  que  no  deberíamos  estar  aquí  —murmuró  Victoria  apoyándose  en  la  puerta. Su cabeza no dejaba de discurrir, ¿qué ropa interior se habría puesto aquella  mañana?—. Si tu jefe se entera de esto podría despedirte. ¡Vámonos!  

-Precisamente, cuando están viendo el castillo, el conde le enseña un retrato a Victoria y le dice que el hombre que aparece en él era su antepasado. Ella no le cree por la siguiente razón irrebatible:
—¿Por  qué  crees  que  este  buen  hombre  no  puede  ser  mi  antepasado?  —le  preguntó él. 
—Vamos a ver, Niall —se mofó—. Es como si yo te dijera que mi tatarabuela fue  Minnie Mouse. ¿Me creerías?
Un paralelismo acertadísimo, sin duda.

-Iba a incluir escenas en las que la protagonista es muy española y discute con todo el mundo. Pero son tan buenas que es mejor que esas las leáis vosotros. Lo que si incluiré es la opinión del conde al respecto:
—Oye, tengo una curiosidad [Yo también tenía una. Pero mató a mi gato y nuestra relación no ha vuelto a ser lo que era]—preguntó Niall, sabiendo su posible respuesta—.  ¿Todas las españolas tenéis el mismo genio, o es que yo te caigo mal? 

-Sé que muchos pensaréis que exagero con esto del fútbol, pero de verdad que es una característica muy importante y deseable en una mujer española, y en la novela, de hecho, aparecen varios partidos.
—No lo puedo entender —Robert y Niall las miraban con una mezcla se asombro  y diversión. Nunca había conocido a dos mujeres que se lo pasaran tan bien viendo a  su equipo jugar. 
—Son españolas, primo —rió Niall—. ¿Qué esperabas? 
¿Qué os decía? Orgullo de raza.


La vocación truncada de la voz narrativa.

-Para ir terminando, selección rápida de momentos informativos del narrador. Las audioguías se venden por separado. 

Frente al rascacielos se alzaba uno de los orgullos de Madrid, el parque del Retiro.  Un parque cañí, considerado el gran pulmón verde del centro de la ciudad, donde  naturaleza, deporte y ocio se empastaban en una excelente armonía. 


El Hotel Glasshouse, era la antigua iglesia Lady Glenorchy y contaba con 150 años  de antigüedad. Su dueño había sabido combinar con elegancia, la fachada antigua de  la iglesia con una moderna estructura de acero y cristal, consiguiendo una elegante y  depurada fachada contemporánea, donde se fusionaban el pasado y futuro de aquel  lugar. 


-A nuestro narrador, además, le gusta ser muy específico en sus afirmaciones. Precisión ante todo:

Eran las 17:05, y los trabajadores del castillo se marchaban a casa. 

Cuando comenzó el partido el pub estaba a reventar. El 80% deseaba que ganara el  Atlético de Madrid y el 20% el Liverpool. 

-Con respecto a la autoridad de la voz narrativa, hay que destacar el trabajo de documentación que ha llevado a cabo Megan Maxwell, así como su dominio del inglés: los protagonistas se tratan de usted, y en determinado momento hablan de tutearse. Por lo visto se puede hacer tal cosa en inglés y yo no lo sabía. Ya os había comentado que Te lo dije es un libro muy didáctico.

En fin, una novela buenísima, qué os voy a contar. Como diría nuestro ídolo, el tipo de Sinopsis de cine, os la recomiendo si se os cae la baba (durmiendo o leyendo sobre condes encubiertos, no tengo remilgos), o si os gustan mucho los piquituertos.

Nota: Que nadie se atreva a insinuar que esta no es una crítica arcoíris, porque esto es todo lo amable que me veo capaz de ser y hay arcoíris en cada rincón de esta maldita entrada. Mucho cuidado con lo que decís, o sufriréis mi ira.

24 comentarios :

  1. K critica mas cuki!! Super arcoiris eh? Luego k la gente remilgada no se keje.
    Como ya escribi en otro post, no me leeria nada d sta señora ni aunke mi vida dependiera d ello.
    Me kedo cn la mirada laxante, xo no se si deberia llamarla diuretica xk casi me meo d la risa.

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  2. Dios, esto es lo que yo estaba deseando leer: una entrada en la que este libro fuera debidamente destripado para así poder confirmar todo lo que pienso de él desde que lo leí :D Me ha encantado porque, a medida que iba leyendo la crítica, iba recordando las escenas y pensando: "Leches, si yo pensé lo mismo cuando leí esta parte" xD Los diálogos a gritos con la hermana y el cromañón eran lo peor del mundo, la dichosa Vicky se ganó mi simpatía en cuestión de segundos ^^ Por no hablar del tema de la ortografía y puntuación...

    Por desgracia yo he leído más libros de esta autora (sí, lo reconozco: al principio incluso me gustaban sus novelas. Luego abrí los ojos), y puedo aseguraros que son todos absolutamente iguales. A lo mejor cambian los nombres, la ambientación, las circunstancias... pero siempre suele haber una protagonista española con muy mala leche (ni que todas las españolas fuésemos bordes, ostras ¬¬'') y un chulazo extranjero (alemán, escocés o de donde se le antoje a la señora). Y los dos empiezan odiándose a muerte y terminan amándose locamente, con alguna bronca superultrahípermegaestúpida y nonsense de por medio, y también son clichés los personajes como la abuela súper sabia, la niña pequeña encantadora, la hermana loca... No en todos los libros de Megan Maxwell aparecen estos últimos personajes, pero de todos los que me he leído (como diez o así [yo tampoco sé cómo he aguantado tanto]), al menos en el 90%.

    Y en todos ellos se promueven también el machismo y la importancia de la apariencia física... En concreto, con lo de Victoria y Niall me acordé mucho de Eric y Judith, los protagonistas de su famosa trilogía Pídeme lo que quieras, en los que él también se dedica a ordenarle y ella, aunque se queja un poquito, acaba por obedecer. Y además también es futbolera, como Victoria, dando a entender que todas las españolas lo somos (y no es así, puesto que yo detesto el fútbol xD).

    En fin, que todos los libros de esta mujer son iguales xD Incluso hay tres que son calcados, en serio, porque aparte del tema de española mala leche y extranjero potentorro, hay de por medio una señora bronca (muy estúpida y absurda, como he dicho) que los hace separarse. Y luego ella descubre que está embarazada, pero no le dice nada a él porque ya no tienen nada que decirse (como si el hecho de que va a tener un hijo no fuese importante, ¡qué va!), y de repente él regresa cuando a ella le queda poco para dar a luz, y hacen las paces, y patatín, patatán... Tres de los libros de Megan Maxwell siguen este patrón: Casi una novela, Fue un beso tonto y Las ranas también se enamoran. Claro que hay muchos otros que yo no he leído (ni pienso leer; ya he tenido bastante), así que a saber si este patrón se repite en algún otro libro de ella...

    La verdad es que estaba deseando poder "marujear" un poco sobre los libros de esta señora (no se nota, ¿verdad?), porque es que a lo tonto me he tragado cada coñazo... xD Yo juro que no entiendo que tenga una legión de seguidoras tan amplia, teniendo en cuenta lo que transmiten sus libros sobre el machismo y demás. Y también el que se copia a sí misma, lo que denota una importante falta de originalidad. Incomprensible xD

    Como siempre, muchas gracias por esta crítica, me ha hecho ver que de algo me ha servido el haberme leído tantos libros de esta autora y es el reírme de lo lindo con vuestra entrada :P

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    1. Melocotón loco tiene pinta de seguir ese patrón de mujer que se lía con un buenorro, queda embarazada, tiene un amigo gay y esas cosas. No lo he leído, pero la sinopsis dice más o menos eso.

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  3. Acabo de darme cuenta de que... se me ha pasado la edad ideal TT-TT!!!!!!!!

    Voy a renquear hacia mi rincón, a llorar en silencio.

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  4. Qué metáfora la de más fibra que un kiwi. Ni las metáforas de Tempus Fugit ni Carpe Diem ni nada, eso es literatura. Voy a quemar mis libros, no puedo competir contra esta señora.

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  5. Fan, mu' fan de vuestra crítica.

    De esta señora me he leído tres libros. El primero me hizo gracia, por la novedad. Era la primera vez que leía algo así en el género Chick Lit (también era la primera vez que leía una novela de esas escrita por una española). Pero las dos siguientes... Sobre todo la última ("Te esperaré toda mi vida"), me hicieron replantearme el contratar a un sicario para quitar de en medio a la editorial que le publica a esta señora los libros.

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  6. Me alegro de que os hayáis reído con la entrada. Porque es la nota de suicidio de mi portátil. Monstruos.

    Es todo desgarrador.

    Ahora bien. Bea. ¿Por qué contratar a un profesional para deshacerte de la editorial pudiendo eliminar a la fuente de todos estos horrores?

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  7. En serio, gracias por este tipo de entradas. No sabéis lo que me alegráis el día.
    De Megan Maxwell sólo he leído la trilogía de Pídeme lo que quieras y tampoco me pareció mala, me gustó más que 50 sombras de Grey, pero al leer esta entrada me he dado cuenta de que la protagonista es prácticamente igual. En serio, española que se liga a un extranjero, alemán en este caso, que discute mucho, le gusta el deporte y siempre hacen referencia a que su carácter es así por ser española. Tengo que decir que en su momento me pareció original porque normalmente en estas novelas las protagonistas siempre son más siesas y sumisas que todo.
    Por cierto, la metáfora de la mirada laxante me ha encantado, creo que voy a empezar a utiliarla en mi vida diaria. La verdad es que esos detalles aunque son absurdos me hace gracia leerlos en un libro porque al menos es algo diferente y te hace reír.
    ¡Ah! Por suerte el año que viene tendré la edad ideal. Gracias Megan Maxwell, me has hecho un poco más feliz xD

    ¡Saludos! Y seguid así :)

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  8. Esto ya es otra cosa XD

    En fin, chic-lit, creo que nunca la entenderé, aunque al parecer tiene su público y mucho. Por otra parte también me he reído, as always XD

    Y una duda que me corroe ¿a qué llamáis núcleo? ¿es la idea principal de la trama? me siento confundida .____.

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  9. Elewen, acabo de incluirlo en el glosario, porque no estaba, pero te lo dejo aquí también =)

    Núcleo (también llamado argumento): es la idea principal sobre la que versa una novela o relato. Básicamente, se trata de la intención comunicativa que subyace a cualquier buena narración, y que debe encontrarse convenientemente apoyada por el texto, a través de los diversos recursos narrativos escogidos por el autor.

    =)

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  10. Gracias, entonces no iba mal encaminada ^^!

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  11. Me preocupa mucho tanto lo prolífica que es esta autora (de la que no he leído todavía nada, por suerte) como que alguien se pueda tomar novelas como esta en serio. Porque ya no es que estén mal escritas o que los diálogos tengan menos gracia que sentarte sobre una colmena de abejas, sino que los valores que transmite... Espera. Hay un error en esa última frase. No creo realmente que transmita valores. Y me eso me causa ansiedad, más que nada, por la cantidad de almas incautas que hay en este mundo y que pueden sentirse tentadas de seguir los pasos de protagonistas como esta... No sé, alguien habrá... Adolescentes atolondradas o chicas/os que tratan de imitar a sus heroínas para conseguir un marido de las Highlands, rico y al que le gusten sus babas.

    Personalmente, cuando paso por la sección de chick-lit en las librerías (y aun sabiendo que no hay que meter a todo un género en el mismo saco), cierro los ojos y pienso en cosas bonitas :D

    Un placer leeros, aunque lo hago más a menudo de lo que dejo comentarios (que bueno, con esta suman un total de... una vez... es que soy un poco vaga).

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  12. A mí no me preocupa tanto que Megan Maxwell sea prolífica, porque, por lo que tengo entendido, es un poco como Carlos Ruiz Zafón, que se plagia a sí mismo.

    No. Lo que me preocupa es esto:
    https://pbs.twimg.com/media/BbpRDibIcAAB9Lj.png

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  13. A mí eso no me preocupa u.u

    Me aterra. Que es una cosa muy otra.

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  14. Nunca había leído una reseña de novelas de esta gran señora porque imaginaba lo que había y no necesitaba confirmarlo, pero debo darte las gracias, Zarza, porque acabas de hacerme ver que las expectativas siempre pueden verse truncadas. Creía que sus novelas tendrían un estilo facilón y mediocre, pero es mucho peor. Ya me daba vergüenza ajena que los libros de esta tiparraca estuvieran siempre en el top ventas, pero ahora no sé.... Cuando vaya a una librería tendré que llevar una bolsita conmigo, como las que se usan para recoger cacas de perro, para vomitar si me encuentro con algún libro suyo.

    Ahora mismo tengo mucho sueño para tomarme esta pedazo de mierda con buen humor. Deshonro sobre Maxwell y sus guerreras.

    PD1: Maravillosa tu entrada, Zarza. Te he imaginado escribiéndola con tal cantidad de amor que espero que tus ojos sigan en sus órbitas y no te hayan explotado de felicidad ni nada de eso.

    PD2: Tranquila, Ortiga, yo también he superado la edad ideal, pero no te preocupes siempre podemos llamar a Victoria para que nos haga un cambio de look y traiga a un maromo neandertal a nuestras vidas.

    :-)

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  15. Hola! ¡¡¡Te he nominado a los premios Best Blog!!!! Aquí más información ;) http://unpedacitodemimel.blogspot.com.es/2014/08/nominada-al-premio-best-blog.html

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  16. Zarza, por lo visto nuestra kerida Megan, apart d plagiarse a si misma, tmbn plagia novelas d wattpad.
    Creo k fue a primeros d año cuando lo oi, xo no indague en el tema.
    Se dice k es Ni lo sueñes , k va d una fisio y un futbolista.
    K obsesion tiene esta criaturita con el futbol...

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    1. ¿Vas en serio con lo de la copia de historias en wattpad? Siento vergüenza ajena, de verdad. En realidad, según leía tu reseña, iba sintiendo vergüenza ajena ante lo que esta señora escribe y de sus ventas. Como dirían algunos: "putah bidah tete".

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  17. Mel, la madre que te.... digoo... ¡arcoíris!, ¡unicornios!

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  18. Sí, sí, sobre todo unicornios, pero de estos:
    http://rlv.zcache.com/killer_unicorns_greeting_card-r7241476348ea40d69e523053ecacb6f8_xvuak_8byvr_512.jpg

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  19. No he leído el libro, la verdad es que de esta autora sólo he catado dos obras y la segunda era un calco de la primera , así que no creo que pruebe nada suyo en, por lo menos, un largo tiempo.
    Con la entrada me he reído mucho, seguro que más de uno ha pensado lo mismo que tú en esas escenas xD

    Besos ^^

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  20. Me llevado media hora riéndome con la mirada laxante! XD

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  21. Y si... también se me ha pasado la edad IDEAL! :O

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  22. Meh, no somos más que un puñado de viejas decrépitas u.u ¿Quién lo iba a decir?

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