Autoras: Iria G. Parente y Selene M. Pascual
«Érase una vez un reino muy, muy lejano donde un príncipe premió a un mago por ayudar a rescatar a una joven en apuros.
Encantador. Lástima que nada de esto sea verdad.
En realidad, el príncipe sueña con gloria y venganza; el mago, con que sus hechizos no sean siempre un desastre y la joven en apuros, con huir de un pasado que la atormenta... y del recuerdo del hombre al que ha matado.
Érase una vez... »
Espera, espera, espera… El príncipe sueña con ¿venganza? Yo no me he leído ese libro [DAME O.O].
Está bien, no me adelanto. Seguimos con nuestro mes de novedades en el Jardín, y lo cierto es que este libro ha sido bastante mejor que lo que me temía. Sin ninguna duda, nada que ver con lo primero que leí de estas dos muchachas, Pétalos de papel. No puedo menos que felicitarlas.
Hablemos del libro.
La sinopsis no me parece mala idea en absoluto: muestra el principio del que parte el libro y es una buena manera de captar la atención. Creo que al que se le ocurrió se merece una palmadita en la espalda [yo se la doy, si quiere e.e].
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El tema de las imágenes de hoy es... cosas que tengo guardadas en mi ordenador y a las que quiero dar un uso de una vez por todas. |
Se aprecia un evidente esfuerzo de crítica social y tono reivindicativo del texto (derechos de la mujer, crítica del abuso, importancia de la salud emocional de las personas), pero no sé si me atrevería a decir que eso cuenta como núcleo. Quiero decir: la teoría dice que el núcleo es el mensaje que quieres transmitir o sobre el que quieres reflexionar con una determinada historia, y que las escenas, recursos, personajes…, que escojas se escogerán atendiendo a ese objetivo. En este caso tenemos un texto que habla de temas inevitablemente interconectados si bien un tanto diversos y al final el mensaje que se extrae es sencillo: la mujer tiene derecho a tener derechos, el abuso es mu' malo y la salud emocional es muy importante. En fin, en cierto sentido sí es un núcleo (si bien es increíblemente explícito y simple), pero por otro lado… es que casi es más un crítica social a secas que un núcleo como tal. Para que nos entendamos: es la diferencia que existe entre escribir un libro que hable de «lo malo que es el maltrato animal» y otro que quiera hablar de «cómo el maltrato es percibido o no como tal por diferentes individuos y por qué puede ser esto». No se supone que los núcleos tengan que darte la reflexión moral ya hecha, indicarte simple y amablemente cómo pensar y qué cosas son moralmente reprochables (o no); la idea es que te remuevan por dentro y te obliguen a pensar en ello por ti mismo. En este libro no hay reflexión, sólo juicios de valor: esto es bueno, esto es malo. Para colmo, tenemos un final de estos de cuento, «comieron perdices», en el que el bien y el amor terminan por triunfar sobre el mal y todos (los buenos) consiguen lo que querían y son felices como regalices. Y lo cierto es que este tipo de historia tiene aplicación limitada una vez que sales de la Literatura infantil [sobre este punto incidiré al final].